Maou no Ore ga Dorei Elf wo Yome ni Shitanda ga

Volumen 13

Capitulo 3: Hay Cosas Que No Se Pueden Evitar Dándose Aires De Grandeza

Parte 3

Esta era su figura como caballero, la que tenía cuando Nephy la conoció en la Ciudad Santa Raziel. Este no era el Archidemonio Orias, sino la Reina Hada Oberon Nimueh Titania.

“No pensé que volvería a aparecer así”, dijo Orias con un suspiro, transformándose de una anciana a una joven que tenía aproximadamente la misma edad que su hija. “Nephy, préstame el bastón de Azazel”.

“S-Sí.”

Nephy le tendió la escoba gastada que contrastaba con su nombre.

“He explicado cómo funciona durante nuestras lecciones de misticismo celestial, pero esta será la primera vez que te lo muestro. Mire de cerca”, explicó Orias. Sostuvo el Bastón de Azazel en sus manos como una ofrenda y susurró en voz baja: “Hex Wings”.

El Bastón de Azazel brilló débilmente… y la luz se reunió en la espalda de Orias, tomando la forma de alas.

Así que este es el verdadero poder del Bastón de Azazel…

La herramienta amplificó el poder de un alto elfo más allá de sus límites. Y al hacerlo, manifestaron lo que se llamó Hex Wings. Así fue como ella derrotó al anterior Archidemonio Orias. Sin embargo, a diferencia de “Nephteros”, las alas de Orias brillaban, exudando una hermosa luz pálida, y solo tenía seis de ellas.

“Pensar que soy de rango inferior…” dijo Orias con una sonrisa. “Parece que esta será una gran tarea”.

Cuando Zagan le dijo el número de alas, Orias parecía que estaba resuelta a morir. Aparentemente, solo dos alas adicionales significaban una gran diferencia en el poder. Sin embargo, esta vez, Orias tenía algo que no había tenido cuando desafió a su predecesor. Tomó el bastón con la mano izquierda y extendió la derecha.

“Ahora bien, ¿el Emblema del Archidemonio compensará dos Hex Wings? Supongo que estoy a punto de averiguarlo.”

Mana salió del cuerpo de Orias mientras flotaba en el aire.

¡Increíble! Su poder está a la par con esa cosa…

Nephy podía sentir que, con el Sigilo, Orias rivalizaba con el poder de “Nephteros”. Sin embargo, en el instante siguiente, Nephy se dio cuenta de que Azazel no era un serafín, sino un dios.

“¿Serafines…? ¡Aaaaaah!”

“¡Gah!”

“Nephteros” gritó de repente, elevando su maná aún más. Una fuerza destructiva lo acompañó, rivalizando con el Señor Demonio Lodo y obligando a Nephy a taparse los oídos.

“¡Aaah! ¡Miserables serafines! ¡¿Te atreves a aferrarte obstinadamente a este mundo?! ¡Pobre de mí! ¡Qué repulsivo! ¡Qué sucio! ¡Cada aliento de tu calaña es el más grave de los pecados!”

A pesar de estar a varios cientos de metros de distancia, su voz sacudió el aire a tal punto que Nephy pudo oírla resonar directamente en su cabeza.

“Serafines… ¿De los que habló el Maestro Zagan?”

Pero, ¿por qué esa palabra estaría dirigida a Nephy y Orias?

Los elfos heredaron la sangre de los dioses antiguos.

Se podría decir que su vida fue una batalla contra tales seres.

El número de altos elfos disminuyó drásticamente y ahora están al borde de la extinción.

El enemigo de toda la vida de Azazel, Marc y Alshiera.

No hay dioses en este mundo. Si los hay, entonces están dentro de nosotros.

La respuesta le había sido presentada hace mucho tiempo.

Oh, entonces eso es lo que significa. Los elfos son… No, los altos elfos son… Nephy se dio cuenta de la verdad del asunto. Pero una sola pregunta permaneció en su mente: ¿Zagan sabía de esto?

“¡Nephy! ¡Ella viene!”

La voz de Orias la devolvió a sus sentidos. “Nephteros” ya se acercaba con una lanza hecha de luz en la mano. Orias se abalanzó con su espada para interceptar.

“¡Ugh! ¡Qué poder…!”

“Nephteros”, impulsado por sus ocho Hex Wings, abrumó a Orias. El Emblema del Archidemonio no fue suficiente. Habiendo reaccionado tarde, Nephy no tuvo tiempo de preparar nada para ayudar.

