Majo no Tabitabi (NL)

Volumen 5

Capítulo 3: Ciudad Castillo Fresia: Plumeria en una Jaula

Parte 3

 

 

Esa noche, tuve una visita en la posada donde me alojaba.

“Pensé en pasar por aquí”. Gardenia sonrió tímidamente y saludó.

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¿Qué somos? ¿Novias?

Le hice un gesto para que entrara. “¿Por qué estás aquí?”

“Bueno, en realidad para nada”, admitió, sentándose en el comedor. “Ha surgido algo que necesito discutir contigo, Elaina”.

“……”   Vaya,  vaya.  ¿Podría  ser  esta  presentación

indirecta lo que creo que es? “¿La encontraste? ¿A la Gran Ladrona Fantasma?”


Eso me ahorraría muchos problemas. Esperé a que hablara, fingiendo indiferencia mientras el corazón se me salía del pecho.

“Mm-mm. Lo siento. Nada al respecto. En realidad, acabo de recordar nuestra otra conversación”.


“……” ¿Y bien? ¿Qué quieres?

“Elaina, ¿recuerdas esto? Me diste esta carta, hace dos o tres días”. Gardenia puso una carta sobre la mesa.

El sobre con elegantes hojas de oro contenía una carta de amor dirigida por un misterioso remitente a un misterioso destinatario y había sido entregada por error en mi habitación.

…Ahora que lo pienso, creo que le pedí a Gardenia que investigara por mí el asunto de la entrega errónea.

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Justo en ese momento había recordado nuestra conversación anterior sobre la carta.

“¿Averiguaste algo?”

“Sí. Me costó un poco porque me hice cargo primero del asunto de las cartas entregadas erróneamente, pero hace un rato busqué las direcciones del remitente y del destinatario de esta carta. Hoy he venido a contarte los resultados”.

¿Hiciste un viaje especial para eso?

Para alguien que solía quejarse con cosas como: “estoy tan cansada” y “quiero renunciar”, veo que es una adicta al trabajo.

“… Gracias. Entonces, ¿a qué nos enfrentamos?”

“Parece que, como era obvio, esta carta no era para ti, Elaina”. Y luego dijo: “No reconocí el nombre del destinatario, pero el remitente es el verdadero problema”.

Me distraje en ese momento y dejé de prestar atención, pero entonces Gardenia dijo el nombre.

“———”

Efectivamente, era el nombre de una persona muy molesta con la que ya estaba muy familiarizada.

En ese momento, sentí que todas las piezas del rompecabezas caían en su lugar.

***

 

 

Al día siguiente, me dirigí directamente a la habitación más alta del castillo, sin deambular por la ciudad.

La princesa sonaba como si no me hubiera esperado. “¿Cómo va la caza de la Gran Ladrona Fantasma?”

Entrecerró los ojos al darse la vuelta. Como si yo realmente la estuviera molestando. Aparentemente, hoy estaba aferrada a su escritorio de nuevo, escribiendo en secreto, y no parecía querer hacer nada más.

“Quería verte antes de ir de caza. Me gustaría que me contaras lo que realmente te motiva”.

“Utiliza todos los trucos que quieras. No tengo intención de hablarte de mi situación”.

Me rechazó al instante. “¿Ah sí?” “Sí—”

Me parece bien. Parece que tus labios están sellados. Pero no soy tan bondadosa como para confiar en una compañera que no es sincera conmigo.

“Uhh, ajem” De pie y detrás de ella, abrí cierta hoja de papel. Era la misteriosa carta de amor.

“’Me gustas. Te amo”. Leí cuidadosamente la prosa que haría que cualquiera se avergonzara.

“… ¿Qué? ¿Estás mal de la cabeza?”

“’Últimamente no he recibido ninguna respuesta tuya, pero quiero que sepas lo que siento, así que renuncio a los buenos modales y te envío carta tras carta’”.

“¿……?”

“’Por favor, contéstame. Me siento muy sola. Desde que nos conocimos, sólo pienso en ti. Quiero vivir a tu lado. Mientras esté contigo, pase lo que pase, la vida estará llena de maravillas’”.

“¡…! Eh… esa carta…” Puede que ella haya reconocido este fragmento, porque el rostro de la princesa se fue tiñendo de rojo, pero lo ignoré.

