Koujo Denka (NL)

Volumen 6

Capitulo 1: ¡Demonios!

Parte 5

 

 

“Su Excelencia. Sinceramente aprecio se tomará su tiempo para discutir ciertos asuntos conmigo hoy. Soy Hughric Chaser, el emisario embajador imperial.”

“Estoy al tanto.” Mi padre respondió a secas.

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En el consejo, habíamos encontrado a un glamuroso hombre cimbreño de cabello castaño esperando por nosotros. Detrás de él se paraban varios más hombres, probablemente guardaespaldas. El delgado hombre pasó su lasciva mirada sobre mí.

Asqueroso.

Si lo recuerdo bien, fue el mismo embajador que se le había propuesto a Lydia en la Capital Real. Y había hecho un punto al llamar a mi padre “Su Excelencia”.

“¿Sería tan amable de presentarme a esta encantadora jovencita?” El hombre preguntó, mirándome.

Mi padre esperó un momento antes de responder. “Mi hija Stella.”

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“¡Vaya! Qué hermosa es. Esplendida. Verdaderamente esplendida.”

El embajador debió haber sentido un poco de su superioridad, porque sus palabras exudaban desdén y codicia. No hice el intento de enmascarar mi aversión mientas tocaba la pluma secreta en mi bolsillo.

Allen-sama…

Ma padre se sentó en una silla, entonces indicó con una mirada que debería seguirle. Una vez sentada a su par, se dirigió al embajador.

“Sin más retrasos. Por favor sea breve.”

“Supongo que esa sería su postura.” El embajador respondió.

“Dado que Su Excelencia, la nueva cara del Duque Algren ha ocupado la capital de su reino. Oí que el antiguo rey y su familia siguen perdidos y que las comunicaciones entre sus casas ducales están siendo ineficiente. Rumores en efecto preocupantes.”

¡El imperio fue informado de la rebelión, justo como el profesor había predicho! Incluso insinuó los lazos con los Algrens.

Luego de una pausa, mi padre dijo fríamente.

“No me iré por las ramas— ¿qué quiere el imperio?”

“Entonces, no usaré dulces palabras.”

El embajador frunció sus ojos como una serpiente.

“Deseamos que retire sus fronteras en el Río Lignier.”

Estaba por gritar. ¡Retirarse del Lignier significaría negar el resultado del siglo dorado de la Guerra del Norte, renunciar a Galois y retirarse detrás de las Montañas del Dragón Azure!

“¿Y si nos rehusamos?” Mi padre preguntó, su tono era más gélido.

“Entiendo. ¡Sí, lo comprendo perfectamente!”

El delgado hombre dijo, curvando sus labios y burlándose de nosotros con sus gestos.

“¡Para su casa, Galois es una tierra de victoria! Y— por desgracia— para mi tierra, es un sitio de amarga derrota. Pero es precisamente por eso que Su Excelencia Imperial y Su Alteza Imperial, el príncipe de la corona, no están contentos con dejarlo en las manos de su reino. Lo que me recuerda de algo que oí de un pajarito.”

Él levantó sus manos teatralmente. Entonces, con su serpentina mirada sobre mí, continuó con un tono ligero.

“Algo acerca de nuestra armada sur conduciendo ejercicios cerca de sus fronteras. Simplemente maniobras, claro— el imperio no tiene segundos motivos— pero quién podría saber lo que las travesuras de nuestros acalorados jóvenes caballeros podrían acarrear.”

Mi casa ya estaba consciente de las tropas imperiales amasándose junto a nuestras fronteras. Y basados en el análisis del profesor y Graham de sus suplementos, iban más que por solo Galois. ¡Tras las sombras, el imperio estaba empeñado en tomar territorio mientras el reino estaba en un ajetreo!

Mi padre miró con dagas al delgado embajador, quien sonrió.

“Vaya, que terrorífico.” El hombre dijo.

“Tal feroz mirada del afamado Lobo del Norte deja a un mero embajador como yo muy petrificado como para hablar. Aunque enfrentar a nuestra armada sur de doscientos mil probaría ser una gran dificultad incluso para tu casa. ¿Cuál es el tamaño de su armada? ¿Diez mil? ¿Veinte mil? Seguramente menos treinta mil, incluso si fuera a declarar una movilización general.”

