The Begining After The End

Libro 4 – En el Borde del Horizonte

Capítulo 87: La Falta de Voluntad de una Voluntad

Tess no se despertó hasta bien entrada la tarde del día siguiente. Virion se había ido por la mañana para ocuparse de los daños en su hogar y dejó una nota al otro lado de mi puerta diciéndome que me ocupara de Tess hasta que arreglara las cosas. Podría haber sonado serio si no fuera por el guiño que dibujó al pie de la nota. Me pregunté qué estaba pasando dentro de su torcida cabeza.

“¿Abuelo?”

Estaba meditando en el suelo de la sala de estar, Sylvie dormía en mi regazo, cuando Tess salió frotándose los ojos entreabiertos, con la cabecera en llamas.

“¿A-Art? ¿Dónde está el Abuelo? Nerviosa al darse cuenta de que yo no era Virion, Tess rápidamente se dio la vuelta, palmeando frenéticamente su cabello.

“Buenos días—o mejor dicho, buenas tardes.” Sonriendo, me levanté y le entregué un vaso de agua. “Tu abuelo regresó a tu casa esta mañana para arreglar todo.”

“Oh. Quizás yo también debería ir. Yo soy la responsable de todo esto, después de todo.”

“No hay nada que ninguno de los dos pueda hacer. No te preocupes demasiado por ahora. Virion y tus padres probablemente volverán aquí más tarde esta noche. Regresaremos a mi casa en Xyrus después de asegurarnos de que todo esté bien, ya que tenemos escuela mañana,” le expliqué.

“Aun así, debe haber algo en lo que pueda ayudar—espera, ¿qué? ¿Voy a tu casa? Tenía las manos pegadas en su cabellera, pero ahora se tambaleaba hacia atrás sorprendida, levantando ambas manos y agitando su despeinada cabeza.

“Sip. Virion me preguntó ayer. Será más fácil de esa manera, y probablemente más cómodo que quedarse en esta posada.”

“Creo que mi corazón estaría mucho más cómodo si estuviera aquí.”

“Bueno, ninguno de tu familia podrá estar aquí contigo, así que estoy seguro de que Virion se sentiría mucho más tranquilo si te quedaras con mi familia hasta que lleguemos a los dormitorios,” refuté.

Ella permaneció callada por un momento antes de asentir tímidamente con la cabeza. Incluso con su cabello recordándome a la melena de un león descuidado, todavía era de alguna manera linda.

Nos interrumpió un golpe en la puerta. “Disculpen, ha llegado su desayuno de cortesía.”

“¡Kyu!”

Sylvie se despertó y corrió hacia la puerta. Esperó con impaciencia mientras el posadero traía un carrito lleno de alimentos, para luego acomodarse a comer.

Después de terminar su desayuno, la princesa se sentó a mi lado en el piso de la sala donde estaba entrenando. Acarició a Sylvie, quien se puso cómoda en el regazo de Tess.

“Qué adorable,” susurró Tess mientras frotaba el vientre de mi formidable asura dracónico.

“Tess, ¿cómo se sintió cuando activaste la primera fase de tu voluntad de bestia?” Pregunté.

“Umm, sentí como si una repentina oleada de poder se derramara y me rodeara. Entonces, de repente no pude mover mi cuerpo,” explicó Tess. “Me sentí como si estuviera atrapada en el cuerpo de otra persona, pero no estaba realmente asustada, por alguna razón.”

“Mmm.” Asentí.

La bestia no atacaría a su anfitrión, por lo que tenía sentido que Tess no hubiera tenido miedo. Sin embargo, no tenía sentido que la bestia tuviera un fuerte sentido de desafío. Incluso si se hubiera saltado la etapa de integración, el cuerpo de Tess todavía se había fusionado completamente con la voluntad de la bestia. La voluntad puede ser difícil de controlar y utilizar correctamente, pero no debería haberse salido de control. Por irónico que pareciera, parecía que la voluntad de la bestia tenía su propia… bueno, tenía su propia voluntad.

Me arrodillé frente a ella y le dije: “Quiero que despiertes la voluntad de la bestia del guardián anciano del bosque.”

“¿Qué? ¿Eso es seguro? Tess me miró con los ojos muy abiertos.

