SSS Class Suicide Hunter

Volumen 1

Capítulo 7: La Identidad Monologante I

 

 

Busqué en mi teléfono información sobre el Santo de la Espada.

– Inicialmente se especuló que era un anciano proveniente de un viejo y rico conglomerado del norte de Europa.
– Su nombre real es Marcus Calenberry. Aunque es una lástima, se supone que dejó atrás a su familia, sus conexiones y su fortuna y entró en la Torre en solitario.
– Nadie sabe exactamente qué habilidades tiene.
– Se rumorea que tiene el hábito de hablar consigo mismo.

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Chasqueé la lengua.

“No hay nada de información útil”.

Incluso busqué vídeos de alguna entrevista, pero no pude encontrar ni uno. Al parecer, ese anciano era el opuesto absoluto al Emperador de las Llamas. Aunque este era conocido por su mala personalidad, se podía encontrar información sobre él por todo internet.

En cambio, el Santo de la Espada era un misterio.

La información sobre él en internet era muy vaga. Al parecer provenía de una familia amplia y adinerada, supuestamente había entrado en la Torre solo y se rumoreaba que hablaba consigo mismo. Toda la información era especulativa.

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‘¿Qué?’

Giré la cabeza hacia una mesa situada en la esquina. Allí, el Santo de la Espada estaba sentado solo, bebiendo su vodka con leche.

‘Al menos la información de que habla consigo mismo es correcta’.

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Un viejo con un extraño sentido de la moda. Estaba sentado en la mesa con su extravagante bebida y parecía murmurarse cosas a sí mismo entre sorbos.

“Cierra el pico. No seas tan ruidoso. Para empezar, tú eres…”, murmuró él.

No podía escuchar exactamente lo que el anciano estaba diciendo, pero parecía escupir con cada palabra pronunciada. Era una escena horrible y no pude evitar asustarme un poco.

‘¿Sufre de psicosis?’.

El cazador de rango uno era un psicótico. Eso, por sí mismo, ya asustaba. Era como tener una bomba nuclear que no sabías cuándo podía llegar a explotar.

‘No, si piensas en ello, Yoo Soo-Ha también era un psicópata”.

Quizás una de las condiciones requeridas para ser el número uno era tener problemas mentales.

“Casi todos los de rango alto son psicóticos”.

Sacudí la cabeza y seguí navegando por internet en busca de información. Sin embargo, casi toda era puramente especulativa. Pero seguí mirando hasta que una publicación en un foro me llamó la atención.

– [¡Cuidado! Palabras prohibidas que JAMÁS debes decir frente al Santo de la Espada!]

‘¿Hmm?’.

Era un título interesante. El hilo había sido publicado en el sitio web de la Comunidad Especializada de Cazadores. Era un sitio en el que jugar, hablar y compartir información a la que solo podrían tener acceso aquellos que tuvieran un Certificado de Cazador expedido por la Oficina. La publicación era anónima.

– Lo vi con mis propios ojos. ¡Hay palabras prohibidas que jamás debes decir frente al Santo de la Espada a no ser que quieras morir!
└ ¿Cuáles son?
└ Cualquier cosa sobre su familia. Hace unos días, un puñado de cazadores de la parte alta del ranking estaban luchando contra el Santo de la Espada y uno de ellos dijo “Viendo cómo eres ahora, tus nietos en el mundo exterior lo deben haber pasado mal. Apuesto a que te gusta ir solo porque nadie se atreve a estar cerca de ti. Qué avergonzados estarían tus nietos si te vieran comportándote así”. ¡Y entonces murió!
└ ¿Qué? ¿Murió?
└ Sí, lo mató. De hecho, lo único que llegó a decir fue “Qué avergonzados estarían tus nietos…” antes de que le cortara el cuello. Su cabeza había salido volando en un instante.

 

Después de eso, los comentarios se habían vuelto locos.

 

└ No seas ridículo.
└ ¡Seguro que eso es un rumor creado por los grandes gremios!
└ Como lo está haciendo bien, hay gente intentando hacerlo caer.


 

La mayoría de la gente que respondió no se lo creía, pero el escritor anónimo persistió.

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└ No os lo creáis si no queréis, ¡a mí me da igual! A mí me pareció que debía decíroslo, así que os lo dije. Evidentemente, no creo que el Santo de la Espada estuviera equivocado. Fue culpa de ese tío por mencionar a su familia. Sin embargo, lo que es seguro es que esos cazadores de lo alto del ranking están atacándole en grupo después de ese incidente. Puedes ver el abuso constante que le dirigen los medios de comunicación estos días.
└ De cualquier forma, si alguna vez os encontráis al Santo de la Espada, deberíais probarlo.

 

“…res muy ruidoso. Puedo ocuparme de mí mismo, así que déjame en paz”.

