Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

“Disculpe, princesa Mia…”

El sonido lejano de unos golpes y una mención lejana de su nombre despertaron a Mia del sueño.

“Mmm… ¿Mm?”

Se incorporó lentamente, se frotó el sueño de los ojos y miró a su alrededor. Se encontró con la vista familiar de su habitación, sólo que algo no encajaba.

Vaya, qué extraño… Normalmente, Anne abría la puerta.

Cuando se dispuso a salir de la cama, descubrió la razón. Allí, abrazada en posición fetal en el suelo junto a la cama, estaba una Anne dormida.

“Mi…”

La respiración suave y rítmica de la doncella hizo que las comisuras de los labios de Mia se levantaran en una sonrisa de cariño.

Después de todo, anoche se apresuró a rescatarme. Debe de estar agotada.

Cabe señalar que Mia albergaba en ese momento un error cronológico. Después de haber dormido durante un día entero, ahora era de nuevo por la mañana. Por lo tanto, el marco temporal de su atrevida aventura era, de hecho, desde hace dos noches hasta ayer por la mañana. La percepción del tiempo de Mia se alejaba de la realidad en un ciclo completo del sol y la luna por el cielo. Durante el Día Perdido, Anne había sido la misma trabajadora de siempre, sin aflojar lo más mínimo. Sin embargo, este detalle se le escapó a la princesa del tiempo.

“Pero me pregunto. ¿Por qué duerme ahí abajo?”

Ni que decir tiene que Anne normalmente dormía en su cama. ¿Qué hacía entonces durmiendo en el suelo junto a la de Mia? Mia frunció los labios, perpleja, pero pronto se le ocurrió una idea.

“Tal vez… es porque le preocupa que vuelva a escaparme sola.”

Presumiblemente, temiendo que se repitiera la desaparición, Anne se había acurrucado justo al lado de su querida princesa, sin molestarse siquiera en cambiarse de ropa de dormir.

“Hm…”

Mia consideró sus opciones. En caso de emergencia, se había propuesto averiguar cómo manejar la mayoría de las cosas por sí misma. Tareas como cambiarse de ropa eran, a estas alturas, triviales. Normalmente, si Anne descansaba un poco más para recuperarse de un día agotador, la dejaba dormir y se cambiaba sola para salir a recibir a la visita. Pero hoy…

Tal vez no debería salir sola. Anne podría enfadarse si al despertarse se encuentra con que he desaparecido.

Le dio una sacudida en el hombro a Anne, pensando que hoy haría el papel de princesa egoísta por consideración.

Así que, después de permitir que una Anne con los ojos adormecidos la ayudara a ponerse la ropa, Mia abrió la puerta. La persona que entró fue la sirvienta de Rafina, Mónica, que llevaba un mensaje de su señora.

“Milady quiere invitarte a un desayuno. ¿Le gustaría acompañarla?”

“El desayuno, dices…” Mia se frotó la barriga. “Hm… Creo que agradecería algo de comida ahora mismo. Esta mañana siento el estómago más vacío que de costumbre. Me pregunto por qué…”

Y gruñó como si protestara por su prolongado período de sueño.

La fiesta del desayuno se celebró en los Jardines Secretos de la academia.

“Ah, ahí estás, Mia.”

“Buenos días, señorita Rafina. Muchas gracias por invitarme.”

Mia hizo una reverencia y echó un vistazo a los asistentes. Todos eran personas que habían venido a rescatarla. Abel y Sion estaban presentes. Tiona y Bel también. También estaban Keithwood y Liora. Esta particular composición de miembros hizo saltar una alarma en la cabeza de Mia.

Reunir a esta gente para desayunar significa que prácticamente sólo saldrá un tema de conversación.

Su vigilancia duró hasta que llegó la comida.

Hm, bueno. Sea como sea, lo primero es comer. Sin embargo, tengo mucha hambre. Me pregunto por qué…

Inmediatamente, cogió el pan de la mesa. Cogió una hogaza y la partió por la mitad con un agradable crujido. Una brizna de aire caliente se elevó desde el centro, llevando consigo el delicioso aroma de la masa bien cocida. Tragó con avidez antes de arrancar un trozo del tamaño de un bocado y llevárselo a la boca. Su exterior crujiente dio paso a un interior suave que se derritió en su lengua.

