Slayers (NL)

Volumen 10

Capítulo 1: Buscando Una Espada Mágica Por Todos Lados, Una Vez Más

Parte 1

Silencio…

El silencio reinaba en el ambiente en la oscuridad de unas ruinas que habían caído en el olvido.

Gourry y yo estábamos escondidos, casi habíamos dejado de respirar, y tratábamos de sentir algo.

Sólo el tiempo pasaba en ese silencioso lugar.

Sobre nuestras cabezas había una luz mágica que yo había colocado allí, y sentí que la luz acababa de moverse ligeramente.

Entonces…

¿Habían pasado varios minutos o sólo un segundo? No lo sabía… ¡pero habíamos sentido algo!

-¡Gourry!

Antes de que le llamase, se giró hacia algo que acababa de salir de la pared, sosteniendo su espada en las manos.

-¡Haa!

A la vez que gritaba lanzó una estocada al aire.

Con un suave sonido de viento, su golpe partió en dos el ser que acababa de surgir de la pared… un fantasma.

¡Heeeeeeee!

El fantasma soltó un grito que resonó en mi cabeza y su brumoso y blanquecino cuerpo desapareció en la oscuridad.

-Lo…. ¿lo he matado?

Me preguntó Gourry, aún sosteniendo la espada en sus manos. Asentí.

-¡Sí! ¡Lo conseguí! ¡LO CONSEGUÍ! Contento, levantó la espada sobre su cabeza.

“…Oye, sólo has matado a un fantasma… ¿por qué estás tan contento?” Me dio tanta vergüenza ajena que sólo pude quedarme allí, mirándole.

-Quiero decir que no deberías ponerte tan contento simplemente por matar a un fantasma.

Le dije a Gourry. Tras completar nuestra pequeña tarea estábamos comiendo en un restaurante de una pequeña ciudad.

-Pero, ya sabes, la espada que tenía antes no podía cortar a un fantasma, pero esta vez sí pude. ¿No es genial?

Gourry estaba comiendo pescado frito que le acababan de traer. Suspiré profundamente.

-Oye… Una vez tuviste la Espada de Luz, ¿te acuerdas? ¿O ya te has olvidado de ella?

-… Claro que me acuerdo, no me he olvidado. Sus palabras sonaban vacías.

… Anda que…

— La Espada de Luz–

Entre las espadas legendarias, la Espada de Luz era una de las más famosas. Había

varias historias famosas en las que aparecía, así que la gente normal tenía oportunidades de escuchar canciones al respecto de manos de trovadores aquí y allá. Por eso la Espada de Luz era famosa no sólo para los hechiceros, sino para todo tipo de gente.

A decir verdad, Gourry había sido el dueño de la Espada de Luz, pero hubo algunas complicaciones y la espada se había perdido. Debido a eso, Gourry y yo viajamos buscando una nueva espada mágica.

Si piensas que una buena espada ordinaria es suficiente, eres demasiado optimista.

Hay varios seres que no pueden ser aniquilados por una espada ordinaria.

Los fantasmas son débiles, pero los mazoku puros son muy fuertes. Si me enfrentase a un fantasma, podría matarle con un hechizo ofensivo y Gourry podría quedarse sin hacer nada excepto verme recitar el hechizo. Pero si nos enfrentásemos a un mazoku, la situación sería muy diferente.

Hacía unas pocas semanas nos enfrentamos a un mazoku, y Gourry sólo tenía una espada normal. Pude derrotar al mazoku, pero Gourry no pudo hacer nada útil.

Estaba enfadada y nerviosa al respecto, así que le compré una espada mágica barata en una tienda de objetos mágicos en una pequeña ciudad.

Y ese mismo día cogimos un trabajo sin mucha recompensa para derrotar a un fantasma en unas ruinas. Normalmente no tomamos ese tipo de trabajos, pero lo hicimos para probar la espada mágica.

-Escúchame atentamente, Gourry.

Cogí el tenedor con mis dedos y lo moví ante sus ojos sin rumbo fijo.