“Debería ser; no vas a iniciar la primera fase. Solo ten una idea de la bestia dentro de tu núcleo de maná y deja que fluya hacia el resto de tu cuerpo. De esa manera, podré sentir más claramente lo que está sucediendo.” Me acerqué hasta que estuve a un brazo de distancia de Tess, haciendo que se alejará.

¿No era ella quien había iniciado con tanta valentía un beso la última vez? ¿Por qué estaba siendo tan tímida ahora?

“Voy a tener que colocar mi mano sobre tu abdomen, Tess. No te muevas,” suspiré, acercándome cada vez más.

“Haces que parezca que tocar el vientre de una chica no es nada serio,” frunció el ceño Tess.

“No lo es si es por el bien del entrenamiento.”

Ella me dio una mirada ilegible pero no se alejó cuando me acerqué lo suficiente para tocarla.

Cuando empezó a meditar, coloqué la palma de mi mano sobre su abdomen. Cerré los ojos y comencé a examinar su núcleo de maná. Muy pronto, cuando Tess comenzó a liberar el maná innato de la voluntad de la bestia, una corriente de partículas de maná verde esmeralda inundó las manchas de color gris dorado de maná atributo de la madera y el viento que circulaban dentro de su cuerpo.

Tess tenía una expresión tensa en su rostro y gotas de sudor rodaban por sus mejillas. Pequeñas chispas de maná comenzaron a brotar de su cuerpo, y me di cuenta de que estaba haciendo todo lo posible para no liberar el poder de la voluntad de la bestia—que claramente quería soltarse.

Tessia, está bien. Para ahora!” Urgí.

Cuando la princesa comenzó a tratar de llamar a que la bestia regresara a su núcleo de maná, comenzó a convulsionar. Puse mi mano de nuevo en su estómago para tratar de sentir lo que estaba pasando dentro de ella.

Me quedé impactado.

La voluntad de la bestia del guardián anciano del bosque, que ocupaba el núcleo de maná de Tess y estaba integrada con el resto de su cuerpo, estaba luchando, tratando de tomar el control sobre el resto del maná innato de Tess.

¿Qué estaba pasando? ¿Cómo podría la bestia ir contra la voluntad de su anfitrión así? Esto era diferente de Tess manifestando la primera fase de su voluntad bestial y se saliera de control. Las partículas de maná de la voluntad de la bestia todavía estaban dentro de su cuerpo.

Me vino a la mente una comparación bastante cruda. La gente de este mundo realmente no sufría por esto, pero en mi viejo mundo, los no practicantes que no podían reforzar su cuerpo con ki padecían enfermedades y dolencias. Si bien había enfermedades horribles que envejecían el cuerpo dos veces más rápido de lo normal o quemaban los órganos desde el interior, la enfermedad más aterradora probablemente había sido el virus Drackins. Este virus se propagaba a través de los nervios y hacía que la víctima perdiera el control de sus extremidades y, finalmente, de su mente. El virus no podía infectar a los practicantes, por lo que fue contenido con bastante rapidez, pero aun así, la epidemia había durado un año y había causado más de trescientas mil muertes.

El fenómeno que estaba experimentando Tess parecía similar a ese virus. Similar a cómo el virus Drackins afectaba a sus víctimas, las partículas de maná de la bestia estaban debilitando el maná formado por su propio núcleo de maná. Esto era muy diferente de las voluntades de las bestias normales que integraban y reforzaban el cuerpo del anfitrión. Por el lado positivo, no parecía estar apoderándose del cuerpo y la mente de Tess en esta etapa, pero aún era inquietantemente comparable.

A medida que se desarrollaba la batalla interna entre el maná innato de Tess y su bestia, pude sentir que los niveles de maná en su núcleo disminuían lentamente. La voluntad de la bestia estaba claramente menos desenfrenada de lo que había sido cuando estábamos en el campo de entrenamiento en la Academia Xyrus; si eso se debió o no a la ayuda de Windsom, no podía estar seguro. Sin embargo, dudo que incluso Windsom pudiera haber predicho que el guardián anciano del bosque que había adquirido, sería un caso atípico tan impredecible.

Mientras Tess continuaba luchando, tratando de contener la voluntad de la bestia—que ni siquiera estaba completamente liberada—reuní también algo de maná en su cuerpo. Me aseguré de incorporar los cuatro atributos elementales para que no fuera rechazado antes de transferirlo directamente a su núcleo de maná. Aunque no le di a Tess tanto maná como le había dado al Príncipe Curtis en la mazmorra, todavía sentía un drenaje tangible de mi núcleo.

