Seirei Tsukai no Blade Dance

Volumen 11

Capítulo 1: Reina de la Calamidad

Hace 4 años, el consejo supremo del «Instituto del Ritual Divino» seleccionó a la hija mayor del duque Elstein, Rubia Elstein, para convertirse en la «Reina» del «Señor Elemental de Fuego».

La reina anterior ya había pasado la edad de veinticinco años y su capacidad para comunicarse con los espíritus comenzaba a disminuir. Aunque a su edad todavía era clasificada como una elementalista, el «Señor Elemental de Fuego» deseaba tener súbditos jóvenes.

En aquel entonces, Rubia tan solo era una doncella que acababa de llegar a la edad de quince años. Sin embargo, nadie se opuso a su elección.

La prestigiosa casa Elstein, ya había producido muchas «Reinas de Fuego» en el pasado, tomando en cuenta eso, y que los talentos de Rubia ya estaban dando frutos, era obvio que la seleccionaran.

El pueblo ofreció sus bendiciones a la nueva «Reina» y a su vez, la joven Rubia, respondió a las expectativas de la gente, dedicando su atención a servir al «Señor Elemental».

Su baile ritual Kagura, le agradó al «Señor Elemental» por lo que la felicidad y fortuna llegaron al continente.

Eso era lo que creían firmemente.

“—Volviendo a ese entonces, yo no era más que una niña tonta e ingenua.”

La voz de Rubia temblaba mientras se burlaba de sí misma.

“Cuando ofrecí mi baile Kagura al «Señor Elemental» sin la más mínima duda. Oré por las bendiciones del fuego para llevar la paz al continente. Creía firmemente que eso podía hacer felices a las personas–”

“Nee-sama, en realidad, eres admirable” Claire lloró mientras hablaba.

“Nee-sama fue elogiada por ser la «Reina» más gentil del continente. Y eso me ayudó para crecer como una buena joven princesa, Nee-sama”

“Una vez que Rubia-sama fue seleccionada como la «Reina de Fuego», se convirtió en la meta de muchas princesas del «Instituto del Ritual Divino». Desde que Rubia-sama se convirtió en la «Reina de Fuego», el poder de las llamas fue aumentando, y la población se libró de las dificultades del frío invierno—”

Esta vez, fue el turno de Fianna para hablar.

Hablando de eso, Kamito recordó el hecho de que Rubia y Fianna eran amigas cercanas cuando estaban en el «Instituto del Ritual Divino».

“Efectivamente, por un momento creí que esos actos eran en beneficio de la gente del pueblo. Y que el «Gran Señor Elemental» era un ser que traía bendiciones a la gente.”

La cara formal y apropiada de Rubia se retorció de dolor mientras se lamentaba desesperadamente.

“Hasta cierto día.”

“¿…Cierto día?”

Kamito frunció el ceño y le preguntó.

Rubia se mordió el labio, como una forma de reprimir la intensa ira que estaba creciendo en su corazón.

“Efectivamente, en ese cierto día. Año y medio después de que me convirtiera en la «Reina de Fuego». Una pequeña ciudad en la frontera del imperio, fue borrada de la faz de la tierra.”

“¿¡…!?”

Claire de repente, abrió enormemente sus ojos.

“¿Podría ser el desastre de Dylus?”

“Sí. La ciudad conocida como Dylus ya no existe.”

“Ese incidente no fue tu culpa, Nee-sama.”

Claire sacudió su cabeza en señal de negación.

“… En aquel entonces, fueron las interminables oraciones sin descanso lo que calmaron la ira del «Señor Elemental de Fuego».”

“Umm, ¿podrías hacer una pausa justo ahí?”

En este punto, Kamito la interrumpió.

“¿…Eh?”

“Dime, ¿qué es el desastre de Dylus?”

Al escuchar la pregunta de Kamito, el rostro de Claire se llenó de escepticismo.

“¿…Es posible que no sepas nada de ese incidente?”

