Omae Gotoki Ga Maou (NL)

Volumen 4: El Héroe Errante, el Campeón Frágil y el Cumpleaños Roto

Capitulo 1: Decadencia

 

 

Las preguntas retóricas corrían por la mente de Jean:

¿Por qué tengo que perder el tiempo comprando flores para alguien?

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¿Por qué alguien tan importante como yo tiene que ponerse una túnica nueva sólo para

el beneficio de otra persona?

¿Por qué un genio como yo tiene que arreglarse el cabello?

“Aprehensión… heh. Qué emoción tan estúpida.” Se preparó con calma mientras se

paseaba de un lado a otro de su habitación.

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Sacó un libro sobre teoría mágica de la estantería y pensó en hojearlo, mirando la portada

por un momento y luego lo devolvió a su lugar. Tomó un bolígrafo de su escritorio y lo miró

durante un buen rato antes de también dejarlo en su sitio.

“Gah, esto es estúpido.”

No tenía ningún significado especial para él. En cuanto a lo qué se refería con “esto”, lo

único que podía decir era “todo”.

Jean se tensó cuando oyó que llamaban a la puerta. Tragó con fuerza y habló con voz

tensa. “Pasa.”

Su tono se elevó ligeramente al final. Tosió en un intento de recuperar la compostura y

puso su cara en su habitual ceño fruncido mientras se giraba para saludar a su invitado.

Jean se sorprendió al no ver a Cyrill sino a Linus. “Ah, Linus. Escucha, tengo una agenda

muy ocupada en este momento. ¿Podrías volver en otro…? ¡Gyauck!”

El puño de Linus conectó antes de que pudiera terminar de hablar. Toda la fuerza del

golpe se extendió por la cara de Jean. La saliva salió volando de su boca, su cuello se torció y

su cuerpo cayó sobre su escritorio antes de desplomarse en el suelo.

Jean miró a su atacante con el ceño fruncido. “¡¿Qué demonios fue eso?!”

“¡No te hagas el inocente!” Linus agarró a Jean por el cuello y lo puso de pie de un tirón

hasta que estuvieron cara a cara. De sus ojos irradiaba puro odio.

“¡¿Qué le hiciste a Flum, imbécil baboso?!”

Jean resopló. “Oh, ¿es eso?”

“¡¿Qué has dicho?!”

“¿Por qué hay que ponerse tan nervioso? Lo único que ha conseguido esa despreciable

basura es hacerse la simpática y congraciarse con Cyrill, el héroe legendario. Debería morir

mil veces sólo por eso. Todo lo que hice fue ponerla en un lugar mucho más adecuado para

alguien como ella. Deberías elogiarme.”

“¡Vender a un adolescente como esclavo es un crimen, sabes!”

“Que así sea. Me importa más lo que es correcto que lo que diga la ley.”

Por su expresión, estaba claro que no se sentía culpable en absoluto. Jean estaba

absolutamente convencido de que había hecho lo correcto. Al fin y al cabo, hacía lo que le

convenía, sin tener en cuenta lo que pudieran sentir los demás. Tal vez eso era parte de su

supuesta genialidad.

“¡Cállate la boca! ¡¿Tienes idea de lo difícil que sería para una chica débil como Flum


sobrevivir como esclava?!”

“Oh, la verdad es que sí. Se lo merecía por haber estado viviendo una vida encantada bajo

la protección de otros.”

“¡Eso es mucho viniendo de ti! ¡La gente ha estado limpiando tus desaguisados desde el

primer día!”

Las cejas de Jean se movieron ante esto. “¿Qué se supone que significa eso?”

Linus había experimentado de primera mano el trabajo que suponía lidiar con los defectos

de Jean. Si no fuera por el esfuerzo constante de Linus para suavizar las cosas desde que se

unió al grupo en su gran viaje, Jean habría sido golpeado muchas veces por las multitudes que

habían encontrado en el camino.

“¿Cuándo? ¿Dónde? ¡Nunca he necesitado la ayuda de nadie!”

