Hell Mode (NL)

Volumen 4

Capítulo 6: Reunión Estratégica I

Las cuatro ciudades, incluida Tiamo, habían repelido con éxito al Ejército del Señor Demonio. Hasta ese momento, habían necesitado todo lo que tenían para rechazar los avances del Ejército y matar a un número simbólico de monstruos. Habían luchado por mantenerse en pie hasta la puesta de sol, cuando la marea de monstruos retrocedía temporalmente para descansar y reabastecerse. Después de todo un mes, los elfos estaban agotados y convencidos de que su fin era sólo cuestión de tiempo.

Sin embargo, los resultados de las batallas del día fueron totalmente diferentes. Todos los generales sonaban inusualmente emocionados cuando informaban a la reina.

Cuando Allen llegó por primera vez a Tiamo, había decidido que debía dar prioridad a la limpieza de los monstruos que prácticamente estaban llamando a las puertas de la ciudad por encima de todo lo demás. Por ello, había dejado a un Espíritu B para que asistiera en su lugar a las reuniones de estrategia con la reina y otros generales. Hoy, sin embargo, tendría que discutir cómo proceder, así que había venido en persona.

“¡Informando de los resultados de la batalla de hoy!”, gritó uno de los generales. “¡Su Majestad, las cuatro ciudades juntas han matado hoy a más de 200.000 monstruos!”

La reina se inclinó inconscientemente hacia delante en su trono. “¡¿Hablas en serio?!”, exclamó asombrada. Rohzen permaneció en su regazo, acurrucado en el sueño.

“Sí, Majestad. Los logros en Tiamo fueron especialmente notables: ¡sólo aquí matamos a más de 100.000!”

Bien, eso significa que las fuerzas del Ejército del Señor Demonio actualmente en Rohzenheim se han reducido a dos millones y medio. ¡Sigamos reduciendo ese número!

Esta reunión se estaba celebrando bien entrada la noche porque los resultados de la batalla de hoy habían sido tan increíbles que se necesitó tanto tiempo para hacer un balance completo de todo. A pesar de ser tan tarde, la reina y sus generales estaban tan animados que casi no cabían en sí de gozo. Nadie podía culparles.

Transmisión, la habilidad despertada de una de las invocaciones de Allen, había resultado extremadamente útil para comunicarse con las otras tres ciudades. En poco tiempo, la noticia de su aplastante victoria se había extendido por las cuatro ciudades, provocando atronadores vítores y celebraciones tanto de los soldados como de los refugiados. Se decía que los elfos eran una raza tranquila y de modales suaves, pero su alegría por su victoria sin precedentes estallaba en alabanzas interminables tanto a la reina como al Soberano de los Espíritus, con gritos de “¡Viva Su Majestad!” y “¡Viva Lord Rohzen!” llenando el aire.

Sin embargo, al cabo de un rato, el rostro de la reina se tornó serio. “Ahora… ¿cuáles fueron nuestras bajas?”

El general al que se dirigía agachó la cabeza durante un segundo, pero luego volvió a levantar la vista para devolverle la mirada. “En total, hoy han muerto unos tres mil soldados en las cuatro ciudades.”

“Entiendo…”

La gran mayoría de los soldados elfos eran arqueros, una función que normalmente se asociaba con tener una Resistencia baja. Además, en el mejor de los casos llevaban armaduras de mithril y se enfrentaban a monstruos de rango B y A. Aunque habían sido potenciados, muchos habían muerto instantáneamente de un solo ataque, mientras que muchos otros no habían podido recibir curación a tiempo. Aun así, el número de bajas de hoy era muy, muy inferior al de antes. Sin los potenciadores de las Invocaciones de Allen y todos los objetos de recuperación, más de diez veces ese número de elfos podrían haber muerto hoy.

La reina cerró los ojos para guardar un momento de silencio por los caídos, jurando sin palabras a sus valientes almas que sus muertes serían vengadas. Los generales siguieron su ejemplo, incitando al grupo de Allen a hacer lo mismo.

Cuando todos volvieron a levantar lentamente la cabeza, una persona preguntó a la reina: “¿Cuál es nuestro siguiente paso, Majestad? ¿Debo organizar su salvoconducto al Nido?”

“No es necesario, Gatoluuga. Me quedaré aquí en Tiamo para vigilar la situación.”

“¡Pero, Su Majestad!”

Así que este hombre es el único Usuario Espiritual de Rohzenheim y el mayor activo militar de la nación. Hablando de Usuarios Espirituales, recuerdo que Sophie mencionó que las murallas de esta ciudad fueron erigidas por un Gran Usuario Espiritual que lo hizo usando el poder de un gran espíritu de tierra hace mucho tiempo.

