Jimi na Kensei (NL)

Volumen 9

Extra: Asignación

Tiene lugar después del cuarto duelo entre Saiga y Sansui.

Magyan Sunae, la esposa de Saiga, permaneció en la arena vacía, con una sensación de logro.

“Saiga se ha vuelto más fuerte…”

Era una joven nacida de un rey y su primera esposa, y nadie esperaba mucho de ella. Ella misma lo admitió. En cambio, hizo todo lo que pudo como esposa para apoyar a su marido. Podía decir con confianza que, si ella no hubiera estado allí para Saiga, él no habría llegado a ser tan fuerte como lo hizo.

“Estoy muy orgulloso de él”.

Sin embargo, si esa fuera la única razón, no habría podido implicarse tanto. En una reciente visita a su país natal, pudo dar a Saiga un toque de atención sobre las limitaciones de la invocación de espíritus. Poder hacerlo fue el resultado de tener buenos amigos y buenos subordinados. El derecho de nacimiento de Sunae no era ningún tipo de logro personal. En cambio, podía enorgullecerse de haber conseguido un buen marido y amigos.

Cuando había decidido abandonar Magyan sin previo aviso, nunca imaginó que acabaría sintiéndose tan realizada. Se sentía sinceramente aliviada por haber optado por buscar aventuras.

Sin embargo, alguien había venido a aguarle la fiesta. No era otro que Ran, del Estilo Demonio Plateado.

“Sunae, ¿podemos hablar un momento?”

“¿Qué pasa, Ran? Pareces muy tenso. ¿Te pusiste nervioso viendo el partido de antes?”

La mayoría de la gente estaba asombrada después de ver el duelo entre Sansui y Saiga.

Sin embargo, a diferencia de ellos, Ran podría haberse involucrado ella misma. No sería una sorpresa si ella quisiera tener una revancha con Sansui.

“¿Yo, tenso? No seas estúpido. No estoy tensa en absoluto. Estás perdiendo la cabeza”, dijo Ran, riéndose de las palabras de Sunae. “Puedo entender que te sientas agotada, pero

¿no es un poco pronto para estar satisfecha, o para pensar que ya es suficiente?”. “¿Qué?”

“¿No has empezado a pensar en tu próximo objetivo?” Ran soltó una sonora y provocativa carcajada, aunque su intención no era mala. En todo caso, estaba siendo amistosa, sin ningún atisbo de desprecio en sus modales.

“Eres muy intenso, Ran. Entiendo lo que dices, pero sólo quiero disfrutar de este momento un poco más”. El desarrollo de Saiga como siguiente en la línea de sucesión al trono, así como el hecho de que informara a su país natal de lo grande que era el mundo, estaban ambos fuera de su alcance ahora, y debidamente bajo el control de personas más adecuadas. Como Sunae no tenía nada que hacer, probablemente debería haber empezado a trabajar en su próximo objetivo. Sin embargo, creía que era demasiado pronto para eso.

“Es verdad. Supongo que al menos puedes tomarte el día para eso. O… tal vez una semana”.

“Entonces, ¿cuál es la prisa?”

“No me gusta verte así”. Contrariamente a sus palabras provocativas, una vez más, no tenía mala intención. En todo caso, parecía un poco preocupada, pero nada más que eso. “Durante la Exposición Real, actué como tu subordinado y te hice quedar bien.

Probablemente debido al hecho de que luchaste contra mí y ganaste…”

Ran había perdido contra Sunae en el pasado. Ella sabía que era el resultado de una diferencia en afinidad y amplitud de conocimientos, lo que resultaba en una forma segura de ganar por parte de Sunae. Parecía que Ran también se había dado cuenta de que había sido debido a su inexperiencia.

“Me gusta tu espíritu de lucha. Aunque no me gusta verte tan satisfecha cuando terminas de luchar”, dijo Ran, riendo mientras preparaba los puños. Aunque no buscaba sangre, era evidente que tenía ganas de pelear.

