Saikyou Mahoushi (NL)

Volumen 14

Capítulo 77: Una Persona Contradictoria De La Nación Robusta

Parte 2

 

 

 

Me pregunto si todas las naciones son tan duras con el trato a los Magicmasters, pensó Exceles. Aun así, se alegró de que Fanon fuera una Magicmaster Única de Clevideet.

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Al menos, no se veían amenazados por invasiones de Demonios y podían pasar tranquilamente el tiempo en la ciudad gracias a ella. Sin embargo, era un escuadrón extraño, con miembros tan voluntariosos como Fanon, pero en el fondo probablemente lo encontraban agradable, al igual que Exceles.

Mientras los demás se perdían en esos sentimientos, una de las mujeres habló de repente:

―Lady Exceles, creo que está bien poner fin a esta charla aquí. El poder de Lady Fanon está destinado al amplio Mundo Exterior, no a capturar a un ladrón, ¿verdad?

Las demás asentían con la cabeza.

―Sí, esa es mi preocupación también. Ciertamente, cuando se trata de fuerzas defensivas, Lady Fanon es la cúspide de los Magicmasters de Clevideet. Tal vez sea eso lo que buscan ―dijo Exceles.

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Fanon decidió corregir esa afirmación.

―Cuando se trata de defensa, soy la número 1. No sé mucho sobre los otros Magicmaster, pero apuesto a que todos son unos simplones como ese de Halcapdia.

Exceles recordó a Fanon hablando de cómo el Único de Halcapdia, Galgnis Theotort, había hecho el ridículo. Por lo visto, se había peleado con el Magicmaster de Alpha y acabó dándole la vuelta a la tortilla en un enorme bochorno.

―No deje que los Magicmaster de otras naciones le oigan decir eso, Lady Fanon ―dijo Exceles.

―A quién le importa lo que piensen los pequeños. Aunque supongo que los de ranking 3 y superior son bastante buenos ―respondió Fanon.

Los miembros del escuadrón intercambiaron sonrisas irónicas, dándose cuenta de que Fanon estaba empezando con eso otra vez. Hablaba mucho, pero podía respaldarlo, así que era difícil replicar. De hecho, muchos pensaban que el hecho de que Fanon ocupara el puesto número 4 significaba que se la subestimaba.

Cualquier nación tiende a elevar a sus propios Únicos, pero había suficientes razones para que las opiniones de Clevideet no fueran tan fáciles de desestimar. En la reciente incursión, Fanon estableció una línea defensiva lejos de las fronteras de Clevideet y se enfrentó a todo tipo de Demonios. La propia Exceles respetaba las habilidades de Fanon más que nadie.

―Olvidemos esta estúpida charla sobre el trabajo. ¿Olvidaron que hoy es nuestro día libre?

Las caras de todas se movieron ante las palabras de Fanon. A menudo estaban demasiado atrapadas en los detalles y no podían relajarse realmente ni siquiera en sus días libres. A este ritmo, no se casarían en mucho tiempo.

―Es nuestro primer día libre en un tiempo, así que vamos a disfrutarlo. Para empezar, ¿por qué no comemos algo para preparar las compras de después? ―preguntó Fanon.

―¡Suena bien! ―dijo Exceles―. No podemos ir bien a la batalla con el estómago vacío.

El grupo estuvo de acuerdo.


Sin duda, la visita de Fanon causaría un gran revuelo, pero Exceles consideró que era inevitable y aceptó. Así que, con el acuerdo de la segunda al mando, el resto del grupo se animó en previsión de un almuerzo de lujo.

Los ojos de Exceles se detuvieron en el otro lado de la multitud, donde un hombre grande se abría paso. Era prácticamente un gigante, que medía más de dos metros, y a su lado había un hombre delgado con un viejo uniforme militar.

Exudaban un aire inusual, pero no daban una impresión especialmente burda. Se movían como soldados entrenados. El hombre grande llevaba un abrigo que cubría su enorme complexión, pero la parte superior de sus hombros sobresalía de forma inusual. Parecía bien entrenado, pero seguía siendo anormal.

Tal vez al percibir la mirada sospechosa de Exceles, el hombre grande sonrió ligeramente. Cuando metió la mano en el bolsillo, el aire a su alrededor estalló.

―¡¿Qué?! ―Exceles dudó de sus oídos. Era el raro sonido de un disparo.

Cuando identificó ese sonido, la tensión recorrió su cuerpo. En esta sociedad de la magia, un arma anticuada como ésa no se utilizaba nunca.

Pero esta era una ciudad llena de gente, y Exceles tuvo un terrible presentimiento.

Era la señal antes de que se desatara el infierno.

Después de que el gigante disparara un solo tiro al cielo, puso al delgado en movimiento. Sacó su propia pistola y disparó a un transeúnte entre los ojos como si quisiera dar un ejemplo. Luego empezó a disparar a mansalva en todas direcciones.

Parecía un arma de fuego modernizada, pero el cañón del arma mostraba destellos de luz de maná cuando se disparaban balas mágicas.