“Aunque hubo una ley de silencio momentánea, casi todo el mundo en el imperio sabía acerca del incidente. ”

Fianna también ladeó su cabeza con sorpresa.

“Hace cuatro años, estaba aún en la «Escuela de Instrucción». A los niños ahí no se les enseñaba nada que no tuviera que ver con su misión.”

Aunque Kamito aprendió conocimientos básicos de la educación gracias a Restia, él aún era un completo ignorante en los acontecimientos que sucedían fuera de las instalaciones. Por lo tanto, nunca había oído hablar sobre el incidente de Dylus.

“… Eso es normal, especialmente porque después de la traición de Nee-sama, la gente rara vez mencionaba algo acerca de ese incidente. Es normal que Kamito no sepa nada”

Claire se encogió de hombros y le habló en voz baja.

“El desastre de Dylus, se refiere a la pequeña ciudad de Dylus que se ubicaba en la frontera del imperio Ordesia, que fue borrada de la faz de la Tierra. Por hacer enfurecer al «Señor Elemental de Fuego».”

“¿Borrada?”

“Sí, fue borrada por una lluvia de fuego durante tres días y tres noches. No quedó absolutamente nada.”

Claire inclinó tristemente su cabeza.

“Umm…, ¿y la razón?”

“¿La razón?”

“La razón por la cual el señor elemental se enfureció. Es muy raro que la ciudad fuera devastada por completo.”

La pregunta de Kamito, hizo que el rostro de Claire fuera cubierto por una sombra oscura.

“El pueblo de Dylus no preparó suficientes ofrendas—Supuestamente.”

“¿…Ofrendas?”

“Sí, debido a que la sequía de ese año se prolongó mucho, en la frontera del imperio no pudieron cosechar los granos suficientes para las ofrendas. Esto terminó molestando mucho al señor elemental”

“¡¿…S-solo por eso?!”

Kamito se quedó estupefacto.

A lo largo de la interminable historia. Ha habido muchos casos de desastres monumentales causados por los «Señores Elementales».

Tormentas, terremotos, inundaciones de ríos, erupciones volcánicas—Todos estos grandes desastres naturales, fueron registrados en la historia del continente. Todos fueron causados esencialmente por causar la ira de alguno de los «Señores Elementales».

Sin embargo, quien hubiera pensado que destruirían una ciudad por tal simple razón–.

“—Ciertamente, fue a causa de eso”

Rubia comentó bruscamente.

“Precisamente por eso, esa ciudad se convirtió en cenizas.”

Sus ojos ardían como llamas oscuras mientras escupía sus palabras con total desprecio.

“La lluvia de fuego trajo la destrucción completa a Dylus durante tres días y tres noches. Las llamas incineraban los hogares de los pobladores por completo. El suelo alrededor se arruinó completamente. Y las lamentaciones y súplicas de los aldeanos eran rechazadas también.”

“¡P-Pero!”

Claire levantó la voz para oponerse.

“En ese momento, Nee-sama, te las arreglaste para que tus oraciones alcanzaran al «Señor Elemental». Todo el mundo decía que pacificaste los desastres de sidonia—”

“… En efecto, en ese momento. Salvé al pueblo.”

Su voz temblaba. Luego se escuchó como apretaba los dientes.

“El pueblo de Dylus no me culpo, es más, me dieron las gracias. Le dieron las gracias, a la persona que no pudo hacer nada por el pueblo que fue engullido en llamas. Todo salió de acuerdo a los deseos del «Señor Elemental». ¡Todo esto fue su propia culpa por enfurecer al «Señor Elemental»–!”

Gritando con una intensa emoción. Rubia golpeó un pilar de piedra con sus manos.

(… La gente del pueblo aceptó su destrucción sin duda alguna)

Kamito murmuró en su corazón.

En el reino de los humanos, donde todo era prestado por el poder de los espíritus, la sentencia de los «Señores Elementales», los gobernantes de Astral Zero, era absoluta. Las personas no tenían permitido tener duda alguna.