Tenía razón que nuestra armada no era muy grande. Innegablemente nos encontraríamos superados. Sin embargo, mi padre nunca se tragaría tal indignante—

“Entiendo tus términos.”

“¡¿Padre?!” Exclamé, volteándome para verlo en asombro. Sus ojos brillaban con inteligencia— E ira.

“¡Maravilloso!” El embajador gritó maravillado. Había fallado en ver lo que yo había visto.

“¡Sabía que Su Excelencia entraría en razón! Ahora que tenemos un acuerdo, me gustaría que firmara estos papeles de una vez. Su Excelencia Imperial ya ha aprobado—”

“Su Excelencia parece estar elaborando un malentendido.” Mi padre dijo, cortando en seco la conversación.

“Un malentendido, ¿dice?” “Sí.”

A pesar del sol de verano pasando por el salón, mi piel sentía frío.

“¿Quién crees que se sienta delante tuyo?”

Mi padre le preguntó al embajador, cruzando sus brazos. Su perforante mirada le llego directo a Chase, cuya presumida sonrisa se desvaneció mientras sudor frío pasaba por su frente. Entonces, mi padre declaró sin más.

“¡Mi nombre es Walter Howard, protector de las tierras del norte del reino! Nunca he considerado ceder territorio sin pelear. Si tu emperador quiere tierras, dile—”

Recordé lo que mi padre me había dicho antes de irme a la Capital Real: “Los Cuatro Grandes Ducados deben ser las deidades guardianas de nuestro reino.” Ahora puedo apreciar en serio a lo que se refería.

“—Que venga a tomarlo.” Mi padre rugió.

La sangre se drenó de la cara del embajador. Luego de un momento de impresión, liberó una nerviosa risa.

“¿Seguro que puede permitirse tener ese tono conmigo?” Él preguntó.

“¿Cree que la armada imperial es ignorante con las circunstancias de su casa? ¡Pudo haber logrado robar Galois de nosotros hace un centenar de años, pero no puede ir solo contra nuestra armada ahora! No tenga esperanza de victoria en esta—”

““La niña maldita de los Howard…””

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Mi padre murmuró, su expresión es de lamento. Sentí un cuchillazo en mi pecho.

“¿Quién?” El misterioso embajador preguntó.

“Su Excelencia, estábamos en medio de la discusión—”

“La aristocracia de este reino llamó a mi hija más joven así detrás de nuestras espaldas no hace mucho.” Mi padre continuó, ignorándolo.

“Y no es sorpresa— No podía lanzar ni un solo hechizo. Los nobles sin magia son objetivos fáciles del escrudiño, y en el imperio también, sin duda. Eso va doble por un miembro de una casa ducal. “Niña maldita, niña maldita”, la llamaban, sin siquiera saber el verdadero significado de lo que decían.”

“S-Sí, pero eso que tiene que ver con—”

La ferocidad de mi padre levantó de su silla. Los guardias detrás de él tomaron el mango de sus espadas… luego se pusieron pálidos y miraron sus manos. Sus espadas estaban congeladas en sus vainas.

“Pero todas las personas de nuestro ducado la aman sinceramente.” Mi padre continuó.

“La llamaban “nuestra pequeña señorita”. E incluso si nunca lo dijeron en alto, sabía que él la salvó. ¡Lo sabían!” Él rugió, expresando toda su ira.

Vaya, padre ama demasiado a Tina.

“Me refiero al joven que, cuando este disturbio explotó, lo más probable luchó hasta el amargo final en la Capital del Este, sin pensar en su propia seguridad.” Continuó en un tono más calmado, como si estuviera tratando de persuadir al embajador.

“Eso es lo que él significa para mi casa, Su Excelencia. Si no entiende lo que digo, pregúntele a su emperador— el tema afecta a su nación también. Es por eso que tenemos prisa— mucha prisa— por derrotar a esos rebeldes y rescatar a nuestro salvador. ¡¿De qué vale nuestro título si no pagamos nuestras deudas?! Aunque, su nación insista en meterse en nuestro camino. Por eso…”

El puño de mi padre impactó en la mesa, su sobresaliente maná congela las muescas de madre mientras estas se esparcían. Esta es mi primera vez viendo al Duque Walter Howard, guardián del norte, cuando de verdad estaba determinado.