―¡¿Una pistola AWR?! Todo el mundo, por favor, huyan ―gritó Exceles, pero su advertencia llegó demasiado tarde.

La gente que les rodeaba se había detenido y miraba en la dirección del sonido, intentando averiguar qué estaba pasando.

Al momento siguiente, alguien gritó.

Y luego, el pánico.

El hombre delgado disparó sin piedad a los ciudadanos que huían, abriendo grandes agujeros en los civiles indefensos. La sangre salpicó y manchó el camino pavimentado. En poco tiempo, la calle parecía una escena del infierno.

La multitud no pensó en defenderse. Sólo gritaban y corrían. Todo el que caía era pisado por alguien que caía a su vez y también era pisoteado. El pánico se extendió como un reguero de pólvora.

El siguiente disparo fue repelido por una barrera mágica. Al otro lado de la barrera estaba la Magicmaster número 4 de Clevideet, Fanon Trooper, con los ojos muy abiertos.

De su paraguas salía un humo blanco como si se hubiera sobrecalentado. La superficie brillaba en rojo con la fórmula mágica de la barrera que acababa de crear.

―¡Lady Fanon, la cubriré! ―exclamó Exceles.

Fanon se limitó a mirar a los dos hombres en medio del pánico, como si no hubiera escuchado las palabras de Exceles. El resto del pelotón también se preparó para luchar.

Entonces, de los dos enemigos, el hombre grande se movió primero. Tiró su arma y extendió la mano hacia el cielo. Varias cadenas tejidas con maná aparecieron desde arriba y encadenaron los cuellos de los civiles que huían.

Las cadenas se extendieron cada vez más por las calles en busca de más víctimas. Y en poco tiempo, cinco personas fueron arrastradas frente al hombre por un grillete mágico alrededor de sus cuellos. Tenían expresiones de angustia mientras trataban de liberarse desesperadamente, pero sólo un Magicmaster podía quitar esas ataduras.

El hombre grande se rio con una voz profunda.

―Qué suerte poder probar esta AWR en un lugar tan divertido.

El hombre delgado estuvo de acuerdo.

―Efectivamente, Alcaide Gordon. Esta pistola AWR se adapta perfectamente a mi mano. Parece que también puede disparar balas supercomprimidas.

―Ahora es “ex alcaide” ―dijo el hombre llamado Gordon.

―Ah, así es. Disculpe ―respondió el hombre delgado.

―Tu pistola parece útil. Creo que voy a probar la mía de nuevo. Espero que mis habilidades no se hayan embotado por no tener nada más que hacer que lidiar con prisioneros en una pequeña prisión. Bueno, no me quejo de enfrentarme a un Único ―dijo Gordon y se quitó el abrigo.

Tenía un largo tercer brazo de color obsidiana en la espalda. Eso era lo que le había hecho parecer tan hinchado. El brazo era lo suficientemente grande como para agarrar a la gente y tenía complejas articulaciones mecánicas.

Al momento siguiente, la fórmula mágica grabada en él comenzó a brillar débilmente. Sus toscos dedos formaron un puño gigante que Gordon blandió contra las personas encadenadas.

Éstas se acurrucaron y gritaron, con lágrimas en los ojos. Sin embargo, la barrera de Fanon apareció ante ellos para protegerlos. Pero la barrera duró menos de un segundo contra el puño gigante encantado por el maná.

―¡Ja, ja! ―Gordon se rio y puso aún más fuerza en el brazo, tratando de aplastar a sus víctimas.

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En ese momento, el suelo se resquebrajó y una onda expansiva levantó polvo y escombros. Cuando el humo se disipó, había un gran agujero en el suelo. Ni siquiera quedaba carne y hueso de las víctimas.

Gordon tiró casualmente de la cadena que debía estar conectada a los grilletes de la gente, pero había sido cortada limpiamente.

―¿Qué se supone que es eso, Exceles? ―Fanon se dirigió a su segunda al mando con voz tranquila y ojos inexpresivos.

―Un violento criminal mágico, parece. Con una AWR que nunca he visto antes ―dijo Exceles e hizo una señal a las demás integrantes del escuadrón para que se retiraran.

Comprendieron sus intenciones y adoptaron una formación defensiva para proteger a los cinco civiles que habían sido salvados por la barrera de Fanon.

―Por desgracia, no tenemos la Contradicción de los Tres Preceptos con nosotros ―dijo Exceles con voz tensa. Hablaba de una AWR hecha exclusivamente para Fanon, como lo había sido su paraguas, pero no era algo que soliera llevar consigo.

―No es eso lo que pido ―dijo Fanon, insatisfecha con la respuesta de Exceles. Estaba claro que estaba de mal humor―. ¡Pregunto qué se supone que es eso!

Con “eso”, Fanon se refería a la AWR con el poder de atravesar la barrera del Magicmaster más duro del mundo y permitir a su portador cometer actos de violencia contra civiles inocentes. Lo miró con odio en los ojos.