Mientras tanto, Sylvie nos rodeaba con cautela, sabiendo que algo andaba mal. Inclinó la cabeza y miró a mi alrededor, tratando de tener una mejor vista de lo que estaba pasando, hasta que Tess colapsó sobre su espalda, con su pecho subiendo y bajando por la falta de aire.

“Bueno, eso no salió como lo planeé,” resoplé, inclinándome hacia atrás.

“No me digas. Sin embargo, no entiendo lo que está mal. Se siente como si estuviera sosteniendo una puerta, tratando de evitar que una especie de monstruo rabioso enjaulado se escape.”

Solté una risa irónica ante la precisión de la metáfora. El núcleo de maná de Tess estaba sirviendo literalmente como la “jaula” que impedía que la rabiosa voluntad se soltara.

Con un montón de preguntas aún sin respuesta, decidimos no molestar a la bestia del guardián anciano del bosque por el momento. O íbamos a tener que encontrar una forma poco convencional para que ella obtuviera el control de este poder, o hacerla más fuerte para mantener a raya a la bestia.

El Abuelo Virion, junto con los padres de Tessia, Alduin y Merial Eralith, llegaron a la posada más tarde esa noche. No hace falta decir que el ex rey y la reina de los elfos se sintieron aliviados al ver por sí mismos que su hija estaba a salvo.

Los cinco—y Sylvie, que estaba acurrucada en mi regazo—nos situamos en los sofás antes de abordar el tema de lo que estaba por venir.

Discutimos brevemente qué había sucedido exactamente en el castillo, pero cuando Tess trató de intervenir, Virion la interrumpió y explicó en su lugar. El Abuelo restó importancia a todo el asunto, diciendo que parte de la explosión fue en realidad su culpa y que había estado tratando de probar los límites de la voluntad bestial de Tess. Estaba perplejo en cuanto a por qué podría haber estado ocultando la verdad, pero cuando nuestras miradas se encontraron, su mirada me dijo que me lo explicaría más tarde.

Finalmente se decidió que mientras se reconstruía el castillo de Eralith, la familia, menos Tess, se quedaría con Rinia.

Ahora había un nombre que no había escuchado en mucho tiempo. Le debía mucho a la abuela con el excepcionalmente raro don de la clarividencia. Ella era la que me había permitido ponerme en contacto con mis padres cuando llegué por primera vez al Reino de Elenoir después de rescatar a Tess.

Arthur, ¿por qué no vamos juntos a la casa de Rinia antes de que tú y Tessia partan hacia Xyrus? El viaje está un poco lejos dado que se mudó, pero estoy seguro de que apreciaría que fueras a saludarla,” intervino Merial. “Estará muy sorprendida de lo mucho que has crecido.”

“Me encantaría,” respondí con una sonrisa nostálgica.

“Ooh, tampoco he visto a la abuela Rinia en mucho tiempo.” Tess se inclinó hacia delante, sus ojos brillaban de emoción ante la perspectiva de una visita a la vidente anciana.

“Ya que estás en eso, sería una buena idea que ella te diera una buena lectura,” dijo Virion, lanzándome una mirada. Bajó los ojos y miró al suelo mientras reflexionaba sobre la idea.

Alduin asintió con la cabeza y dijo: “Sí, yo también lo creo. Recuerdo que dijiste lo interesada que estaba Rinia en el futuro de Arthur, padre.

Así que se decidió que, antes de partir hacia Xyrus a primera hora de la tarde, pasaríamos por la casa de la abuela Rinia—o la cabaña, para ser más precisos.

Con eso resuelto, nuestra conversación se centró en los arreglos para dormir. Yo estaría durmiendo en la misma cama que el Abuelo Virion, mientras Tess y sus padres dormirían en la otra habitación. Estaba bien con eso, pero compartir el dormitorio con la familia real de los elfos habría puesto a cualquiera nervioso. Todavía quería dormir en la sala de estar, por comodidad, pero el Abuelo se negó, diciendo que solo compartiendo espacios reducidos los hombres podían unirse de verdad.

Eso, y bañarnos juntos desnudos, escuché.