Sekai Saikou no Ansatsusha (NL)

Volumen 7

Capítulo 15: El Asesino Persigue A Su Amigo

La batalla de Epona y Mina fue impresionante. Iba mucho más allá de la capacidad humana. Los meros sonidos y la forma en que iluminaban el cielo hacían que pareciera el fin del mundo.

Había oído que el crecimiento del último héroe se había atrofiado por falta de práctica, pero ahora casi me río de esa idea. Epona decía que se había debilitado, pero sigue siendo absurdamente fuerte. Está claro que no necesita mi ayuda. Sólo le estorbaría.

El sonido de su batalla con Mina se hacía cada vez más distante. Se alejaban de la ciudad. La vieja Epona habría entrado en una furia ciega en cuanto hubiera liberado su poder y pisoteado a amigos y enemigos por igual. Afortunadamente, fue capaz de mantener la cabeza lo suficiente como para salvar la ciudad. Claramente, se había esforzado por mejorar su autocontrol.

Volví a seguir la cadena de mando y divisé algo. Una señal de papá. El clan Tuatha Dé solía realizar los trabajos con el menor número de personas posible, pero cooperábamos con los demás cuando la situación lo requería. Había un arañazo en una casa que parecía perfectamente natural, pero que en realidad formaba parte de un código que mi familia utilizaba para comunicarse en secreto en el lugar de los hechos. Me indicaba que me reuniera y señalaba la siguiente señal, que a su vez me llevaría a la siguiente. Esto formaba un rastro que me llevaría hasta mi padre.

Tengo que tomar la decisión correcta. Si interrumpía mi búsqueda de Naoise para reunirme con papá, tendría que empezar de nuevo con el rastreo de la cadena de mando. No podía imaginarme a Epona perdiendo contra Mina, pero eso no significaba que pudiera perder el tiempo.

Después de pensarlo, tomé una decisión. Daré prioridad a reunirme con papá. Cian Tuatha Dé era considerado el Tuatha Dé más fuerte de la historia hasta que yo reclamé el título. Él tenía que saber lo que significaba ocupar mi tiempo en esta situación, y aun así me ordenó que lo encontrara de todos modos. Probablemente sabía algo que yo ignoraba y consideraba que esa información era crítica.

Mi elección se basó en la confianza en mi padre.

Las señales me llevaron a un edificio abandonado en un barrio marginal. Golpeé la puerta con el estilo especial de los Tuatha Dé. Sonaba como un golpe normal, pero utilizábamos el tono y los intervalos entre cada golpe para anunciar que éramos amigos y no enemigos. Los patrones específicos podían incluso transmitir nuestra situación actual.

Un sonido provenía del interior, la respuesta me invitaba a entrar. Antes de hacerlo, comprobé que nadie me observaba, ni siquiera las serpientes. Había tres personas en la habitación. El primero era papá, el segundo era un hombre musculoso con un espléndido bigote y el tercero era el cadáver de un hombre que se había convertido en un monstruo serpiente.

“Gracias por venir, hijo”, dijo papá.

“Me alegro de que estés a salvo… Aunque noto que estás herido”, respondí.

Papá había perdido el brazo derecho. Mi nariz percibió el olor acre de la carne quemada. Probablemente había quemado la herida para cerrarla y detener la hemorragia porque no había tiempo para un tratamiento mejor. Ya no había forma de reconectar la extremidad.

“Esto me pasa por olvidar que matar es mi especialidad, no salvar gente”.

Papá sonrió a pesar de su herida. Incluso ahora, mantenía su actitud agradable. En marcado contraste, el hombre de mediana edad que estaba a su lado se encogía en un aparente colapso mental. Le reconocí.

“Me sorprende que aún seas humano… Duque Gephis.”

Era el padre de Naoise y el señor de este dominio. Lo conocí una vez en una reunión. Supuse que era la primera persona que Mina querría convertir en su marioneta.

“¿Por qué…? ¿Por qué ha ocurrido esto…? Te reconocí como mi hijo, Naoise, a pesar de tu sangre impura… Toleré tus imperfecciones… Ugh…”, murmuró delirante.

Papá habló por él. “Convertir al Duque Gephis le habría hecho crecer rasgos de serpiente. Los duques tienen muchos deberes que los llevan fuera de su dominio, y Mina y Naoise querían operar en secreto hasta que comenzaron la matanza. Lo amenazaron para que guardara silencio sobre lo que ocurría aquí”.

Eso tenía sentido. Necesitaban un humano para interactuar con los otros líderes del reino, así que dejaron al Duque Gephis ileso y lo amenazaron para que cumpliera sus órdenes.