“’Cuando no estás aquí, siento como si mi corazón tuviera un agujero. Siento que me falta algo. Ven a llenar el espacio de mi corazón—’”

“¡E-Espera!” Finalmente ella pareció darse cuenta de lo que yo estaba leyendo. “Esa es mi carta, ¡¿no es así?! ¿Por qué la tienes tú?” En medio del pánico, intentó arrebatarme la carta, pero la ignoré.

Continué leyendo la carta implacablemente mientras la esquivaba.

“’Oh—cuando pienso en ti, no puedo dormir por la noche. Mi pecho late y arde—’”

“¡Qué mala! ¡¿Qué crees que estás leyendo en voz alta?! ¡Ugh!” Sus ojos, que habían permanecido fríos hasta hace un momento, ahora se desbordaban de lágrimas, y su cara estaba tan roja como una manzana madura. “Vamos… ¡Detente! Por favor, ¡detente!”

Llegados a esto, dejé de ignorar sus súplicas.

“… ¿A quién le estabas enviando esto?” Ciertamente es una carta de amor muy apasionada.

“¡Tch! E-Eso es…”

Oh, ¿te resistes a decirlo?

“’…Recuerdo vívidamente los días que pasé contigo. Tu voz, la sensación de tus manos, tus labios, el calor de tu piel—’”

“¡Aaaaaahhh! ¡Espera! ¡Te lo diré! ¡Deja de leer! No sigas leyendoooo”.

Así sin más, por fin conseguí que me confesara sus verdaderas motivaciones.

Si desde un principio hubiera sido sincera, no habría tenido que llegar al punto de avergonzarla.

La princesa obligó a los soldados a salir de la habitación, mirándolos con el ceño fruncido.

“¡Tengo que ocuparme de esta falta de respeto, así que salgan todos! Si entran, ¡sus cabezas se van a la olla!”

Después de correrlos de la habitación, fuimos al grano en cuanto a la verdad sobre el momento en que la Gran Ladrona Fantasma se había colado en el castillo——la historia de lo ocurrido varios meses antes, que yo había venido a escuchar.

La persona a la que la princesa Plumeria había enviado la carta no era otra que la propia Gran Ladrona Fantasma.

“…Tch… ¿Cómo conseguiste esa carta…?”

“Bueno, el cómo la obtuve es lo de menos, ¿verdad?” Ella parecía ignorar que los errores de entrega eran algo frecuente.

¿No tienes una gran vista de tu reino desde esta altura?

“Entonces, ¿cómo lograste enviar esta carta? Puedo adivinar por el contenido que has estado escribiendo con alguien más desde hace mucho tiempo”.

“……”

Oh, ¿no quieres decirlo?

“Veamos… ‘Cuando pienso en ti, yo…’” “¡Bien! ¡Te lo diré!”

Había pensado que ella era una princesa indiferente y malhumorada, pero ahora, jalar de sus riendas la volvió fácil de manejar.

De mala gana, la princesa me contó la verdad.

“…Cuando ella se coló en el castillo hace varios meses, esa fue la primera vez que hablé con una chica de mi edad. Desde niña, he vivido toda mi vida dentro del castillo, y no sé nada del mundo exterior. Salgo a la ciudad una vez al año para el desfile, pero aparte de eso, sólo la contemplo desde arriba, y siempre ha habido un mar de separación entre la gente común y yo”.

Así que, cuando se enteró por los soldados de que la Gran Ladrona Fantasma era una chica de su edad, la princesa se había deslizado hasta las mazmorras para conversar con ella.

“Cuando la conocí, parecía haberme malinterpretado. Creyó que yo engañaba a los hombres y los seducía para que me enviaran dinero y cosas. Por eso también se había colado en el castillo”.

Eso también lo había escuchado de Iris. Y por supuesto, fue un malentendido.

“Estoy segura de que eres consciente de esto después de hacerme compañía por varios días. Yo en verdad no soy el tipo de persona que haría algo así, y no estoy interesada en ninguna aventura amorosa”.

Oh, no puedes decir eso en serio. ¿Le leo otro fragmento de su carta?

“Así que le dije que era un malentendido, y después de eso, conseguí que me dijera por qué se hacía pasar por una misteriosa ladrona. A partir de ese día, seguimos escribiéndonos. Todos los días me escabullía a su celda y conseguía que me contara historias de su vida. Como la vez que castigó a un comerciante corrupto o cerró un negocio inmoral… Era una heroína para la gente común.

“Arreglé para que no fuera a la horca. Esta persona no es alguien que deba estar en la cárcel, fue lo que pensé. Por eso la liberé”.