(Sin embargo, en ese entonces, ella…)

–Dudas se formaban en su mente.

(Como «Reina» que era, sirvió al señor elemental directamente…)

Se formaban dudas absolutamente prohibidas.

Rubia habló como si estuviera leyendo los pensamientos de Kamito.

“De hecho, esa fue la primera razón, por la cual se formaron mis dudas.”

“¿…La primera?”

“—Por supuesto, el desastre de Dylus, fue solo el comienzo.”

***

Después de eso, la sentencia del «Señor Elemental» se extendió varias veces por las demás tierras del continente.

Cada vez que pasaba, Rubia pedía misericordia y oraba para aplacar su ira. Pero en cada oración, cuando sus oraciones eran escuchadas. La mayoría de las personas ya habían perdido todas sus posesiones.

“Yo era impotente ante el tiempo. No podía hacer nada, si no lamentar mi impotencia…”

Lo que salía de su garganta eran gritos de dolor.

Llamas de odio ardían intensamente en los ojos de Rubia.

“Un día. Expresé por primera vez las dudas que tenía escondidas en mi corazón al consejo supremo. Cuestioné los irracionales juicios del Señor Elemental. Luego, pedí una oportunidad para tener una audiencia directa con el señor elemental.”

“¿¡Una audiencia con el señor elemental!?”

Fianna gritó por la sorpresa.

Para ella, que fue una princesa del «Instituto del Ritual Divino», esas palabras tenían un significado especial.

Incluso para la «Reina» quien era elegida entre miles de princesas, querer conocer el verdadero santuario de los «Señores Elementales» era un completo tabú.

A lo largo de la historia. Hubo «Reinas» a quienes se les concedió una audiencia directa con los «Señores Elementales» pero todas ellas morían de muerte no naturales.

“Por supuesto, no se me concedió la audiencia directa con el señor elemental. El consejo supremo me encarceló por el delito de irreverencia, y eso terminó disgustando aún más al señor elemental.”

Las tragedias se repetían, y las oraciones eran absolutamente inservibles.

Incluso llevando esas dudas, y lamentando su propia impotencia, ella continuó pidiendo clemencia.

Durante esos días, llenos de desesperación—

El acontecimiento decisivo sucedió, el hecho que provoco que ella se convirtiera en la «Reina de la Calamidad».

“El señor elemental exigía cierta ofrenda de mí, como precio para aplacar su ira.”

“Una ofrenda…”

Era bastante común que los espíritus de alto nivel pidieran afrendas a los seres humanos.

Las princesas del «Instituto del Ritual Divino» ofrecían como ofrenda los blade dance que aprendían. Mientras que los elementalistas ofrecían su poder divino a los espíritus contratados.

Sin embargo, ¿qué era exactamente lo que el señor elemental de fuego le pedía a Rubia?

“Lo que el señor elemental de fuego exigía de mi era—”

Como si estuviera apretando su voz desde el fondo de su garganta. Rubia habló:

“—Las verdaderas llamas de los Elstein.”

“¿¡…!?”

La cara de todos se congelaron.

Las verdaderas llamas de los Elstein.

El significado de esas palabras—

“¿-Es posible que el significado de eso fuera ofrecer a Claire como ofrenda?”

“…”

El silencio de Rubia dio la respuesta.

Las verdaderas llamas de los Elstein. Esas palabras significaban el linaje de la casa Elstein.

Las llamas herejes que transcendían las leyes y principios del mundo que eran llevadas por las hermanas Elstein.

“… De ninguna manera…”

Claire murmuró en estado de shock.

“¿El «Señor Elemental» quería mi vida?”

“Eso es imposible de creer, Rubia-sama”

Fianna lo negó instantáneamente.

(…De hecho, era increíble que un «Señor Elemental» exija la vida de una persona como sacrificio)

Que los espíritus exigieran sacrificios vivos, era realmente raro, eso era un hecho.