El anciano había estado murmurándose a sí mismo desde que se sentó en la mesa. Realmente parecía que tenía una enfermedad mental. Sin embargo, aunque él sufriera de psicosis, aún así estaba en lo más alto del ranking mundial. El hecho de que aquel viejo loco tenía grandes habilidades más allá de mi imaginación no había cambiado.

‘Bien’.

Y eso me bastaba.

Valía la pena intentarlo.

“Buen trago”.

“¡Ah, tenga cuidado en el camino de vuelta a casa!”

El Santo de la Espada vació su copa.

Tan pronto como abandonó el bar, los clientes, al unísono, dejaron escapar el aliento que habían estado conteniendo.

“Por fin se ha ido”.

“Debe estar demente. ¿Por qué se hablaba a sí mismo todo el tiempo?”

“Lo sé. Pero, sea como sea, ya no me apetece beber más…”

Todos los clientes estaban, probablemente, esperando a que el Santo de la Espada se fuera, ya que todos ellos se levantaron y se marcharon al mismo tiempo que yo.

Sin embargo, nuestras intenciones eran, con toda probabilidad, opuestas.

“Aquí está el pago por la cerveza”.

Me levanté rápidamente y pagué la cuenta. No tenía tiempo que perder.

“Ah, sí. Gracias. ¡Venga de nuevo!”.

“La cerveza estaba deliciosa. Lo haré”.

*¡Tilín!*

La campana de la puerta sonó cuando la abrí y salí a la calle.

Ya era noche cerrada y la oscuridad cubría la calle.

‘¿A dónde ha ido…?’.

Miré a mi alrededor. Había una multitud de gente saliendo de los numerosos pubs que había en la calle. Docenas de personas riendo y tambaleándose mientras disfrutaban los efectos del alcohol bajo el cielo nocturno.

“¿Dónde estás, señor Número Uno?”.

Por suerte, tras mirar los alrededores durante un rato, encontré la espalda que quería.

“¡Te encontré!”.

Fue gracias a su inusual vestuario. Probablemente era el único hombre en toda Babilonia que llevaba un traje y una espada. Enseguida empecé a seguir al viejo.

‘¿Qué habilidades tienes?’.

Mi corazón latía con fuerza.

‘El Emperador de las Llamas tenía una ridícula habilidad de regresión de nivel Ex, así que… ¿qué habilidades tendrá el Santo de la Espada, que era el más fuerte de la anterior generación? ¿No debería tener habilidades incluso más rotas?’.

Esas habilidades pronto serían mías… si tenía suerte.

 

 

¿Cuánto tiempo había pasado siguiendo la espalda de ese anciano?

Hacía ya mucho rato que habíamos abandonado el corazón de la ciudad y habíamos empezado a caminar por las callejuelas. Mientras le seguía, dejamos los callejones atrás y entramos en la periferia de la ciudad. Allí había un campo sin edificios ni signo alguno de edificación.

El Santo de la Espada caminó a través de ese campo vacío.

“Hmm”.

Anduve un poco más antes de detenerme detrás de un árbol.

“Este lugar debe ser lo suficientemente bueno”.

El Santo de la Espada se giró en redondo, con la luz de las estrellas bañando su viejo cuerpo.

“¿Por qué no vienes aquí, joven?”.

“…”

“Nadie sabrá nada sobre lo que pase aquí”.

Estaba mirando directamente al árbol tras el que me ocultaba. Yo suspiré en mi corazón.


‘Me atrapó’.

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Debería haberlo esperado. desde el principio, era poco razonable pensar que el cazador más fuerte no se daría cuenta de que le seguía uno de clase baja como yo.

No pude evitar culpar a mi propia incompetencia mientras salía de detrás del árbol.

“Ah. Disculpe. Hay algo que me gustaría preguntarle, señor Santo de la Espada”. (Nota del traductor de inglés: Aquí KGJ está siendo extremadamente educado).

Traté de hablar tan educadamente como pude. Pero, por alguna razón, el Santo de la Espada solo se rió.

“Ja. ¿No llevas un montón de tiempo siguiéndome? No sé por qué estás tan asustado si solo vas a preguntarle algo a este viejo”.

“…”

¿Eh?

Por alguna razón, parecía que el Santo de la Espada estaba convencido de que yo solo fingía estar asustado. Además, desde que se dio la vuelta, no había soltado la empuñadura de su espada, a pesar de que yo no había hecho nada. Parecía que estaba listo para atacar en cualquier momento.

‘Uh… ¿por qué?’

Por supuesto, ese resultado era el mejor posible para mí, ya que mi propósito era que me matara, de todos modos.

‘Pero no he hecho nada más que seguirle…’

Supiera o no de mis intenciones, el Santo de la Espada parecía estar absolutamente preparado para acabar con mi vida. Como si, a sus ojos, yo ya estuviera muerto y él solo estuviera siguiéndome la corriente.

“… Tu actuación es asombrosa. Desde luego, debes ser un magnífico asesino”.