En otras palabras, el relato del antiguo rey era algo inexacto.

La Gran Ladrona Fantasma sí se había escabullido en el castillo y repartido el dinero robado por todo el país. Al final había sido arrestada, pero, aun así, no era del todo cierto que había tomado como rehén a la princesa Plumeria y dado a la fuga inteligentemente.

En realidad, fue todo lo contrario—

“Le dije que podía escapar si me tenía como rehén.

Así se liberó”.

“…”

La relación entre estas dos no había terminado ahí. Después de que la Gran Ladrona Fantasma escapara del castillo, Ayame y la princesa Plumeria comenzaron un intercambio de cartas. La princesa Plumeria siguió viviendo su vida dentro del castillo, obligada a trasladarse a lo alto de la torre como consecuencia del allanamiento.

A pesar de ello, anhelaba el mundo exterior con más fuerza que nunca.

Por eso había dicho en su carta que quería que Ayame la llevara lejos.

“Pero dejé de recibir cartas”.

Porque llegaron a mí por error.

Para empeorar las cosas, días después de haber perdido el contacto, la advertencia de la Gran Ladrona Fantasma había sido publicada, y el ambiente dentro del castillo inmediatamente se puso tenso. Los soldados estuvieron más alertas, y se hizo imposible enviar o recibir cartas.

Al final, Plumeria había pasado los días sin poder comunicarse con la Gran Ladrona Fantasma.

Esa debía ser la razón por la que me puso al frente de la investigación.

Como el robo se había llevado a cabo en absoluto secreto, la princesa no había podido decirme nada en absoluto sobre las características de la Gran Ladrona Fantasma. No podía decirme algo como: “No he podido ponerme en contacto con mi amada, ¿podrías buscarla? Aquí es donde vive. ¿Entendido?”, delante de los guardias. Así que tenía que ser inteligente, creyendo que el disimulo era la única vía que le quedaba.

La carta de la princesa Plumeria no había sido entregada, y supongo que la de la Gran Ladrona Fantasma tampoco, y al final, a las dos no les quedó otra opción que forzar la situación. La Gran Ladrona Fantasma había emitido su advertencia, y la princesa me había utilizado.

“Me alegro de que ella haya dado la advertencia y declarado que iba a llevarme—aunque, como resultado, mi padre lo acosa la preocupación. Y así es como hemos llegado a este punto”, explicó Plumeria.

Realmente, la mejor manera de que Plumeria encontrara la felicidad era que la Gran Ladrona Fantasma viniera a robarla.

“……”

Miré la carta que estaba en mi mano.

El remitente era la princesa Plumeria.

Y el destinatario era—

***

 

 

El desfile de cumpleaños de la princesa Plumeria fue muy ostentoso y de mal gusto.

Había grupos de carruajes que iban por la avenida principal y compañías de soldados que, cada uno con su instrumento musical en la mano, tocaban música mientras marchaban en perfecta formación.

La canción que interpretaban era alegre, incluso molesta, y no encajaba con el carácter frío de la princesa Plumeria, pero el pueblo parecía disfrutarlo de igual forma.

Al echar un vistazo a las filas que avanzaban en el desfile, pude ver a la gente asomada por las ventanas de todas las casas, de pie junto al camino o persiguiendo la procesión, con sonrisas en sus rostros.

La música les transmitía felicidad, recorrieron todo hasta llegar al castillo.

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“……”

Sin embargo, en este desfile, que se podía ver desde el castillo, faltaba su invitada de honor, la Princesa Plumeria.

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No porque no estuviera participando.

No porque no hubiera bajado de su pedestal.

El desfile de este año, tal y como la Gran Ladrona Fantasma les había dicho a todos, era seguramente el último. Hoy había sido el último día de la Princesa Plumeria en la ciudad. Ella había desaparecido.

“…Nuestra declaración oficial fue que la princesa no hará su aparición, porque está recibiendo tratamiento médico. Pero me pregunto cuánto durará esa excusa…”

El rey se limitó a mirar en silencio a la bulliciosa multitud.

“Muy bien, andando”.

Cuando terminamos nuestra larga conversación, tomé la mano de la Princesa Plumeria.

“¿Qué…? ¿Eh? ¿Nos vamos? ¿Adónde?”

Los ojos de la princesa se abrieron bien grande por la sorpresa, y le contesté mientras sacaba mi escoba. “Iremos a ver a tu novia”.

