Watashi, Nouryoku Wa Heikinchi De Tte Itta Yo Ne! (NL)

Volumen 13

Capítulo 92: La Gran Guerra Humano-Dragón.

Parte 1

“¡¡¡Gyaaaaaaaah!!”.

Fue un golpe directo.

Ninguna criatura en el mundo podía acertarles un golpe efectivo a los dragones antiguos, por lo cual estos últimos nunca entrenaban o reforzaban sus cuerpos, ni adquirían ningún tipo de arte especial. No era necesario. No existía ser vivo capaz de retarlos a una batalla frente a frente.

Como resultado, aunque estos dragones se llamaran a sí mismos soldados, nunca habían trabajado particularmente duro o pulido sus habilidades de combate. Su experiencia se limitaba a peleas con sus compatriotas—su propia raza—y escaramuzas que ni siquiera podían considerarse cuestión de vida o muerte. Eran batallas elegantes, siguiendo reglas de etiqueta— en otras palabras, como un deporte o un juego.

En términos humanos, estos dragones eran el equivalente de alguien que era habilidoso en el combate, pero sólo durante entrenamientos en un dojo. Alguien sin experiencia real en batallas contra otros humanos o monstruos, alguien que sería inútil frente a una amenaza real…

Por lo tanto, su magia de protección era igual de efectiva que un pequeño escudo—para nada parecida a las barreras completas que Mile empleaba.

Y así, ¿qué les sucedió a los dragones antiguos?

Las firebombs de Reina se dispararon hacia los dragones y volaron por sobre sus escudos, golpeándolos desde arriba como un misil. Básicamente, como saludar a un pez con un arpón.

Un momento después, la nube roja del Crimson Hell de Pauline envolvió a los seis dragones, sin problemas para atravesar sus pequeñas barreras. Mavis apuñaló sus piernas por debajo de los escudos, y Mile disparó su Phaser Beam, el cual fácilmente penetró sus barreras. Aunque el rayo fue debilitado por los escudos de los dragones, y por ello no fue suficientemente fuerte para atravesar sus cuerpos, fue suficiente para atravesar la cubierta mágica de sus escamas y causar daño decente.

“¡Eeeeee!”.

“¡A-Auch! Pica… ¡¿co… cómo?!”.

“¡M-Mis patas! ¡¡¡Mis patas!!!”.

Los dragones parecieron haber sustraído considerable daño, pero no estaban tan desconcertados como Kragon y compañía la última vez. Aunque habían recibido un ataque directo, sus cuerpos seguían cubiertos en una barrera mágica defensiva y sus escamas seguían en sus cuerpos, lo cual les amplificaba bastante el poder mágico. A diferencia de los miembros de la pandilla de Kragon, quienes nunca habían sido lastimados y por lo tanto presentaban poca tolerancia al dolor o sufrimiento, estos seis parecían aguantar mejor. Quizás realmente eran lo mejor de lo mejor…

Ciertamente, aunque quedaron un poco desconcertados por los ataques, con un poco de magia curativa en sus heridas, y magia de viento y agua para las llamas y partículas de capsaicina, los dragones pronto volvieron a la batalla.

“¡N-No nos dijiste nada de esto!”, uno de los soldados dragón gritó hacia Berdetice y Kragon. Sin embargo…

“¡Esto es exactamente lo que les dije!”, fue la furiosa respuesta. “¡Les expliqué todo! ¡Ustedes fueron los que se burlaron y no me creyeron!”.

“¡Correcto! ¡Ustedes fueron los que se burlaron de mí, me llamaron idiota, y dijeron que deberían sacarme del escuadrón!”.

“Uh…”.

Al escuchar ambas respuestas, los soldados guardaron silencio.

“¡Eso ya no importa! ¡Esto debería ser suficiente para probar que ni siquiera el más poderoso ataque de estos humanos puede causar efectos en un dragón antiguo soldado real!”, declaró el dragón que parecía ser el líder de la manada.

Kragon dejó caer sus hombros ante la implicación de que él no era un “soldado real”, pero Pacto Carmesí no podía más que observar con confusión.

¿Eh?

¿No acaban de ver que estos ataques fueron increíblemente efectivos?

