Lazy Dungeon Master (NL)

Volumen 16

Extra 2: Sobre El Fetiche De Calcetines De Soto

Keima y Rokuko tuvieron una hija llamada Soto. Esta hija amaba los calcetines sin discriminación; ella amaba los calcetines de hombres y mujeres por igual. ¡Pero sus calcetines favoritos no eran otros que los de Kinue, que se quitó justo después de un largo día de trabajo!

“¡Ah, Kinue, tus calcetines son realmente los mejores! Eres un gran trabajador que ama la limpieza pero nunca usas {Purificación}, ¡y eso hace que tus calcetines sean de primer nivel! ¡Tus calcetines, que alguna vez fueron de un blanco puro, ahora están manchados con la suciedad de tus suelas y tienen la humedad y el olor de tus pies arraigados en ellos! ¡Es como si todo tu día estuviera comprimido en ellos! Geheheheheheh.”

“Y-Ya veo…”

Y así, una vez más, Soto irrumpió en la habitación de Kinue después de que ella terminó de trabajar y elogió sus calcetines recién quitados. En frente de ella. Básicamente, Soto estaba analizando los calcetines que Kinue se había quitado y puesto en su canasta de ropa sucia.

“Es un poco vergonzoso para ti mirarlos así… ¿Qué está pasando exactamente aquí?”

“Papá dijo que no puedo tocar tus calcetines sin el permiso de ambos, ¡así que no tengo más remedio que mirar desde lejos así! Dirija sus quejas a papá”.

Soto aparentemente creía que estaba siguiendo las reglas de sus padres. Kinue no quería ser grosero con la hija del Maestro, pero uno tenía que preguntarse si en realidad los estaba siguiendo o no.

“Realmente amas los pies como lo hace el Maestro, Soto”.

“¡Whoa, whoa, espera, Kinue! No amo los pies, amo los calcetines. ¡No los confundas!”

“¿E-Es eso así?”

“¡Así es!”

Este era un punto increíblemente importante para Soto: a ella no le importaban los pies como lo hacía Keima. Kinue no entendió la diferencia en absoluto.

“Por supuesto, me preocupa qué pies los usaron, y ciertamente me gustan más los pies que otras partes, ¡pero para mí existen solo para dar calor y fragancia a los calcetines! ¡No son el objetivo de mi fetiche!”

“Esto se siente un poco por encima de mí”.

“Son como las astillas de madera de una barbacoa… O no, como la bodega para el vino. Para ponerlo en tus términos, Kinue, ¿es como la diferencia entre una casa y sus residentes?”

Incluso para Kinue, un hada de la casa, no quería limpiar cualquier casa vieja. Se sentía aún más animada cuando limpiaba la casa de alguien preciado para ella.

“Dicho todo eso, no creo que sea correcto que alguien entre en la habitación de una criada y busque en su ropa, así que le informaré esto al Maestro”, dijo Kinue, sonriendo con una mano en la mejilla.

“¡¿Qué?! ¡No es justo! ¡¿Vas a tratar de quedarte con estos maravillosos calcetines para ti?!”

“Son mis calcetines, ya sabes. Y son de lavandería. Sin mencionar… Lo acabas de decir tú misma: quejas directas al Maestro.”

“¡Ngh! ¡Ciertamente lo hice! ¡No puedo creer que cometí este error!”

Y así, a Soto se le prohibió irrumpir en las habitaciones de las personas y, como resultado, los calcetines de Kinue aumentaron aún más en valor. Y entre tú y yo, fue a partir de este momento que se vio a Soto tratando de gatear por el suelo y vislumbrar los calcetines de Kinue.