¡No es bueno!

Y justo cuando su cuerpo se congeló ante la idea…

“¡No en mi reloj!”

Un puño carmesí se interpuso entre Orias y “Nephteros”.

¿Chastille? No, es otra persona.

Era un chico con el mismo pelo rojo y ojos que Chastille. Un guantelete hecho enteramente de maná se había abierto paso entre las cuchillas cruzadas y los detuvo.

“Kee hee hee…”

“Nephteros” se rio entre dientes, luego sonrió con una expresión de odio y alegría. “Oh, nos encontramos de nuevo. Que niño travieso. Esta vez te pulverizaré apropiadamente.”

“¡Hah! ¡Veamos cómo lo intentas!” exclamó el chico mientras giraba su puño, enviando la punta de la lanza y la espada saltando hacia arriba.

¡Un esquivo!

Su estilo de lucha usaba esas artes que Zagan rara vez demostraba.

“¡¿Ugh?!”

“¡Hup!”

“Nephteros” perdió el equilibrio, lo que permitió que el niño balanceara su guantelete hacia sus alas. Sin embargo, ella lo esquivó volando hacia el cielo.

“¡Tch! Supongo que no conseguiré uno tan fácil, ¿eh?” murmuró para sí mismo. Y ahora que “Nephteros” estaba a cierta distancia, el niño miró a Nephy y Orias. “Erk… ¿Serafines de este lado también? Maldita sea, Ashy, di ese tipo de cosas de antemano.”

Al enfrentarse a tal disgusto, Nephy en realidad recuperó su presencia de ánimo.

De alguna manera, enfrentarse a tal desprecio es bastante nostálgico.

En el pasado, durante sus años en la aldea élfica oculta, todos la miraban como si fuera basura sucia. En comparación con esas miradas, los ojos del chico eran los de alguien que la miraba como una persona adecuada, incluso si había algo de rencor detrás de ellos. Además, resultó que su suposición sobre los serafines era correcta.

Sus acciones se sintieron como una especie de reprimenda por haber perdido su presencia de ánimo antes. Y así, aunque estaba un poco fuera de lugar, Nephy decidió inclinarse levemente ante el niño.

“Gracias por su asistencia. ¿Fuiste enviado por Lady Alshiera?”

“S-Sí…” respondió el chico con una mirada confusa. “Soy Asura. Ashy me dijo que los protegiera a ustedes dos.”

“Entonces, aunque parece que no te sienta bien, estaremos a tu cuidado por un tiempo. Debemos salvar a esa chica”, dijo Nephy con una sonrisa.

El chico, Asura, se revolvió el cabello como si su comportamiento lo hubiera desconcertado por completo y luego respondió: “Parece que eres terriblemente diferente de los serafines que conozco. Perdón por decir algo tan grosero.”

“Está bien. No te preocupes por eso.”

Gracias a él, había logrado recuperar la compostura, por lo que no tenía ganas de quejarse en absoluto.

“Entonces espera, ¿eso te convierte en el amigo que Ashy mencionó tener?” Asura preguntó con una sonrisa.

“¿Eh? mmm…”

Nephy, por supuesto, vio a Alshiera con buenos ojos, pero ¿podría decir que es una amiga?

Creo que probablemente se esté refiriendo a Foll…

Nephy reflexionó un momento sobre cómo responder cuando Orias la interrumpió y respondió: “¿Un amigo? ¿Quizás ese sería yo?”

“¿Mmm? ¿Cómo estáis emparentados?” preguntó Asura.

Los labios de Orias se torcieron con diversión y dijo: “Tomando prestado un término infantil, supongo que podrías llamarnos mamá amigas”.

Asura no fue el único sorprendido por su respuesta.

¿Mamá amigas…? ¿Quiere decir que son madres compañeras? Lady Alshiera… ¿una madre? ¿La madre de quién, entonces?

Nephy había prometido no entrometerse ni reflexionar sobre la identidad de Alshiera, pero no pudo detener sus instintos en el momento.

“Se acabó el tiempo de las charlas”, dijo Orias, dirigiendo una mirada severa hacia “Nephteros”, quien blandía su lanza una vez más.

“¡No lo tomes de frente!” Asura gritó. “Apunta a las Hex Wings. Ah, y no te molestes en probar tus canciones de serafín. Será saqueado por un serafín de mayor rango.”

