Kenja no Mago (NL)

Volumen 1

Capítulo 2: Un Ingenuo en la Capital Real

Parte 7

‘Ah, por poco…’

Melinda casi se vio obligada a revelar su secreto.

Aunque en el fondo sabía que Shin la seguiría presionando en el futuro…

De hecho, la idea de Shin sobre almacenar poder mágico y utilizarlo como suministro de energía era algo que ya existía. Algunos objetos eran capaces de eso.

¿Entonces por qué no se lo dijo a Shin?

La razón de eso era porque los cristales eran muy caros y raros. De hecho, Melinda solo poseía uno y no quería dárselo a Shin…

‘Me pregunto qué pasará cuando descubra la existencia de los cristales mágicos.’ Eso era algo muy aterrador para Melinda… ‘Shin incluso podría crear su propio cristal mágico…’

Un cristal mágico era un mineral que recolectaba energía a lo largo de los años.

Se formaba en la tierra, aunque nadie sabía cómo.

 ‘Ah… probablemente se entere de ello en la escuela…’

Las preocupaciones de Melinda seguían incrementando.

Mi abuela me obligó a cambiar el tema de conversación, aunque no sé si no me lo quería contar o no me lo podía decir. Lo peor del caso es que no tengo cómo investigar por el momento.

“¿Comprendes? Shin puede usar la Puerta para ir a tu casa y llevarte a la escuela. Es genial, ¿No crees?”

“Señor Merlín, que buena sugerencia. Ahora Sicily podrá ir a la escuela sin preocuparse.”

“¿Esto no es una carga de trabajo para ti, Shin?”

“No lo es, así que no tienes porqué preocuparte, ¿Verdad, Shin?”

“Shin.”

“¿Qué?”

“Ummm… ¿Puedo preguntarte algo?”

“¡Ah, por supuesto!”

“Bien, primero vayamos a la casa de esta señorita.”

“¿Por qué quieren ir a mi casa?”

“Oh, esta magia solo me lleva a lugares donde he estado.”

“Por eso tenemos que ir a tu casa señorita.”

“Oh, ¿En serio?”

“Ya está, vámonos.”

“Se supone que soy yo el que la protegerá, ¿Por qué vienen ustedes?”

“Es algo normal que saludemos a sus padres.”

¿Ese es el caso?

“Muy bien, pongámonos en marcha.”

“Volveremos en unos minutos, tío Dis.”

“¿No voy a ir?”

“¿Acaso un rey puede ir a la casa de uno de sus vasallos así de fácil?”

“Tiene razón, padre. Seré paciente, así que actúa igual.”

“Ah, quería ir. Pensé que podría salirme con la mía.”

Mis abuelos, María y yo terminamos acompañando a Sicily a su casa.

Tardamos cinco minutos en llegar en carruaje. La casa de Sicily era más grande que la nuestra, después de todo era la casa de un Vizconde. El guardián del portón se acercó a nosotros.

“Disculpe, ¿Quiénes son?”

¿Eh? Oh, es cierto. Aún no sabe que Sicily viene con nosotros en el carruaje.”

“Señor Mike, soy yo, he vuelto.”

“¡Señorita! ¿Por qué vuelves en un carruaje diferente?”

Parece que las cosas estaban bastante tensas por unos disturbios recientes.

“Estoy bien, solo me trajeron de vuelta.”

“Ya veo… ¿Quiénes son ellos?”

“Merlín el Sabio, Melinda la Gurú y su nieto, Shin.”

“¿¡El Sa-Sabio!? ¿¡La Gu-Gurú!?”

“Jo, jo, ¿Podemos pasar?”

“¡S-Sí! ¡Adelante!”

“Gracias.”

“¡Dis-Disculpe!”

“¿Sí?”

“Oh, ¿Podría estrechar su mano?”

“Jo, jo, jo, no hay problema.”

“¡Muchas gracias!”

“Sigue protegiendo la casa de Sicily adecuadamente.”

“¡Sí!”

Le empezaron a salir lágrimas al portero.

