Jinrou E No Tensei Maou no Fukukan (NL)

Volumen 10: El Reino del Dios de la Guerra 

Capitulo 10: Dos Conflictos Consecutivos

Parte 8

El día antes de mi partida fui a visitar a Mao, que acababa de regresar a Meraldia.

“¿Supongo que estás aquí para pedirme que te acompañe?” preguntó Mao con una sonrisa irónica y negué con la cabeza.

“Me imagino que estás demasiado ocupado para venir conmigo en este momento.”

Mao era uno de mis vínculos más importantes con Wa. Podría hacer que me entregara mensajes y documentos que no quería que permanecieran en los registros oficiales. Enviar a un diplomático requería pasar por los canales adecuados, pero Mao era técnicamente solo un ciudadano meraldiano nacido en Wa.

“Va a ser difícil maniobrar en Kuwol, así que he decidido llevar solo a mi escuadrón de hombres lobo conmigo. Si algo les pasa a nuestros barcos, estaremos varados en ese continente, así que no quiero llevarme a demasiadas personas importantes.”

“Ah, ya veo.”

¿Por qué te ves tan triste por eso? Pasando a la razón de mi visita, dije, “Vine aquí hoy para preguntar si estarías dispuesto a venderme algunas de tus existencias de piedras preciosas de Rolmund.”

“Con mucho gusto.”

Cuando Mao fue conmigo a Rolmund, compró una tonelada de minerales y joyas. Había podido comprarlos baratos allí, pero aquí eran lo suficientemente raros como para valer una fortuna. Como resultado, había hecho una fortuna.

“Idealmente, me gustaría las joyas que no se pueden extraer en Kuwol. No tienen que ser de una calidad excepcionalmente alta ni nada por el estilo. De hecho, incluso las joyas meraldianas funcionarán. Sin embargo, imagino que los mercados de Kuwol ya tienen un suministro decente de joyería meraldiana.”

“Ya veo lo que buscas”, dijo Mao con una sonrisa. Llamó a uno de sus sirvientes y les pidió que fueran a buscar una caja de su almacén.

“Esta es una gema escamosa de Rolmund. No puedes encontrarlas en ningún lugar de Meraldia o Kuwol. Tampoco hay ninguna en Wa, por lo que es una joya de gran valor.”

Mao abrió la caja para mostrarme una piedra aguamarina que relucía sin brillo. Había rayas en su coloración, como una malaquita o un ágata, pero los patrones eran más complejos. Supongo que si entrecierras los ojos lo suficiente, parece una especie de escama.

Mao agregó, “Se puede encontrar en todas partes en Rolmund e incluso los plebeyos lo usan para decorar su ropa. Sin embargo, se vende por cincuenta veces más en Meraldia.”

Santo cielo.

“Tú, sinvergüenza”, dije con una sonrisa de complicidad.

“Oh, por favor. Nadie había oído hablar de esta piedra antes de que yo la introdujera a Meraldia. Podría incluso haber cobrado cien veces más.”

Mao tomó mis palabras como un cumplido y sonrió con orgullo. Pero aunque respetaba su espíritu mercantil, se estaba pasando un poco de la raya aquí. Puede que tenga que bajarle los humos.

“Sigues comprando joyas de los comerciantes de Rolmund, ¿no es así?”

Mao frunció el ceño y respondió, “¿Qué te da esa idea?”

“Belken me dijo que los soldados que custodiaban el túnel en Krauhen de repente comenzaron a usar ropa elegante y a gastar grandes cantidades de dinero.”

El túnel de Krauhen conectaba con Rolmund. La primera vez que me infiltré en Krauhen, Mao había sobornado a los soldados que custodiaban ese túnel. Cuando Belken me dijo que misteriosamente tenían en sus manos una gran cantidad de dinero, mi primer sospechoso fue, por supuesto, Mao.

Le sonreí y dije, “Como miembro del Consejo de la Mancomunidad, estoy obligado a decirle a Belken lo que sé.”

“E-Espera un segundo. Si esos soldados son castigados, mi reputación se verá empañada. Te daré tantas gemas como quieras, así que por favor no se lo digas.”

“No, pagaré al menos por ellas. Pero es mejor que dejes los sobornos.”

“¡¿Tengo que hacerlo?!”

