Rakuin no Monshou (NL)

Volumen 6

Capitulo 1: Tempestad

Parte 1

 

 

Esmena, la hija del gobernador general de Taúlia, Ax Bazgan, estaba bajo un dosel que se colocó en la azotea de la sala.

El amanecer estaba al alcance de la mano.

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—Princesa, ¿acaso no volvera pronto?

La doncella que la acompañaba preguntó con cara de estar sofocando sus bostezos. No era de extrañar. Al despertar repentinamente a medianoche, su señora abandonó inmediatamente su habitación. Pensando que podría ser uno de sus ataques habituales, las doncellas la habían perseguido apresuradamente sin siquiera cambiarse de ropa.

—No puedo dormir. Iré a tomar un soplo de aire fresco —había dicho Esmena, bastante confundida por el desconcierto de la situación.

Al final, la acompañó la más joven de sus doncellas.

Los aposentos interiores y el palacio estaban conectados por un largo pasillo vigilado día y noche. Como era costumbre desde hacía mucho tiempo, los accesos al palacio interior, a excepción del pasillo, estaban bloqueados por el foso, a cambio de lo cual se podía pasar por el pasillo hasta el palacio y llegar directamente a la sala del trono. Como reliquia de la época en que las habitaciones interiores todavía estaban vedadas a los hombres, cuando las mujeres llegaban al castillo, intentaban en la medida de lo posible permanecer fuera de la vista.

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En la azotea, al igual que Esmena y la doncella, había un solo guardia de servicio nocturno en cada uno de los parapetos a ambos lados.

Nubes borrascosas vagaban por el cielo. Las estrellas que desaparecían detrás de la nebulosa luz del amanecer parpadeaban como si jadeasen para respirar.

Los ojos de Esmena estaban fijos en el oeste. En ese momento, su padre estaba cabalgando más y más al oeste de Taúlia. Alrededor del atardecer de ayer, el interior del castillo había entrado en actividad súbitamente. Soldados con armadura completa, así como caballos y dragones alineados en filas fuera del castillo. Esta guerra estaba a punto de estallar, y además una en la que se decidiría el destino de su Casa. Había sido una completa sorpresa para Esmena.

Según lo que había dicho su padre, primero las unidades más veloces irían hacia el oeste durante un día y una noche sin pausa. Sentado en su caballo, Ax abrazó a su esposa Jaina y a su hija Esmena a su izquierda y a su derecha, y simplemente les dijo:

—Volveré pronto.

Parecía que los preparativos para la organización de las tropas se habían llevado a cabo en secreto hasta ese momento. Incluso su madre Jaina no sabía de ellos.

—Esperaremos su regreso, mi señor —Jaina se inclinó, su porte exactamente igual al de siempre cuando veía a Ax irse al frente de batalla— Espero con ansias realizar una danza de la victoria para usted, mi señor.

—Sí —dijo Ax con una sonrisa mientras se ponía el casco.

Él también tenía la misma expresión de siempre. Se volteó para sonreír también a Esmena, luego tiró de las riendas y se fue al frente de las tropas.

Más tarde, cuando ya era pasada la medianoche, las tropas de infantería y los artilleros también se alinearon y abandonaron el castillo. Las unidades se habían separado para dificultar que el enemigo sospechara de sus movimientos hasta que el grupo de avanzada ya estuviera sobre ellos.

El enemigo.

Esa siniestra palabra pasó por la mente de Esmena. Después de la partida de su padre, se enteró de que Cherik había establecido un campamento cerca de la frontera al oeste de Taúlia. Se decía que el objetivo de Cherik era contenerlos. Debido a ello, Taúlia no pudo ayudar al norte de Helio, que aparentemente había sido ocupado por las fuerzas de Garda.

—Con la velocidad de la caballería, llegarán fácilmente al campamento de Cherik antes del amanecer— fue lo que dijeron los soldados que se quedaron en el castillo cuando les preguntó al respecto.

—¿Habrá guerra?

—Según el estratega Ravan, probablemente no llegará tan lejos como para la guerra. Por el momento, Cherik debería ponerlo todo en defensa. Mientras tanto, la unidad de vanguardia del Señor evitará que las cosas se conviertan en la guerra de asedio que Cherik espera.