“… ¿Sabes dónde está?”

“Sí”. Le mostré la carta.

La dirección está escrita aquí. Y también el nombre real de la Gran Ladrona Fantasma.

Ahora que lo pienso, este era un asunto muy sencillo.

Después de todo, ¿no había ya una persona sospechosa merodeando desde el principio? Alguien que se había acercado a mí y me había seguido, tratando de sacarme información usando todo tipo de métodos.

No era tan extraño pensar que cuando se me asignó la vigilancia de la princesa Plumeria, esta persona—que no había podido ponerse en contacto con la princesa y que estaba impaciente por confirmar sus verdaderas intenciones—había venido a mí.

“Pero… mi padre nunca me lo perdonará. Por ser tan egoísta”. Me miró sentada de lado en mi escoba y luego bajó la cabeza.

Le faltaba valor para poder confiar un poco más.

“¿Quieres seguir viviendo dentro del castillo para siempre? ¿O quieres convertirte en una chica normal?”

“……”

“Por cierto, si me permitís el atrevimiento… El mundo no es tan amable con chicas sobreprotegidas que no saben nada de su tierra ni de su pueblo… y que no son aptas para dirigir un país”.

La mayoría de los dirigentes de segunda generación que recorren nuestro mundo son idiotas, mocosos malcriados que sólo se suben al carro de sus padres.

Le extendí la mano. “Desde este lugar, no se puede ver muy bien al mundo ni a su gente, ¿verdad? Vayamos mejor a ver a la chica que amas”.

“……” Pero ella dio un paso atrás. Luego giró y se puso

frente a la mesa. “…Si me voy, ¿qué le pasará al país? Su gobernante desaparecería”.

“¿Crees que este país es tan inestable que todo se iría a la ruina sólo por un cambio en la administración?”

Había chicas con trabajos terribles, que se quejaban de que estaban cansadas, que esto era duro, que querían renunciar. Había periodistas que trataban de conseguir la próxima gran primicia utilizando cualquier medio posible.

De alguna manera, el ver a su rey despilfarrar recursos para organizar ostentosos desfiles para su hija, sospeché que al pueblo no le importaría un cambio de gobierno.

Supongo que aún no pueden ver eso—

“…Cierto. Espero que no”. Plumeria asintió con la cabeza, y luego recogió el montón de papeles que habían quedado tirados descuidadamente sobre la mesa.

Los juntó suavemente, los dobló por la mitad y los metió en un sobre.

“¿Puedo pedirte que hagas un último trabajo?” “¿Qué quieres que haga?”

Mientras se subía a la parte trasera de mi escoba, metió el sobre en mi bolsillo.

“Esta es la carta que pensaba entregar a mi padre el día del desfile. La escribí porque no quería que mi padre se preocupara después de que me llevara la Gran Ladrona Fantasma”.

“……”

“Por favor, Elaina. ¿Le darías esto, por favor? ¿Por favor?”

Ella puso sus brazos alrededor de mi cintura.

Una sonrisa ligeramente avergonzada se extendió por su rostro.

“¿No lo sabías? Yo solía trabajaba en la oficina de correos”.

Considéralo hecho. Asentí.

Y entonces el pajarito salió volando de su jaula.

***

 

 

“…Así que después de todo nunca entendí a mi hija”.

En contraste con la bulliciosa celebración que se desarrollaba abajo, la voz del antiguo rey era débil.

Tuve la oportunidad de darle una mirada rápida a la carta de la princesa. En esas palabras, él supo tanto la verdad sobre lo que había sucedido entre Plumeria y la Gran Ladrona Fantasma como su gratitud por todo lo que había hecho para criarla hasta el día de hoy. También estaba escrita una disculpa por su traición.

…Y una declaración de que, tarde o temprano, esperaba volver al castillo.

“Yo no diría que nunca la entendió”.

A fin de cuentas, este antiguo rey, además de ser el hombre que controlaba el país, era padre de una hija en una edad difícil y malhumorada. Se veía su dolor mientras se agachaba por la tristeza de la ausencia de su hija.

“Para una chica como ella, que no conoce nada del mundo exterior, lo ve como un lugar hermoso donde todo es nuevo”, ayudé a explicar. “No es más que eso”.

“……”

“Todavía era demasiado joven para asumir la responsabilidad del país. Es sólo una jovencita”.

Los padres siempre han querido proteger a sus hijas, y esas hijas siempre han querido ver el mundo exterior. Estos deseos han chocado desde tiempos inmemoriales.

