Jimi na Kensei (NL)

Volumen 8

Extra: Broma

En el Reino Arcano, Sunae y Tahlan fueron tratados como dignatarios extranjeros. Sin embargo, aquí en el Reino Magyan, Happine era quien era considerado un enviado de una tierra extranjera. La tierra en cuestión estaba tan lejos que no solo no hubo interacción oficial entre ella y Magyan, sino que la gente de Magyan ni siquiera había oído hablar del lugar. A diferencia del Japón moderno, no era posible que la gente de Magyan conociera todos los países del mundo y todas sus diferentes culturas a lo largo de los siglos. Para los Magyans, Happine bien podría haber sido un extraterrestre visitante. Sus rasgos faciales, piel, ojos y cabello, junto con su ropa, eran nuevos para la gente del reino. Naturalmente, ella era el centro de atención.

“Todo el equipo de los soldados arcanos parecía muy pesado e incómodo, pero todas las damas estaban vestidas con ropa muy glamorosa”.

“Evidentemente, en el Reino Arcano, se espera que las mujeres de alta cuna sean como flores. Por eso se visten así”.

“Ese tipo de ropa no parece muy práctica para el uso diario, pero parece que sería agradable para una cita. Me imagino que los hombres disfrutarían viéndolo…”

“Lo que es más interesante es la tela. Escuché que hay rollos de esa tela entre los obsequios que trajo la delegación pero… tal vez estén fuera de nuestro alcance.

“He considerado enviar a un comerciante para que vaya a comprar algunos. Quiero decir, sería una cosa si tomara todo un viaje por mar, pero evidentemente se puede llegar por tierra, y ni siquiera es una distancia que requiera años de viaje…”

“Se supone que pronto habrá relaciones formales entre los países,

¿verdad? Entonces será mejor que tengas cuidado; puede haber castigos si te adelantas y haces algo sin aprobación”.

“Cierto, entonces… Tal vez podamos conocer a los dignatarios…”

Los Arcanos comenzaron a escuchar a la gente hablar sobre estos temas en el palacio en el que se alojaban. Si simplemente hubieran visto la ropa arcana en una tienda al azar, probablemente la habrían descartado como una mera curiosidad. Sin embargo, debido a que esa ropa había sido usada por dignatarios que habían traído consigo una gran cantidad de tesoros en su visita, parecía significar tanto estatus como moda a los ojos de quienes la veían. Feliz, vistiendo ropa que no era simplemente inusual, sino imposible de adquirir para quienes la buscaban, era el blanco de las miradas envidiosas y anhelantes de las personas en el palacio.

“Feliz, parece que están prestando atención a tu ropa. Aunque… solo tu ropa, al parecer.”

“Cállate. No necesitas señalar esa última parte.”

Nadie parece estar prestando atención a mi ropa… Supongo que es porque no es ropa noble, pero…

Las tres chicas, Sunae, Happine y Zuger, se habían acostumbrado a que la gente las mirara. Después de todo, habían recibido un tipo de atención similar en los países en los que se detuvieron de camino a Magyan. En todo caso, el hecho de que se hubieran quedado un tiempo en Magyan significaba que no estaban atrayendo tanta atención como lo habían hecho en sus breves paradas en el camino. Además, Happine era hija de la Casa Batterabbe, y por lo tanto estaba acostumbrada a llamar la atención con la ropa que vestía, incluso en Arcana. No era particularmente inusual para ella tener las mismas miradas dirigidas a ella en un país extranjero. En todo caso, Happine encontró su curiosidad atraída por los atuendos que vestían las personas que la miraban.

“Dime, Sunae… ¿tienes un momento?” “¿Mmm? ¿Qué es?”

“Me gustaría probarme la misma ropa que llevas tú. ¿Eso estaría bien?” Happine dijo con un tono y una expresión mortalmente serios. Sunae y Zuger se sorprendieron brevemente por la gran intensidad de su curiosidad, pero ambos se sintieron un poco decepcionados por el contenido real de su solicitud anticlimática.

Al mismo tiempo, Zuger captó algo que Happine pensó que había ocultado su interés. Probablemente siempre ha estado interesada en la ropa de la princesa Sunae. Pero no quería tener que preguntarle a Sunae sobre ellos y la diferencia en sus físicos hacía que fuera difícil pedir prestado un juego…

Lo que había comenzado como una curiosidad juguetona de querer probarse un atuendo extranjero, se había elevado por el orgullo desmesurado de Happine a una solicitud que requería que se comportara como si estuviera pidiendo un gran favor de Sunae. Había algo adorable en eso. Por supuesto, no era el tipo de ternura que provocaría risas, pero Zuger aún lo encontró entrañable.