-Puedes cortar a un fantasma con esa espada. Pero es una espada normal, afilada, bañada en una capa de plata y reforzada con amuletos. Eso es todo. Además, como con cualquier espada, si la usas de mala manera, se puede romper.

-… Ya veo.

Gourry dejó de mover sus cubiertos, miró hacia la espada que reposaba sobre la mesa, y dijo.

-Es una espada barata, ¿no?

-¡Pues sí! ¡Es barata, es verdad! Pero, ¿recuerdas quién pagó por ella? … Es barata para una espada mágica, ¡pero aún así es un objeto mágico! ¡Podrías comprar diez espadas ordinarias por el precio de esta!

-Entonces es cara.

-¡Eso es! Ahora que lo sabes, ten cuidado cuando la uses. Tienes que entender que es una espada normal, ¿entendido?

-Hmmmmmm…

Murmuró, mientras se arrascaba la cabeza.

-… Oye, Gourry, si te atreves a decir “no te he escuchado”, o “te escuchaba, pero lo he olvidado” te vas a enterar.

-Sí, te he oído y me acuerdo. No puedo cortar un hechizo mágico o a un mazoku con esta espada, y si la uso de mala manera, se puede romper, ¿verdad?

“¡Vaya! ¡Es raro que Gourry ponga atención cuando le hablo!”

-Eso es. Pero entonces, ¿por qué murmurabas?

-Bueno, entiendo lo que dices, pero no estoy seguro de que me acordaré cuando tenga que luchar otra vez.

-¡¿Qué no estás seguro?! ¡Tienes que acordarte!

Grité a Gourry mientras metía mi tenedor en el pollo asado en mi plato, me lo metía en la boca, lo masticaba y me lo tragaba.

-¡Esta espada es provisional hasta que encontremos una mejor! ¡Trátala bien!

¿Entendido?

-Que sí… que sí…

Parecía que le estaba agobiando, pero asintió mientras sujetaba una gamba en su tenedor.

“Por favor, no creas que soy una criticona. Esa espada es bastante cara. Cuando encontremos una mejor la venderemos como una espada de segunda mano. Una espada mágica puede venderse a un buen precio incluso si es de segunda mano, pero si trato de vender un talismán que ha sido sacado de una espada rota, conseguiré mucho menos.”

-… Oye, Lina, dices que encontraremos una espada mágica mejor pero, ¿es así de fácil? Hemos estado buscando una durante meses, y hasta ahora sólo hemos encontrado espadas falsas o historias inventadas.

-…En realidad no es fácil. No espero encontrar espadas así por todos lados, pero algún día encontraremos una. Es lo que creo y por eso sigo buscándola. Siempre hay una posibilidad.

Esas últimas palabras me las dijo una vez un dragón dorado. Me tomé mi té caliente de hierbas.

***

¡BANG!

Ese sonido me despertó en mitad de la noche, mientras estaba en mi habitación del hostal.

“¿…Qué?”

Mientras aún estaba en la cama, traté de afinar el oído. Sólo podía escuchar el sonido del viento fuera de la ventana, y el canto de los insectos.

“… ¿Ha sido mi imaginación?” Pero en cuanto pensé eso.

¡Bang! ¡Bang!

Los ruidos venían de la habitación contigua donde se encontraba Gourry. No era el sonido de alguien cayéndose de la cama, sino de lucha.

Sin decir una palabra retiré el edredón, cogí mi espada corta y salí corriendo de mi habitación. Estaba en pijama y no llevaba ninguna protección.

Me paré ante la puerta de la habitación de Gourry y dije:

-¿Qué ocurre, Gourry?

-Ey, Lina, tengo un invitado.

Dijo con su voz despreocupada habitual. “¿…Qué? ¿Un invitado?”

-Entra, la puerta está abierta. “…”

Tras la invitación, abrí la puerta.

La habitación era pequeña, y estaba alumbrada por la luz anaranjada de una lámpara. Podía oler el sebo ardiendo.

En la habitación estaba Gourry, de pie, y un extraño hombre inconsciente tumbado en el suelo.

-Hola, Lina.

Levantando la mano, Gourry me saludó a la entrada.

-… Hola… ¿este es…?

Golpeé la cabeza del hombre en el suelo con la punta de la vaina de mi espada corta.