El hombre que se erguía recto como una vara junto al trono, el Gran Mariscal Siguul, dijo regañón: “Gatoluuga, no molestes a Su Majestad Nuestra Reina.”

Gatoluuga protestó diciendo: “¡No era ésa mi intención!”, pero aun así se echó atrás.

Mientras escuchaba el intercambio, Allen tomaba notas afanosamente en su grimorio de la progresión de las clases que utilizaban Magia Espiritual. El Talento de Gatoluuga, Usuario Espiritual, tenía tres estrellas de rareza. En resumen, era del mismo nivel que el Lord de la Espada de Krena.

Progresión de los Usuarios de Magia Espiritual

Una estrella: Mago Espiritual

Dos estrellas: Mago Espiritual

Tres estrellas: Usuario Espiritual

Cuatro estrellas: Gran Usuario Espiritual

Por encima de Usuario Espiritual era la clase de Gran Usuario Espiritual sobre la que los elfos aún transmitían leyendas. Se decía que era un Talento tan raro que sólo aparecía una vez cada milenio. Ningún Gran Usuario Espiritual vivía actualmente en Rohzenheim, pero se decía que el anterior había creado no sólo las murallas de Tiamo, sino también numerosas fortalezas que salpicaban la nación.

Para cambiar la pesada atmósfera, la reina preguntó: “Bueno, entonces, ¿qué podemos hacer ahora?”, en un esfuerzo por devolver a todos a una mentalidad más positiva pensando en su siguiente paso. Después de todo, su país seguía en una situación muy precaria.

Un general dio un paso adelante. “Primero deberíamos centrarnos en reunir piedras mágicas para poder volver a poner en marcha los barcos mágicos.”

Como superpotencia de la Alianza de los Cinco Continentes, Rohzenheim contaba con más de cien barcos mágicos a su servicio. Sin embargo, desde el comienzo de la guerra, el Consejo de Ancianos había optado por dar prioridad a la vida de los ciudadanos y, por lo tanto, había ordenado que todas las naves se movilizaran al máximo para transportar soldados heridos, refugiados y suministros de socorro. Al hacerlo, se agotaron las reservas de piedras mágicas del país y los barcos quedaron prácticamente inmovilizados. Sin embargo, esta situación podría rectificarse una vez que los elfos aseguraran la enorme cantidad de piedras mágicas que se encontraban a la intemperie fuera de sus puertas.

Se decidió que todas las piedras mágicas al sur de Tiamo, que en total sumaban unas setenta mil, pertenecerían a Allen. Como se le estaban acabando tanto las piedras mágicas como las Bendiciones del Cielo, estaba más que agradecido por el acuerdo.

De repente, la reina se volvió hacia Allen y le preguntó: “Lord Allen, ¿le queda algún elixir élfico?” No había duda de que las Bendiciones del Cielo habían sido el eje de las victorias de hoy.

“Sí, me quedan.” Como Allen no había explicado que necesitaba piedras mágicas para fabricar sus objetos de recuperación, hasta ahora se había limitado a repartirlas sin recompensa. Sin embargo, ahora dejó claro que pediría piedras a cambio de más Bendiciones en el futuro. Por una fracción de segundo, el rostro de Gatoluuga se puso rígido y miró a Allen.

Al ver que el intercambio entre la reina y Allen había terminado, el general de antes continuó: “Sugiero que traigamos 100.000 de los soldados recién recuperados al Nido de vuelta al frente. Incluyendo a los que ya están presentes en las cuatro ciudades en este momento, eso nos daría 640.000 soldados en total.”

Como los cielos de Tiamo seguían ocupados por monstruos voladores del Ejército del Señor Demonio, era imposible despachar los barcos mágicos actualmente atracados en la ciudad. Por el contrario, si Allen entregaba todas las piedras mágicas cosechadas al Nido a través del Pájaro B, las naves mágicas del Nido podrían movilizarse para llevar a los soldados recién recuperados a un lugar lo suficientemente cercano a Tiamo como para que pudieran marchar el resto del camino a pie.