De eso se trataba esto.

“Su Alteza. Las cosas preciosas se rompen con facilidad”. Si las conserva sin un rasguño, se vuelven frágiles y débiles. “Irá a ver el mundo exterior y volverá un poco más resistente de lo que es ahora. Sólo tiene que tener paciencia hasta que se día venga”, le dije.

“¿Qué será de mi hija ahora? Sólo he visto a la Gran Ladrona Fantasma unas cuantas veces. La verdad es que no tengo ni idea de qué clase de persona es esa mujer”.

“No pasa nada. Es una buena persona”.

Aunque tiene una naturaleza un poco mañosa, nunca lo dije en voz alta. Me tragué las palabras justo a tiempo.

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***

 

 

Una bruja caminaba por la avenida principal llena de gente.

Caminando junto a su amiga, la empleada de correos, con la que se había topado en la calle, la bruja se dirigía a la salida de la ciudad.

Sus deberes aquí ya habían concluido. No le quedaba nada por hacer, y ya no era necesario que interfiriera en nada. Caminaba lentamente, contemplando el desfile ansiado.

“Elaina, envíame cartas incluso después de que te vayas, ¿de acuerdo? Las esperaré con ansias”.

“Escribiré si tengo ganas”.

“Leí en un libro que las mujeres dicen eso cuando no quieren hacer algo”.

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“……”

“Escríbeme, ¿de acuerdo?” La amiga de la bruja era un poco dominante.

“…Uh, bien”. Iba a escribir sin que lo insistieras. Elaina levantó la vista ya desesperada y vio a las palomas mensajeras surcando el aire.

Mientras surcaban perezosamente el cielo, parecía que las aves se tomaban el día libre en el trabajo. En lugar de ir en picada de un puesto a otro, parecía que flotaban sobre el desfile.

“Parece que las palomas también han disfrutado de este día. Vayamos a trabajar hasta muy tarde esta noche”.

“Supongo que han aprendido a faltar al trabajo…”

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“Bueno, supongo que estará bien si es sólo por hoy.

De todos modos, yo también me lo estoy dando libre”.

“Vuelve al trabajo”.

“En realidad tengo una sorprendente cantidad de tiempo libre, ahora que sólo las alimento. Estoy pensando en tomar un trabajo secundario”.

No era el tipo de conversación sentimental que tienen las personas cuando se despiden. De hecho, estaban teniendo la misma conversación despreocupada de siempre. Probablemente no querían pensar en su próxima separación.

“Entonces, ¿sabes lo que pasó?” “……”

La bruja contempló la ciudad mientras escuchaba a su amiga parlanchina, que estaba inesperadamente habladora fuera del trabajo.

En la ciudad se veía todo tipo de gente, reunida para el desfile.

Gente viendo el desfile. Gente en sus trabajos al igual que siempre. Gente trabajando en el desfile. Gente paseando con sus amigos. Gente enamorada. Gente paseando sola.

“……”

En ese momento, la bruja pasó por delante de una pareja.

Se trataba de un par de chicas de más o menos la misma edad—una con una larga cola de caballo de color violeta y la otra con el pelo rosa, recién cortado, jugueteando con las puntas de su cabello tímidamente mientras caminaban.

La bruja había conocido a una de ellas en algún lugar y pensó que había conocido a la otra, pero con un peinado diferente.

Pero no les habló.

La bruja pensaba en una periodista y en una princesa.

Estas dos chicas, que caminaban alegremente, no eran esas personas. Eran chicas normales y corrientes.

Habría sido insensible entrometerse en su relación.

“…Adiós”.

Y así, la bruja murmuró palabras de despedida a nadie en particular.

“… ¿Dijiste algo?”

La bruja negó con la cabeza a su amiga, que parecía desconcertada.

“…Gracias”.

Ella sintió que alguien había dicho eso a sus espaldas.

La bruja sonrió mientras avanzaba por la avenida principal para volver a sus viajes, y la amiga que caminaba a su lado tenía una mirada sospechosa.

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La bruja siguió caminando, pensando que algún día llegaría el momento de contarle a su amiga la verdad sobre la princesa desaparecida y la Gran Fantasma Ladrona.

Por cierto, ¿quién podría ser esa bruja?

En efecto. Soy yo.

 

Majo no Tabitabi Volumen 5 Capitulo 3 Parte 3 Novela Ligera

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