Seirei Gensouki: Konna Sekai de Deaeta Kimi ni

Volumen 22

Historias Cortas 1: La Cama Del Rey Dragón

En el Reino de Galarc, la mañana después de que Sora apareciera ante Río como discípulo del Rey Dragón…

Alborozada por su esperado reencuentro con la reencarnación del Rey Dragón, Sora había sollozado sin parar. Para consolarla, Rio la había llevado a una habitación donde podían dormir por separado.

Así llegó la mañana. Aishia, Rio y Sora habían dormido por separado en un dormitorio con tres camas, pero Rio se había levantado temprano para preparar el desayuno. En la habitación se oía el tranquilo sonido de la respiración de Aishia.

“Mmph…Rey Dragón…”

También se oía el dichoso hablar dormido de Sora. Sin embargo, ella fue la primera en despertarse.

“Yawn… ¡¿Que—?!” Abrió lentamente los ojos y bostezó con dulzura. Pero cuando recordó cómo había conocido a Rio ayer, se sentó en la cama con un grito ahogado.

“¿Rey Dragón…?”

¿Y si lo que pasó ayer fue todo un sueño? Sora miró preocupada alrededor de la habitación y suspiró aliviada cuando vio que Aishia seguía durmiendo. Parecía que, después de todo, no había estado soñando.

“Heh… He he heh…”

Los recuerdos de la noche anterior se agolparon en su cabeza. La alegría de ver al Rey Dragón después de mil años dominó cualquier otro pensamiento en su cabeza, haciéndola sonreír felizmente. Sin embargo, el Rey Dragón no aparecía por ninguna parte. Estaba segura de que ayer se había ido a dormir a la cama de al lado…

“¿Dónde está…?”

La mirada de Sora se clavó en la cama donde había dormido Rio. La manta había sido alisada toscamente, pero era evidente que Rio había dormido allí la noche anterior.

A-Aquí es donde dormía el Rey Dragón…

Que le permitieran dormir junto a una figura tan sublime significaba mucho para Sora.

El mero hecho de recordar aquel momento hizo que su corazón se acelerara.

“…!”

Sora saltó de cabeza a la cama de Rio. “¡Ha! ¡Aha ha!”

Las indignantes, vergonzosas e impensables acciones de Sora la llenaron tanto de culpa como de alegría.

“¿Sora? Buenos días…” Aishia se despertó y se frotó los ojos con sueño. “¡Eeeeeek!” Sora saltó horrorizada. Rápidamente volvió a su cama.

“¿Qué pasa?” Aishia ladeó la cabeza con curiosidad, pues se había perdido lo que Sora había estado haciendo.

“¡N-N-Nada de nada! No asustes a Sora despertándote de repente.

¡Cielos!” chilló Sora.