Shijou Saikyou No Daimaou Murabito A Ni Tensei Suru (NL)

Volumen 8

Interludio 1: El Monstruo Inmortal Y Un Sueño Fugaz I

Un vacío pálido se extendía hasta donde alcanzaba la vista. Eso era todo lo que existía en este espacio. No había nada más. Ningún objeto, ningún sentido de la dirección, ni siquiera la gravedad existían en este mundo de la nada.

Estaba dentro de este reino incomprensible…

…que Ireena se encontró a sí misma cuando despertó.

Lo primero que sintió fue un ligero dolor de cabeza y somnolencia.

Le tomó un momento procesar su entorno y la extrañeza de sus circunstancias. Cuando finalmente hizo clic en su cabeza, murmuró confundida: “¿Qué… es este lugar…?”

Nada sobre su situación tenía sentido. Los recuerdos más recientes de Ireena no hicieron nada para explicar por qué estaba aquí.

Por lo mejor que podía recordar, había estado en la capital de la Federación de Asylas, librando una intensa batalla contra el monstruo Elzard, conocido como el Rey Frenético de los Dragones. La pelea había sido reñida, pero ella y los demás de alguna manera habían asegurado la victoria, y luego…

“Entonces… ¿qué pasó después…?”

Los recuerdos de Ireena de lo que siguió eran confusos y luchó por visualizarlos con alguna claridad. Una vaga sensación de aprensión atravesó su pecho. La ansiedad seguía creciendo, y estuvo a punto de descargarla en forma de queja cuando…

“Estás dentro de Al. Te absorbió y te has convertido en parte de él”.

…una voz sonó a través del espacio en blanco. Era hermoso, pero había una cualidad mecánica en su tono, y en el momento en que Ireena lo escuchó, una figura tomó forma frente a ella.

Era una chica. Pero en el momento en que Ireena la vio, se apoderó de ella la convicción de que no se trataba de una persona común.

Eso era obvio a partir de una sola mirada. La chica rezumaba poder.

Llevaba el pelo recogido en colas de caballo gemelas, y había cierta gracia artificial en las hebras blancas, interrumpidas solo por los reflejos rojos que parecían pulsar con una luz tenue.

Su apariencia era demasiado perfecta, reforzando la impresión de que alguien la había creado. Lo que asentó esa noción fue la colorida vestimenta al estilo gothic lolita. Las decoraciones excesivas y los colores vivos llevaron a Ireena a dejar escapar una observación.

“Ella se ve como una muñeca…”

En el momento en que las palabras salieron de su boca, se dio cuenta de que estaba diciendo tonterías y se sonrojó. La declaración de Ireena se sintió fuera de lugar, considerando las circunstancias. Aun así, la chica no mostró ninguna reacción. En cambio, miró a Ireena, su rostro inmóvil.

“No te equivocas”, respondió la chica secamente, como si simplemente estuviera recitando una línea.

Ireena se estremeció de incomodidad ante la presencia de la niña, pero decidió ver qué podía aprender.

“¿Quién eres tú? ¿Qué es este lugar?”

La chica respondió a la primera pregunta. “Soy Kalmia”.

“… ¿Kalmia?”

El nombre sonaba familiar. Ireena lo había oído por primera vez durante el incidente en el Megatholium. Kalmia había sido el nombre del agente de la reina que había ayudado a Ireena y a los demás a escapar de la ciudad.

Unos meses después, vieron a Kalmia durante sus vacaciones de verano. Sin embargo…

“Te ves completamente diferente”.

…la Kalmia que Ireena recordaba había sido hermosa, pero vestida con sobriedad. No había ni rastro de ella en la belleza excéntricamente ataviada que estaba de pie en este vacío pálido.

“La apariencia no tiene sentido. Esa apariencia, esta apariencia, todos ellos son disfraces temporales”.

Ireena no estaba segura de lo que Kalmia estaba tratando de decir, pero no sintió una necesidad particular de insistir en el tema. Había asuntos más importantes que discutir.

“¿Qué me ha pasado?”

“Como dije antes, has sido absorbido por Al—”

“Atrás. ¿Quién es este Al? ¿Y qué quieres decir con ‘absorbido’?”

“—¿Tengo que explicártelo? ¿Supongo que no eres muy brillante? No entiendo lo que ven en ti. Por lo menos, no eres digno de ser mi dueño.”

Ireena sintió una oleada de irritación cuando Kalmia dejó escapar un suspiro de exasperación.

“¡No, el problema es tu vaga explicación! ¡Definitivamente no soy estúpido!”

“…Este es el problema con vosotras chicas con pechos excesivamente grandes. Todos los nutrientes van a tus senos y terminas sin nada entre las orejas. Te compadezco. Ni siquiera tener la inteligencia para comprender tu propia falta de inteligencia”.