Mira, tú eres el culpable aquí. Este no era un problema solo con Mao; la mayoría de los meraldianos tenían poco respeto por la ley, razón por la cual había podido sobornar a esos soldados con tanta facilidad.

Sin embargo, estaba acostumbrado a la falta de corrupción de Japón, por lo que mis decisiones probablemente les parecían despiadadas a los meraldianos. Los sobornos también eran algo común en Rolmund y Wa, por lo que realmente era un problema mundial. Sin embargo, si no rectificábamos esta tendencia, tendríamos enormes problemas más adelante.

“Por cierto, el nombre gema escamosa probablemente no impresionará a los lugareños. Al traducir el nombre al kuwolese, probablemente deberías convertirlo en algo así como ‘gema de escamas de dragón’.”

“Oh, eso no es una mala idea.”

Era importante tener un nombre impresionante para tu mercancía. Suspirando, Mao empezó a examinar su caja de gemas escamosas.

“Tienes razón, todavía estoy en contacto con Jivanki del gremio de mineros de Rolmund. Compro todo el mineral de desecho y las joyas rotas que él no puede vender en Rolmund. Las gemas escamosas con patrones irregulares son básicamente inútiles allí.”

Oh, ese es el tipo que conocí cuando Parker convocó a su ejército de esqueletos en la capital, ¿no es así?

“Las gemas son pequeñas, ligeras y no se estropean. A los nobles también les encanta gestionar sus activos en joyas y son una moneda conveniente para realizar transacciones ilegales a gran escala.”

“¿Es eso realmente algo que deberías decirle al vicecomandante de la Señora Demonio?”

Estrictamente hablando, comerciar con Rolmund como ciudadano privado no era ilegal, pero si seguía contándome todo esto, tarde o temprano lo sorprendería haciendo algo realmente turbio. Le prometí a Mao que le traería algunas de las piedras preciosas de Kuwol y luego regresé a mi oficina. También le pedí que me enseñara las rutas comerciales que estaba usando en Rolmund en caso de que las necesitara. Menos mal que tengo amigos tan malvados.

Podría haber tomado dinero de las arcas del consejo para financiar mi expedición, pero luego tendría que justificarme ante Airia más tarde.

Fue solo ahora que ella era la Señora Demonio que me di cuenta de la bendición que había sido que los Señores Demonio anteriores a ella no se preocuparan por la economía. Bueno, no había sido una bendición para la nación, sino una bendición para mí. De cualquier manera, gracias a la contribución de Mao, ahora tenía un cofre de guerra para mi campaña en Kuwol. Costaba un ojo de la cara alimentar a un escuadrón de hombres lobo, así que definitivamente necesitaba el dinero.

Encargué a la unidad recién formada de Caballeros Demoníacos que protegiera Ryunheit mientras no estábamos. No eran tan fuertes como mis hombres lobo, pero estaban entre los mejores soldados humanos de Meraldia. Airia estaría a salvo en sus manos, sobre todo porque estaban bajo su mando directo.

Ahora podría tomar a todo mi escuadrón de hombres lobo sin preocuparme por las defensas de Ryunheit. Hombre, todo es mucho menos estresante cuando no estás crónicamente falto de personal. Definitivamente necesitamos gastar más en entrenar burócratas y soldados. La empresa para la que trabajé en mi vida anterior tuvo un final espantoso precisamente porque no hicieron eso.

***

A la mañana siguiente, nos reunimos todos frente a Airia para que pudiera despedirnos. Estaba flanqueada por sus criadas y un pelotón de Caballeros Demoníacos estaba detrás de ella.

“Su Majestad, yo, su humilde vicecomandante, ahora me dirigiré a Kuwol con mis cincuenta y seis hombres lobo y restableceré el orden en la nación.”

Saludé y los hombres lobo detrás de mí hicieron lo mismo.

Ella asintió y respondió, “Rezo para que tengan un buen viaje.”

Las náuseas matutinas de Airia acababan de empezar a pasar y su estómago aún no estaba abultado. De un vistazo, era difícil saber que estaba embarazada. Quería representar esa escena cliché de poner una mano en su estómago y comentar cómo estaba el bebé, pero parecía que todavía no podría hacerlo. ¿Por qué tuviste que empezar una guerra civil, estúpido rey? Finalmente tengo la oportunidad de ser padre en esta vida y me estás obligando a ir a salvarte el culo.