El hombre le devolvió la sonrisa a Fanon.

―Es un nuevo tipo, una AWR integrada en el cuerpo. Lo llamaron Barbaros ―dijo Gordon.

―¡Tsk! ¿Es eso lo que robaron del Área 90? ―preguntó Fanon.

―Sí, se robaron armas AWR modificadas y una nueva AWR de alto secreto… Así que es casi seguro que el arma que usa el hombre delgado y ese Barbaros ―dijo Exceles.

Barbaros es una AWR hecha de metal de meteorito a imagen y semejanza de una reliquia del pasado. Era la primera vez que Fanon o Exceles la veían.

De hecho, lo mismo era probablemente cierto para el resto del escuadrón, lo que significa que nadie sabía cómo contrarrestarla o cuál era su verdadero potencial.

Tampoco podían bajar la guardia con la pistola AWR. En los últimos años se habían hecho muchos intentos de adaptar las armas del pasado a las AWR, convirtiéndolas en uno de los armamentos más avanzados disponibles.

―Y a menos que haya escuchado mal, el cómplice llamó a ese hombre grande Warden Gordon ―señaló Exceles.

―¿Quién se supone que es? Nunca he oído hablar de él ―dijo Fanon.

―Si la lista de asignaciones militares que vi en el pasado es correcta, es un Magicmaster de nuestra nación que fue asignado en secreto a una prisión en el Mundo Exterior.

Fanon había oído rumores sobre la Prisión de Troya, que estaba dirigida por las siete naciones y situada en el Mundo Exterior. Aunque estaba oculta al público, era difícil eliminar por completo los rumores sobre ella.

Aunque cada nación enviaba a personas cualificadas para vigilarla, era demasiado turbia para alguien que tuviera ambición o perspectivas de ascenso. Por lo tanto, una élite como Fanon no tenía ninguna relación con ella.

―¿Así que un antiguo guardián? Pero eso no importa. Me aseguraré de agradecerles apropiadamente por manchar mi día libre con sangre.

Gordon sonrió sin miedo a Fanon.

―Soy yo el que quiere darte las gracias. Serás el conejillo de indias perfecto para probar el rendimiento de esta nueva arma, jovencita.

Mientras Fanon y Gordon hablaban, sus subordinadas evacuaron a los civiles y luego se pusieron rápidamente en formación de ataque. Como Magicmasters de un escuadrón de Dígito Único, todas eran Magicmasters de primera categoría por derecho propio.

El aire se volvió tenso cuando rodearon a Gordon y al hombre delgado. La hábil coordinación y la agilidad de su ataque eran las mejores de Clevideet. Se abalanzaron sobre los dos hombres y blandieron sus AWR.

―Qué débil ―A pesar de su número, Gordon no mostró signos de estar perturbado.

En un instante, golpeó a una en el estómago, bloqueó fácilmente la patada de otra, y utilizó a Barbaros para agarrar la cabeza de una tercera e impedir que se moviera. El brazo de obsidiana brilló con la luz del maná.

―Explota ―dijo.

La mujer atrapada entre los toscos dedos sonrió a Gordon y con un rápido chasquido dobló los dedos. Cuando lo hizo, el suelo a todos los lados de Gordon estalló mientras las lanzas de roca salían disparadas hacia él. Había decidido llevárselo con ella.

―Patético ―escupió Gordon y pisoteó el suelo. El suelo se resquebrajó y las lanzas de roca fueron aplastadas―. Ahora, probemos otra cosa ―dijo Gordon, y Barbaros dio muestras de estar construyendo un hechizo.

―¿Quizás esto sea más de tu agrado? ―dijo un miembro del escuadrón, saltando detrás de Gordon y moviendo una de sus manos hacia abajo. Un gigantesco brazo de lava trazó el mismo camino hacia Gordon.

―¡‹‹Agni››! ―gritó.

―¿Acabando conmigo y con tu amiga, eh? ―Gordon anuló el hechizo que Barbaros estaba a punto de descargar y apuntó detrás de él.

Agni era un hechizo de invocación parcial muy complicado que invocaba el enorme brazo de un dios del fuego, pero como sólo se invocaba una parte del cuerpo del gigante, se activaba rápidamente.

Al ver la masa de llamas que se acercaba, los ojos de Gordon se abrieron de par en par. Esquivar era imposible, así que movió a Barbaros para interceptarla. Pero como tenía tanta prisa y aún no estaba acostumbrado a la AWR, su postura se estropeó y su cuerpo fue arrastrado por el impulso.

Mientras tanto, las llamas de Agni tocaron la palma abierta de Barbaros, donde brilló un núcleo mágico. El brazo gigante se disolvió al instante y se convirtió en partículas de maná.

―¡¿Qué?! ―Los ojos de la mujer del escuadrón se abrieron con asombro.

Gordon, que ya se había recuperado, se preparó para atacar cuando ella aterrizó. Habían probado a Barbaros y no habían podido derrotarlo, así que bien podía utilizar las garras para atravesar a su presa.