“¡Todo el mundo necesita ayuda en algún momento! ¡Sólo que no te das cuenta de cuánto

daño haces a la gente en el camino! Seguro que eres bueno con la magia, y tal vez seas

inteligente, para empezar, pero también tienes debilidades.” Linus se golpeó el pecho con el

puño para enfatizar. “¡No tienes respeto por los demás!”

Ese era el origen de todos los problemas de Jean. Simplemente no podía entender a la

gente… ni siquiera quería hacerlo. Si pudiera superar su negativa a captar la esencia de la experiencia de los demás, sería realmente el genio que creía ser.

Cualquiera podía ver que Linus no decía más que la verdad irrefutable. Cualquiera menos

Jean.

“¡Ja! ¡Ja, ja, ja, ja!”

“¡¿Qué es tan gracioso?!”

“Soy un genio, sabes. No hay nadie más inteligente. ¡Decenas de miles de hombres se

acobardan ante mi puro intelecto! Entonces, ¿por qué debo gastar este precioso don que sólo

yo poseo para servir a los patéticos débiles de este mundo? ¡Es un desperdicio, una tragedia!

La única obligación que tengo es con la única persona que tiene la visión de aplicar esta

perfecta racionalidad mía a su máxima utilidad: ¡yo mismo! ¿No lo entiendes?”

“¡Y una mierda! Eres la única persona que podría entender un argumento tan

descabellado.”

Estaba claro que habían llegado a un punto muerto. Jean nunca admitiría que había hecho

algo malo, y la ira de Linus no cesaría hasta que lo hiciera.

* * * * * *

Cyrill miró la nota que encontró encajada en su puerta mientras se dirigía a la habitación

de Jean.

“Por favor, ven a mi habitación hoy. Te estaré esperando.” Podía sentir que sus entrañas

se tensaban mientras la volvía a leer.

Había algo en Jean que no le gustaba a Cyrill. Por supuesto, había acudido a él en

múltiples ocasiones en busca de consejo cuando la inmensa presión de su papel le pesaba.

Mientras siguiera lo que él decía y no pensara demasiado, ayudaba a aliviar esa carga.

Pero la llevó a perder a Flum. Desde entonces, ella no podía ni siquiera soportar verlo.

Sin embargo, no pudo evitar sentir que también era responsable de lo ocurrido. Había

dejado que otra persona tomara las riendas por ella, y lo pagó inmediatamente, aunque no se

diera cuenta hasta que fue demasiado tarde para deshacer el daño. Flum había sido una amiga

inestimable. Cyrill probablemente habría renunciado hace mucho tiempo sin su compañía, y

le había pagado a Flum con una daga en la espalda.

“Lo siento mucho, Flum…”

Había dicho las palabras tan a menudo que habían perdido su significado. No podía

soportar la idea de lo egoísta que había sido.

Cyrill apretó el puño en torno a la nota de Jean al sentir que la ira aumentaba en su interior.





“Grr…”

No tenía ni idea de lo que Jean quería hablar con ella, pero esperaba acabar rápido para

poder retirarse a su habitación y volver a estar sola.

“¡¿Y qué haces vestida así?!”

Cyrill se detuvo un momento al oír los gritos procedentes del otro lado de la puerta.

“He quedado con Cyrill. ¡Sólo me queda estar bien vestido!”

“Sabes, he estado pensando en esto desde hace tiempo. ¿Estás realmente encaprichado

con Cyrill?”

“No puedo decir si encaprichado es la palabra correcta, ¡pero ciertamente la elegí!”

“¡Me das asco! ¡¿Cómo demonios puedes decir eso después de haberle arrancado a Flum?!

¿Esas son flores? ¡No me digas que piensas confesar tu amor por ella!”

“De hecho, sí. En realidad, ¡incluso le pedí que viniera a verme!”

“¡No hay manera de que ella acepte eso, hombre-niño obsesionado!”

“Heh, es simplemente una cuestión de que no hay otra mujer por ahí adecuada para mí.

¡Gajaja!”

Incluso Jean se sorprendió del sonido de su propia voz en ese momento. Era mucho más

áspera y aguda de lo que esperaba.

“¿Y quién eres tú para hablar? ¡Sólo mira a ese monstruo enconado de María! No puedo

creer que te interese eso.”

“¡¿Qué?!”