-… Un ladrón… ¿verdad?

-Sí, exactamente.

-Viendo la situación y la cara del hombre, no se me ocurre otra respuesta… Revisé las posesiones del ladrón y encontré una cuerda con la que le até las manos a su espalda.

 Probablemente este tío quería atar a quien se encontrase en la habitación y por eso traía la cuerda, pero su error fue elegir a Gourry como su objetivo. Los sentidos de Gourry son muy agudos, ningún ratero puede robarle nada sin que se de cuenta.

-… Bueno… entonces…

-Uh… gu…

Hice que el ladrón recobrase el sentido, y empezó a abrir los ojos.

-… ¿Qué? ¡…Maldita sea!

Al darse cuenta de lo que le había pasado, el ladrón empezó a forcejear para librarse de la cuerda, pero lo único que conseguía era dar vueltas por el suelo.

-Deja de forcejear, es una pérdida de tiempo.

-… No…

Se detuvo y se quedó mirándome.

-… Bueno, bueno… ¿quieres contarnos tu historia? ¿Por qué elegiste esta habitación y a este hombre como tu objetivo?

– …

El tipo no contestó mi pregunta y miró hacia otro lado.

¿No entiendes por qué le hice esa pregunta? ¿Crees que es mejor entregadle a las autoridades? Entonces eres demasiado blando.

El ladrón buscó su objetivo en una ciudad. Eso significa que el tío sabía de alguna organización a la que podría vender lo que robase.

“Si pudiera conseguir información sobre la localización de dicha organización,

¡podría atacarles y conseguir cosas geniales! Podría conseguir una recompensa por reducir al ladrón y además obtener algo de dinero al atacar la organización. Una idea genial.”

-Si no quieres hablar, me ocuparé de que tengas ganas. ¿Entendido?

Tras decir esas palabras, le apunté con mi espada corta, desenvainada. Pero el ladrón seguía calmado.

-… Oh, no… ¿Cómo voy a rendirme ante una chica en pijama? ¡Si te digo lo que quieres saber, mis amigos se van a reír de mí!

“… ¿Qué?

… Tiene razón. Estoy en pijama y no llevo ninguna protección…

… Hmmm, no se puede amenazar como es debido mientras llevas un pijama…

¡Vale!”

-¿Así que dices que una chica en pijama no te da miedo?

-¡Pues claro!

Entonces señalé a Gourry, que estaba junto a mí, y dije:

-¿Y qué me dices de que te haga arrumacos un tío en pijama?

-¡Nooooooo!

El ladrón se puso a gritar. Mi amenaza surtía efecto.

… Podía ver que Gourry tenía la cara torcida y me miraba como si quisiera decir algo, pero me daba igual.

-Ey… oye… por favor no me digas que a ese…

El ladrón lanzó una mirada a Gourry. Había miedo en sus ojos.

-¿Le gustan los tíos?

-Sí, le gustan. –Respondí claramente.

-¡…Oye!

Gourry trataba de quejarse, pero me seguía dando igual.

-¡Vale! ¡Vale! ¡Te diré lo que quieras saber! Pero, por favor, ¡no dejes que me haga nada! ¡Por favor!

El ladrón estaba casi llorando.

“… Vaya, ¿tiene algún mal recuerdo o un trauma?”

No importaba, al fin tenía la oportunidad de conseguir la información.

-Primero, quiero saber por qué nos escogiste como tus objetivos. No quiero una respuesta tipo “por casualidad” o “por accidente”. Si me dices algo así…

-¡No! ¡No lo haré! ¡En serio! ¡Por favor!

De nuevo, el ladrón miró a Gourry con miedo en los ojos.

-…Os escuché hablar en el restaurante… Tú decías que él tenía una espada mágica… Así que pensé que si podía robarla y venderla, conseguiría mucho dinero…

-Ya veo. Entonces estás diciendo que conoces a alguien que compraría una espada robada a un buen precio.

-Bueno, no es eso exactamente… Sólo he oído acerca de una persona… El ladrón arrastraba las palabras.

-Oye, ¿qué quieres decir? ¿Qué has oído?