“Canciones de serafín… ¿Te refieres al misticismo celestial?” preguntó Nephy.

Nephy había robado una vez el control del misticismo celestial de Nephteros… y aparentemente ocurrió un fenómeno similar durante el enfrentamiento con Orias.

Si no puedo usar el misticismo celestial… entonces, ¿qué puedo hacer?

¿Qué podía hacer ella por el bien de Nephteros? Con ese pensamiento en mente, Nephy se detuvo repentinamente.

“¡Oye! ¡¿Qué estás haciendo?!” Gritó Asura.

Nephy permaneció completamente inmóvil al aire libre. Luego extendió sus manos hacia “Nephteros”.

“Por favor, vuelve con nosotros, Nephteros”.

Tanto Asura como Orias miraron conmocionados por su inútil apelación.

¡Esta es la razón por la que vine aquí!

Nephy realmente no creía que su voz llegaría, pero “Nephteros” se detuvo repentinamente cuando escuchó que continuaba suplicando.

“He aprendido cuándo es el cumpleaños del Maestro Zagan. ¿Vamos juntos a buscar regalos y celebrar por él? Todavía no le he contado a Chastille sobre esto, pero Foll, Lilith e incluso Lady Alshiera han ayudado a idear un plan para sorprenderlo.”

Sus palabras estaban completamente fuera de lugar cuando se dirigían a este monstruo divino. Sin embargo, Nephy siguió hablando.

“Tienes que estar allí con nosotros, Nephteros. No quiero hacer esto sin ti, así que…

“Tee hee hee… Qué niño tan tonto. Que lamentable niño. ¿Podrías estar callado?”

“Nephteros”, dijo, arrojando su lanza de luz.

“¡Nephy!”

Nephy vio la lanza. También escuchó la voz de Orias. Pero aun así, mantuvo su mirada firme en “Nephteros”. La lanza perforó el suelo, hirviendo la tierra en un profundo tono rojo… muy, muy atrás de Nephy.

“¿Yo… falle?”

“Nephteros” murmuró, confundida.

La lanza había pasado por Nephy por el margen más pequeño. Al ver esto, la sonrisa loca de “Nephteros” se había desvanecido y su rostro ahora mostraba un claro desconcierto.

“¡Entendido!”

El chico de cabello carmesí cargó con otro golpe de su guantelete, pero “Nephteros” lo esquivó en el aire.

¡Casi te tengo! Realmente pensé en conseguir uno allí.

“Qué pequeña mosca irritante”.

“Nephteros” agitó su brazo. Eso fue todo lo que se necesitó para crear una onda de choque capaz de destruir toda la aldea desierta. En respuesta, el guantelete de Asura se extendió como plumas, permitiéndole alejarse flotando del golpe y aterrizar justo al lado de Nephy.

“Heh heh heh… ¡Esa es la forma bastante divertida que tienes de pelear! ¡Déjame echarte una mano!”

Nephy no tenía idea de lo que Alshiera tenía en mente cuando envió al niño, pero a pesar de mostrar disgusto al principio, Asura se puso al frente para protegerla.

“¿Camael no vino por aquí…?” Murmuró Asura.

Nephy pensó que ese era el nombre de una Espada Sagrada, pero debido a que se soltó la siguiente lanza de luz, no tuvo tiempo de prestar atención a sus palabras.

***

“¿Todavía no está despierto?”

De vuelta en una de las habitaciones del Palacio del Archidemonio, Lisette se sentó junto al cuerpo boca abajo de cierto Caballero Angelical. Su nombre era Richard. Después de que le sacaran el corazón, el Archidemonio Zagan lo había salvado al borde de la muerte. Sin embargo, a pesar de que terminó su tratamiento, no mostró signos de despertar.

Como no combatiente, Lisette también ayudaba en la cocina, pero no era como si estuvieran trabajando todo el día. Hicieron turnos, por lo que Lisette usó su descanso para verificar el estado de Richard.

Quien la llamó fue la chica que compartió su rostro. Tenía el mismo cabello rubio, los mismos ojos azules. Incluso su nariz pequeña, sus labios finos, sus cejas angulosas, su piel algo bronceada, todo era igual. Aparentemente era una hechicera, pero vestía un peto simple junto con una espada larga en la cintura, lo que la hacía parecer más una bandida.

“Señorita Dexia”.

“Solo Dexia está bien. Parece que no somos extraños y todo.”

“Mmm… Dexia”.