“No nos deja más opción que meterles nuestros colmillos y dejar sus rotos cuerpos en el campo de batalla. ¡No nos tomes a la ligera, chico!”

Una ventisca llenó el cuarto. El embajador imperial se puso pálido, y sus guardaespaldas temblaban.

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Mi padre se giró a la puerta y gritó.

“No tienes palabra en esta farsa, ¿verdad?”

“El emperador me dijo que estuviera aquí.” Una voz respondió.

“El territorio no me interesa. Está congelado. Odio el hielo y la nieve”

“Ruego su perdón.” Mi padre inclinó su cabeza y disipó la ventisca.

¿Quién merecería tal consideración de un duque?

Pasé mi mirada a la puerta y balbuceé. “¿Qué? Pero tú eres…”

Allí parada la adorable chica con la que me había reunido en el invernadero, aunque no había notado señales de la puerta abriéndose. Las siguientes palabras de mi padre solo añadieron más sorpresa.

“Ha pasado tiempo.” Él dijo, sin darse cuenta de mi confusión.

“¿Qué te trae aquí, Héroe Alice Alvern? No creo que cualquiera aquí podría afectar el mundo lo suficiente para ameritar el uso de tu espada.”

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“Mm-hmm. Esta es una tormenta en un vaso de agua.” La chica accedió.

“Mi espada no está bajo petición, así que puedo hacer lo que guste. La armada imperial tiene los números, pero son unas blancas palomas. Incluso la mayoría de sus comandantes son palomas. Dudo que serán reto para una partida de cachorros con un lobo liderándolos.”

¿Qué? ¡¿Esta chica es el Héroe?! ¡¿Como en los cuentos de hadas?!

Estaba más desconcertada que nunca, pero la chica ni me presto atención mientras entraba, se postró en una silla vacía, y dijo.

“Santa del Lobo. Té.” “Ohh…C-Claro.”

Respondí. Antes de saber lo que estaba haciendo, le había entregado mi propia tasa vacía. Ciertamente no se veía como una leyenda mientras bebía, murmurando “caliente” y soplando el té.

“¡Alice-Dono, eso es inapropiado!”

El embajador gritó, asustándose ahora que finalmente había superado su impresión.

“¡Considere lo que su presencia aquí significa! Como un vasallo de Su Excelencia Imperial, está atada a dar lo mejor para el imperio—”

Sin advertencia, las piernas del hombre delgado se doblaron, al igual que las de sus guardaespaldas, y colapsaron ruidosamente de manos y rodillas. Una sola mirada de la chica había sido mucho para ellos.

“No soy su vasallo.” Dijo sin miedo.

“Solo he estado en el imperio un largo tiempo. Vine aquí hoy porque los elementos estaban haciendo relajo— y porque el emperador mencionó que podría haber un nuevo maestro del Blizzard Wolf. Ahora estoy satisfecha. Además…”

Rayos atravesaron el cuarto, destrozando las luces del techo, las cuales se desintegraron antes que golpearan el suelo. El tono de la chica se mantuvo sin cambiar.

“No recuerdo darles permiso a los gusanos de llamarme por mi nombre. Puedo no gobernar ninguna tierra, pero soy la Gran Duquesa Alice Alvern. Incluso un insolente como tú debería ser capaz de quién supera a quién. Cuida tu lengua. ¿O te gustaría morir por impertinencia?”

El embajador balbuceo con miedo en el suelo. Me estremecí, aunque cuidé de no mostrarlo.

¿Fue magia? Ni siquiera vi un hechizo de formula. Y ahora el imperio conoce que Tina puede lanzar el Blizzard Wolf.

La antigua yo ya habría retirado sus armas, pero no más. Toqué con fuerza la pluma de Griffin oceánico en el bolsillo de mi pecho.

Estará bien. ¡Soy el estudiante de Allen-sama, y tomará más que una leyenda viviente para asustarme!

“¿También debería usar su título?” Mi padre le preguntó a la chica mientras calmada sorbía su té.

Ella regresó su atención a mí y dijo.

“Mmm. Nada mal, Santa del Lobo. Mi compañera tenía razón; no le meneas tu cola por nada. Golosinas.”