“¡¿Discúlpame?! ¡¿Estás tratando de buscar pelea, tabla de lavar?!”

Tal vez fue su imaginación, pero Ireena pensó que vio un rastro de ira teñir la expresión estéril de Kalmia.

“No soy una tabla de lavar. Simplemente personifico la modestia y el decoro. Es una pena que ni siquiera puedas reconocer eso. Sí, deberías quedarte atrapado aquí para siempre…”

Mientras Kalmia repartía sus observaciones, una nueva presencia apareció de repente en el vacío.

Ireena creyó ver una niebla negra por el rabillo del ojo. Rápidamente se extendió por todo el espacio, tiñendo el blanco puro con negro.

“¿Eh? ¿Q-Qué está pasando?”

Ireena no pudo hacer nada más que mirar a su alrededor confundida.

Cerca, Kalmia entrecerró los ojos y murmuró: “… Ha comenzado”.

Un latido después, un nuevo cambio ondeó a través del vacío oscuro. Una fuente interminable de colores estalló y comenzó a llenar el lugar de color. Cuando Ireena supo lo que estaba pasando, se encontró de pie en una habitación hecha de piedra.

Parecía ser una especie de sótano. Una habitación inquietante que estaba débilmente iluminada por una lámpara colgante. Kalmia e Ireena eran… no las únicas que estaban allí.

“Supongo que ni siquiera yo puedo hacer que todo salga como me gustaría”.

Una voz elegante resonó en la habitación espeluznantemente iluminada.

En el momento en que Ireena vio la fuente de esa voz…

Estremecerse, estremecerse, estremecerse.

…sintió un escalofrío de terror recorrer su espalda.

Sus dientes castañetearon de miedo. Espantoso. Simplemente aterrador.

Y, sin embargo, sentía una extraña afinidad con la figura.

“¡¿Qué… es… esto…?!” Ireena pronunció las palabras sin querer hacerlo.

“¿Hmm?” La figura volvió su mirada hacia ella.

“¡Ah!” Ireena dejó escapar un jadeo reflexivo. La figura miró fijamente en su dirección.

Hermoso, esa era la única palabra que podía describir al hombre. Su largo cabello negro hasta el suelo brillaba en la tenue iluminación y parecía crear un aura a su alrededor. Sus grandes ojos brillaban como estrellas en el cielo nocturno, atrayendo al espectador. Sus rasgos faciales aún conservaban cierta inocencia infantil, haciéndolo parecer casi angelical…

Sin embargo, al mismo tiempo, tenía la inquietante perfección de un demonio.

“Hrrrrm.”

Inclinó la cabeza y se frotó la barbilla mientras pensaba.

“Pensé que sentí una presencia, pero supongo que es solo una mosca”.

Eso fue extraño. Ireena sintió que algo no estaba bien, incluso cuando el terror se apoderó de su corazón. No había manera de que pudiera haber pasado por alto a Ireena o Kalmia. Entonces, ¿por qué no estaba reaccionando?

“Estamos en el mundo de los recuerdos. No es como si realmente existiéramos aquí.

“¿El mundo de…? ¿Recuerdos…?”

Ireena todavía no podía seguir lo que estaba sucediendo. Por lo tanto, la mente de Ireena primero trató de comprender la vista que tenía ante ella en lugar de deducir la situación exacta en la que se encontraba.

La escena en esta habitación de piedra era simplemente demasiado extraña para hacer otra cosa.

Una serie de herramientas de propósito desconocido colgaba de la pared.

El hombre hermoso y aterrador se paró en medio de la cámara.

Sus ojos estaban fijos en un niño pequeño. Aunque aún era pequeño, el joven tenía hermosos rasgos que se parecían a los del hombre. Cualquiera habría asumido que eran padre e hijo.

Sin embargo, si lo fueran, esta no era forma de que un padre tratara a su hijo.

El chico vestía ropa sucia y harapienta, y estaba atrapado dentro de esta espeluznante habitación. Lo peor de todo, estaba encadenado a la pared.

Día tras día, el niño fue sometido a espantosas torturas.

“— ¡¿Eh?!”

Ireena se dio cuenta con un sobresalto de que sus pensamientos no tenían sentido. ¿Por qué conocía la situación del joven pobre con tanta claridad? ¿Cómo había llegado a comprender la situación que se desarrollaba ante ella? Fue justo cuando ella comenzó a procesar todo…

…que las imágenes comenzaron a inundar su mente. Llegaron a raudales. Los días infernales desde el nacimiento del niño hasta la escena actual se grabaron en su cabeza en cuestión de segundos.

“¡Urgh… Ugh…!” Fue un milagro que Ireena pudiera mantener la compostura. “¿Qué…? ¿Que acaba de suceder…?”