Sin embargo, esa clase de espíritus que gobernaban a la gente a través del miedo fueron derrotados por las sucesivas generaciones de los héroes humanos.

Era posible para un espíritu malvado de la tierra, pero era totalmente inconcebible para uno de los «Señores Elementales» exigir ese tipo de ofrendas, siendo uno de los gobernantes exaltados de Astral Zero.

Sin embargo—

“Ya sea que lo creas o no, esa es la verdad.”

Rubia habló con llamas en los ojos.

“Al principio, yo tampoco lo quería creer. Pensé que solo era una forma de probar mi lealtad, ya que había dudado del juicio del «Señor Elemental». Me arrepentí de mis sospechas y rogué por la absolución. Seguí ofreciendo mis bailes Kagura y oraciones para que la demanda del sacrificio sea retirada. Lo hacía todas las noches hasta que caía inconsciente al piso, me mantuve en ello sin parar, sin parar, sin parar….”

Sin embargo, esas oraciones eran completamente en vano.

“Le supliqué que usara mi propia vida como sacrificio. Mi cuerpo también lleva las llamas de los Elstein. Con eso esperaba que dejara en paz la vida de mi hermana menor a cambio de la mía.”

“Nee-sama…”

La respuesta fue no. Lo que el señor elemental buscaba no eran las llamas de Rubia, si no las de Claire.

A continuación, las furiosas llamas del señor elemental se avivaron aún más por la persistencia de la «Reina».

Las furiosas llamas del señor elemental se dirigieron hacia el pueblo de Ordesia. El Señor Elemental decretó que haría llover una destrucción equivalente al desastre de Dylus en la capital imperial, si el sacrificio no era entregado.

“Cómo podría…”

“¡Incluso si es un «Señor Elemental» tal atrocidad no puede ser aceptada!”

Fianna se opuso fuertemente.

“¿Qué dijo el consejo supremo del «Instituto del Ritual Divino»?”

“Los ancianos ignoraron por completo mis apelaciones. A pesar de que también tenían dudas sobre ese desastroso decreto. Ellos solo repetían que el juicio del «Señor Elemental» era absoluto.”

Rubia apretó los dientes con fuerza y sacudió la cabeza.

“Estaba desesperada. Contra el «Instituto del Ritual Divino», contra el Señor Elemental, y contra mi propia impotencia para resistir—”

Luego, la noche anterior en que la capital imperial estaba a punto de convertirse en un infierno de llamas…

Ella tomó su decisión.

***

Al amanecer. El juicio cayó sobre la capital imperial.

Rubia rompió el tabú del «Instituto del Ritual Divino» y entró en la parte más profunda del santuario.

Eso era un lugar donde incluso las «Reinas» tenían absolutamente prohibido ir.

Astral Zero «El verdadero Santuario».

Ella fue tras el espíritu guardián del santuario verdadero.

Probablemente no esperaba que una «Reina» rompiera el tabú. Sufrió un ataque sorpresa, el espíritu guardián fue devorado y destruido por las místicas llamas del cero absoluto antes de que se diera cuenta de las intenciones de Rubia.

El obstáculo que dificultaba tener una audiencia con el «Señor Elemental» ya no existía.

En primer lugar, solo las «Reinas» tenían permitido poner un pie dentro del santuario. Como los caballeros espirituales estaban estancados a fuera de él, no podían saber que sucedía adentro.

Pasando por el pasillo sin fin, que conducía al verdadero santuario. Rubia llegó a la sala más profunda.

Finalmente, abrió las altas puertas que había frente a ella.

Siguiendo sus propios pasos, ella continuó caminando hasta que alcanzó el nivel superior.

Llegó a una sala donde estaba un trono vacío con una gran cortina sobre él.

“—Lo vi”

Temblando—

Todo su cuerpo se estremeció del terror.

Esta chica era la falsa «más fuerte blade dancer».

