Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

Con la ayuda de las notas de Abel como referencia, Mia logró terminar de componer sus promesas de campaña en la biblioteca. El mismo Abel la ayudó, por supuesto, e incluso se las arregló para arrastrar a Sion, extrayendo ansiosamente ideas de él mientras él refunfuñaba cosas como: “Soy un partido neutral. Se supone que no debo ayudarte…”

Su participación reacia la divirtió, y se alegró al ver que él parecía haber tomado una disposición más gentil. El buen humor, sin embargo, sólo podía sostenerla por un tiempo. Para cuando terminaron, ella estaba lista para colapsar. Si su cerebro hubiera sido un motor, estaría funcionando con humo — humo que se filtraban visiblemente de ella en forma de vapor que salía de su cabeza febril. Sion le dio una mirada de disculpa.

“Lo siento, Mia.”

“…¿Eh? ¿Y ahora qué?”

Ella le miró fijamente en blanco.

“Eh, sobre los Cuatro Duques. Puedo decir que las noticias te molestaron tanto que no pudiste pensar bien. Todo este tiempo, no he visto ni una pizca de tu habitual brillantez. Ese fue mi error. Debí haber elegido un mejor momento para decírtelo.”

El tono considerado de su mensaje fue socavado por sus desafortunadas implicaciones lógicas. En efecto, él acaba de descartar todo el trabajo de Mia — y ella ha estado disparando todos los cilindros, ¡para empezar!

¡¿Qué?! Trabajé tan duro para conseguir esto también…

Ella le habría dado el soplo de la mejilla enojada, pero simplemente no tenía la energía para ello. Además, la ayudó mucho con sus promesas, así que la tolerancia parecía la respuesta correcta. Mia, como ves, era una adulta responsable.

…Que tropezó con su habitación, se plantó de cara en su cama y durmió como una roca hasta la mañana siguiente. Todo por la redacción de una lista de promesas de campaña.

Al día siguiente Mia estaba en el aula que sus compañeros de campaña habían convertido en un cuartel general improvisado discutiendo la estrategia electoral, cuando Sapphias Etoile Bluemoon llegó y pidió una audiencia.

“Hola, Su Alteza. Un buen día para usted.”

“Buen día para ti también, Sapphias. ¿Tu padre está bien?”

“Bastante bien. Mejor que nunca, de hecho, en virtud de las buenas gracias de Su Majestad Imperial. Y buenas lunas, Su Alteza, se ve hermosa como siempre. Una y otra vez me encuentro hipnotizado por sus encantos.”

“Mi, esa dulce lengua tuya… Ojojojo.”

A diferencia de los saludos superfluos que intercambiaban, el monólogo interior de Mia era mucho menos amigable.

Así que… ¡Al fin has venido!

En el momento en que escuchó que Sapphias había solicitado una audiencia, inmediatamente hizo la conexión con lo que había escuchado de Sion.

Serpientes del caos… ¡Si crees que puedes atraparme con tus planes, entonces será mejor que lo pienses de nuevo! ¡Voy a darle la vuelta a esto, te atraparé en el acto, y te llevaré directo a Rafina! Ella se pavoneó con fanfarronería, ya que tal cosa era posible. ¡El trampero… se ha convertido en el atrapado!

“Ahora bien, Su Alteza… ¿Puedo pedir que se despeje la habitación?”

Sapphias miró alrededor de la habitación. Eso solo fue suficiente para enviar a algunos estudiantes corriendo hacia la puerta. Como descendiente de uno de los Cuatro Duques, su influencia fácilmente eclipsó la de incluso la realeza de los reinos más pequeños.

“Mia.”

Abel instó a la precaución con el ceño fruncido.

“Está bien, Abel. ¿Podrías encargarte de que nuestros amigos encuentren otra habitación para trabajar?”

Luego inclinó la cabeza hacia Tiona también, quien se retiró rápidamente con Abel. Le dolió separarse de los dos miembros de su grupo que dominan la espada, pero bajo las circunstancias, no tuvo elección. Sapphias, que sonreía satisfecha mientras veía a la gente salir de la habitación, miró de repente a Mia y levantó una ceja.

“Bueno, eso es extraño. ¿Eres débil en los oídos, niña? Se te ha ordenado que te vayas.”

Anne hizo un gesto de dolor ante su mirada y empezó a retroceder, pero Mia dio un paso adelante, poniéndose entre ellos.

“Ella es mi doncella personal y por lo tanto mis brazos y piernas. Ella es una parte de mí. ¿Cortarías mis brazos y piernas de mi cuerpo?”

Ella miró hacia atrás, devolviendo el favor.

“En absoluto, Su Alteza. Si le complace, estaré encantado de soportar su presencia.”

Bajó la cabeza en una respetuosa reverencia, a la que Mia soltó otra fanfarronada.

¡Estar a solas con un miembro de las Serpientes del Caos es demasiado peligroso! ¡No soy tan estúpida como para permitir que eso suceda!