“Como señalé antes, actualmente eres uno con Al. Lo que significa que sus recuerdos entrarán regularmente en tu mente. El hecho de que estés en el mundo de los recuerdos es parte de ese proceso”.

Ireena lentamente comenzó a entender. Algo había ocurrido después del incidente en el Megatholium, y alguien o algo la había absorbido.

Al era el nombre de la persona o cosa. Y… probablemente Al era el chico atado a la pared.

“Tú existes para darme un método de investigarme a mí mismo. ¿Qué necesito para romperme? ¿Qué necesito para volverme loco? Te di varios de mis rasgos… para comprobar aspectos de mí mismo que me había perdido hasta ahora… Lamentablemente, los resultados no son… muy útiles”.

Las hermosas facciones del hombre estaban nubladas por la decepción.

Ireena no pudo contener su desconcierto ante su expresión y sus palabras.

¿Por el bien de su investigación? ¿Es por eso que torturó al chico y le quitó la vida?

“¿Qué significa eso…? No tiene sentido…”

“No tiene sentido intentar entender a Mephisto Yuu Phegor. Nadie puede comprender su mente… Incluso aquellos que son sus parientes.”

Las últimas palabras de Kalmia fueron lo suficientemente suaves como para que la voz de Mephisto las dominara.

“Dado que tomó una buena cantidad de tiempo y esfuerzo crearte, se siente como un desperdicio, pero no tiene sentido quedarse con algo que no sirve para nada. Una pena, pero me temo que tendré que deshacerme de ti.” Mephisto no tenía rastro de hostilidad mientras suspiraba y se encogía de hombros. Para él, borrar al niño era lo mismo que tirar la basura.

“¡P-Para!”

Aunque sabía que no tenía sentido, Ireena habló y trató de detener a

Mephisto abordándolo. En el mismo momento exacto…

“Si no lo necesitas, ¿quizás podrías permitirme tenerlo?”

…la poderosa voz de una mujer planteó una pregunta. El orador tenía una especie de energía que inspiraba asombro y respeto.

En el momento en que las palabras de la mujer resonaron en la habitación, un campo de energía apareció frente a Ireena y una figura tomó forma.

“Ah, eres tú. Eso es lo que sentí antes”, comentó Mephisto con una sonrisa como si estuviera saludando a un viejo amigo. La mujer al final de su mirada era carmesí puro.

Cabello carmesí.

Labios carmesí.

Iris carmesí.

Uñas carmesí.

Ropa carmesí.

El aura que emitía, su voz, incluso su misma presencia. Todo era carmesí.

Esa fue la impresión que dejó en un observador.

“Bueno, hola. Eres encantadora como siempre, Luminas wol Croft”.

Ignorando el cumplido, la mujer carmesí Luminas miró fijamente al niño encadenado. Sus ojos ardían con una intensa emoción.

“… Sí, es encantador”.

Una sonrisa complacida se formó en el rostro de Luminas, y caminó hacia la chica, su largo cabello ondeando de lado a lado.

“Permítanme corregirme. No me lo vas a dar. Este chico es mío. No me importa tu aprobación.”

“Hah. Tan egocéntrico como siempre.”

A pesar del comentario mordaz, la expresión de Mephisto no mostraba ningún indicio de disgusto. En todo caso, observó la situación con cierto júbilo, como si hubiera encontrado un juguete particularmente interesante.

Mientras tanto, Luminas había alcanzado al chico. “Ahora, permíteme liberarte. Vivirás conmigo a partir de este día”.

Luminas chasqueó los dedos, una dulzura suavizando su belleza primaria.

En respuesta, las cadenas que ataban al niño se desintegraron en polvo.

Sin un sonido, sin dudarlo, el chico inmediatamente se abalanzó sobre Luminas, sus ojos girando como pozos de caos.

No había significado detrás del ataque. Ireena, que ahora estaba vinculada a él, lo entendía bien. El niño era la manifestación misma de la malicia.

Había estado expuesto a nada más que dolor y sufrimiento desde que nació. No sabía nada más, ni sentido común ni ética. Todo lo que quería era sobrevivir. No había tiempo para la inteligencia ni para la razón.

A pesar de soportar la agonía que rompería a cualquiera, todavía quería vivir. Por eso había buscado un método para sobrevivir, para superar el dolor. Y su respuesta fue poner en común su malicia y su odio.

Para soportar un sufrimiento que fue suficiente para volverlo loco, tuvo que llenar su corazón con la locura de la indignación y la rabia. El chico, cuyo corazón y mente estaban llenos de furia asesina, de repente había sido liberado de sus ataduras.

Era natural que atacara. La furia cruda lo impulsaba.

Pero Luminas wol Croft no estaba equipada con la cordura necesaria para entrar en pánico o dudar cuando se enfrentaba a ese tipo de locura.