“Bueno, bueno…” Sunae no sabía a dónde quería llegar Ran. La chica Temperan no estaba canalizando su Sangre Manchada y en su lugar había adoptado la postura de una persona normal. Sunae no tenía tan poco tacto como para intentar detenerla por la fuerza. En cambio, optó por unirse a ella y adoptó una postura similar.

“Ten cuidado conmigo. No soy tan bueno peleando así”.

“Tranquilo. Por supuesto que iré despacio”. Era sólo una broma entre dos amigos. Para esos dos, era mejor mostrar sus intenciones a través de sus acciones en lugar de sus palabras. Los dos eran muy conscientes de que, en casos como éste, las acciones son las que más hablan.

“¡Muy bien…!” Ran saltó a la acción. Debido a que albergaba una gran cantidad de Sangre Contaminada, era capaz de leer, así como imitar, los movimientos de su oponente. A pesar de que no había fortalecido su cuerpo, todavía era capaz de realizar maniobras hábiles. Los golpes ligeros y precisos de Ran se acercaron a la cara de Sunae.

Sunae soltó un grito sin palabras; podía sentir que Ran no planeaba asestar ninguno de los golpes. Sin embargo, debido a la embestida que se le venía encima, su cuerpo se tensó. Ran detuvo sus puños en el último momento, algo que nunca antes había hecho. Si hubiera seguido adelante con el golpe, habría sido capaz de noquear a Sunae. Fue un movimiento de poder confiado.

“¡Hyaah!” Ran se había detenido de conectar, pero no detuvo sus ataques. Agarró el brazo de Sunae, lanzándola sobre su hombro.

El lugar donde Sansui y Saiga habían luchado era de piedra y estaba parcialmente roto.

Uno probablemente moriría si fuera arrojado violentamente contra ella. Por ello, Sunae tensó aún más su cuerpo.

“¿Te he asustado?” “Eres mala.”

Sin embargo, Ran no la tiró al suelo. En lugar de eso, se detuvo a medio camino, ralentizando sus movimientos y depositando a Sunae suavemente en el suelo.

“Si esto fuera un partido de verdad, habría sido una victoria”, dijo Ran.

“Tienes razón”, respondió Sunae. Dado que era un resultado obvio, Ran no hizo ningún intento de hacer alarde de ello. Por otro lado, Sunae, que comprendió que habría perdido, se puso un poco más gruñona.

“Así que, escúpelo ya”.

“Apenas estoy empezando.” Ran pasó de un ataque a un lanzamiento. No era nada que una persona ordinaria no pudiera realizar, de hecho, era un movimiento completamente ordinario, pero increíblemente refinado.

“Como ya sabes, soy un genio. Sin embargo… como resultado, nunca he sentido la necesidad de guiar a aquellos sin talento”. Ran albergaba una enorme cantidad de Sangre Manchada, con la que era capaz de fortalecerse a sí misma, así como de recuperarse instantáneamente de heridas graves. Aquellos con sólo una pequeña cantidad de Sangre Contaminada y sin talento no serían capaces de hacer lo que Ran podía.

Ran, que había ganado contra Sunae, tenía los ojos claramente puestos en el premio.

Pensaba en las cuatro mujeres de Temperan. “Esas cuatro no tienen ni una pizca de talento. Sólo fueron capaces de luchar con las habilidades heredadas de sus antepasados. Eso fue cierto incluso aquella noche, cuando se dieron cuenta de lo que eran capaces”. Incluso si alguien no tenía talento, podía aprender a luchar si practicaba lo suficiente. Ran, un genio ella misma, había empezado a darse cuenta de que eso en sí mismo era un arte marcial. “Puedo fortalecerme en un instante, así como regenerarme rápida y repetidamente. Sin embargo, aquellos que no comparten el mismo talento que yo son incapaces de hacer lo mismo. Intenté pensar en cómo podría hacer fuerte a esa gente… y entonces ocurrió esto”.