¿“Menear la cola”?

Pensé mientras le ofrecía un plato de pasteles.

Tina, algunas cosas son mejores no decirlas, incluso si son ciertas. Aunque, ¿me estoy imaginando cosas, o ella conoce a Allen-sama?

El Héroe destapó un pequeño jarrón y untó la miel de Tina sobre su postre.

“Llámame por mi nombre.” Ella le respondió a mi padre.

“Más importante, tengo un par de preguntas acerca de mi compañera.”

“¿Tu compañera?”

“Se refiere a Tina, padre.” Añadí.

El Héroe parecía haberle tomado gusto a mi hermana.

Mi padre asintió, y ella continuó.

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“Mi compañera ha aprendido a lanzar el Blizzard Wolf, como el emperador dijo, pero no deberías enviarla a la guerra. Su maldición no está rota, solo detenida.”

¿Qué maldición? ¿De qué está hablando?

Mientras estaba perdida en pensamientos, el delgado embajador se levantó y tomó el borde de la mesa. De cara pálida y respiración pesada, se levantó e intentó unirse a la conversación.

“¡¿Un… un nuevo usuario de la magia suprema?! Alice-Dono, esa es vital—”

Otra mirada de la hermosa chica hizo que se retorciera y luego tropezara, suspirando por la boca.

“Lo que teme no sucederá, Héroe-Dono”

Mi padre dijo como si nada hubiera pasado.

“Tina solo tiene trece años— es demasiado joven para un campo de batalla. Y nunca querría enviarla a la guerra, incluso si llega a la adultez.”

“Tenía siete cuando luché con un dragón y asesiné a dos demonios alados.” El Héroe respondió, sin inmutarse.


“Trece años es más que suficiente para las batallas.”

“Un impresionante registro de servicio.” Mi padre remarcó lentamente.

El tono casual de la chica me dejo sin palabras. Dragones y demonios eran conocidos como los seres más viciosos en la existencia, prácticamente calamidades de carne y hueso. Luchar contra uno era casi imposible.

“¿Cómo mi compañera de pronto domino la magia suprema?” El Héroe preguntó, yendo directo al punto.

“Pensé que la habías conocido.” Mi padre respondió.

“Mi hija menor ha estado presionándose hasta el cansancio. Y oí que eres una conocida de Allen. Eso debe decirte todo lo que necesitas saber.”

“Mm-hmm. Él hace una gran diferencia, y sé que mi compañera es una trabajadora. Pero…” El Héroe se pausó, luciendo genuinamente asombrada.

“¿Es todo?”

Los esfuerzos de Tina y la guía de Allen-sama no fueron suficientes para satisfacerla como explicación. ¿Qué más? Tina había enlazado maná con Allen-sama…

“No tengo razón para mentir.” Mi padre respondió, agitando su cabeza.

“Además, un hechizo supremo no se ve muy diferente de cualquier otra magia en tus ojos. ¿Por qué tan preocupada?”

El Héroe frunció sus cejas mientras se comía su postre.

“Mmm. Delicioso. Me sobrestimas. Los hechizos supremos son algo molestos.”

“¿Algo? Están más allá de algunos cuantos hechiceros del reino.”

“Cuatro líneas sanguíneas en una nación es mucho, comparado al resto del continente.”

“Naturalmente. Tenemos al Señor Oscuro al oeste.” El Héroe frunció sus labios.

“Eres astuto, Lobo. No me gusta.”

“Solo porque estoy rodeado de indeseables amigos.” Mi padre dijo.

“Estoy segura que tampoco les agrado. Bueno, hice mis preguntas, incluso si tus respuestas son difíciles de digerir. Ahora puedes luchar con tu tormenta en tu vaso.”

Con eso, dejó el tema. Al parecer, realmente había venido a preguntar por Tina.

“Héroe Alice.” Mi padre dudoso dijo. “En cuanto a él…”

“Mm-hmm. Lo sé.”

El Héroe respondió. Su hermoso rostro se vio ansioso por un momento, pero pronto regresó su inexpresa expresión.

“Lo sé. Pero no puedo intervenir con asuntos mundanos. Él puede superar esto. No te preocupes.”

“Ya veo.”