En ese momento…

―¿Dónde buscas? ―sonó una voz de niña algo aguda junto a Gordon.

Moviendo sólo los ojos, vio que una pequeña niña con un paraguas se ponía silenciosamente a su alcance.

―¿Así que por fin te involucras, jovencita? Pero no pareces del tipo que lucha en combate cuerpo a cuerpo.

Fanon no dijo nada.

Gordon pudo mantener la calma gracias a su compañero. El hombre delgado ya había hecho su movimiento y estaba apuntando el cañón de su arma a la cabeza de Fanon…

Sin embargo… el momento antes de que pudiera apretar el gatillo, se produjo un rápido movimiento y se lo pensó dos veces, porque la punta del paraguas AWR de Fanon quedó repentinamente presionada contra el cañón, manteniéndolo en su sitio, sin poder moverse. A pesar de que su atención estaba en Gordon, Fanon seguía siendo consciente de su entorno.

Aunque el esbelto hombre quisiera disparar el arma, al ver el maná concentrado en el paraguas, no pudo evitar vacilar. Si intentaba disparar, el arma y la bala podrían fallar y herirle a él en su lugar.

Pero el hombre no le dio importancia a la vacilación. Por el rabillo del ojo, vio a la Magicmaster que se había liberado de Barbaros emprender una rápida retirada. Se dio cuenta de que Fanon había aprovechado su pausa para ganar tiempo para que su subordinada escapara.

Pero, independientemente de cuál fuera su objetivo, sólo tenía que apretar el gatillo.

Al momento siguiente, se produjo una explosión delante del cañón, y fue golpeado por una onda expansiva. Sin embargo, la sonrisa del hombre se intensificó.

Incluso mientras salía despedido por los aires, sujetó su gorra militar y dio una hábil voltereta en el aire para aterrizar en posición agachada. Volvió a sonreír a Fanon y se levantó de nuevo.

Estaba prácticamente ileso. Había cambiado la bala explosiva que utilizaba por otro tipo.

Como resultado, aunque había salido volando, no fue una explosión lo suficientemente potente como para herirlo.

El cañón de su AWR brillaba al rojo vivo, pero no era nada grave. De hecho, estaba dentro de los límites normales.

Mientras tanto, la punta del paraguas AWR de Fanon estalló como una flor naciente. Prácticamente se había destruido, prueba del poder de la pistola AWR.

El hombre delgado no sólo había cambiado de bala explosiva, sino que había encantado la siguiente bala con propiedades perforantes destinadas a destruir cosas duras, y el paraguas de Fanon no parecía capaz de resistirlo.

Su paraguas no fue capaz de detener la bala, pero la balanceó y apenas la desvió. Pero al final, las decisiones y el tiempo de reacción del hombre se impusieron, y se sintió satisfecho con el rendimiento de su AWR y su capacidad para cambiar las balas mágicas.

Fanon miró el paraguas destruido con ojos fríos, y luego se volteó para mirar a Gordon que estaba frente a ella.

―A mí también me gustaba mucho este paraguas… ―dijo Fanon.

―No deberías mirar hacia otro lado, porque te vas a romper pronto ―Gordon bajó la mirada y se rio de Fanon.

―Mantén tu apestosa boca cerrada, viejo ―dijo Fanon. Al momento siguiente, algo llovió sobre Gordon desde arriba.

Cuando miró hacia arriba, vio que se acercaba un muro gigante. Era una barrera que Fanon había creado, y cubría un área lo suficientemente grande como para incluir toda la calle principal, como si el cielo se estuviera cayendo.

―¡Idiota! Puede que no haya ningún sitio al que pueda correr, ¡pero tú también vas a ser aplastada! ―gritó Gordon.

―Tú debes estar debajo de mí ―Fanon no parecía especialmente preocupada mientras bajaba el dedo. Cambiar las formas de sus barreras era sencillo para ella.

Gordon utilizó a Barbaros para sostener la barrera que caía, pero sus piernas comenzaron a hundirse en el suelo.

―Guh… ¡No puedo sostenerla!

Por supuesto, no podía, ya que no estaba cayendo debido a la gravedad. Fanon estaba utilizando la barrera para empujar la enorme complexión de Gordon hacia el suelo. Gordon estaba sucumbiendo a la totalidad del maná que componía la barrera moviéndose hacia un punto focal en el suelo. Esa técnica por sí sola hacía que la barrera mágica de Fanon fuera la mejor de las siete naciones.

Sin embargo, a pesar de la situación en la que se encontraba, Gordon lucía una sonrisa confiada.

―Qué ingenua… Así no se rompe una persona ―dijo Gordon.

Fanon lo miró con sorpresa cuando el núcleo de la palma de Barbaros empezó a brillar. Entonces, la enorme barrera se rompió y sus fragmentos llovieron, desapareciendo como el hielo que se derrite en primavera.