“¿Cuánto tiempo ha tenido el demonio serpiente el control de la ciudad?” pregunté.

“No lo sé exactamente. Al menos un mes. Comenzó con la Casa Gephis y corrompió la ciudad desde allí. No hubo forma de detenerla una vez que Naoise se convirtió. La agitación contigo y la Iglesia Alamite también sirvió como una distracción útil”, explicó papá.

Mina y Naoise habían planeado esto con mucho cuidado… Me sorprendió que se hubieran hecho con el control del dominio de Gephis sin que ni yo ni los agentes de inteligencia de la Casa Romalung nos diéramos cuenta. Tal vez había subestimado las capacidades de Naoise.

“Cambiando de tema… No me digas que me has llamado para salvar a este hombre”, dije.

“Cielos, no. ¿Tan tonto parezco? Su vida no vale nada”, dijo papá, resistiéndose.

El Duque Gephis se quedó atónito. A pesar de su posición, su destino era irrelevante en ese momento. Los caballeros corruptos sólo respondían ante Mina y Naoise, y el duque hacía tiempo que había perdido la confianza del pueblo. Tampoco le escucharían a él. Su única utilidad era asumir la responsabilidad y entregarse como ejemplo una vez que esto terminara.

“He interrumpido tu misión porque hay algo que debes saber. Todo lo que está ocurriendo aquí -incluida la lucha del demonio serpiente con Epona y la matanza de los ciudadanos- es un señuelo”.

“…Ya veo. ¿Naoise ya se dirige a otra ciudad con una fuerza de soldados, entonces?”

“Es cierto. Han estado muy recelosos de ti y de Epona. Su plan es causar conmoción para inmovilizarlos a ambos en el dominio de Gephis y aprovechar esa oportunidad para crear una Fruta de la Vida en otro lugar. Consumir ese Fruto de la Vida le dará a Mina un poder superior al del héroe. Está luchando contra Epona para ganar tiempo. Naoise también anticipó que intentarías encontrarlo a través de la cadena de mando. Hacerlo te llevará a un antiguo comandante de la Guardia Ducal, no a él”.

Me estremecí. Si hubiera ignorado la señal de papá, mis esfuerzos habrían sido en vano, dando tiempo a Naoise para masacrar otra ciudad y regresar con el botín, creando un monstruo más allá del héroe. Estaríamos acabados.

“Una cosa no tiene sentido para mí. ¿Cómo Naoise condujo una fuerza tan grande fuera de la ciudad sin ser detectado?” Pregunté.

“Usando un túnel creado por monstruos serpiente”, dijo papá.

Recordé la serpiente gigante que monté de camino a la finca de Mina. Sin duda era lo bastante grande como para excavar un túnel y transportar pasajeros a gran velocidad.

“Gracias, papá. Todavía debería ser capaz de atrapar a Naoise”. Estuvo cerca. Sin papá aquí, definitivamente habría fallado en detener a Naoise y Mina. Sin embargo, había una cosa por la que tenía curiosidad. “¿Cómo aprendiste todo esto?”

“Él me lo dijo”, dijo papá, señalando el cadáver del hombre serpiente. “Era el comandante de la Guardia Ducal de Gephis. Mantuvo su sentido de sí mismo incluso después de convertirse en monstruo y luchó contra el control de Mina”.

“Se enteró de su plan porque creían que estaba dominado”.

“Exactamente. Se resistió al control, me contó todo lo que sabía y murió rogándome que cuidara de su señor. Su cerebro no pudo soportar la lucha por mantener el libre albedrío. Era un súbdito leal. Le liberé del dolor como recompensa. Era la única recompensa que quería”.

El dominio de un demonio no se resistía tan fácilmente. Este hombre protegió a su señor mientras soportaba una tremenda agonía. Debe haber sido aterrador para él. Su fortaleza caballeresca merecía elogios.

“La entrada al túnel subterráneo está en este edificio. El comandante también me lo dijo”.

“Gracias. Me ocuparé del resto. Pero primero, tengo una petición para ti: No te mueras. No estoy preparado para cargar con todo Tuatha Dé yo solo. Y además, prefiero morir que intentar evitar que mamá se vuelva a casar”.

“Hmm. Bueno, supongo que eso no me deja otra opción que llegar a casa. Quédate vivo, también. Perderte destruiría Esri, y no puedes abandonar a tus prometidas”.

“Tienes razón”. Fue lo último que dije antes de irme.

Corrí tan rápido como pude. Iba a estar cerca, pero lo lograría. Papá me salvó de una derrota segura. Ahora era el momento de cambiar las cosas. Tenía que impedir que Naoise cometiera un asesinato en masa y creara un Fruto de la Vida.