Esmena se mordió suavemente el labio inferior. Conocía el nombre de Garda. El terrorífico hechicero que a menudo aparecía en sus pesadillas y la atormentaba se llamaba a sí mismo nada menos que Garda. Sin embargo, su encuentro con el príncipe heredero de Mephius, Gil, y luego la notificación de su muerte, lo habían expulsado de su memoria.

En este momento, la mayoría de las tropas se habían ido y el número de soldados que quedaban en Taúlia no llegaba a trescientos. Esmena no tenía la menor idea de que la situación se había vuelto tan urgente.

Un profundo suspiro escapó de sus labios de color rosa.

No sabía cuándo había empezado, pero en ese momento, Esmena se sintió como un ser humano terriblemente pequeño, totalmente ignorante y sin valor. La idea de lo verdaderamente vacía que estaba, la llenó de miedo y destrozó su sensible corazón.

Era raro que Esmena Bazgan diera un paso fuera de esta ciudad-estado de Taúlia. Se podría decir que en su mayor parte, ni siquiera entendía a Taúlia en sí misma. Como resultado, y aunque lo pensó, no pudo captar la primera pista sobre cuál era el alcance total de la situación con Cherik, cuáles eran las posibilidades de victoria de Taúlia, o lo que ella, como hija de la Casa Bazgan, debía hacer en este castillo ahora que su Señor estaba ausente y la mayor parte de su poder militar se había ido.

Nadie me dice nada. Se ríen de mí a mis espaldas. Es tan bueno como decir que incluso si esa princesa cree que está viviendo una vida satisfactoria, es sólo una muñeca cuya cabeza y corazón están vacíos.

Incluso cuando se acostaba entre las sábanas, no podía dormir. En vez de preocuparse por todo ello, mientras estaba en su confortable y acogedora cama, quería salir al exterior donde al menos pudiera respirar el mismo aire que su padre mientras rezaba a los Dioses Dragón por su buena fortuna en la guerra.

Esmena era famosa por ser la más bella de Taúlia y, de hecho, del oeste. Tenía los ojos cerrados y su aspecto, mientras dejaba que el viento acariciara sus suaves mejillas, recordaba el relieve esculpido que se representaba ampliamente en Tauran de la antigua princesa sacerdotisa Meuru ofreciéndose a los Dioses Dragón. Sin saber lo que pensaba, la doncella, que era más joven que ella, estaba admirando el hermoso rostro de su señora cuando:

—¿Qué estás haciendo? A esta hora.

Al oír una voz que se levantaba como un regaño, Esmena y la doncella se dieron la vuelta, sorprendidas. Allí estaba Raswan Bazgan, a quien los soldados en servicio saludaban de manera especial. Era el primogénito de Toún Bazgan, hermano menor del Gobernador General Ax y responsable de las Fuerzas de Defensa. En otras palabras, Raswan era el primo de Esmena.

—Tú también, Lord Raswan. ¿Por qué estás…?

—Estoy ayudando a papá —quizás porque era una especie de burla hacia sí mismo, la sonrisa de Raswan se volvió cruel—. Ahora que Su Señoría ya no está presente, debemos mantener una estricta guardia en todo momento. Tú también eres importante, princesa. Deberías volver a tu habitación ahora.

—Gracias. Entonces lo haré.

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Aunque su lenguaje y modales eran corteses, a Esmena siempre le había resultado difícil tratar con su primo, que nunca escuchaba lo que nadie tenía que decir. Justo cuando estaba a punto de volver, —Princesa —Raswan se acercó bruscamente a ella a una distancia tan cercana que quiso gritar con fuerza.

—¿Qué pasa?

Mientras Esmena preguntaba eso, abriendo los ojos aún más de lo habitual, Raswan mostró una inusual vacilación ante la penetrante luz que había en esos ojos.

—No…. La situación es como sabes. Cuídate.

—Gracias.