Entonces, el enorme brazo de Barbaros se abalanzó sobre el pequeño cuerpo de Fanon. Ella lo esquivó con una voltereta, pero fue entonces cuando el hombre delgado disparó contra ella. Dio un paso adelante para esquivar la bala mágica, pero el hombre delgado ya había soltado su carta de triunfo.

Una bala de aire comprimido, casi imposible de percibir, se dirigía silenciosamente hacia Fanon.

En ese momento, un miembro del escuadrón saltó hacia adelante y se interpuso en el camino de la bala mágica invisible con los puños blindados de tierra. Sin embargo, la bala no fue repelida. Atravesó tanto la armadura como el brazo que tenía debajo, y sangre fresca brotó en el aire.

Afortunadamente, había girado el brazo, por lo que la trayectoria cambió y no alcanzó a Fanon.

―¡Ack! Lo siento, Lady Fanon ―La angustiada mujer se sujetó el brazo sangrante.

―No tienes que hacer nada innecesario ―dijo Fanon mientras el maná se inflamaba en su cuerpo debido a su rabia por ver a su subordinada herida. Dado que la magia de Fanon era más adecuada para un área tan amplia, la ciudad podría ser destruida si la lucha continuaba así.

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La subordinada herida sonrió y se retiró. Sabía que la AWR de Fanon no era adecuada para luchar en lugares como éste, con mucha gente que proteger alrededor.

Sin embargo, Fanon era la Magicmaster más fuerte del país. Con su gran cantidad de maná, podría lanzar un poderoso hechizo, e incluso medio destruido, su paraguas AWR podría ayudar en la construcción de hechizos.

Al ver las señales de un hechizo, los ojos afilados del hombre delgado brillaron bajo su gorra militar, y disparó otra bala mágica para detenerla.





―Cargador de explosivos. ‹‹Biamma››

Fuego brotó del cañón mientras se disparaba una sola bala. Pero la barrera de Fanon se completó en un instante para proteger a los miembros del escuadrón.

Sin embargo, justo antes del impacto, la bala solitaria se dividió en una lluvia de innumerables balas más pequeñas, cada una creada con maná. Cada impacto provocaba una pequeña explosión, destruyendo mágicamente la construcción de la barrera.

El asalto parecía interminable, y cientos, si no miles, de balas mágicas se estrellaron contra la barrera de Fanon. Pero en lugar de impactar directamente en la barrera, rebotaban una y otra vez en oleadas, dando la impresión de una interminable tormenta tropical.

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Ante ese interminable ataque, Fanon tuvo que cancelar el hechizo que estaba construyendo y desplegar con precisión las barreras para cubrir todas las direcciones. A medida que pasaba el tiempo, la barrera perdía durabilidad y las balas empezaban a atravesarla. Parecía que, después de todo, no podía ignorar el daño de su AWR.

¡No me jodas! Fanon maldijo en su mente y vertió energía en su brazo para añadir más barreras. Así pudo finalmente contener la lluvia de balas. Cuando levantó la vista, vio que Gordon se acercaba a ella con la palma de Barbaros abierta.

Fanon también tenía una barrera a su alrededor, pero su objetivo era simple.

¡La convergencia de maná a través de la cancelación forzada…! Fanon se dio cuenta.

Gordon ya había mostrado el poder de Barbaros al desmontar y anular sus barreras y utilizar el Agni anteriormente. Fanon pudo ver lo que venía por cómo brillaba el núcleo especial, pero estaba ocupada poniendo barreras y no podía moverse.

Dos de los miembros del escuadrón lo percibieron y se movieron a ambos lados de ella, disparando magia de fuego y viento avanzada en un ataque destinado a mantener el impulso de su lado.

En el campo de batalla, su decisión habría sido correcta. Sin embargo…

―¡¡¡Atrás!!! ―Comprendiendo que su ataque era inútil contra Barbaros, Fanon saltó delante de ellas.

Justo antes de que el fuego y el viento pudieran golpear, el núcleo de Barbaros comenzó a brillar, y su maná acumulado se desató hacia ellas. Sus dos hechizos fueron rápidamente ahogados por un tremendo rayo de luz blanca, y un resplandor mortal asaltó a Fanon y a sus subordinadas.

Fanon clavó su paraguas en el suelo y lanzó sus manos hacia delante. Exceles, que se había mantenido al margen de la lucha, vino detrás de Fanon y puso su mano en la espalda de ésta.

Pero Exceles no era una Magicmaster sanadora, así que su acción no parecía tener ningún significado mágico detrás. Pero sí desvió la atención de Fanon, que pareció cambiar su despliegue de barreras.

Algunas de ellas no estaban desplegadas, pero otras estaban en lugares aparentemente inconexos por todas partes: debajo de los escombros, a la sombra de un árbol, etc. Era difícil de entender, pero a pesar de todo, las barreras eran tan duraderas como podían serlo.

La barrera más grande, con forma de cúpula, estaba cubierta por una fórmula mágica que brillaba débilmente, lo que demostraba que era claramente más fuerte que cualquier otra barrera anterior.

