Kiraware Maou ga Botsuraku Reijou to Koi ni Ochite Nani ga Warui! (NL)

Volumen 4

Epílogo: El Rey Demonio Vive Su Sueño

Fuera hacía frío. El refrescante aire de la mañana desterró todo resto de somnolencia de los ojos de Anima. Tomados de la mano, él y Luina recorrieron el camino hacia Garaat, con su aliento blanco bailando en el aire y desapareciendo ante sus ojos. Llegaron a la calle principal del pueblo, pero el bullicio habitual no se veía por ninguna parte. Era una experiencia tranquila y extrañamente calmante que rara vez tenían la oportunidad de apreciar.

—Es tan tranquilo, —dijo Luina.

—Tal vez deberíamos habernos quedado en la posada un poco más.

—Supongo que estamos acostumbrados a despertarnos temprano. Mientras estamos aquí, ¿hay algo que quieras hacer?

—Veamos… La panadería debería estar abierta. Vamos a comprar algo para las niñas.

Las niñas no estaban con ellos. El día anterior habían cumplido cuatro años juntos, y sus hijas habían tenido el detalle de dejarles salir en una cita. No habían podido salir para el segundo, ya que habían tenido que cuidar a su hija de un año, Lyla, y una gran tormenta había arruinado sus planes para el tercero.

Era su primera cita en tres años, pero la espera sólo la hizo mucho más dulce. Fueron de compras, vieron una gran obra en el teatro, hablaron y profundizaron en su amor mutuo. Se habían divertido lo suficiente como para que les durara hasta su próximo cumpleaños compartido, y les tocaba devolver a las chicas su amabilidad. Querían devolverles algo bonito, especialmente a la pequeña Lyla, que había sido tan valiente como para pasar un día entero sin sus padres.

—Espero que Lyla no haya estado llorando…

—No creo que tengamos nada de qué preocuparnos. Ya tiene dos años y medio, lo cual es más joven que Marie cuando lo hizo por primera vez, pero Lyla tiene tres hermanas increíbles que la cuidan. Seguro que ayer se divirtieron mucho.

Los ánimos de Luina pusieron una sonrisa en la cara de Anima, y tenía toda la razón. Las chicas eran extremadamente amables y fiables, así que no tenía nada que temer. Todas habían crecido mucho desde que las conoció, no sólo en tamaño, sino también en carácter. Sin embargo, él seguía siendo su padre. No podía evitar estar preocupado por ellas, y probablemente lo estaría siempre.

—Busquemos algo que les guste a todas y apresurémonos a volver a casa. Ah, pero no me aburre nuestra cita ni nada por el estilo. Me gustaría que durara para siempre. Lo digo en serio.

—Sé que sí. Y yo tampoco quiero terminar nuestra cita, pero me encanta pasar tiempo con las chicas tanto como contigo.

Ambos en la misma longitud de onda, visitaron la panadería, compraron un pastel de plátano y se dirigieron a casa. Nada más entrar, oyeron dos voces muy animadas, una procedente del dormitorio y otra de la cocina. Dirigiéndose a la cocina, entraron en el comedor, donde el delicioso aroma del desayuno les dio la bienvenida.

—Myuke se ha levantado, por lo menos.

—Seguro que se ha levantado temprano para hacer el desayuno.

Con el apetito abierto por la promesa del desayuno, dejaron el pastel de plátano sobre la mesa del comedor. Justo cuando empezaron a caminar hacia la cocina, la puerta se abrió.

—¡Ah! ¡Papi! ¡Mami! —Era Marie. Llevaba el pelo largo recogido en una coleta, probablemente obra de una de sus hermanas. Dejó el plato que llevaba, que contenía un surtido de frutas, sobre la mesa y cargó contra Anima. Él le rodeó los hombros con los brazos mientras ella frotaba alegremente su cara contra su estómago y le miraba con una gran sonrisa—. ¡Bienvenidos a casa!

—Gracias.

—¿Te has portado bien?

—¡Ah, sí! ¡Ayudé mucho a Myuke! ¡Le cantamos a Lyla una canción de cuna! ¡Luego, luego, cuando Bram se fue a dormir temprano, Myuke bromeó diciendo que ella es igual a Lyla! ¡Jajaja!

Compartió con entusiasmo todo lo que había sucedido el día anterior. Parecía que cuidar la casa seguía siendo tan divertido como lo había sido tres años antes.

—Oh, bienvenidos de nuevo. Han llegado pronto a casa.

La parlanchina Marie fue seguida al comedor por su hermana pelirroja, Myuke. Sin embargo, Myuke ya no tenía el pelo largo y suelto; se lo había cortado un año antes para que no le estorbara mientras cocinaba. No había planeado dejarlo tan corto como estaba, pero Bram se había dejado llevar por las tijeras sin querer, lo que, por supuesto, había provocado una pelea. Esa pelea, sin embargo, fue rápidamente resuelta por todo el mundo felicitándola por lo bien que se veía con el pelo corto.

—Hola, Myuke. Ese pastel tiene muy buena pinta.

—¿Qué tipo de pastel es?

—De carne. Intenté decirles que un pastel de carne sería demasiado pesado para el desayuno, pero Bram insistió en ello. Además, ya sabes que la última vez te gustó mucho, Papi, así que quería hacer otro de todos modos, —puso tímidamente el pastel sobre la mesa.