Un horneado tan delicioso. La elaboración es simplemente excepcional. Saint-Noel nunca deja de impresionar. ¿Quién hubiera pensado que probar un solo trozo de pan en el desayuno de la señorita Rafina podría ser una experiencia tan profunda?

Su inadvertido ayuno de un día hizo que todo supiera cinco veces mejor.

A continuación, cogió un grueso trozo de la mermelada de miel dorada que tenía delante y lo extendió por el pan. El dulzor añadido se complementó con un bocado de ensalada fresca y crujiente. Luego, disfrutó de un sorbo de rica sopa de verduras y carne ahumada. Justo cuando lo remató llevándose a la boca una dulce rodaja de fruta, Rafina habló.

“Bueno, entonces, todos, ¿vamos a entrar en materia? La razón por la que les he reunido hoy aquí es, como seguro que todos han adivinado, para discutir el incidente ocurrido el día de la Fiesta de la Nochebuena. ¿Mónica?”

En el momento oportuno, Mónica se acercó a la mesa e inclinó respetuosamente la cabeza.

“En primer lugar, creo que es necesario poner al día a Lynsha”, dijo la sirvienta. “Afortunadamente, sus heridas no eran graves. Después de recibir tratamiento, pudo retomar sus actividades diarias al día siguiente.”

“Fui a verla esta mañana. Me alegro mucho de que esté bien”, dijo una sonriente Bel antes de desinflarse un poco y bajar la mirada. “Me alegro de que… al menos Lynsha esté bien…”

“Bel…” Susurró Mia, notando que el desayuno de la joven seguía completamente intacto.

Cogió el tarro de miel que tenía a su lado y lo puso delante de Bel, y luego dijo: “No es hora de rendirse todavía. Rina no es una causa perdida. Todavía podemos salvarla. Así que por ahora, come y mantén la cabeza alta.”

“Señorita Mia…”

Bel levantó la vista, momento en el que sus ojos se fijaron en la menguante comida que tenía ante Mia y se ensancharon con comprensión.

“Oh, lo siento, pero cuando fui a ver a Lynsha, en realidad merendé un montón de frutas Perujin que le dieron, y ahora estoy realmente llena…” Se rió tímidamente. “Las bayas de Perujin son realmente sabrosas.”

“…Oh, Bel.”

El comentario reafirmó para Mia que la chica que tenía delante era, efectivamente, de su sangre.

Tienes razón. Por la mañana, nada es mejor que el azúcar.

De tal abuela, tal nieta. Ambas compartían el gusto por el dulce matutino. Y a pesar de las apariencias iniciales, ambas también compartían un apetito perfectamente funcional.

“Volviendo al tema que nos ocupa”, dijo Mónica, “en relación con el paradero de los tres individuos, Citrina Yellowmoon, su ayudante Bárbara y el hombre que controla a los lobos, que juntos tramaron un asesinato contra la princesa Mia… Hemos recibido noticias de que intentaron huir hacia Sunkland, donde se encontraron con la caballería de Sunkland que patrullaba.”

“Ah. Así que intentaron cruzar la frontera hacia mi tierra natal. Pero, ¿qué es eso de la caballería patrullando?”, dijo Sion, levantando una ceja.

Mónica sonrió.

“De hecho, fuimos informados con antelación de la participación del asesino del lobo por Ludwig.”

¿Ludwig? Mia recordó un mensaje que había recibido. Oh, ahora que lo menciona, recuerdo que Ludwig dijo algo sobre cómo alguien había intentado matarlo en Tearmoon.

La escritura escrupulosamente ordenada de Ludwig volvió a aparecer en su mente. La carta había mencionado, en efecto, a un asesino que utilizaba lobos. Lo cual ya era una noticia muy antigua, pero durante todo el otoño, la mente de Mia había estado ocupada por su inminente asesinato en la noche de la Fiesta de la Nochebuena. Apenas había tenido capacidad mental para considerar todos los detalles de la carta.

Gah, eso fue un error. Si hubiera sabido que el enemigo traería lobos, habría traído un hueso carnoso…

Una visión de sí misma agitando un hueso y dejando en ridículo a los lobos de su enemigo apareció en su mente.

“Mantengan los ojos en el hueso, perritos. ¡Ahora, vayan por ellos!”

Era una visión agradable, por lo que la complació un poco más, deteniéndose sólo cuando el contenido de la discusión captó de nuevo su atención.