Nunca había fallado en bloquear un hechizo en el pasado, pero Fanon parecía visiblemente incómoda. La luz de Barbaros aumentó, y Fanon apretó los dientes. Los edificios se derrumbaron y los árboles fueron arrancados de raíz. Como consecuencia, todo quedó al descubierto.

―¡Uf! ―Fanon apretó los dientes.

Su batalla de maná continuó como un estira y afloja… y después de algún tiempo, finalmente concluyó. El maná de Barbaros se debilitó gradualmente y se dispersó al dejar de funcionar. Pero dejó evidencia de su aterrador poder: partes de los edificios fuera de la barrera de Fanon habían desaparecido por completo.

Respirando entrecortadamente, Fanon observó aquello y finalmente deshizo las barreras. Un débil humo blanco salió de sus manos.

Al ver eso, Gordon le habló al hombre delgado sin ninguna sorpresa en particular.

―Hmm, como se esperaba de la Magicmaster más dura del mundo: ni siquiera eso rompió su barrera. Supongo que es una cuestión de compatibilidad, pero la próxima vez… Bueno, ahora sé que no es rival para mí. Nos vamos, Suzar.

―¿Le parece bien, alcaide? ―preguntó Suzar.

―¿Cuántas veces tengo que decirte que es ‘ex alcaide’…? No importa. Además, en el pasado fui candidato a Magicmaster Único antes de que me metieran en el papel de alcaide ―dijo Gordon.

―Eso es nuevo para mí ―dijo Suzar.

―Sí, no es algo que haya difundido. Francamente, hubo un tiempo en que me avergonzaba haber perdido ante una niña tan pequeña y que me dieran un trabajo sin futuro tratando con prisioneros. Esperaba deshacerme de un rencor a largo plazo, pero ya perdí el interés. Si esto es lo que es un Único, entonces el puesto de Magicmaster más importante de una nación no es nada especial.

Gordon miró su reluciente AWR negra.


―Lo más importante es que este nuevo poder, Barbaros, es maravilloso. Destrozar y aplastar los valores de esos gobernantes anticuados será divertido. Mis asuntos en Clevideet y esta pequeña prueba de Fanon Trooper han terminado. Continuar con este alboroto y matar al gobernante y a los altos mandos no será un gran desafío.

―Entonces agrupémonos con Dante. No es que se pueda confiar en él ―dijo Suzar.

―¿Qué confianza se puede tener en tales criminales…? ―preguntó Gordon―. Suzar, parece que todavía necesitas sacudirte el óxido.

Suzar entrecerró los ojos y se rio de las palabras de Gordon. Habiendo estado presente desde el principio del plan de fuga de la prisión, acompañaría a Gordon hasta el final.

Cuando empezó a marcharse, Gordon miró detrás de él. Barbaros giró y borró un hechizo que salió volando. Era un regalo de despedida que Fanon había dirigido a sus espaldas, y Gordon lo detuvo con un simple golpe.

―Así que puede disparar barreras como balas. Quizá esté intentando burlarse de tu pistola AWR, Suzar. O tal vez sea la responsable del prototipo. Aun así, tiene una cantidad demencial de maná ―dijo Gordon.

Después de crear todas esas barreras, a Fanon no debería quedarle mucho maná, pero parecía que aún le sobraba.

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―Es un truco aburrido para lanzar en vano. Ser capaz de construir hechizos hasta ese punto con una AWR medio destruida requiere una habilidad impresionante, pero no vale la pena asustarse. No voy a ir tan lejos como para decir que somos absolutamente superiores, pero esto es lamentable. Dudo que nos quedemos atrás aunque nos encontremos de nuevo ―dijo Suzar.

―Sí, si nos encontráramos, es decir ―espetó Gordon y comenzó a caminar lentamente.

En su camino, utilizó a Barbaros para recoger algunos escombros y lanzarlos despreocupadamente detrás de él. A cierta distancia, Fanon tenía la palma de la mano extendida hacia Gordon y Suzar y de repente sintió que algo volaba hacia ella a una velocidad tremenda. Lanzó una barrera delante de ella.

Una piedra se estrelló contra ella a una velocidad extrema. Los escombros que giraban perforaron gradualmente la barrera y la debilitaron poco a poco. Finalmente, la barrera se resquebrajó y la piedra la atravesó, golpeando la frente de Fanon.

La piedra era la respuesta de Gordon a su regalo de despedida.

Fanon se desplomó en el suelo, pero cuando sus subordinadas se acercaron corriendo, la encontraron mirando al cielo con los ojos abiertos. Un hilo de sangre corría por su frente.

Exceles se inclinó para mirar su rostro.

―¿Está usted bien?

No había participado activamente en la batalla, pero eso se debía a que sus habilidades no eran adecuadas para el combate. Fanon y las demás lo sabían, así que no lo mencionaron.