En lugar de tener furia, ella estaba temblando de puro terror.

Al ver su pálida expresión, el trío involuntariamente tragó una bocanada de aire. “Que era-”

Kamito fue el primero en hablar.

“¿Qué fue lo que viste en el verdadero santuario donde yace el «Señor Elemental»?” Rubia—

El color del miedo claramente inundó sus ojos color rubí.

“—Tú también debiste ser testigo de lo mismo que presencié yo. Hace tres años.”

“¡…!”

Kamito recordó una sensación como si una hoja afilada estuviera apuñalando su corazón.

Un sudor frío brotó de su frente y goteaba en el suelo.

“¿Kamito y Nee-sama vieron lo mismo?”

Claire frunció el ceño con sorpresa—

Ella lo comprendió al instante.

“…E-Es cierto. Tú fuiste el anterior «más fuerte blade dancer»–”

(…Ahora que lo pienso, Claire ya lo sabía.)

Volteando la mirada, un poco avergonzado, Kamito suspiró en su corazón.

La mirada de Claire hacia Kamito no mostró ningún signo de reprimenda. Aunque Kamito aún tenía algunas dudas, lo más importante ahora era—

(¿…Vi a los «Señores Elementales» hace tres años?)

Tener una audiencia con el «Señor Elemental» era un absoluto tabú incluso para una «Reina».

Sin embargo, hubo una y sólo una excepción.

Esa era, al ganador del «Blade Dance».

El elementalista que obtuvo la victoria tras brutales blade dances fue recompensado con la oportunidad de pedir personalmente su «Deseo» frente a los gobernantes del verdadero santuario. Los «Señores Elementales».

(¡…!)

Latido—Al instante, el cerebro de Kamito sintió una punzada de intenso dolor.

Cada vez que intentaba recordar lo que había sucedido en aquel entonces, sus pensamientos entraban en un estado nubloso.

“… Ese día, probablemente vi lo mismo.”

Recuperándose lo suficiente como para hablar, Kamito negó con la cabeza.

“Pero no tengo todo los recuerdos de ese entonces.”

Lo que existía en la parte más profunda del Verdadero Santuario.

Lo único que recordaba, era la oscuridad que devoró a Restia.

La mirada de Kamito se desvió hacia la espada demonio que tenía en su mano.

(¿Restia, tú lo sabes, no?)

La verdadera identidad de lo que ocasionó la desesperación de la «Reina de la Calamidad».

“Ese día, lo que vi era—”

Justo cuando Restia iba a hablar…

Furiosas llamas salieron de la nada.

“¿¡…Qué!?”

Kamito preparó inmediatamente sus dos espadas. Luego, de repente volteó la mirada hacia Rubia. “¡…Ah, guh…!”

Rubia estaba tirada en el suelo, gimiendo de dolor. Muchas gotas de sudor aparecieron en su frente, mientras aparecían gotas rojas.

“¿¡N-Nee-sama, qué está pasando!?”

Claire extendió su mano hacia Rubia cuando notó sus inusuales síntomas.

“¡Muy caliente!”

Claire gritó en voz baja, tan pronto tocó la sangre que goteaba.

La sangre que fluía de su cuerpo era como lava hirviendo en plena ebullición. “¿Qué… es esto… Nee-sama, en ese lugar, que pasó…?”

Agarrando la manga de Rubia, Claire no pudo evitar contener su respiración.

Había un siniestro sello en forma de serpiente cubriendo su brazo.

(¡Eso es un Sello Maldito de Armamento…!)

“…Parece ser que el momento final ha llegado”

Cuando perdió todo el color de la sangre de su cara, Rubia sonrío de una manera onírica.

“El final…Nee-sama, ¿qué  demonios… está pasando…?”

“Las llamas del purgatorio están exigiendo mi alma.”

De repente, las llamas carmesí que se habían manifestado en el aire, apuntaron sus colmillos hacia Rubia como objetivo.