– …

El tipo se calló durante un momento, y dijo:

-Vale, hablaré, pero a cambio de la información, quiero pedirte un favor.

¿Aceptas mi trato?

-¿Tu trato?

-Escucha. Cuando te cuente acerca del comprador, estaré delatando a uno de los nuestros, ya sabes. Si se enteran de que te lo he contado, me expulsarán… En el peor de los casos podrían matarme. Cuando investiguen al comprador después de que me entregues a las autoridades, sabrán que fui yo quien lo contó todo. Por lo tanto quiero que no me entregues después de que te de la información. Ese es el trato.

-Quieres decir que te deje ir, ¿correcto?

-…Eh… sí… Te gusta dejar las cosas claras… ¡Si me dejas ir, dejaré aquí todo mi dinero!

Tras proponerme el trato, se quedó mirándome para ver cómo reaccionaba ante sus palabras.

“… Déjame pensar. No me gusta la idea de aceptar semejante trato, pero si me niego en redondo, no soltará nada sobre el comprador, y eso tampoco me gusta.

… ¡Ya sé!”

-Ya veo. Me lo pensaré.

-¡¿En serio?!

– ¡¿Qué?!

De nuevo ignoré a Gourry y presioné al ladrón.

-Ahora dime lo que quiero saber sobre ese comprador.

-… Bueno… Hay un tipo al que conozco, y era pobre. Pero hace poco nos invitó a cerveza. Le pregunté cómo había conseguido, y me contó su historia. Consiguió una espada mágica por casualidad, y se la había vendido a alguien que le había pagado un buen dinero por ella… Esa es toda la historia.

-¿Alguien? ¿Quién?

-Vale, te lo diré. Hay una ciudad llamada Solaria al oeste de esta ciudad, ¿la conoces?

-Sí, la conozco, Solaria es una de las ciudades más grandes de esta zona. No conocía la ciudad en detalle, pero sí conocía el nombre.

-La ciudad tiene un castillo en el centro, cuyo dueño es lord Langmayer, el señor feudal de esta zona.

-Vaya, parece una historia larga.

-No, no lo es. Respondió el ladrón.

-A decir verdad, el comprador es el mismísimo lord Langmayer. Dicen que está deseoso de comprar todas las espadas mágicas de por aquí.

-¿El señor feudal compra las armas mágicas? ¿En serio?

-No estoy seguro, pero es lo que me dijo ese tipo. Eso es todo, una historia bastante corta, ¿verdad?

“… Hmmm.”

Conocía muy bien ese tipo de historias.

Cuando un hombre quiere reunir espadas mágicas tiene que ser rico o un ladrón. Dicen que los hombres con poder, es decir, generales o señores feudales, tienden a tener aficiones como la de coleccionar artilugios mágicos.

Pero, si el ladrón estaba en la cierto, mi plan de dejar sin conocimiento al comprador para conseguir una espada mágica para Gourry se iba al garete. Si lo hacía, acabaríamos siendo perseguidos como ladrones.

“… Entonces, me quedo con el plan B…”

-… ¡Oye, oye! Me crees, ¿verdad? Te he dicho la verdad, así que, ¡por favor, déjame ir!

Cuando me lo pidió el ladrón, incliné la cabeza un poco, me crucé de brazos y dije:

-… Bueno… Si te liberase, atacarías a otra persona, o intentarías entrar en nuestras habitaciones otra vez… Así que es mejor que te entregue.

-¡No puede ser! ¡Espera un momento! La cara del ladrón se puso roja.

-¡Mentirosa! ¡Me prometiste que me dejarías ir si te decía la verdad!

-Te vendría bien escuchar más atentamente. Puse mi dedo índice en frente de su cara.

-Dije que “me lo pensaría”. Lo he pensado y estoy convencida de entregarte a las autoridades. Eso es todo.

-¡Mierda! ¡Me has engañado!

-No, no te he engañado, y lo sabes.

Le dije, con una hermosa sonrisa.

-¡Zorra! ¡Demonio! ¡Estafadora!

El ladrón se esforzaba en insultarme, pero yo sólo le miraba fríamente.