Bueno, ella hizo una importante contribución a la batalla. Aparte de eso, ante la pregunta de Exceles, la expresión de Fanon se deformó, se volvió sombría y rugió de rabia.

Su rabia era simple y directa.

―¡Los mataré!

―Ese último guijarro hizo que pareciera que estaba jugando con usted. Pero había una diferencia en las AWR ―dijo Exceles, intentando calmar a Fanon.

―¡Mierda, mierda, mierda, MIERDA! ―volvió a escupir Fanon. Se levantó de nuevo y miró a su alrededor.

Un rastro de daños devastadores había quedado a la vista de Barbaros. Pero si no fuera por Exceles, habría habido más muertos.

Cuando Fanon creó el gran número de barreras para oponerse a Barbaros, el toque de Exceles se había comunicado con Fanon mediante una habilidad especial. Había transmitido la ubicación de los civiles que huían.

En ese instante, Fanon se había defendido de la radiación de maná mientras desplegaba más de trescientas barreras, manteniendo al mínimo el número de personas que perdían la vida. Había protegido no sólo a su escuadrón, sino a innumerables civiles dispersos detrás de ella.

―Vamos a concederles esta vez y a prepararnos para la próxima. Además, esto es lo que pasa cuando convierte a la fuerza un paraguas de moda en una AWR ―dijo Exceles.

―Hmph ―Fanon resopló sin ganas antes de acercarse con preocupación a otro miembro del escuadrón.

―Siento lo de antes. ¿Está bien tu brazo? ―preguntó. El miembro del escuadrón había protegido a Fanon contra la bala mágica. No le había dado en el cuerpo, pero le había atravesado el brazo, así que no estaba exactamente ilesa.

Llevaba un paño envuelto en el brazo a modo de vendaje improvisado para detener la hemorragia. Estaba hecho con la ropa que acababan de comprar en la boutique.

De hecho, la mayoría de las bolsas con ropa que habían comprado habían volado por los aires. Pero aunque las encontraran, probablemente toda la ropa era inutilizable… así que usar una como venda era lo mejor.

―Lo siento, Lady Fanon. Bajé la guardia.

―No, está bien. No importa lo que haya dicho, sabía lo que harías en momentos así.

―Entonces esto es una insignia de honor. Pero me lo curaré enseguida y volveré al frente ―La mujer saludó y añadió―: Debido a mi lesión, tendré que retirar mi solicitud de permiso.

―Descansa un poco. Luego iré a darles una paliza a los dos ―dijo Fanon.

―¡Entonces se lo dejo a usted, capitana! ―respondió el subordinado en tono juguetón.

Fanon asintió con una sonrisa en respuesta antes de que su expresión se volviera más severa de nuevo. Mientras ella echaba humo, otra subordinada envolvió la frente y la palma quemada de Fanon con un paño como medida de emergencia.

Exceles confirmó la situación y sugirió lo que debían hacer a continuación.

―Primero vamos a darle un tratamiento adecuado, Lady Fanon.

―Exceles, podemos hacerlo mientras perseguimos a esos dos ―dijo Fanon.

―Pensé que diría eso, por eso ya llamé a un Magicmaster sanador ―dijo Exceles―. También me he puesto en contacto con las autoridades militares, así que también deberían llegar pronto.

Al escuchar justo lo que quería oír, Fanon sonrió.

―Utilicé mi autoridad para sacar a dos de los Tres Preceptos de Contradicción. Sentí que Aegis en particular sería necesario.

―Perfecto. Bien hecho, Exceles. Pero como no participaste en la batalla, debes haber hecho más, ¿no? Recibirías un reprobado como segunda al mando si todo lo que hiciste fue decirme las posiciones de los civiles ―dijo Fanon.

Exceles suspiró y asintió.

―¿Quién cree que soy? ―preguntó Exceles, y un extraño hematoma junto a su clavícula se extendió gradualmente a su barbilla y mejilla.

El escuadrón respetaba especialmente a su líder y a su segunda al mando. Pero Exceles no sólo era la segunda al mando, sino que también era observadora y, además, la número uno. No se había unido a la batalla para evitar que el alcance de sus habilidades fuera revelado al enemigo.

―Por fin me toca a mí, y no voy a dejar que se me escapen. Parece que se están alejando rápidamente. Tengo una idea perfecta de su ubicación. Se dirigen a- ―de repente, Exceles parecía perpleja, y su rostro se nubló―. Alpha… Se dirigen a la nación vecina.

A diferencia de los civiles, como miembro del ejército, Fanon no podía adentrarse en otra nación para perseguir a un enemigo. Dado que los Únicos eran ejércitos unipersonales andantes, si se supiera que había entrado en otra nación sin permiso, podría considerarse una invasión militar y provocaría una grave situación diplomática.

Pero pasar por los procedimientos adecuados para obtener el permiso llevaría demasiado tiempo.

―¡Ya está bien! ¡A quién le importa si es otra nación! En cuanto llegue mi Contradicción de los Tres Preceptos, iremos tras ellos. Además, podemos inventar una excusa cualquiera para cruzar la frontera, ¿verdad, Exceles? ―dijo Fanon.