“Ya veo. Quieres que empiecen a imitar tus movimientos”. Aunque copiar las acciones de alguien se hacía en un instante, había algún propósito en practicarlas una y otra vez. Lo que normalmente le llevaría a alguien más de diez años aprender, podía reproducirse en unos pocos años.

“En la Aldea Témpera, hay algunas artes marciales que, aunque carecen de cierta ‘sangre’, siguen siendo capaces de utilizar otras técnicas. Planeo combinarlas e incorporarlas al Estilo del Demonio Plateado”. Un arte marcial que se centrara en adquirir varias técnicas difíciles de una serie de artes permitiría, si fuera posible, que incluso la persona más débil se volviera fuerte. Sin embargo, se necesitaría mucho trabajo para que eso se hiciera realidad.

“Decir que lo haré es una cosa, pero si no trabajo para que sea eficaz, se convertirá en una versión menos eficaz de las artes marciales existentes. Probablemente acabe siendo el trabajo de mi vida… o, mejor aún, acabaré encomendándoselo a mi sucesor”, dijo Ran, exponiendo claramente su misión mientras miraba a Sunae. “¿Y tú? ¿Piensas seguir viviendo una vida de placer después del asunto que planteaste a tus hermanos en casa?”. Sunae había señalado un problema de su sociedad, y estaba satisfecha de haberlo hecho. Sin embargo, no tenía intención de ir más allá y buscar una nueva forma de luchar utilizando la Invocación de Espíritus.

“No hay… ninguna razón para que lo intente”, respondió tímidamente Sunae. Aunque aprendiera un nuevo estilo de lucha en Arcana, le resultaría difícil introducirlo en casa.

Los únicos usuarios de Invocación de Espíritus en Arcana eran ella y Saiga. Como resultado, por mucho que lo intentara, no había realmente ninguna razón para ello. No sería exagerado decir que estaba al límite.

“Entonces, ¿qué vas a hacer? ¿Vas a pasarte el resto de tu vida cuidándole, azotándole el culo? Puede que seas feliz asumiendo ese papel, pero… ¿es ese el tipo de vida que debería llevar la mujer llamada Magyan Sunae?”.

Sunae rumió las palabras de Ran mientras la otra mujer pintaba un cuadro de cómo sería su vida como esposa de Saiga.

“Quiero vivir mi vida como la mujer de Saiga. No veo nada malo en ello, y probablemente estaré bastante ocupada”. Ella creía que su futuro previsto sería lo suficientemente satisfactorio, sobre todo porque una vida con Saiga como siguiente en la línea de sucesión al trono probablemente no sería fácil, y apoyarle no sería un trabajo fácil. “Quiero decir… Blois eligió un camino similar. Parece feliz”. Blois Wynne, una talentosa espadachina que rivalizaba con el propio Talan, había renunciado tanto a la espada como a su magia para ser esposa y madre. Sunae no iba a criticarla por esa elección. “Pero… supongo que es como tú dices. Yo no soy así”. Blois y Sunae eran personas muy diferentes, después de todo, y la elección de Blois no era para la mujer llamada Magyan Sunae.

“Tú, al igual que los otros cuatro, eres disciplinado. Es bastante vergonzoso que digas que como ya no te necesito, no hay necesidad de seguir mejorando”, respondió Ran. De hecho, hacerse más fuerte para estar a la altura de un amigo era un esfuerzo significativo. “De todos modos, esa es la cara que quería ver”.

“Sí, me has hecho darme cuenta de la verdad”. Sunae se rió mientras le daba un ligero puñetazo a Ran. “Pero aún quiero disfrutar del momento un poco más”.

“Ja, ja, ja, no es justo si sólo eres tú quien disfruta del momento”, dijo Ran, riendo.

-FIN DEL VOLUMEN 9-