Los demás generales se sintieron tan conmovidos que no pudieron evitar soltar un grito de júbilo. Todos los que sabían que la reina estaba aquí, en Tiamo, habían pensado que la ciudad caería en cuestión de días — esto habría significado la muerte de la reina y, por extensión, el fin de Rohzenheim como país. Sin embargo, en un abrir y cerrar de ojos, las cuatro ciudades del frente habían repelido con éxito al Ejército del Señor Demonio, habían reunido suficientes piedras mágicas para volver a poner en marcha los barcos mágicos y ahora verían cómo 100.000 soldados regresaban para reforzar sus efectivos. Justo cuando parecía que todo estaba perdido, todo cambió en un instante.

La reina expresó su agradecimiento como representante de todos los elfos. “Lord Allen, le prometo que pagaremos esta deuda. Por favor, continúe prestándonos su ayuda.”

“Por supuesto, Majestad”, se inclinó Allen. “Ahora, sobre qué hacer a continuación…”

Uno de los generales se animó. “¿Eh? ¿Tiene algún plan en mente, Lord Allen?” La idea de Allen había sido acorralar a los monstruos del sur durante la batalla de hoy. Si tenía más ideas, los elfos estaban ansiosos por escucharlas.

“Antes de entrar en materia, informo que el Ejército del Señor Demonio parece estar retirándose.”

“Bueno, los vimos retirarse…”

“Lo que quiero decir es que todas sus fuerzas, incluso las de las otras tres ciudades, se están retirando.” Gracias a la Noche Blanca, la Habilidad Despertada de Pájaro D, Allen tenía una idea clara de los movimientos actuales del Ejército del Señor Demonio. “Como tal, creo que esta es una maravillosa oportunidad para perseguirlos.”

“¿Perseguir a los monstruos?”

Los generales eran conscientes de que el grupo de Allen había matado a casi 40.000 durante su ataque nocturno del otro día. Eso demostró que Allen realmente quería decir lo que estaba diciendo y tenía la capacidad de ponerlo en práctica.

“Por favor, traigan las tropas recuperadas a Tiamo lo antes posible. Cuando lleguen y estén debidamente reorganizadas en filas, empujemos hacia el norte y empecemos a retomar ciudades.” Había un límite a cuántos un barco mágico podría llevar, pero Allen todavía presionó a casa el hecho de que el tiempo era esencial aquí.

“¡Así que propone que pasemos a la ofensiva!”, exclamó uno de los generales.

“Sí, señor. Como tal, le agradecería una lista de las ciudades a las que quiere dar prioridad. El objetivo final es recuperar Fortenia. Hagámoslo cuanto antes.”

La esperanza volvió a los rostros de los elfos. Tras defender Tiamo con éxito, el grupo de Allen estaba listo para pasar a su siguiente batalla.

***

A la mañana siguiente, los Jugadores Sin Vida cabalgaron en sus Pájaro B hasta un lugar situado varios kilómetros al norte de Tiamo. Allen reflexionó sobre la información que había obtenido de la reunión militar de la noche anterior mientras el viento soplaba con fuerza contra su cara.

Según el informe del Mariscal de Campo Lukdraal en Nido, el Imperio de Giamut les había enviado un mensaje a través de una herramienta mágica prometiendo enviar a Rohzenheim apoyo en forma de alimentos y otros suministros. Suponiendo que Rohzenheim no podría rechazar su declaración, Giamut ya había despachado un barco mágico que en ese momento se dirigía al Nido.

El mariscal de campo también tenía más información sobre la situación de la batalla en el Continente Central: El Ejército del Señor Demonio ya había comenzado a moverse y llegaría a las fortalezas de la frontera norte de Giamut en uno o dos días. Su número era de dos millones, sin cambios desde antes, y estaban repartidos por igual entre las diez fortalezas que se encontraban directamente en su camino. Esto significaba que cada fortaleza contaba con una fuerza de unos 200.000 hombres. Esto era tal como Allen había predicho.

Supuestamente, el emperador de Giamut, que había sido entronizado a una edad temprana, era considerado un hombre sabio, inteligente y muy astuto. Y desde luego, enviar apoyo a Rohzenheim en ese momento parecía un movimiento muy calculado. Allen no pudo evitar sentirse impresionado.

El hecho de que Rohzenheim hubiera enviado a Giamut 600.000 elixires élficos había llegado naturalmente a oídos del emperador. También es probable que comprendiera los efectos de esos elixires. Al enviar estos suministros, se aprovechaba de Rohzenheim en su momento de necesidad y la ponía en deuda con Giamut para que pudiera pedir más elixires élficos en el futuro con un descuento. Y lo que era más, cuando estuvieran bien abastecidas, las fuerzas de Rohzenheim podrían luchar durante más tiempo, aumentando las posibilidades de que los cuatro millones de monstruos en reserva se dirigieran contra los elfos. Si todo salía bien, Giamut conseguiría dos pájaros de un tiro.