Esmena sonrió, pero Raswan no se distanció más como se haría al final de una conversación. Al mismo tiempo, tampoco dijo nada. Esmena sintió que era extraño ya que nunca habían tenido una relación cercana, y por eso ella fue la que abrió la distancia entre ellos y luego, con una reverencia, abandonó la terraza. La doncella corrió tras ella.

—El Señor Raswan parecía como si quisiera hablar un poco más.

—No es que me haya sentido en contra —Esmena se puso una mano en la mejilla—,sin embargo, no se puede negar que Raswan es en el fondo un guerrero y si permanecemos demasiado tiempo en el mismo lugar, es probable que la atmósfera se vuelva insoportablemente masculina.

—Pero, princesa, ¿no es su padre también un verdadero guerrero taúliano? Y aunque el general Bouwen, con quien la princesa tiene una buena relación, suele ser una persona muy amable, en el fondo es claramente un duro guerrero.

—¿En serio? Y sin embargo, ni siquiera ahora puedo imaginarme a Bouwen luchando con una espada en la mano. Pero en todo caso, creo que Lord Raswan tiene una manera más refinada y que no proyecta una atmósfera tan varonil.

Y su apariencia también es buena, añadió en voz baja. Esmena se rió suavemente de su manera honesta de hablar. Esmena no tenía nada parecido a amigos cercanos de su edad, pero desde que se comprometió en un voto de hermandad con la princesa Ineli en Apta y también, aunque no estaba claro si la propia Esmena se daba cuenta de ello, ya que al encontrarse con el insolente mercenario enmascarado después de la muerte del príncipe Gil, su conexión con los que estaban cerca se había hecho más profunda que antes.

Raswan, que se había quedado en la terraza, chasqueó la lengua. El sol se elevaba poco a poco y era el momento en que se empezaban a ver personas en los campos alrededor de las paredes exteriores.

Originalmente, se suponía que Raswan también debía dirigirse a Cherik a la cabeza de la unidad de dragones. Ax había seleccionado quinientos jinetes de dragones para confiarle. Sin embargo, el propio Raswan había hecho una petición.

—Esta vez, ayudaré a papá. Ya que espero que tarde o temprano, yo también cargue con el importante deber de defender el país.

La apariencia de Raswan se asemejaba a la de un caballero Garberano y mostraba la figura de un noble, pero era conocido por luchar como un demonio en el campo de batalla. Por lo tanto, aunque a Ax le pareció un poco sorprendente, esta petición tenía otro significado. Al decir que sucederá a Toún Bazgan, también declaró que no participaría en la lucha por la sucesión para convertirse en el gobernador general de Taúlia.

Reconociendo esa admirable intención, Ax dejó a Raswan como comandante de la guarnición de Taúlia. Naturalmente, nunca imaginó que una víbora estaba construyendo su nido dentro del corazón de este sobrino que estaba creciendo tan espléndidamente hasta la edad adulta.

Una solitaria sombra se le acercó a Raswan, que miraba irritado en la dirección en que Esmena se había marchado.

—Lord Raswan.

Con un sobresalto, se giró para mirar y vio a un hombre bajito y anciano. Un hombre muy corriente vestido con el atuendo de un funcionario y sin nada que llamara la atención. Sin embargo, Raswan parecía nervioso y, bajo el pretexto de comprobar que los guardias que estaban de pie en los parapetos a ambos lados estaban lo suficientemente lejos, apartó la vista.

—Ahora que las cosas están llegando a un punto crítico, es mejor que no hagas nada fuera de lo normal. La mayoría de los soldados que quedan en el castillo no son nuestros aliados. Aunque nadie aquí tiene buena intuición.

—Lo sé —la expresión de Raswan se volvió más resentida.

—La muchacha que es descendiente directa del linaje del gobernador general es necesaria para gobernar Taúlia pacíficamente. Ya que ella estará involucrada, lamentablemente siento que no podemos acabar con su vida y por eso he venido a comprobar un poco la situación —Sentía como si los ojos del viejo pudieran ver dentro de su corazón. Habiendo reunido su coraje, había hablado en un tono de voz deliberadamente severo.

—Hay muy poco tiempo antes de que pasemos a la acción. Debes avisar a los soldados.