Según Dexia, había otra chica por ahí con la misma cara que ellos, una que Dexia tenía que salvar.

“¿Ya te vas?” preguntó Lisette.

“Sí. Solo quería echarte otro vistazo antes de irme.”

El Archidemonio Zagan era poderoso y obediente. Ahora que había declarado que protegería a Dexia, estaba seguro de que lo haría. Pero aun así, el enemigo al que se iban a enfrentar era demasiado poderoso. No había ninguna garantía de que regresaría a salvo. Tampoco había garantía de que pudieran salvar a su hermana. Lisette le devolvió la mirada a Dexia, incapaz de encontrar las palabras adecuadas para decirle.

“No puedes volverte como nosotros”, dijo Dexia secamente, uniendo sus manos detrás de su espalda.

“¿Eh?”

Lisette se quedó con los ojos muy abiertos por el repentino cambio de tema.

“Éramos algo así como asesinos”, murmuró Dexia como si hablara consigo misma. “En ese entonces, no pensamos en nada de eso. Y después de todas las cosas malas que hemos hecho, no había quejas si alguien nos mataba en cualquier momento. Incluso si esto con Aristella no hubiera sucedido, habría terminado mal algún día”.

Dexia se detuvo allí, luego continuó con una expresión sombría.

“Voy a matar a mi maestro”.

Lisette tragó saliva ante la poderosa declaración.

“Realmente solo tengo el poder de ayudar un poco, por supuesto…”, agregó Dexia. “Pero eso es lo que tengo que hacer si deseo salvar a Aristella… ir a otro Archidemonio en busca de ayuda. Me estoy vengando de mi maestro por mi propia voluntad.”

Dexia afirmó haber sido creada artificialmente, pero ¿qué pasa con eso? Tal como era ahora, poseía una voluntad mucho más fuerte de la que jamás había tenido Lisette, y Lisette era completamente humana.

“Nuestras manos ya están sucias”, dijo Dexia, finalmente mirando directamente a Lisette. “Pero eres diferente. Los tuyos todavía están limpios, así que quiero que sigan así. No puedes volverte como nosotros.”

Sus palabras eran demasiado puras para alguien con manos sucias, lo que hizo que Lisette apretara su mano contra su pecho.

“H-He estado viviendo en las calles, ¿sabes?” ella dijo. “No estoy tan limpio cómo crees que estoy”.

“No, todavía estás limpio. Estábamos equivocados, pero si puedes mantenerte puro, siento que seremos salvos. Es como una señal de que podríamos haber tenido ese futuro, así que…” Dexia, una chica que una vez había matado gente por orden de su amo, habló como si estuviera rezando.

Antes de responder, Lisette la abrazó y luego dijo: “El Archidemonio me dijo algo una vez. No importa quién seas, mereces al menos una oportunidad de caminar por otro camino. Crees que te equivocaste, ¿no? Realmente quieres cambiar, ¿no? ¿No es por eso que elegiste este camino?”

“Sí…”

“Así que no puedes llamarte sucio. A mis ojos, te ves noble y puro”.

Dexia rodeó a Lisette con sus brazos y comenzó a sollozar en silencio. Lisette no dijo nada y acarició suavemente la cabeza de Dexia en respuesta. Después de un rato, Dexia se empujó hacia atrás.

“Tengo que irme…”, dijo.

“Mmm…”

Dexia se dio la vuelta para irse, pero de repente se volvió como si recordara algo. Luego desenrolló la cinta azul que estaba alrededor de su muñeca y preguntó: “Oye, ¿podrías aferrarte a esto?”

“¿No es eso importante para ti?” Cuestionó Lisette, algo desconcertada por el acto.

“Es… Esta es la cinta de Aristella. Soy la hermana mayor, pero no pude protegerla. Ella es la que me ayudó a escapar…” murmuró Dexia mientras sostenía la cinta con fuerza contra su pecho, luego sonrió con ojos llorosos. “Cuando regresé a donde ella debería haber estado, todo lo que quedó fue esta cinta. Y cuando la encontré después, ya no era Aristella…”

“Dexia…”

A pesar del tema, la expresión de Dexia no era tan sombría como esperaba Lisette.

“Definitivamente salvaré a Aristella”, dijo Dexia. “Y luego, volveré aquí con ella. Es por eso que me gustaría que te aferres a esto.”

“Okay.”

Lisette no podía negarse después de escuchar todo eso, por lo que aceptó con cuidado la preciosa cinta como el más frágil de los tesoros.