“No me importa en absoluto. Pero estás siendo demasiado serio, ¿no?” “¿A quién le importa? ¿Qué tiene de malo tomarse las cosas en serio?”

“Ahora solo estás tratando de justificarte… Bien, los tendré preparados para ti”.

En contraste con la intensidad de Happine, Sunae respondió con una leve nota de desdén. Si bien entendía la curiosidad de Happine, la pura seriedad detrás de su pedido era levemente exasperante. Aun así, no fue una solicitud difícil de cumplir mientras estaban en Magyan. No había necesidad de que Sunae fuera cruel con Happine, por lo que asintió afirmativamente.

“¿En serio? ¡Gracias!” Happine dijo con una sonrisa feliz. Parecía una niña a la que le acabaran de comprar un regalo especialmente bonito.

Zuger sonreía mientras miraba a Happine. Sunae pronto volvió sus ojos a Zuger también.

“¿No quieres probártelos tú mismo?” “¿Eh? ¿Yo?”

Zuger no esperaba que Sunae hiciera la oferta y la miró fijamente. En ese momento, Zuger se imaginó usando la misma ropa que la princesa Magyan.

“¡N-No, no podría! ¡No sería capaz de usar algo así!”

La respuesta de Zuger casi sonó como si estuviera insultando la vestimenta de una cultura extranjera al describir el atuendo como “algo así”. Sin embargo, basándose en el hecho de que la cara de Zuger estaba roja como una remolacha, Sunae sabía que simplemente estaba avergonzada ante la idea de usar un atuendo tan revelador. Zuger siempre usaba ropa más gruesa que no mostraba mucha piel, por lo que probablemente era demasiado tímida para usar ropa como la de Sunae, que mostraba claramente los contornos del cuerpo del usuario. Happine y Sunae conocían la personalidad de Zuger lo suficientemente bien como para entender todo esto, e intercambiaron una mirada. No había ninguna razón real para hacer que Zuger usara un atuendo Magyan, pero…

“Ya veo, estás diciendo que la ropa de mi reino es vergonzosa. ¿Es eso lo que estás tratando de decir?

“¿Ehhh? ¡N-No, no me refiero a eso en absoluto!” “¿Estás sugiriendo que tengo mal gusto?”

“¡N-No, tampoco me refiero a eso!”

Por mucho que discutieran de vez en cuando, tanto a Happine como a Sunae les gustaba Zuger. Normalmente no harían todo lo posible para hacerla sentir incómoda.

“Entonces no debería haber ningún problema. ¿No es así, Happine?”

“Cierto, cierto, Sunae. Ella simplemente usaría la misma ropa que yo, después de todo.”

Pero aparte de eso, todavía querían verla con ropa Magyan. Después de todo, las mujeres eran criaturas complicadas.

“Está bien, me los pondré, entonces”.

Con los dos en su contra, no había forma de que Zuger pudiera oponer resistencia. Además, si fuera honesta consigo misma…

“Pero, ah… al menos puedo elegir el color, ¿verdad?” El hecho era que ella también quería probárselos.

No hace falta decirlo, pero la ropa que Sunae usaba era cara y rara incluso en el Reino Magyan. Incluso si no vestían ropa formal, los miembros de la realeza no iban a vestirse con ropa que habían escogido de un perchero. Para la mayoría de las personas, hubiera sido prácticamente imposible usar un atuendo idéntico al de ella, sin importar la curiosidad que tuvieran por probárselo. Pero Sunae era una princesa del Reino Magyan, y tenía bastante autoridad dentro del palacio, por lo que pudo llevar a Zuger y

Happine a las cámaras de los pañeros y hacer que escogieran ropa que les quedara bien.

“W-Wow, esto es increíble, ¿no es así, Lady Happine…?”

La habitación estaba llena de ropa de la más alta calidad y confeccionada con el máximo cuidado y habilidad. Era, en esencia, una cámara del tesoro. De hecho, había soldados apostados para vigilar la habitación, y el pañero iba acompañado de varias decenas de subordinados. Zuger, que tenía poca experiencia en lugares tan glamurosos, estaba extremadamente nervioso.

“Sí, bastante. No esperaba que fuera a esta escala”.