“Además, el día anterior al festival, recibimos un mensaje de emergencia de Ludwig, diciéndonos que el asesino con lobos viajaría a través de Belluga y se acercaría a la frontera con Sunkland.”

“¿Oh? No estaba al tanto de eso”, dijo Mia. “Sin embargo, le pedí a Ludwig que investigara la conexión entre la Casa de Yellowmoon y las Serpientes del Caos. Si él descubriera algo durante ese proceso, entonces yo no tendría mucho que decir sobre cómo lo manejó.”

“entiendo. La naturaleza urgente de la información podría haber requerido una correspondencia inmediata. Lo que recibimos fue una carta extremadamente escueta enviada por paloma mensajera. Esbozaba la ruta de escape del hombre de los lobos y sugería lugares para colocar guardias.”

El Imperio de Tearmoon y el Sagrado Principado de Belluga estaban bastante cerca el uno del otro. Aun así, el correo ordinario entregado a caballo — el que Mia enviaba a menudo — tardaba días en llegar al destinatario. Las palomas mensajeras, por su parte, podían hacer lo mismo en mucho menos tiempo. Mónica estaba, esencialmente, dando una razón atenuante para que ella tuviera acceso a una información que Mia no tenía.

Sin embargo, en realidad, Mia había dado a Ludwig rienda suelta a su investigación y no le molestaba lo más mínimo. Para alguien como ella, que suscribía la filosofía de “el que dice sí es el mejor”, Ludwig era el vasallo ideal. No se le ocurriría criticar su forma de actuar. No cuando le permitía responder a todos sus informes con un “¡Sí!” o un “¡Genial!”

Sin embargo, debo decir que Ludwig es maravillosamente fiable. Como siempre, mientras se lo dejo a él, todo sale bien.

Mia sonrió con satisfacción.

La princesa Mia… es todo un personaje. Siempre lo había sabido, pero…

Mientras entregaba su informe, Mónica sintió un creciente respeto por la princesa. Normalmente, cuanto más inteligente era una figura poderosa, más tendía a microgestionar a sus súbditos. Como mínimo, trataban de controlar todo. Los subordinados que actuaban arbitrariamente sin consultar previamente solían provocar el descontento de sus superiores.

La reacción de Mia, por su parte, fue contraria al sentido común. Parecía estar encantada. Fue, en cierto modo, una sutil pero profunda muestra de fe — una muestra imposible para aquellos que no están dotados de una confianza absoluta. Confianza en sus súbditos, ya que confiaba en que harían lo correcto, y al mismo tiempo, confianza en su propia capacidad para hacer un seguimiento en caso de que fallaran. Mónica miró a Mia, apreciándola bajo una nueva luz, antes de continuar.

“Tras el informe de Ludwig, nos pusimos en contacto con Sunkland.”

Oficialmente, la agencia de espionaje de Sunkland, los Cuervos del Viento, había permanecido inoperante tras el incidente de Remno. Habían sufrido una purga interna de Cuervos Blancos y estaban en proceso de reorganización. Siendo realistas, no hacía falta decir que el Reino de Sunkland no podía permitirse cerrar toda su red de inteligencia así como así. Un equipo básico de personal permanecía activo y listo para responder a las emergencias.

Mónica había entregado su mensaje, esperando que lo recogiera un agente de los Cuervos del Viento. Así fue, y respondieron rápidamente. Sin pedir más detalles, habían desplegado inmediatamente su caballería más rápida.

“Siguiendo las instrucciones de Ludwig, se apostaron en los lugares sugeridos y se mantuvieron a la espera. La operación fue un éxito. El enemigo cayó en la emboscada.”

“¿De verdad? Eso significa…”

Los ojos de Bel se iluminaron con expectación, sólo para que su chispa se apagara con un movimiento de cabeza de Mónica.

“Desgraciadamente, el enemigo eludió la captura. El hombre de los lobos se escabulló de nuestras líneas y desapareció. El carruaje que llevaba a la joven de Yellowmoon y a su secuaz Bárbara cambió de rumbo y se dirigió a Belluga. Creemos que se dirigen al Imperio Tearmoon. Específicamente, al dominio de Yellowmoon.”

“¿Volvieron a casa? ¿En serio? Eso parece… algo estúpido. ¿Están seguro de que harían eso?”, preguntó Abel.

Mónica sonrió.