“No tienes ojo para las mujeres. Esa es una criatura astuta, siempre ideando nuevos planes

mientras todos están desarmados por su acto de ‘dulce monja’. ¡Esa anciana tiene incluso el

descaro de mirarme a mí, de entre toda la gente!”

“¿Crees que no sabía todo eso?”

“¿No me digas que lo sabías y aun así te enamoraste de esa cosa?”

“¿Qué hay de malo en eso? De hecho, ¡eso sólo hace que la quiera más! A diferencia de

ti, no voy a arrojar a alguien a los esclavistas sólo porque no es perfecto. ¡Como hiciste con

Flum!”

La mente de Cyrill se quedó completamente en blanco. Incluso se olvidó de respirar. Era

todo lo que podía hacer para mantenerse en pie.

La nota arrugada de Jean cayó a la alfombra.

Todo lo que escuchó del otro lado de la puerta fue bastante impactante, pero una frase se

le quedó grabada.

¿Flum es… una esclava?

Todo este tiempo asumió que era culpa suya que Flum decidiera irse a casa. Sólo eso era

suficiente para que Cyrill quisiera estrangularse. Si hubiera sabido que Flum no había vuelto

a casa y había sido vendida como esclava…

Sintió que la sangre se le escapaba del cuerpo y cayó de rodillas.

“Es… es todo culpa mía. Oh, Flum…” Sus dientes rechinaron audiblemente mientras

apretaba la mandíbula, y su visión se llenó de lágrimas. “Flum… Oh, Dios, Flum…”

Si no podía expresar su tristeza con palabras, no tendría más remedio que dejar que sus

manos hablaran por ella. Sospechaba que si eso ocurría, se quitaría la vida antes que la de los

demás. Tal vez debería hacerlo.

“¡Gaaah… es todo culpa mía!”

Sus gritos de angustia eran tan fuertes que Linus y Jean los oyeron por encima de su

refriega. Los dos hombres se detuvieron al instante y miraron hacia la puerta.

“Oye, llamaste a Cyrill aquí, ¿no? No creerás que es… que es ella, ¿verdad?”

“Ciertamente la llame.”

Linus soltó a Jean y se asomó a la puerta que había dejado entreabierta, viendo a Cyrill

sollozando de rodillas.

“H-Hey, Cyrill, ¿qué pasa? Háblame.”

Cyrill miró a Linus, con terror en los ojos, y comenzó a retroceder.

“Esa conversación que escuchaste, fue todo… bueno…”

“¿Una… mentira?”

“No. Pero…”

“Así que realmente conseguí que Flum fuera vendida como esclavo.”

“No, no. No te culpes. Es todo…”

“¿Qué… qué derecho tengo a…?”

“¡Por favor, Cyrill, escúchame!” Linus trató de mantener la calma, pero la desesperación

era clara en su voz. Pero no importaba cómo intentara decirlo, no había vuelta atrás para Cyrill

mientras se pusiera en el centro del cruel destino de Flum.

Dejó escapar otro grito agónico y empezó a arrastrarse para alejarse de él antes de ponerse

en pie. Salió corriendo, gritando todo el tiempo. No había forma de que Linus pudiera

alcanzarla con la ventaja que llevaba. Lo único que pudo hacer fue agarrarse la cabeza con

desesperación.

Jean se colocó a su lado, con los brazos cruzados y una mirada arrogante. “¿Por qué

lloraba?”

Volvió a ser el de siempre.

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Linus cerró la mano en un puño y giró hacia Jean mientras su ira volvía a estallar. “¡Sólo

mira lo que has hecho!”

“¿Yo? No lo entiendo. ¿Por qué iba a estar triste por la pérdida de alguien tan inútil como

Flum? Ella es tan poderosa y talentosa; ¿por qué debería afectarle esa pequeña desgraciada?”

Linus dejó escapar un fuerte suspiro. Estaba claro que su enfado no significaría nada para

Jean. Podía ser un genio, pero a cambio de ese don, había perdido toda capacidad de empatía

con otros humanos.

Le dio la espalda y comenzó a alejarse. “Lo que sea. Es un desperdicio hablar contigo.”