Allen sintió profundamente la realidad de que, incluso en medio de una crisis mundial, los líderes iban a seguir priorizando los intereses de sus propios países sobre los de cualquier otro.

“¿Por qué has estado tan distraído?” preguntó Cecil, interrumpiendo los pensamientos de Allen. “Ahora puedo verlos.”

“¿Ah, sí?”

Los dos estaban montando una Bestia B juntos. Los Jugadores Sin Vida habían partido de Tiamo para confirmar los movimientos de las fuerzas enemigas en retirada con el fin de decidir qué curso de acción tomar a continuación. La razón por la que Allen y Cecil cabalgaban juntos era, al igual que antes, para ahorrar en el número de ranuras de Invocación utilizadas, pero había una cosa diferente hoy: estaban sentados uno frente al otro. Allen estaba sentado en la parte delantera, lo que significa que su espalda estaba vuelta hacia la dirección en la que se dirigían.

Allen estaba sentado hacia atrás porque había sacado macetas a la espaciosa espalda del grifo y las estaba utilizando para crear Bendiciones del Cielo. Teniendo en cuenta cuántas se habían agotado el día anterior, había decidido utilizar incluso su viaje para reponer sus existencias.

Gracias a que el Ejército del Señor Demonio se había retirado de las cuatro ciudades, hoy no habría combates. Haber perdido 100.000 monstruos era más que suficiente para afectar a su capacidad de continuar sus días consecutivos de asalto. Y cada momento que pasaban retirándose, Allen producía más Bendiciones del Cielo, inclinando la balanza a favor de los elfos poco a poco.

A instancias de Cecil, Allen comprobó la visión de su Pájaro B, con el que estaba compartiendo. Efectivamente, los rezagados de la fuerza en retirada habían aparecido a la vista.

“Espera, a juzgar por su velocidad, se unirán a otro grupo mañana. Tenemos que detenerlos.”

“¿Es malo que se unan?”

“Muy malo. Si se convierten en un gran grupo y vuelven a centrarse en una sola ciudad, las cosas no acabarán bien.”

Uh-oh, me acabo de dar cuenta, pero esto no es simplemente retirarse, ¿verdad?

Hasta este momento, la fuerza de ataque del Ejército del Señor Demonio se había dividido en cuatro para atacar cuatro ciudades al mismo tiempo. Sin embargo, después de las grandes pérdidas sufridas en el ataque nocturno del día anterior y las batallas de ayer, podrían estar cambiando su estrategia. Aún no se sabía qué planeaban hacer los debilitados remanentes después de unirse, pero que el enemigo reuniera fuerzas era una mala noticia.

“¿Qué vamos a hacer, entonces?”

“Hostigarlos, por supuesto. Ahora no luchamos para proteger nada, así que podemos movernos como queramos. Creo que la derrota en detalle tiene más sentido aquí.”

En una batalla defensiva, todas las estrategias se centrarían alrededor de la ciudad, pero hoy, los Jugadores Sin Vida podían atacar como quisieran. Allen utilizó Pájaro F para compartir sus planes del día con el resto de sus compañeros. La transmisión era especialmente útil en situaciones como esta, ya que no había forma de que los que no especificara como destinatarios escucharan.

Los Jugadores Sin Vida se acercaron al grupo de 100.000 monstruos.

“Las cosas están mejorando. ¿Cuánto tiempo más vas a seguir haciéndolo?”

“Todo el día, por supuesto. No voy a parar.”

El Ejército del Señor Demonio ya se había dado cuenta de que el Pájaro B se acercaba, ya que eran bastante grandes. Varios monstruos sobrevolaban ahora, pero Allen no dejó lo que estaba haciendo.

“Por favor, sube un poco más, Griff. Y Cecil, prepárate para usar Petit Meteor.”

Allen quería convertir las piedras mágicas cosechadas anoche en Bendiciones del Cielo lo antes posible. Como tal, planeaba seguir con ello a menos que su cabalgata se viera realmente inundada por monstruos. Cecil comprendió su intención de inmediato.

El Ejército del Señor Demonio se dirigía hacia el norte, pero había una gran diferencia en la velocidad a la que caminaban los que iban delante y los que iban detrás. Los trolls y los ogros, en particular, caminaban torpemente hacia el final. Los Jugadores Sin Vida subieron tres kilómetros más para perder a sus perseguidores, y un Dragón B acabó sumariamente con los que les seguían a esta altura.