“¿Perdón?”

“No necesitas fingir que no lo sabes. Otros cazadores podrían creérselo, pero tú no puedes engañar a mis ojos. Sé que eres un asesino enviado por el gremio Dragón Negro”.

Uh…

Anciano, de verdad que estás teniendo algún tipo de malentendido.

‘¿Me debería gustar esto… o no?’

De cualquier manera, eso también servía a mis intereses. No necesitaría hablarle de sus nietos para que me matara. Aunque no entendía cómo había confundido a un cazador de clase F como yo con un asesino. Honestamente, no tenía ni idea.

“¡Ajá! Eres realmente despreciable. ¡Ven aquí y trata de seguir actuando frente a mí!”

El Santo de la Espada me miraba con la boca torcida, como si estuviera observando a un monstruo del que había que deshacerse. Tenía una expresión extrañísima que no podía entender.

“¿No te lo he dicho ya? No puedes engañar a mis ojos”.

“Esto… Señor… De verdad hay algo que quiero preguntarle…”

En última instancia, simplemente le pregunté lo que quería saber.

“¿Qué le hace estar tan convencido de que soy un asesino? No creo haber hecho nada que le hiciera pensar eso”.

“Cierra el pico”.

*¡Shing!*

El Santo de la Espada desenvainó la hoja que colgaba de su cadera.

“Tengo muchas habilidades. Entre ellas hay una que me dice cuántas personas ha matado alguien. Gracias a esto, he sido capaz de evitar muchas crisis”.

“…”

¿Qué? Seguía sin entenderlo.

‘Ah’.

Entonces, unos segundos después, me di cuenta.

‘Yo maté a Yoo Soo-Ha’.

Era cierto.

Había asesinado a Yoo Soo-Ha ese día porque sabía que iba a convertirse en un monstruo, pero la gente de esa era todavía no lo sabía. Por tanto, me había vuelto un asesino.

Al contrario que en el exterior, los asesinatos ocurrían bastante a menudo dentro de la Torre.

‘Pero un asesinato sigue siendo un asesinato’.

En otras palabras, a ojos del Santo de la Espada, probablemente había un número [1] flotando sobre mi cabeza. El número [1] sería un prominente indicador de asesinato, así que era natural que el Santo de la Espada estuviera en guardia frente a mí.

“Sí, lo entiendo, Señor Santo de la Espada.”

“Hmmm”.

“Aunque esté en guardia frente a mí, no tengo nada que decir en cuanto a eso. Puede tomarlo como si fuera una excusa, pero escúcheme. Le seguí por una razón importante, no puedo decirle exactamente qué es, pero es una razón extremadamente importante. Puedo jurarlo ante los cielos”.

Era una declaración absolutamente sincera, pero la situación se volvió extraña en vez de mejorar. Conforme escuchaba mi pequeño discurso, la expresión del Santo de la Espada se había vuelto más y más airada.

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“Repugnante”.

“¿Perdón?”

“Un demonio que ha asesinado a tanta gente como tú osa actuar de esa manera. No he vivido una vida sin tacha, pero… ¡nunca cometí una masacre tan abominable como la que has hecho tú!”

Sus palabras me confundieron y me avergonzaron al mismo tiempo.

“No, espere un segundo. ¿Masacre? Solo he matado a una persona en toda mi vida”.

“¡Hay que tener muy poca vergüenza para soltar una mentira tan evidente!”.

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*¡Chik!*

El Santo de la Espada dirigió la punta de su espada hacia mí y dijo:

“El número [4091] está claramente escrito sobre tu cabeza”.

Yo me quedé asombrado.

“Pero… qué co…”

Quise decir “¿Pero qué cojones?”, pero mis palabras se me atascaron en la garganta cuando entendí de dónde venía el número 4091.

‘Ah’.

Venía de la vez que maté a Yoo Soo-Ha.

Y…

‘Es el número de veces que me suicidé’.

4090 veces.

La cantidad exacta de veces que me maté a mí mismo.

“¡Prepárate, demonio!”

Si eso era así…

“¡No sé si te envió la Bruja del Dragón Negro o si fue otra persona, pero haré todo lo que pueda para matarte!”.

Eso quería decir que, a ojos de aquel anciano, no era más que un asesino que había masacrado a 4091 seres humanos. Un escalofrío me recorrió la espina dorsal.

‘No’.

Eso era un problema serio.

‘Esto ya no va solo de copiar las habilidades del Santo de la Espada.’

Eso era.

‘En cualquier momento del futuro en el que el Santo de la Espada me vea, va a intentar matarme’.

Porque, a sus ojos, yo era un abominable asesino al que, como si fuera un virus mortal, no debería permitírsele sobrevivir en ese mundo.

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“¡Es… espere!”

Extendí la mano.

“Por favor, espere un mom…”

En ese instante.

El Santo de la Espada voló hacia mí a una velocidad imparable.

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