Happine expresó su acuerdo, pero había una gran diferencia en sus actitudes. Mientras que Zuger había nacido en una familia de artistas hechizantes, Happine era hija de una de las Cuatro Grandes Casas. Las habitaciones de su casa no coincidían exactamente con esta en escala, sin embargo, había cámaras y diseñadores de ropa similares empleados por la Casa Batterabbe.

“Las familias nobles que atraviesan tiempos difíciles tienden a dejar ir habitaciones como esta, pero…”

“Hmph. Magyan puede valorar la fuerza, pero no es que no valoremos la formalidad. No hay forma de que tomemos atajos para algo tan importante como la ropa”.

Al escuchar a la pareja, que provenía de los niveles más altos de la alta sociedad, Zuger no pudo evitar sentir una sensación de inferioridad a su lado. Si bien ella había nacido en una familia con un linaje especial y cierta cantidad de estatus, esos dos eran mucho más importantes de lo que ella había sido nunca.

Tal vez no debería estar aquí… No, eso no es cierto.

Zuger reflexionó sobre su propia posición debido a esa sensación de inferioridad, pero ese reflejo le recordó que había sido más útil de lo que generalmente se creía. No necesitaba que nadie la tranquilizara para recuperar el sentido de su propio valor. Era comprensible que todavía se sintiera un poco intimidada junto a la princesa y la mujer noble, pero seguía siendo una parte importante de su pequeña unidad familiar. Ella era alguien a quien Saiga y los demás necesitaban… y también amaba estar a su lado.

“Entonces… ¿puedo ver qué tipo de ropa hay?” “¡Oh, querido, Zuger se me adelantó!”

“A pesar de todas sus reticencias… Te has vuelto más fuerte, Zuger”.

Zuger sonrió ante las burlas. Los otros dos se unieron a ella cuando comenzaron a escoger su propia ropa. Después de un tiempo, Happine y Zuger habían terminado de ponerse trajes estilo Magyan y se miraban en un espejo.

“¡Zuger, te ves maravillosa! ¡Mantente firme con más confianza!” “¡T-Todavía es un poco vergonzoso!”

La alegría y la timidez se mezclaron mientras disfrutaban de la ropa de una cultura extranjera. Ambos no pudieron evitar sentir una oleada de emoción al estar vestidos de manera diferente a lo habitual. Sunae también se sintió complacida de verlos. No había forma de que la princesa pudiera disgustarse cuando sus amigos, los nuevos miembros de su familia, disfrutaban de la cultura de su tierra natal.

“Ambas se ven bien, aunque no tanto como yo. Ahora, mostrémosle a Saiga”.

“¡Sí! ¡Estoy segura de que se sorprenderá!” “¿Eh? ¡¿También le mostraremos a Lord Saiga?!”

Tanto Happine como Sunae parecían completamente cómodas con presumir para el hombre más importante de sus vidas. Sin embargo, cuanto más lo pensaba y entendía que este era el flujo natural de los eventos, Zuger aún se sentía extremadamente avergonzada ante la perspectiva de que Saiga la viera de esta manera.

“Si no quieres hacerlo, Zuger, iré sola”.

“Me imagino que Saiga estará muy decepcionado de no verte con ese vestido, Zuger. Ha estado trabajando muy duro; ¿Seguro que le vendría bien el estímulo?”

“Bien…”

Zuger dudó por un momento, luego se armó de valor para ser un poco más asertiva.

“¿Crees que Lord Saiga estaría feliz… de verme usando esta ropa?” “¡Vamos a comprobar! ¡Por supuesto, ya sé lo que sucederá!”

“Dado que todos usamos la misma ropa, podría mostrar la diferencia en el material base debajo”.

“¡E-Entonces yo podría ser el más guapo! ¡T-Tanto como odiaría eclipsarlos a ustedes dos!”

Las tres chicas rieron alegremente.

“¡Sí, entonces hagamos que Saiga elija quién se ve mejor!”

“Eso es verdad… Se va a casar con tres mujeres. ¡Tendrá que demostrar cómo puede lidiar con un desafío como este!”

“¡Sí!”

Habían pasado de tratar de animar a Saiga a ponerlo en un aprieto y darle un problema. Sin embargo, no es como si ninguno de los tres realmente quisiera que él los clasificara.

No, solo querían jugarle una pequeña broma al hombre que todas amaban.

-FIN DEL VOLUMEN 8-