En preparación para este día, Raswan había llegado a un acuerdo con los oficiales al mando y los funcionarios de alto rango que no estaban satisfechos con la alianza entre Ax y Mephius. Entre los soldados empleados por Toún Bazgan, también estaban los que habían indicado su apoyo. En cuanto a la pieza esencial que era su padre, sin embargo, actuó en secreto. Raswan conocía la tímida naturaleza de su padre. Arriesgarse a que el plan saliera a la luz debido a un intento fallido de persuasión era una locura que no cometería. Ya se había decidido. Y aunque fuera su propio padre.

Si se interpone en mi camino, lo mataré.

Sin embargo, Raswan no había revelado todo el plan a los que se habían unido a él. En otras palabras, tuvo que notificar formalmente a los soldados que, utilizando la invasión del ejército de Garda, tenía la intención de organizar el levantamiento ese mismo día.

—Te dejaré el momento oportuno a ti.

—Sí —asintió el viejo con la cabeza.

La información sobre toda la remota región occidental parecía ser accesible para él sin que se moviera desde Taúlia. Ordinariamente, algo así sería completamente imposible de creer, pero Raswan había tenido muchas oportunidades de verificarlo. Fue porque creía en su poder que Raswan había decidido organizar un levantamiento armado dentro de Taúlia. Ahora no había lugar a dudas.


—Aquellos que no se sienten cómodos con la paz con Mephius son fundamentales. Naturalmente, una vez que obtengamos Taúlia, la próxima será la guerra con Mephius. No debemos cometer ningún error en nuestros preparativos en ese sentido.

—Déjamelo a mí.

—Tú —los ojos agudos de Raswan de repente se encendieron con curiosidad—, puedes “ver” el oeste, pero ¿qué pasa con Mephius? ¿Puedes ver lo que realmente está pasando allí?

—Hasta cierto punto. Los vasallos están cada vez más insatisfechos con la evidente y obstinada arrogancia del actual emperador. Pero al mismo tiempo, nadie sabe qué tipo de tratamiento esperar si se oponen a él, por lo que el estado de ánimo es algo sombrío. Además, ahora que el príncipe heredero ha muerto, parece que hay un desacuerdo interno sobre qué posición adoptar con respecto a su prometida, la princesa Garberana.

—Lo que significa que habrá muchas oportunidades para aprovechar.

—En efecto —tanto la expresión como el tono de voz del anciano permanecieron igual que siempre.

Raswan respiró hondo y miró al cielo, y luego bajó su mirada a las adormecidas calles de Taúlia. Era joven y vigoroso, y también orgulloso de ser descendiente de la Casa Bazgan. Pero debido a la paz que había venido de la guerra con Mephius, ese orgullo-

Ha sido arrebatado.

Estaba enojado. La juventud de Raswan no le permitió perdonar. Tanto su sangre violenta, que siempre buscaba una salida, como los consejos del anciano que actualmente estaba a su lado, lo impulsaron a la acción.

Raswan tembló.

No por miedo. Cuando leyó sobre Zer Tauran en los libros de historia, cuando recordó cómo Taúlia debe perseguir ese ideal en el futuro, cuando veía la ciudad de Taúlia ante sus ojos como lo hacía ahora, un cierto pensamiento siempre le venía a la mente a Raswan.

Siempre, desde la infancia. Ese pensamiento finalmente tomó forma, sintió que estaba realmente a su alcance, y Raswan tembló.

***

 

 

Más o menos al mismo tiempo que Raswan ardía de ambición en Taúlia, Moldorf, el Dragón Rojo de Kadyne, espoleaba a su caballo con furiosa energía. Las tropas que le seguían eran aproximadamente tres mil. Eran las fuerzas de Garda que habían partido de Helio. Mientras se abalanzaban sobre las gruesas nubes de polvo, por supuesto que ignoraban que ya en ese momento, el fuego se elevaba dentro de Helio. Instaron a sus caballos y dragones a seguir adelante, con la única intención de derribar a la fuerza principal de Taúlia mientras se dirigía hacia Cherik.