“Oh vaya. Eres una criatura tan adorable, muchacho.” Sus labios carmesí se curvaron en una sonrisa maliciosa.

Sucedió en un instante. Sí, en un abrir y cerrar de ojos.

Ireena y el chico no pudieron comprender lo que había ocurrido debido a lo rápido que sucedió.

Luminas esquivó al chico que saltaba y le rompió los brazos y las piernas. “…!”

Incapaz de mantener el equilibrio, el chico liberado se derrumbó en el suelo. Luminas luego lo recogió.

“Una buena estocada. Asegúrate de nunca olvidar lo que te llevó a ello”.

Una sonrisa compasiva. Un dulce aroma. La calidez de su toque. El latido de su corazón.

Qué sensaciones tan curiosas.

El chico aulló de dolor por sus extremidades rotas, y el responsable lo estaba sosteniendo. Sin embargo, se encontró incapaz de reunir cualquier rabia. No, el chico sintió algo más. Era una emoción totalmente desconocida.

Se estaba derritiendo en una especie de calor. “Dime. ¿Este chico tiene un nombre?” “No. Puedes llamarlo como quieras.”

“¿Realmente? Entonces…” La mujer se quedó en silencio mientras sostenía a la esbelta niña.

Mientras la observaba, el chico finalmente entendió. Los días infernales de sufrimiento y tortura, por qué se había aferrado a la vida y por qué había querido sobrevivir… Todo era para poder conocer a esta mujer.

“…Mmm, está bien. Sí. Tu nombre a partir de este día es Alvarto.”

Alvarto Egzex. Después de nombrarlo, Luminas palmeó suavemente su cabeza.

“El primer y último hombre que una vez amé. Eres digno de ese nombre.”

Luminas se inclinó y, sin dudarlo un momento, depositó un beso en la sucia frente de Alvarto.

Las emociones de Alvarto inundaron abruptamente el corazón de Ireena.

Era el amor que un niño tenía por su madre.

Ese fue el momento en que el chico había ganado una apariencia de normalidad.

La escena que Ireena estaba viendo de repente perdió su color.

Después de un momento, el entorno volvió al infinito espacio en blanco.

“…Alvarto. Ese es uno de los Cuatro Reyes Celestiales”.

Todos en la era moderna conocían ese nombre. Era el mayor activo del ejército del Señor Demonio… y una figura extremadamente misteriosa.

Su representación y su historia fueron fragmentarias y contradictorias, sin dejar una imagen consistente.

Si bien los otros miembros de los Cuatro Reyes Celestiales eran figuras públicas conocidas, se consideró que Alvarto había desaparecido, lo que fomentaba la sensación de misterio.

Él era su enemigo.

“…Lord Alvarto está detrás de todo este lío, ¿no?”

“Sí. Te absorbió, cambió el mundo y actualmente está en guerra con Ard Meteor y los demás.”

Ireena aún no entendía todos los detalles, pero había reunido la información vital.

Alvarto Egzex, una vez uno de los Cuatro Reyes Celestiales, estaba tramando algo, y su plan consistía en incitar al reciente incidente en el Megatholium. Ireena y los demás habían resuelto ese problema, pero como resultado, ella había caído en la trampa de Alvarto y sus garras.

Sin duda, Ard y los demás estaban trabajando duro para liberarla, incluso en este mismo momento.

“… Supongo que les estoy causando más problemas”.

A Ireena no le gustaba la idea de ser una damisela en apuros. Esa era la razón por la que había trabajado tan duro para hacerse más fuerte.

Desafortunadamente, había poco que ella pudiera hacer ahora. Ireena se mordió el labio inferior con frustración. Kalmia, de pie junto a ella, habló.

“No hay porqué alterarse. Todavía puedes cambiar las cosas. Si no, no me habría puesto en contacto contigo.”

Ireena le lanzó a la joven que parecía una muñeca una mirada inquisitiva. “… ¿De qué lado está usted? ¿Cuál es tu meta?” Tenía la vaga sensación de que Kalmia estaba aliada con Alvarto, pero si ese era el caso, sus acciones parecían fuera de lugar. No había ninguna razón para que Kalmia interactuara con Ireena. “¿Estás fingiendo estar de su lado mientras planeas traicionarlo?”

“No. Siempre estoy a su lado. Preferiría la destrucción antes que traicionarlo”, afirmó Kalmia con firmeza, sin dejar a Ireena ninguna razón para dudar de su determinación.

“Entonces, ¿por qué me hablas? ¿Simplemente matando el tiempo?”

Kalmia negó con la cabeza. Si eso no era todo, entonces Ireena estaba completamente perdida.

“Tengo un solo objetivo”.

Las palabras que pronunció a continuación agravaron la confusión de Ireena.

“Ireena Olhyde, quiero que salves a Al”.