Así es, los dragones antiguos siguieron frescos como una lechuga. Después de todo, durante toda la historia hasta la fecha, su raza nunca había sufrido derrotas a manos de otras criaturas, excepto en circunstancias extremadamente especificas—como un dragón joven luchando contra un régimen o brigada de oponentes, armados hasta los dientes con armas balísticas. Bajo las circunstancias presentes, los dragones tenían garantizado regresar a casa seguros, sin heridas mayores o muertes.

Por lo tanto, no era una sorpresa que los mismos hubieran asumido que Berdetice y Kragon habían exagerado en sus reportes—que sus camaradas habían quedado desconcertados por haberse enfrentado a un enemigo con un poco de poder por primera vez. Era muy probable que sólo su orgullo hubiera sido lastimado—de la misma forma que un humano se sentiría molesto contra un perrito o gatito que los hubiera rasguñado, pero que al fin y al cabo no representaría un peligro de ningún tipo.

Obviamente, mientras los dragones antiguos llevaban a cabo esta tranquila discusión, Pacto Carmesí estaba ocupado recitando en silencio sus próximos hechizos. Aunque en la superficie el grupo se veía tranquilo, internamente estaban empezando a sentirse desesperadas.

Hasta ahora, habían tenido suerte en sus peleas contra dragones antiguos, principalmente por el hecho de que las habían subestimado, y por ello jamás se lo tomaron en serio. En realidad, los dragones incluso se habían contenido por luchar contra oponentes que consideraban formas de vida inferiores. Si ellos podían zanjar el asunto sin matar a las criaturitas, y dar un reporte decente después, todo estaría bien, deben haber pensado los dragones.

Esta vez, sin embargo, el líder de los dragones había aparecido en persona—con la intención de matar a estos engreídos humanos. Aunque ellas no hubieran sido tomadas en serio al principio, ahora los dragones claramente no tenían planes de dejar ir con vida a Pacto Carmesí.

Y por eso, no tenían más elección que obligar a los dragones a rendirse…

“Zero-zero magic, type no.3, Drill Missile, ¡fuego!”. “Flame Fusion Cannon, en espera…”.

“Wind Edge, máxima potencia…”.

Pauline, Reina, y Mavis terminaron de preparar sus ataques. Estos eran los ataques mágicos más fuertes que Pauline y Reina podían lograr, aunque Mavis tuvo que conformarse con su Wind Edge para no quedar atrapada entre los hechizos de sus compañeras.

Esto probablemente bastaría para que los dragones se pusieran serios. Pacto Carmesí esperaba recibir aliento de fuego despiadado o ataques físicos aplastantes.

No había manera de que su grupo pudiera soportar este tipo de ataque de seis dragones a la vez.

Por lo tanto, estos podrían ser sus últimos ataques… para siempre.

Habían respondido obedientemente a la llamada de los dragones para no enredar a nadie más en esta situación, pero lo habían hecho sólo porque no veían otra opción. Las miembros de Pacto Carmesí nunca fueron optimistas sobre el resultado de esta batalla; de hecho, esperaban evitarla.

Habían supuesto que los dragones antiguos, al ser una raza superior, estarían dispuestos a reconocer las habilidades de Pacto Carmesí y optarían por una conversación en lugar de un conflicto total. Por eso, se habían preparado para un poco de peligro, pero nunca habían imaginado que los dragones antiguos planeaban lanzar un asalto unilateral contra cuatro jóvenes humanas. Lo que no habían tenido en cuenta era que no se trataba de negociar con dragones antiguos maduros y sensatos…

Ahora, no había manera de que pudieran ganar contra estos seis dragones. Dicho esto, Pacto Carmesí no tenía intención de perder. Era como Mile siempre decía: ¡Una vez que te rindes, ya has perdido la batalla!

Por fin, los preparativos de Mile habían terminado, y liberó su ataque más poderoso y perverso, su as en la manga que sería efectivo independientemente de si tenía el poder de medio dragón antiguo o de seis.

“¡Control de la temperatura, la humedad y la presióndel aire! Alteración del índice de refracción, formación de cristales de hielo, curvatura dimensional… Magia de convergencia de luz, ¡preparada!”.

Las nanomáquinas exclusivas de Mile transmitieron su orden a los demás. Arriba, y arriba, y arriba…

“¡¡¡Fuego!!!

¡Ka-shoom!

¡Bwoom!

¡Whoosh!