Entramos en la residencia. Aún tenía que ver donde abriría la Puerta.

Fuimos recibidos por los padres de Sicily.

“¡Vaya! ¡Has vuelto, Sicily! Vamos, cuéntame como te fue hoy… por favor…”

“Padre, madre, he vuelto. Ellos son…”

“¿¡El Sa-Sabio!? ¿La Gurú!?”

“Encantado de conocerlos, soy Merlín.”

“Y yo Melinda.”

“¡En-Encantado de conocerlos! ¡Soy Cecil Von Claude! Me… alegró de… conocerlos…”

¡El padre de Sicily empezó a lagrimear!

“Oh, Dios mío, lamento eso. Soy la madre de Sicily, Irene Von Claude. Entonces, ¿Qué los trae por aquí?”

Preguntó con curiosidad la madre de Sicily. Ella se parecía mucho a su hija, solo que su cabello era más oscuro.

Por cierto, su padre es un hombre apuesto de cabellera rubia y ojos azules. ¡Un aristócrata en todos los sentidos! Alguien elegante, aunque ahora estaba intentando no llorar…

“Encantado de conocerlos, soy el nieto de Merlín y Melinda. Me llamo Shin.”

“Mi nieto…”

¿Qué sucede? La abuela está a punto de llorar.

“Oh, ¿Eres el que ayudó a Sicily? Muchas gracias.”

“¡Oh, Shin! ¡Muchas gracias! Eres el benefactor de Sicily, no, de nuestra familia.”

“No, no, sólo hice lo que tenía que hacer.”

“Necesitamos hablar con ustedes acerca de eso.”

“¿Qué sucede?”

El abuelo les contó todo lo que sucedió.

“No, pero… ¿No creen que eso sería depender mucho de… Shin?”

“No tengo ningún problema con eso.”

Abrí la Puerta con destino hacia mi casa.

El tío Dis aún estaba allí. ¡Regresa a trabajar!

“¿¡Su majestad!?”

Oh, Cecil se sorprendió mucho. No es de extrañar. Vuelve a tu trabajo, tío Dis.

“Oh, ¿Les estás explicando tu hechizo?”

Ignoré al tío Dis y cerré la Puerta.

Se sorprendieron por mi hechizo, pero más porque se encontraron al rey del otro lado.

“Con esto Shin puede pasar por su hija. No es una carga y es seguro.”

“¡Muchas gracias por hacer tanto por ella…!”

“Oh, no hay necesidad de actuar tan formalmente. Me gustaría hablar un momento con ambos.”

“¿Eh? Uh, de acuerdo…”

La abuela habló en privado con los padres de Sicily, luego se miraron y se dieron la mano. ¿Qué pasó? ¿En que se pusieron de acuerdo? El abuelo parecía un mosquito.

“…”

¡Sigue esforzándote abuelo!

Después de lo anterior, fuimos a buscar un lugar para abrir la Puerta. Decidimos que usaríamos una habitación vacía, ya que era posible que los empleados pudieran asustarse si aparecía de la nada. Además, yo tendría que tocar la puerta para avisarles que había llegado.

Los criados fueron notificados, pero tuvieron que jurar que nunca hablarían de ello.

“Bueno, ¿Todo bien? Me voy a casa, Sicily. Vendré por ti mañana, espérame junto con María.”

“Sí, muchas gracias por lo de hoy. Ayudémonos mutuamente a partir de mañana.”

“Lamento tener que obligarlas a estar conmigo todo el día.” Comenté un poco apenado.

“¿De qué estás hablando?”

“Ah, siento que estoy interviniendo en el tiempo que pasan juntas…”

“¡No seas raro!”

¡El ambiente se puso extraño!

“Bueno, hasta mañana.”

“¡Nos vemos mañana!”

“¡Hasta luego!”

Regrese a mi casa.

Aug murmuró algo después de que Shin y compañía se fueran de la casa de Sicily.

“Es bueno que tus abuelos te hayan acompañado, pero es una pena que no te hayas dado cuenta de sus intenciones.”

El príncipe había descubierto el plan de Merlín y Melinda.