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No había forma de que el enemigo fuera consciente de sus movimientos. Incluso para Moldorf, era incomprensible cómo el hechicero del ejército de Garda entendía tan bien los movimientos de Taúlia. Por su cantidad, le cortarían la cabeza a Ax en un instante. Y luego,

Si tomamos la cabeza de Ax,

Aquellos que estaban siendo retenidos como rehenes en las distintas ciudades serían liberados, eso es lo que el hechicero había dicho. Era sólo una promesa verbal. No se sabía en qué medida se podía confiar, pero desde el principio Moldorf y los demás habían obedecido porque los amenazaban con matar a sus familiares y amigos. Sólo podían mover al ejército como se les había ordenado.

Viniendo del norte de Cherik, su marcha los había llevado a una posición que daba directamente al lago Soma a su derecha. Por un momento, una columna de fuegos encendidos iluminó brillantemente el lago que yacía bajo las sombras de la noche. Esto fue para informar a Cherik que la ayuda estaba en camino. Todo se desperdiciaría si esa ciudad se atemorizara del gran ejército de Taúlia y se rindiera de inmediato. La señal era para decirles que sus fuerzas y las de Cherik prepararían un ataque de pinza.

Sin embargo, cuando casi llegaban a su destino, Moldorf se fijó en el grupo de exploradores a un lado del camino. Estaban en posición antes de lo esperado. Deteniendo a su caballo, escuchó su informe.

—Ho —gruñó brevemente y miró hacia el bosque que les esperaba.

Estaban a algo menos de diez kilómetros de Cherik. Al parecer, en el centro del bosque había un embalse que extraía agua del lago Soma para las fincas circunvecinas. Como el espacio entre los árboles era estrecho, también tenía la intención de reducir la velocidad de los grandes ejércitos enemigos. Viniendo del este, las tropas de Taúlia habían dado la vuelta al sur del bosque y actualmente estaban acampando con los bosques a sus espaldas.

Fue rápido.

Idealmente, Moldorf había querido atacar al enemigo antes de que completara su formación de batalla. Las tropas debían dividirse en dos, con una unidad emboscando al enemigo desde el sur mientras que la otra atacaba desde el norte. Había pensado que tenían más que suficiente tiempo pero,

Ese es Ax y se mueve bien.

Parecía que las ágiles unidades montadas habían marchado primero, que habían establecido su formación y que planeaban esperar a los que les seguían. También mantenían una estricta vigilancia, por lo que el equipo de reconocimiento tampoco podía acercarse fácilmente. A la retaguardia del cuartel general de las tropas, quinientos soldados vigilaban el camino desde Taúlia. Tampoco se produjo ningún descuido. Aunque habían pasado la noche en una marcha agotadora, incluso los movimientos de los soldados de más baja jerarquía eran visiblemente enérgicos. Moldorf estaba asombrado.

Realmente se mantuvieron unidos. Esa era la habilidad de Ax Bazgan y del famoso estratega Ravan Dol.

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El tiempo que Ax pasó aquí esperando a los que le seguían también le dio un indulto a Cherik. La evaluación de Moldorf fue que si Cherik se daba cuenta de que estaba en desventaja y se rendía, Taúlia tenía la intención de capturarlo sin esperar a unirse a las tropas que le seguían.

Es una estrategia drástica. Sólo puedo decir que es digno del heredero del nombre Bazgan.

Contrariamente al sentimiento que tenía de querer alabar al enemigo, Moldorf tenía un miedo y una repugnancia indecibles hacia el hechicero que actualmente se suponía que era su aliado. Todo iba como ellos querían. Y Moldorf no veía nada divertido en el hecho de que, sea cual fuera la estratagema, la disposición o la determinación, todo era completamente impotente ante el hechicero.

En cualquier caso, sabiendo de los refuerzos aquí, Cherik pronto – probablemente al amanecer- enviaría sus tropas y saldría. Y Moldorf aprovecharía esa oportunidad para atacar al ejército de Taúlia por la retaguardia.

—El rey de Cherik es Yamka Segundo, ¿no?

—¿Sí? —El ayudante del equipo de Moldorf habló.