“Oye, ¿Dexia?”

“¿Sí?”

“¿Qué tipo de persona era el maestro que los hizo pasar por todo esto?” Lisette preguntó vacilante.

“¿Qué tipo de persona era él…?” Dexia repitió con una sonrisa solitaria y una mirada distante. “Ya ni siquiera sé. Era amable, nos elogiaba cuando cumplíamos nuestras misiones, nos trataba cuando nos lastimábamos… pero nunca nos enseñó qué era exactamente lo que estábamos haciendo. Incluso después de que eso le sucedió a Aristella, parecía mucho más feliz que triste”.

Dexia hizo una pausa y se encogió de hombros para ocultar su inquietud.

“Podría ser irrazonable envidiarlo por eso. Después de todo, somos los familiares de Shere Khan. Pero él es una maldición para mí. Siento que Aristella y yo realmente solo comenzaremos a vivir una vez que estemos libres de él”. Dexia sonrió mientras decía eso, haciendo una demostración de bravuconería. “Cuando me lance a mi nueva vida, anímenme, ¿de acuerdo?”

“Mmm… lo haré. Así que no te esfuerces, ¿entendido?”

“Seguro. Me voy, entonces.”

Con eso, Dexia se fue. Después de despedirla, Lisette se llevó la mano al pecho con dolor.

¿Qué tengo que hacer…?

Su recuerdo más antiguo era el de una gran mano acariciando suavemente su cabeza. No podía recordar el nombre o la cara de la persona, y mucho menos qué tipo de persona era, pero sabía que lo más probable era que fuera un adulto. También recordó algunas palabras. La persona le había enseñado que no se debe confiar en las personas que son amables sin razón.

Esas palabras habían salvado a Lisette durante sus cinco años en los callejones… y la persona que se las había dicho bien podría haber estado en el destino de Dexia.

¿Quizás fue Shere Khan…?

Si es así, ¿qué iba a hacer Lisette? ¿Era una buena persona? ¿Era una mala persona? Bueno, definitivamente no era una buena persona. Después de todo, Lisette había oído hablar de las atrocidades que había cometido Shere Khan, aunque solo fuera en fragmentos.

Pero él sabe quién soy.

Zagan y Dexia le habían dicho que no se entrometiera en su pasado. Le habían dicho que se quedara en el presente. Pero si dejaba pasar esta oportunidad, nunca volvería a encontrarse con él.

Lisette se dio la vuelta para mirar al caballero angelical herido, que no mostraba señales de despertarse. Permanecer a su lado era su papel en este momento.

“Pero aun así…”

Lisette se levantó y salió por la puerta.

***

“Arcángel Arvo Juutilainen y Arcángel Julius Juutilainen, por la presente se presentan para el servicio”.

Por la mañana, todos los Caballeros Angélicos de Kianoides se desplegaron en la región occidental de la ciudad. Al ir tan lejos como para incluir a los que habían estado fuera de servicio y a los que ya se habían retirado, habían reunido a ciento cincuenta hombres. Dos arcángeles de fuera de Kianoides se pararon frente a Chastille y los hombres reunidos ahora: Arvo Juutilainen y su hermano menor Julius.

“Hemos traído a aquellos que pueden tomar las armas de inmediato. Pueden ser inadecuados frente a tales números, pero utilícelos como mejor le parezca”.

Alrededor de un centenar de Caballeros Angelicales los acompañaron. No era mucho en comparación con un ejército de diez mil, pero aún eran refuerzos tranquilizadores.

“Gracias por su ayuda”, murmuró Chastille con incredulidad. “Pero, ¿por qué están ustedes dos aquí? ¿Y tan rápido en eso?”

“No tenemos más remedio que responder cuando lo ordene el Arcángel Principal”.

“¿El Arcángel Principal…? ¿Te refieres a Lord Galahad?” Como en respuesta a esa pregunta, Ginias salió de la catedral.

“Nos enfrentamos a diez mil enemigos”, dijo. “Tenemos que tratar esto como una guerra total”.

Todavía estaba envuelto en vendas, pero exudaba un aire resuelto que uno no esperaría de un niño de trece años.

“¿Cómo están tus heridas?” preguntó Chastille.

“Están bien. Parece que tienes un hechicero experto entre tus ayudantes. Estoy seguro de que ahora puedo defenderme en la batalla”.

“¡E-Espera un—!”

Chastille ya estaba en una posición precaria dentro de la iglesia.