-Di lo que quieras, pero unos insultos tan infantiles no van a conseguir nada. Sólo consigues quedar como un tonto.

-¿Qué? … Entonces… ¡Enana! ¡Tetiplana! ¡Delgaducha!

¡¡¡…!!!!

“… Oh… eso ya me está provocando…

Pero si me enfado por sus palabras le estaré dando una alegría, lo sé. Pensará que me ha ganado esta batalla.

Es mejor que permanezca tranquila. Mientras le siga ignorando, se sentirá cada vez peor.”

Me tuve que contener para no lanzarle un Fire Ball o algo así, y dije:

-¿Eso es lo peor que puedes hacer? Creo que son insultos muy pobres.

-¿…Qué? … Hmmm…

Mi todo era tan frío como el hielo, el ladrón se quedó callado y su cara se puso roja.

“… ¡Victoria!”

En mi mente me estaba riendo, pero en ese momento.

-… De acuerdo…

El tipo torció los labios para hacer una sonrisa más maliciosa.

-… Si quieres oír mi peor insulto… ¡te lo diré! Cuando se lo dije a uno de mis amigos la última vez, dejó de hablarme para siempre. ¡Así que tiene que ser el peor insulto de la historia!

-Suena interesante. Inténtalo.

-Eres…

Miré hacia el ladrón, que me devolvía la mirada fijamente.

-¡Eres peor que Lina Inverse!

¡SNAP!

-¡¿Qué has dicho?! ¡¿Qué quieres decir?!

-¡Noooooo! ¡Ya te has enfadado! ¡Fuiste tú la que me pediste que te lo dijera!

-¡Vamos Lina! ¡Cálmate! ¡No vayas a lanzar un Drag Slave aquí!

Las voces del ladrón y Gourry, junto a la mía, resonaron en todo el hostal.

***

-… Hmmm, pensaba que nos darían una recompensa mejor… Susurré mientras miraba un pequeño saco de cuero.

Entregué al ladrón al que capturé la noche anterior a las autoridades y me dieron algo de dinero.

Ya habían atrapado al ladrón en otras ocasiones, y el oficial me explicó que robaba constantemente. Aún así me dieron cinco monedas de plata.

“…Sé que el ladrón no era un criminal despiadado… Y sé que los oficiales no dan demasiado dinero a los buenos samaritanos… Aún así, cinco monedas de plata era mucho menos de lo que esperaba…”

-Parece que si quiero conseguir mucho dinero, tengo que atacar a los ladrones y pillar los objetos valiosos que tengan en sus escondites.

Me quejé mientras caminábamos por la calle.

-Pero es mejor que no tener dinero. –Dijo Gourry.

-Sí, eso sí… ya lo sé… pero… ¡Ya está! ¡Vamos a Solaria y consigamos una o dos espadas mágicas del señor Feudal!

-¡Espera un momento, Lina!

-¿…Qué pasa?

-¡No lo hagas por favor! ¡Piensa en otra cosa! ¿Es que no te das cuenta de lo que dices? ¡Si atacas al señor feudal con un hechizo ofensivo o le robas sus cosas, acabaremos en la lista de los más buscados!

… Oh, no…

Disgustada por el comentario de Gourry, suspiré profundamente.

-¡Oye! ¿Por qué crees que voy a hacer algo tan violento?

-Porque es lo que haces siempre… Eh… bueno. Me he equivocado, por favor sigue contando tu idea.

Dijo Gourry moviendo las manos, al darse cuenta de la rabia en mis ojos.

-No quiero estar entre los más buscados. Tengo un plan para negociar con el señor feudal democráticamente. Le diré “si no quieres que le diga al rey que estás robando armas robadas, danos una o dos espadas mágicas”. ¿Lo entiendes ahora?

-¿Cómo puedes decir que eso es democrático?

-¡En mi ciudad natal lo llamarían así!

-¿Qué tipo de ciudad natal es esa?

-Deja mi ciudad natal en paz. El ladrón podría habernos mentido, así que no haré nada hasta no tener pruebas… ¡No es momento de ponerse a charlar, sino de actuar!

¡Vamos a Solaria!

***