El ejército era una agrupación desarticulada tanto en su origen como en su composición, pero Moldorf había reunido unidades de Kadyne a su alrededor. Los onocía lo suficiente como para recordar el rostro de todos y cada uno de los soldados. Tras un momento, el ayudante asintió.

—Es un joven rey. Apenas unos treinta años.

—¿Estaba soñando el tonto?

El ayudante no contestó a la miserable voz de Moldorf. Cherik había pecado al unirse a Garda. A diferencia de Kadyne, que había sido asaltada por las fuerzas de Garda y que entonces tenía las vidas de su gente y de la princesa como garantía para asegurar la obediencia, en el caso de Cherik, se creía que el rey Yamka había cooperado con el hechicero por su propia voluntad.

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Aunque Cherik era comparativamente rico gracias a las bendiciones del lago Soma, seguía siendo un país pequeño. El conocido como Garda bien podría ser capaz de reescribir las relaciones de poder dentro de Occidente de un solo golpe, y el joven rey debe haber visto en ello una forma de hacer realidad sus ambiciones para Cherik.

Yamka no debe saber qué esperar de ese hechicero. De la difícil situación en la que se encuentran Kadyne, Lakekish, Fugrum y Eimen.

El país de Moldorf, Kadyne, sucumbió casi exactamente un mes antes de la caída de Eimen. Los oficiales y soldados no habían sido negligentes. Como en ese momento, Lakekish y Fugrum en el norte ya habían sido capturados, desde el principio reconocieron que el ejército de Garda no sería un oponente fácil. Todos los oficiales, incluido Moldorf, se habían esforzado por reforzar a fondo la defensa de la ciudad. Ni siquiera la hormiga más pequeña pudo haber pasado a través de las formaciones dispuestas a lo largo de las paredes exteriores de Kadyne.

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Y sin embargo, Kadyne cayó en un abrir y cerrar de ojos. Moldorf había confiado en que podrían repeler cada carga que el enemigo les lanzara, pero eso era porque no se había imaginado ni por un segundo que el enemigo estaba dentro de las puertas.

además, ese enemigo–

—Moldorf.

Mientras Moldorf estaba profundamente absorto en sus pensamientos, un hombre a caballo se le acercó. Al estilo de un general de Lakekish, llevaba un casco con cuernos en forma de espadas. Con su cara estrecha y sus ojos sesgados, sus rasgos eran típicamente zerdianos.

—¿Por qué te has detenido? ¿No deberíamos atacar?

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—Estoy esperando a que Cherik haga un movimiento.

—Qué relajado de tu parte. Según los exploradores, hay un máximo de quinientos vigilando su ruta de escape alrededor del bosque. Si los abrumamos de un golpe, podemos atacar a la fuerza principal.

¿Podemos abrumarlos? Moldorf se preguntó a sí mismo. Pensando en ello, estaba la moral alta del enemigo y la habilidad que había imaginado un momento antes, mientras que ellos por su parte no eran más que una mezcolanza desordenada.

Se corría el riesgo de que si se encontraban con dificultades inesperadas, la fuerza principal del enemigo se moviera y este ataque sorpresa perdiera su efecto. Con el fin de proteger su camino de retirada, las tropas podrían salir corriendo de la fuerza principal y un gran número de soldados enemigos darían una pelea desesperada. Después de todo, Ax Bazgan estaba en ese campamento.

Por otro lado, si hacemos un gran desvío alrededor de esos quinientos y avanzamos hacia los taúlianos, podríamos ser golpeados por los que están detrás.

—No —tomando una decisión, Moldorf sacudió la cabeza—, Incluso si les cortamos la retirada, es mejor esperar a que Cherik haga un movimiento. A menos que se desvíe la atención del enemigo, sigue existiendo el riesgo de que se retire. Después de todo, tenemos que resolverlo con esta batalla. También está la preocupación de que si el enemigo nos atrae a Taúlia, su aliado Mephius podría entrometerse.

—Hum. Pero si esperamos aquí tranquilamente, los que los siguen podrían llegar aquí.

—Que se unan. Si Cherik los ataca al mismo tiempo, la cantidad no será un problema.