—Todo lo que tú haces es increíble. Empezamos a aprender al mismo tiempo, pero tu comida es muchísimo mejor que la mía.

—No te sientas tan mal por ello, Anima. Incluso ya es mejor que yo.

Anima y Luina sonrieron mientras la felicitaban.

—En absoluto. Todavía me queda un camino por recorrer antes de ser tan buena como tú. —Actuó con modestia, pero su sonrisa feliz y su ligero rubor decían la verdad. Se sacudió el aturdimiento de todos los cumplidos y se volvió hacia Anima y Luina—. Ustedes dos siéntense; yo pondré la mesa. Marie, ¿puedes ir a buscar a las otras dos?

—¡Ah! —Abrió ligeramente la puerta del comedor y respiró profundamente—. ¡Braaam! ¡Lylaaa! ¡El desayuuuuno!

Habían pensado que ella subiría a decírselo, pero lo más probable es que quisiera quedarse con sus padres después de todo un día sin verlos. Sin embargo, independientemente de su método, los pasos que venían del piso de arriba significaban que había obtenido resultados.

—Me muero de hambre, ¿sí? ¡Oh, están en casa! ¡Bienvenidos de nuevo, ¿sí?!

Era Bram. Gracias a su insaciable apetito y a su largo y tranquilo ciclo de sueño, ya era más alta que Myuke.

—¡Papi! ¡Mami!

En los brazos de Bram había una niña de cabello blanco como la nieve y ojos azules. Extendió sus pequeñas manos hacia Anima, inclinándose tanto hacia delante que casi se cayó.

—Cuidado, Lyla. Te encanta que Papi te abrace, ¿verdad?

Me estás poniendo celosa, ¿sí?

—¡Bazo bam bueno!

Lyla, para alegría absoluta de Bram, plantó un beso en la mejilla de Bram. Bram entonces la puso lentamente en el suelo, lo que fue recibido con un muy educado «¡Dacias!» antes de trotar hacia Luina y abrazarla. Luina se agachó y le acarició la cabeza hasta que estuvo satisfecha, momento en el que se aferró a Anima.

—¡Tan en casa!

—Estamos en casa. ¿Qué tal el día de ayer? ¿Jugaste mucho con tus hermanas?

—¡Mm-hmm! ¡Ugamos fera!

—Oh, ¿eso hicieron? Eso suena maravilloso.

—¡Mavilloso! ¡También jego con Mami!

—¿Quieres que juegue fuera? ¡Eso sería lindo; gracias!

—Aww. A mí me gustaría poder jugar también.

—¡Papi, ven!

—¡Hurra! ¡Podemos salir fuera justo después de desayunar!

—Es una gran idea. Hace el tiempo perfecto para un paseo.

—¡Paseos son divetidos!

Los ojos azules de Lyla centellearon de emoción. Anima la levantó y la sentó en la silla alta.

—Mmm, ese pastel se ve súper delicioso, ¿sí? Estoy lista para comerlo.

—¡Lo hice para ti, así que será mejor que comas!

—No tienes que preocuparte por eso, ¿sí?

—Ven y ayúdame primero. ¿Puedes preparar la leche? Y Marie, ¿podrías traernos unos tenedores?

Comenzaron a actuar según las órdenes de Myuke, y pronto el desayuno estuvo listo. Todos se sentaron y miraron a Lyla, que aplaudió con fuerza.

—¡Gacias po la momida!

Todos siguieron su ejemplo, y por fin el desayuno estaba listo.

—¡Está muy bueno, ¿sí?!

—¡No lo engullas así o te atragantarás! Cálmate y come como una persona normal; haré más cuando quieras.

—¡Dico! ¡Yo tago!

—¡Guau, increíble! ¿Has visto eso, Mami? ¡Se lo ha tragado de un tirón! ¡Como toda una profesional!

—Sí, lo he visto. Bien hecho, Lyla. Estoy orgullosa de ti.

—¿Verdad? Tiene mejores modales que cierta persona en la misma mesa.

—¿De quién crees que estás hablando, sí?

—¡Tú! ¡Sólo mírate! ¡Tienes migajas por toda la mesa!

¡¿Tienes idea de cuánto tiempo llevará limpiar todo eso?!

—¡Déjame en paz, ¿sí?! ¡La limpiaré yo misma!

—¡Yo ayudaré!

—¡Yo! ¡Yo yudo! ¡Hacemos jutos, Mayi!

—¡Ah, sí! ¡Hagámoslo juntos!

Anima escuchó el lindo intercambio sobre la mesa con una enorme sonrisa en su rostro. Cada día era como un sueño para él. Estaba rodeado de su familia en la mesa, disfrutando de la deliciosa cocina de su hija, y los seis hablaban y reían juntos. La familia idílica que había anhelado durante más de un siglo se había convertido en su realidad.

Todas las mañanas, Luina observaba cómo él se desperezaba mientras escuchaba las voces de su familia, pero no se cansaba de hacerlo. La visión de la apacible sonrisa de Anima era tan contagiosa como la primera vez que la vio.

—Anima, tu pastel se está enfriando. No deberías dejar que se desperdicie; está muy delicioso.

—Ah, tienes razón. Gracias.

Anima dio su primer mordisco al pastel de carne de Myuke. Para él, sabía como una pequeña porción de cielo.

-FIN DEL VOLUMEN 4-