Al ver lo abatido que estaba Linus, Jean finalmente se dio cuenta. “Espera, ¿estás diciendo

que yo… hice algo malo? Eso no puede ser correcto. Yo no cometo errores de ese tipo. Si

alguien se equivoca, es Cyrill.”

No había nadie cerca para escucharlo.

***

 

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Sin ningún otro lugar al que ir, Cyrill corrió por los pasillos del castillo hasta llegar a su

habitación, donde cerró la puerta de golpe tras ella, se metió bajo las sábanas y cerró los ojos

lo más fuerte que pudo. :Todo… todo fue culpa mía. Fui… fui yo… ¡Todo fue culpa mía…!”

A pesar de sus esfuerzos por aislarse del mundo, la culpa seguía calando hondo. Sollozó

y aulló hasta que oyó una voz familiar que la llamaba.

“Hay una manera de aliviar tu dolor, sabes.”

Cyrill sacó la cabeza de debajo de las sábanas y encontró a María de pie con una suave

sonrisa en la cara. Por lo visto, se había olvidado de cerrar la puerta en su apuro.

“¿Dónde está el núcleo que te di el otro día?”

“¿Núcleo? Ah… ¿te refieres a ese cristal negro? Está en el cajón del escritorio.”

“Qué desperdicio. Si tuvieras su poder, no tendrías de qué preocuparte, Cyrill.” María

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abrió el cajón y recuperó el núcleo antes de inspeccionar la espiral negra que contenía. “Viste

cómo luchamos Jean y yo en la última batalla, ¿verdad? Todo fue gracias al núcleo.”

“Ya… ya veo.”

“Si aceptaras su poder, tus preocupaciones…no serían más que un lejano…sueño.”María

se acercó a Cyrill con el núcleo en la mano. “Es… un… poder impresionante… ya ves. Tú…

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también… deberías… usarlo…”

“¿María?” Cyrill miró a su compañera con preocupación.

“¿Ah? ¿Qué está pasando? Esto… no… debería… pasar…”

“¿Estás bien? ¿Debo llamar a un sanador?” Cyrill se deslizó fuera de la cama y se acercó

para ayudar a estabilizarla.

Ploosh.

Oyó un ruido de chapoteo húmedo que no pudo ubicar.

“N-No… ¿por qué… por qué… esto me pasa… a mí…?’

“¡Voy a pedir ayuda, espera aquí!” Sentó a María en su cama y se dio la vuelta para irse.

Ploosh. Splosh.

Volvió a oír el extraño y húmedo sonido, esta vez procedente de su espalda. Cuando se

giró para mirar hacia atrás, vio que la sangre se acumulaba en el suelo. Siguiendo el rastro con

la mirada, estaba claro que María la había vomitado.

El rostro de Cyrill palideció. Era peor de lo que había pensado.

Ploosh. Splosh. Ploosh. Splosh.

Ningún humano debería ser capaz de vomitar tanta sangre.

“¿María?” Lenta y vacilante, Cyrill se inclinó para ver de cerca el rostro de María. Para

su horror, vio una visión de carne cruda y resbaladiza—con los colores de todo lo que hay

dentro de un cuerpo humano que debería permanecer dentro—asomando entre los dedos de

María.

“… ¿María?”

La sangre salía de entre los dedos de María y bajaba por el cuello de la bata. Detrás de las

manos de María, Cyrill pudo ver cómo la masa carnosa se retorcía y ondulaba.

“M-María… ¿qué… en qué clase de monstruo te has convertido?”

Cyrill ya estaba mentalmente agotada. Este nuevo acontecimiento sólo sirvió para llenarla

de tal temor que casi la dejó en estado de shock. Se sentía como un globo lleno hasta el punto

de reventar.

Omae Gotoki Ga Maou Volumen 4 Capitulo 1 Novela Ligera

 

 

“No… no puedo… no… ¡¡nooooooooooo!!”

Los gritos de Cyrillllenaron los pasillos del castillo. Un momento después, salió corriendo

de su habitación en busca de la salida del castillo. No se atrevió a mirar en otra dirección que

no fuera la del frente.

María se sentó en la cama, inmóvil.