Ahora estoy segura de ello. Ella conoce a Allen- sama, y se siente muy apegada a él, aunque no de igual forma que nosotros.

“¿Terminamos?”

Mi padre le preguntó al embajador imperial, quien se postraba en el suelo, jadeando del dolor.

“Tengo una guerra que preparar.” “Inconcebible.” El delgado hombre protestó.

“No puedo— ¡Me rehúso a creerlo! ¡¿C-Cómo puede un simple duque declarar la guerra tan casualmente contra un gran poder como mi tierra madre?! ¡¿Qué ocurre contigo?! ¡¿No sientes miedo?!”

“¿Miedo?” Mi padre y yo repetimos. Entonces, nos miramos entre sí… y sonreímos.

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“¡¿Q-Qué es tan divertido?! ¡¿Perdieron la cabeza?!” El delgado hombro se bajó de hombros, su arrogante actitud se fue.

“Oh, bueno, es algo espantoso.” Mi padre admitió.

“Me aterroriza el pensamiento de permitir que alguien a quien le debo mucho muera sin yo pagarle. En verdad lo es. Así que lo diré las veces necesarias— estamos apresurados, y nos gustaría que te quedaras fuera de nuestro camino, Su Excelencia, Embajador Imperial Hughric Chaser.

¿No concuerdas, Stella?” “¡Sí!” De inmediato respondí.

Estaba aterrorizada de nunca ser capaz de volver a ver a Allen-sama otra vez. Si eso llega a pasar, no estaba segura que sería capaz de recuperarme. Así de profundamente estaba… estaba…

El embajador gruñó mientras se levantaba con la ayuda de sus guardias.

“Se arrepentirán de—”

“No me arrepentiré de nada” Mi padre intervino.

“Nunca más. Lo juro por mi difunta esposa. ¡Esta discusión está terminada!”

El delgado hombre dejo el cuarto con sus guardias, sus piernas tiemblan como un ciervo recién nacido mientras gritaba.

“¡Bárbaros!”

Una vez se fueron, mi padre se giró a la chica, quien había terminado hasta la última gota de su té y comido su postre.

“Ahora, Héroe-Dono, fue un honor reunirme con usted.” Él dijo.

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“Espero verte otra vez algún día— preferiblemente no en el campo de batalla.”

Ella me miró, haciéndose al frente y dijo. “Mm-hmm. Santa del Lobo, limpia mi boca.”

¿Soy solo yo, o es un poco como Lydia? Pensé mientras limpiaba su boca con un pañuelo.

“Gracias.” El Héroe dejo su asiento.

“No tengo el hábito de atormentar lobos… a menos que lo peor pase. En ese caso, nuestra próxima reunión será en una batalla.”

“¿Oh? ¿A qué te refieres con eso?” Mi padre preguntó con evidente interés.

“Para ser honesta, no puedo entender a lo que te refieres con “miedo””

Ella dijo, al parecer ignorando la pregunta mientras caminaba hacia la puerta.

“Solo he sentido miedo una vez en mi vida.”

“¿Tu renombrada batalla con el dragón oscuro? ¿O quizás tu ahora legendario duelo con la Dama de la Espada, la cual le precedió?”

“No.”

El Héroe miró atrás a nosotros con una radiante sonrisa. Era una expresión de sincero amor.

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“La bebé escarlata no me asusta. Si está sola la próxima vez que nos reunamos, la aplastaré por seguro. Solo una persona en este inservible mundo me ha salvado en un mortal campo de batalla o se ha enojado y derramado lágrimas por mí. La única vez que he sentido miedo fue en el momento que sentí que nunca podría ser capaz de verlo otra vez. Solo esa vez.”

Mi mente conectó los hilos.

Claro. Lydia-san y Allen-sama una vez lucharon contra un dragón negro junto a ella y salvaron la Capital Real.

“Pero eso también va para la bebe escarlata. Y ella no es tan fuerte como yo lo soy—solo es buena con una espada. No puede caminar en el oscuro camino sin él— Allen— tomando su mano. Así que—” El Héroe profetizo.

“Si la profunda, muy profunda oscuridad se traga a la bebé llorona, puede volverse en mi enemigo y del mundo. Si eso pasa, Lobo, nos reuniremos otra vez pronto… porque tendré que matarla.”

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