―Eh… bueno, estamos en un claro estado de conflicto con ellos, así que podríamos inventar alguna excusa que suene razonable. Pero seguro que se convertirá en un problema más adelante ―respondió su segundo al mando.

―¡No me importa! No voy a dejar que se escapen.

Fanon estaba de muy mal humor. Cuando estaba así, no era fácil detenerla. Incluso si trataban de usar la fuerza, no había prácticamente nadie en la nación que pudiera detenerla.

Dicho esto, todas las integrantes del escuadrón estaban ansiosas por irse. Ninguna de ellas era lo suficientemente madura como para tolerar que se burlaran de su venerada capitana. Incluso la sensata Exceles ya había ideado una excusa para dar a Alpha, aunque pensara que sería una molestia limpiar el desastre después.

―Una ciudad de Clevideet ha sido dañada y hay civiles heridos. Si decimos que estamos persiguiendo a unos criminales que son internacionalmente peligrosos, deberían cooperar un poco ―explicó Exceles―. Incluso podríamos presentarlo como un ofrecimiento de nuestra ayuda para evitar que el peligro dañe a Alpha. Teniendo en cuenta la situación, mientras Clevideet actúe de buena fe, deberíamos ser capaces de resolverlo. Acabará siendo a posteriori, pero si hacemos una petición a la gobernante y hacemos que la trate como un envío oficial de un Único, entonces no podrá ignorarlo políticamente.

―Lo dejaré en tus manos ―dijo Fanon―. Lo más importante es que no los pierdas de vista, Exceles.

―Por supuesto. Como sabe, conozco sus cuerpos de maná, así que no cometeré ese tipo de errores. La otra parte tendría que ser capaz de obtener una buena lectura no sólo del flujo de maná, sino también de todo el maná en su área circundante. De cualquier manera, no me descubrirán.

―Entonces nos moveremos una vez que llegue mi AWR ―repitió Fanon.

―¿Debemos reunir al resto del escuadrón? ―preguntó Exceles―. Estoy segura de que volverán encantados de sus vacaciones.

―Eso no será necesario. Sólo hay que reunir a los que pueden moverse ahora. Pero prepara el equipo del escuadrón en la frontera. Y mi uniforme militar ―dijo Fanon.

―Entendido.

Exceles hizo que el miembro del escuadrón herido que se retiraba sirviera de enlace con los altos mandos. Incluso sin el AWR robado, el enemigo era lo suficientemente fuerte como para oponerse a un Magicmaster Único, y si Gordon había sido alcaide de una prisión secreta como Exceles creía, era un asunto serio.

Es posible que no sólo implique a Gordon y a Suzar, pensó Exceles, mirando en dirección a Alpha.

―Hablando de… Toda la ropa se echó a perder.

Habiendo decidido un curso de acción, Fanon se había calmado un poco, permitiéndole recordar la recompensa de hoy. Y parecía un poco triste. Ella había sido la que más esperaba su día libre. Se había divertido mucho trayendo a cinco mujeres de su escuadrón con ella.

Cuando bajó los hombros, los miembros del escuadrón se acercaron a ella.

―No pasa nada. Cuando terminemos con esto, podemos volver a hacerlo.

Vamos a esa tienda de nuevo, Lady Fanon.

―Sí, pidamos días libres consecutivos la próxima vez. Haremos que todo el equipo haga una petición al gobernante ―dijo otra integrante.

No sólo estaban siendo consideradas. También se habían divertido mucho y les entristecía que terminara tan abruptamente.

Fanon se sintió un poco abrumada por sus amables palabras y, por un momento, sus labios temblaron como los de una niña pequeña, pero pronto los juntó con firmeza. Exceles solía pensar que esta faceta de los miembros del escuadrón era ingenua, pero incluso ella sentía cierta simpatía por Fanon.

Hoy, incluso Exceles había terminado comprando ropa para ella. Y aunque no creía que le sirvieran porque eran demasiado bonitas para su gusto y no eran algo con lo que se sintiera cómoda en público, sabía que Fanon había puesto su corazón al elegirlas. Así que eran preciosas para ella.

Sin embargo, se habían perdido en el desenfreno de Gordon.

―Lady Fanon, por favor, anímese. Yo tampoco sé mucho de moda, así que tal vez pueda elegir algo para mí de nuevo ―dijo Exceles.

―Sí. De acuerdo ―murmuró Fanon después de un momento, con los ojos bajos. Parecía que su egoísta princesa se había animado.





Exceles pareció un poco aliviada cuando de repente sintió una presencia.

―Oh, parece que fueron más rápidos de lo que pensaba ―dijo.

Exceles vio a los miembros del escuadrón corriendo a toda velocidad. Dos de ellos sostenían con fuerza un gran cilindro cada uno.

 

Saikyou Mahoushi Volumen 14 Capitulo 77 Parte 2 Novela Ligera

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