“Vaya, vaya, vaya… qué pena.” El ruido de un par de zapatos de tacón alto fue

amortiguado ligeramente por la alfombra cuando una figura femenina vestida con una bata de

médico se acercó a la habitación.

Echidna, líder del equipo de investigación Quimera, miró a María y sonrió. “Qué lástima

que una mujer de la clase trabajadora se encuentre con un destino tan horrible. ¿Qué

hacemos?”

“Echid… na. ¡¿Qué… me… hiciste?!”

“Nuestros núcleos de Quimera se producen con el mayor de los cuidados y permiten

aprovechar el límite de los poderes de Origen. Efectos secundarios como este son ciertamente

infrecuentes.” Echidna se inclinó hacia la espiral de carne pulsante. “¿Mi mejor suposición?

Quizá nos equivocamos y te dimos un núcleo destinado a los monstruos. Eso explicaría por

qué tu cuerpo no pudo soportarlo.”

“¡Nng… tú… planeaste esto… todo el tiempo!”

Echidna soltó una carcajada siniestra antes de girar en su sitio. Su bata de médico ondeó

en el aire mientras se alejaba. “Elegidos, héroes, Señor Demonio, venganza… es todo tan

pasado de moda. Simples conceptos de una época pasada.”

“¿Qué… quieres decir?”

“Hay una forma mejor y más ingeniosa de alcanzar el mismo objetivo.”

“¡Pero eso… no es lo que Origen…quiere…! Este plan estuvo… ¡tanto tiempo en la etapa

de elaboración…!”

Hace casi cincuenta años, Origen había transmitido su voluntad a los que estaban en el

poder en ese momento. El rey y el papa actuales habían pasado toda su vida recibiendo estas

verdades. Era natural que sirvieran a Origen de la mejor manera posible.

“Es imposible que un supuesto dios que se pudre en un sótano sepa más que nosotros.”

Dijo Echidna. “Tokio espera mi llegada y la de mi Quimera, ya ves.”

“De ninguna manera… ¡no puedes estar esperando eso…!”

Echidna se rio. “Ahora sólo eres una molestia pasajera para mí, María. Todo este tiempo

has actuado en tu propio interés, pero ahora tu papel ha llegado a su fin, tanto táctica como

simbólicamente. Creo que es justo que el jefe de la guardia te saque de tu miseria, ¿no?”

A diferencia del rey e incluso del propio papa, la única razón de María para dedicarse a

Origen era el odio. La iglesia ya no tenía ningún uso para alguien con impulsos tan bajos.

“¡¿Así que sólo vas… a deshacerte de mí?! Después de todo lo que hice… ¡¿para destruir

a los demonios?!”

“Y es por eso que necesitas levantarte y morir. Por el bien de la iglesia y de mi amada

Quimera.”

Con un chasquido de dedos, un monstruo parecido a un mono apareció por detrás de

Echidna. Tenía las gruesas y musculosas piernas de un ogro, unas alas que le salían de la

espalda y el rostro de un humano.

“Este es un prototipo de quimera, uno de nuestros especímenes Clase Lobo. Es un poco

más débil de lo habitual, ya que hemos utilizado la cabeza de un hombre, pero la mejora de la

cognición merece la pena. Por supuesto, es muy poderoso. Y también una verdadera belleza.”

“¡Agooo!” La pequeña quimera tomó las manos de María entre las suyas antes de tirar

insistentemente hacia la salida.

“Nnng… Yo… aun… aun…” La agonía era clara en la voz de María mientras la sangre

seguía salpicando su cara. El núcleo parecía no poder sincronizarse con su cuerpo, haciendo

que se agitara.

Echidna se limitó a carcajearse divertida al ver la agonizante escena que se desarrollaba

ante ella.

***

 

 

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A partir de ese día, Cyrill y María se consideraron desaparecidas en combate. Linus se

convirtió en una visión rara en el castillo. Jean seguía por aquí, pero rara vez salía de su habitación. Estaba claro que no estaban en condiciones de continuar el gran viaje para derrocar

al Señor Demonio.

El grupo de héroes, tan cuidadosamente elegido por Origen, el Divino Creador, estaba en

ruinas.

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