Durante este tiempo, Cecil se estaba concentrando para activar su habilidad extra.

“Suéltalo por ahí.”

Cecil asintió sin decir palabra, luego extendió una mano hacia un punto ligeramente delante del grupo más lento de rezagados. “¡Petit Meteor!”

Un gigantesco trozo de roca ardiente cayó del cielo. Gracias a que los monstruos estaban tan juntos mientras se movían, este único ataque acabó con casi 10.000 de ellos de un solo golpe.

Bieeen, estoy ganando mucha XP. Esto es casi tanto como lo que conseguí ayer.

Como Allen había ido por ahí y había mejorado a todos los soldados de las cuatro ciudades, todo lo que habían matado el día anterior también le había dado XP. Sin embargo, debido a que había contado como él luchando en un grupo de más de 253 personas, el umbral para el nivel más bajo de la distribución de XP, sólo había recibido el diez por ciento de la XP de cada muerte.

Hoy, sin embargo, sólo estaba con los jugadores sin vida. Por lo tanto, ahora estaba recibiendo el ochenta por ciento de XP por todo lo que mataban.

“Gracias. Parece que has matado a muchos”, dijo Allen, pasándole a Cecil su Anillo de Recuperación de MP. “Toma, úsalo para recargar.” Montar la misma Invocación hacía fácil pasar cosas como ésta.

“Gracias”, respondió Cecil. Cuando miró hacia abajo para ver su obra, observó: “Oh, ahora tenemos seguidores.”

“Sí. Ahora están divididos.”

Y veo que los monstruos del frente siguen presionando a pesar de todo.

Debido a que Cecil apuntó ligeramente delante del grupo más lento, los 20.000 trolls y ogros que eran particularmente lentos habían sobrevivido a su ataque. Al darse cuenta de que habían quedado aislados del grupo más grande, estos monstruos perseguían ahora a los Jugadores Sin Vida. Los que estaban al norte del cráter del impacto, sin embargo, no dieron marcha atrás.

Para facilitar a los monstruos su persecución, los Jugadores Sin Vida bajaron a propósito su altitud y volaron lentamente.

“La derrota en detalle es la táctica de atacar a las pequeñas unidades enemigas, ¿verdad? ¿Así que las unidades pequeñas las hacemos nosotros?”

Cecil recordó lo que había aprendido en clase y por fin comprendió a dónde quería llegar Allen. La “derrota en detalle”, o también conocida como “divide y vencerás”, significaba atacar al enemigo cuando estaba dividido en grupos más pequeños y emplear todas las fuerzas propias para acabar con esos grupos más pequeños en secuencia. Al principio, Cecil había pensado que Allen se refería a los cuatro grupos que se retiraban de las cuatro ciudades como sus “pequeñas unidades”. Resultó que, en realidad, estaba pensando en aniquilar al grupo que se separó del Petit Meteor que ella acababa de disparar.

Allen asintió. “Exacto. Un grupo grande siempre puede dividirse en grupos más pequeños.”

Cuando el resto de los monstruos se hubo alejado lo suficiente, los Jugadores Sin Vida se detuvieron en el aire y miraron al pequeño grupo que habían estado guiando. Los trolls y los ogros estaban tan ocupados persiguiendo a los grifos en el aire que no se dieron cuenta de que se habían topado con un grupo de Insectos B. Había pasado un día entero desde el comienzo de la batalla de ayer, por lo que el número de Insectos Lil había aumentado en otros 3.000. Algunos habían muerto en la lucha, por lo que su número total era ahora de 5.500. Naturalmente, todos y cada uno de ellos habían sido potenciados con Invocaciones de tipo Pez. Mientras Keel y Sophie lanzaban sus propios potenciadores, Allen invocó varios Dragones B.

“Ahora… ¡Este grupo sigue siendo bastante grande, pero voy a necesitar muchas más piedras mágicas, así que manos a la obra!”

Después de considerar el número y la composición de este grupo de monstruos y determinar que sus compañeros e Invocaciones serían capaces de enfrentarlo, Allen dio la orden para que todos se colocaran en su lugar. Los trolls y los ogros se congelaron durante un segundo cuando finalmente se dieron cuenta de que habían caído en una trampa, pero inmediatamente asumieron la preparación para la batalla. Los Lil Antsys cerraron el cerco, mirando a los monstruos como si fueran presas.

“Parece que están todos listos. ¡Bien, es hora de matar hasta el último de ellos!”

Y así, los Jugadores Sin Vida empezaron a aplicar la táctica de la derrota en detalle.