—¿Has perdido el valor, Moldorf? Esta es una oportunidad de oro, podríamos fácilmente…

—Me nombraron comandante en jefe. Si no puedes seguirme, es lo mismo que no estar de acuerdo con Garda.

El hombre de Lakekish se puso pálido. Después de eso, frunció el ceño a Moldorf con los ojos entrecerrados, exactamente como si estuviera mirando al propio Garda y dio la vuelta a su caballo. Volvió con sus subordinados. Debe haber dicho algo sarcástico cuando los soldados de Lakekish se giraron hacia allí y se rieron.

—Bastardos.

—Está bien —Moldorf detuvo al ayudante que estaba lleno de ira.

La naturaleza de Moldorf no era en absoluto paciente. Pero sintió que podía entender el celo de ese comandante, así como su miedo. Todo el mundo allí tenía mucho miedo de Garda. Les habían robado su casa. Nadie sabía dónde estaban los ojos y los oídos del hechicero.

Yo también, ¿he cambiado? No, es imposible no hacerlo. Incluso ahora, no temo ni a las espadas ni a las balas, pero los caminos de ese hechicero son demasiado extraños.

Estaban agrupados bajo el nombre de “ejército de la Garda”, pero huelga decir que sus filas se habían engrosado por la absorción de soldados durante la ineludible marcha hacia adelante de Garda. Estaban los de las tribus de las montañas que rara vez se veían en el centro de Tauran, los soldados de Lakekish, la primera ciudad-estado que Garda atacó, y los soldados de las ciudades de Fugrum, Eimen y Kadyne, ciudades que habían caído de la misma manera.

Cuando se trataba de luchar, blandían sus espadas por orden de Garda y se lanzaban a situaciones peligrosas, pero cuando terminaban los combates, y a pesar de la estricta disciplina militar, su moral era naturalmente muy baja. En el momento de la caída de Helio, se dice que hubo muchos que se unieron a los mercenarios de los Halcones Rojos para saquear a la gente del pueblo.

Incluso en nuestro mundo de estados en guerra, eso no sucedía.

A pesar de que peleaban constantemente, los zerdianos tenían un fuerte sentido de camaradería. No se puede decir que nunca hubo saqueos ni masacres, pero se sabía que si las tropas perdían su disciplina, traería desgracia a la gente del pueblo. Una y otra vez, Moldorf había sido testigo del ascenso y caída de países, pero siempre había creído en el control estricto sobre sí mismo y sus compañeros.

Si incluso yo, que predicaba los caminos de un guerrero a mi hermano menor, cayera en la anarquía, ya no podría enfrentarme ni a mi hermano ni a mi país de origen.

Y así, cuando luchó por Kadyne, había advertido severamente a sus subordinados contra tales acciones. Dicho de otra manera, ni siquiera la larga experiencia militar de Moldorf fue suficiente para reunir un ejército que se había hartado hasta ese punto.

Nuestros números son altos. Y para salvar nuestros lugares de nacimiento y nuestras familias, nuestro ardor es feroz. Pero este ejército es frágil. Esa era la verdadera valoración de Moldorf. Por eso no podía autorizar un asalto tal como estaban las cosas. Podrían aplastar al ejército de Taúlia sólo si realizaban un ataque de pinza junto con Cherik.

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A través del bosque que había más adelante, las luces dentro del campamento se veían en movimiento. Se escuchó un gran número de voces gritando. Cherik lanzó su ofensiva.

El ejército de Cherik salió por la puerta y, al recibir ese mensaje, Taúlia se posicionó naturalmente para contraatacar. Moldorf podía sentir un gran número de presencias susurrando por el bosque.

Bien. Con esto, el enemigo también avanzará. Ahora es el momento de interrumpir su retirada.

Detrás del hombre conocido como el Dragón Rojo de Kadyne, las tropas también habían adoptado un aire tenso. Varios comandantes alineaban sus caballos a ambos lados de Moldorf, pero él los obligó a retirarse con un gesto de su mano.

Muchos de ellos eran famosos. Sus expresiones se volvieron hoscas.

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