“Mi lady…”

Anne, mientras tanto, observaba el intercambio en curso con lágrimas de emoción sentida.

“Bueno, entonces oigámoslo. ¿Qué pasa?” preguntó Mia.

“Estoy aquí para informar a Su Alteza,” respondió Sapphias con una sonrisa amistosa, “que los Bluemoons le ofrecen todo nuestro apoyo durante esta elección. Estamos a su servicio.”

“Vaya, qué noticia tan prometedora es esta. ¿Viniste hasta aquí sólo para decírmelo en persona?”

“No del todo. También traigo un plan, con el cual Su Alteza puede reclamar la victoria.”

“…¿En serio?”

Mia se inclinó un poco hacia adelante. Una forma de ganar contra Rafina era exactamente lo que le faltaba en este momento.

“¿Realmente tienes tal cosa?”

“Sí, y es simple. Encuentra los defectos de la Señorita Rafina y golpéalos.”

“¿Sus defectos, dices?”

En resumen, propuso un método conocido educadamente como campaña negativa. En lugar de resaltar los beneficios de sus propias políticas, Mia encontraría defectos en su oponente y los usaría como forraje para ataques políticos. Sin duda era una táctica efectiva, pero…

“Eso es ciertamente factible en contra de la nobleza promedio, pero ¿la Señorita Rafina realmente posee el tipo de defectos requeridos?”

“¿A quién le importa? Si no le importa, entonces podemos inventar algunos.”

“¿Qué?”

“Rafina Orca Belluga es una santa de carácter muy virtuoso. Por eso, hasta el más mínimo defecto se convertirá en una llamativa mancha en su reputación. Todo lo que se requiere es un poco de preparación entre bastidores. No es un desafío. Si le complace, Su Alteza, estaré más que feliz de tomar esta tarea personalmente”, dijo Sapphias con una sonrisa astuta.

Ella lo miró fijamente y se encontró…

¡D-Dulces lunas! ¡No había pensado en eso!

…¡Genuinamente impresionado por su idea!

Para Mia, que se había intimidado por la impecabilidad de las políticas de Rafina, el darse cuenta de que podía inventar defectos fue una verdadera revelación — un descubrimiento innovador de proporciones epifánicas.

¿Saben qué? Ahora que lo pienso, estoy segura de que me hicieron esto muchas veces durante la revolución… Cuatro de cada cinco rumores que decían cosas malas de mí no eran verdad.

De hecho, al menos tres de cada cinco habían sido críticas de hecho, pero… bueno, eso significaba que un buen cuarenta por ciento de los rumores eran falsos, así que podría decirse que aún tenía razón.

Lo que hacía que ese tipo de rumores fueran especialmente molestos era que incluso cuando yo personalmente los proclamaba falsos, mucha gente no me creía…

La experiencia personal hizo que la lógica de Sapphias pareciera más convincente, y se encontró a punto de comprar su plan. Sin embargo, algo la frenó. Ya fuera intuición o percepción, las alarmas sonaban en su cabeza.

Sin embargo, realmente te pone de los nervios cuando alguien te hace eso.

En otras palabras, duchar a alguien con insultos por algo que nunca hizo es una gran manera de enojarlo, y puedes estar seguro de que guardará rencor por mucho tiempo.

Soy una persona bastante tolerante, si me lo digo a mí misma, e incluso me enfadé bastante. Si intento un truco como ese con Rafina, ella se va a poner furiosa. Y cuando lo haga…

Escenas de Rafina mirando fijamente como dagas de furia y no adulterada ira hacia ella mientras se encogía de terror llenaron su mente, seguidas de una vívida imagen de un camino muy familiar hacia un mecanismo muy familiar de cortar cabezas.

¡Eeeeek! ¡No! ¡No! ¡De ninguna manera voy a intentar algo así! ¡Acabaré en la guillotina tan rápido que ni siquiera sabré qué me golpeó!

Es cierto. Esto no fue el pasado, Mia. Era la Mia del presente con toda una vida de experiencia en su haber. Una vida truncada, pero una vida, sin embargo. Y la Mia del presente sabía muy bien que lo que uno siembra, lo cosecha. La semilla que Sapphias intentaba sembrar probablemente florecería en una hermosa flor, pero sería una belleza fugaz, dando paso a un fruto amargo y venenoso.

“La hija de un duque de una pequeña nación como Belluga no es nada ante el poderío de los orgullosos nobles de Tearmoon. La partiremos como una ramita, sólo tienes que mirar. ¡Ja, ja!”

Ella vio como Sapphias se rió con tal suficiencia que empezó a inclinarse hacia atrás, y fue entonces cuando la golpeó.

¡Ajá! ¡Así que eso es todo! Sé lo que ustedes, Serpientes del Caos, están haciendo ahora. Están tratando de abrir una brecha entre Rafina y yo. ¡Mala suerte para ti, porque no voy a dejar que eso suceda!