“Fueron guiados a hacerlo. Ludwig nos aconsejó evitar rodear completamente al enemigo, ya que un enemigo atrapado es un enemigo más peligroso. En lugar de eso, seguimos sus instrucciones y dejamos una abertura en dirección a Tearmoon mientras nuestras fuerzas se acercaban.”

Abel asintió en señal de comprensión.

“Entiendo. Tiene sentido. Yo tampoco querría forzar a ese hombre a hacer una última resistencia.”

“En efecto. Los soldados que no tienen dónde ir tampoco tienen nada que perder, y a veces pueden hacer una cantidad terrible de daño antes de perecer. Si ese asesino es un hábil luchador, acorralarlo sin una amplia preparación sería peligroso. Por supuesto, la caballería que teníamos de patrulla ni siquiera logró acorralarlo para empezar…”

Aun así, valía la pena, porque significaba que el cerco era lo suficientemente flojo como para que el maestro lobo escapara por su cuenta. Ese hecho resultó ser fundamental, no sólo para dividir al enemigo sino también para poner a Citrina — la que deseaban recuperar — a su alcance de nuevo. Mientras trabajaba en la lógica, Mónica fue golpeada de repente por una comprensión que le dio escalofríos.

Es como… Estoy teniendo un déjà vu. Esto está sucediendo exactamente igual que aquella vez en Remno…

Cuando estaba en el Reino de Remno operando bajo el Cuervo Blanco, Graham, había visto de primera mano cómo la Gran Sabia del Imperio había desmantelado sistemáticamente la conspiración de los Cuervos Blancos pieza por pieza mientras que simultáneamente la reconstruía en un nuevo resultado que la favorecía. Era como ver un truco de prestidigitación a escala de todo un reino. La forma en que las cosas se unieron al final la dejó perpleja. Por ejemplo, si este intento de asesinato no hubiera ocurrido, las instrucciones de Ludwig habrían fracasado. Sin un cerco exitoso, los asesinos de Tearmoon probablemente habrían escapado con facilidad.

Sin embargo, eso no era lo que había ocurrido. El intento de asesinato se había producido, y el bloqueo había funcionado. Al final, Mia obtuvo el resultado exacto que había deseado. ¿Era esto una prueba de cálculo meticuloso? Para Mónica, no parecía ser más que eso.

Por supuesto, una parte de su mente abogaba por la racionalidad. Hasta donde ella sabía, no había forma de que alguien ejerciera control sobre tantos factores. Ese tipo de cálculo tenía que ser imposible. Pero, al mismo tiempo, no podía negar que los hechos expuestos ante ella sostenían lo contrario.

Últimamente, Mia estaba visiblemente inquieta. Eso sugería claramente que se había enterado de alguna manera de la conspiración contra ella. Además, la discreción con la que había demostrado a Citrina el efecto de las hierbas de baño que producían humo en los baños comunes demostraba que ya estaba al tanto de la complicidad de su compatriota. Sin embargo, no intentó frustrar su plan en ese momento, sin duda por el bien de Citrina. Era su manera de darle la oportunidad de arrepentirse y, de paso, reclamar su lealtad.

Y ahora, a pesar de lo inverosímil que pudiera parecer todo, la realidad era que Mia había impedido que Citrina fuera llevada a tierras lejanas, colocándola en cambio en un lugar que estaba firmemente al alcance de la mano. Después, cabe destacar, que Citrina había dejado claro con sus propias acciones su deseo de expiación.

“Todo lo que la señorita Mia hizo, lo hizo para salvar a Rina. Estoy segura de ello.”

La segura afirmación de Bel resonó en la mente de Mónica. Le resultaba difícil estar en desacuerdo con la chica.

Habría que ser demasiado ignorante para descartar todo esto como una simple coincidencia…

Había una cierta reverencia en su expresión mientras volvía lentamente su mirada hacia Mia.

“…Princesa Mia, ¿cuántos pasos por delante piensa usted?”

Mia no contestó, respondiendo con poco más que una sonrisa sin compromiso.

Debería preguntarle a Rafina lo que piensa más tarde… Tal vez ella tenga una visión más objetiva sobre las acciones de la princesa.

Mónica sacó el tema con Rafina después, aunque sólo sirvió para reforzar aún más su asombro por la insondable mente de Mia.

En otras palabras, era lo de siempre.