Airia debe haber leído mis pensamientos ya que sonrió torpemente y dijo, “Cuanto antes resuelvas esta crisis, antes podrás volver a casa, ¿verdad?”

Ella estaba absolutamente en lo cierto. Necesitaba dejar atrás mis sentimientos personales y concentrarme en ayudar al rey para poder volver a casa. Sonrojándome, asentí y le dije, “Es como dices. Me esforzaré por regresar lo antes posible.”

Preocupada, Airia agregó, “Quiero que vuelvas a casa pronto, pero no hagas nada imprudente.”

“No lo haré. Lo prometo.”

“¿Por qué no me tranquiliza eso?”

Algunos de los hombres lobo se rieron disimuladamente detrás de mí y luché por mantener la cara seria.

“Muy bien, prometo que al menos regresaré de una pieza, como siempre lo he hecho.”

“¡Eso solo me preocupa más!”

Las risas detrás de mí se hicieron más fuertes. Me rasqué la cabeza con torpeza y susurré para que solo Airia pudiera escuchar, “No te preocupes, no moriré y dejaré a mi hijo sin padre.”

“Mmmm… Está bien, te creeré.”

Airia me sonrió tímidamente y esta vez sus criadas comenzaron a reír. Realmente desearía que tuvieras más fe en mí, Airia.

***

—El Lamento de la Señora Demonio—

Ha pasado medio mes desde que Veight se fue. Debería estar llegando a Kuwol ahora, lo que significa que debería tener noticias suyas en unas pocas semanas. Si no escribe, lo pagará muy caro cuando regrese.

“Espero que los mares estuvieran en calma durante su viaje…”

Me sentía un poco mejor de lo habitual hoy. Mis náuseas matutinas habían desaparecido por completo desde hace unos días y recé para que permanecieran así. Ahora que finalmente podía pensar con claridad, comencé a procesar el papeleo nuevamente.

Mientras examinaba los documentos, dejé escapar un pequeño suspiro. La tesorería del Consejo de la Mancomunidad sigue en una situación desesperada, como lo estaba antes.

La batalla del Senado con el ejército demoníaco y el siguiente enfrentamiento entre el norte y el sur de Meraldia drenaron nuestra economía considerablemente. Bajamos los impuestos para ayudar a las diversas industrias a recuperarse, pero debido a eso, nos estábamos quedando sin dinero para invertir en infraestructura de la ciudad.

Esto tampoco era lo peor. Para implementar todas las políticas que sugería el ejército demoníaco, necesitábamos expandir su presupuesto considerablemente.

En primer lugar, querían construir escuelas para elevar el nivel de educación promedio de los ciudadanos de Meraldia y capacitar a burócratas habilidosos para ayudar a administrar el gobierno de manera más eficiente. También querían renovar nuestro sistema de salud pública y comenzar a investigar nuevos métodos de tratamiento para enfermedades.

Además, querían dinero para investigación y desarrollo de armas. Por último, querían dinero para establecer nuevas rutas comerciales y buscar nuevas naciones con las que entablar relaciones comerciales. Y querían reformar nuestra moneda y sistema legislativo.

Todos estos eran buenos planes que ayudarían a Meraldia a largo plazo, pero también requerían presupuestos que también agotarían nuestro tesoro a largo plazo.

El hombre detrás de todas estas propuestas era, por supuesto, Veight Von Aindorf, mi esposo. En circunstancias normales, nunca aceptaría asignar fondos para planes a largo plazo, pero sé que mi esposo proviene de un mundo mucho más avanzado que el nuestro. Se crió en una sociedad avanzada y estudió una inmensa cantidad de historia.

Descartó su conocimiento diciendo, “Es como hacer trampa en un examen porque sabes todas las respuestas de antemano, así que no es como si fuera inteligente o algo así”. Sin embargo, independientemente de cómo adquirió este conocimiento, el hecho era que sería indispensable para Meraldia. Él sabía en qué dirección se movería el mundo, lo que nos depararía el futuro y lo que debíamos hacer para prepararnos para las dificultades que eventualmente enfrentaríamos. No le estaba dando un trato preferencial porque lo amaba. Creía sinceramente que, como líder de Meraldia, debía considerar detenidamente sus propuestas.

“Lo que significa que tendré que encontrar mucho dinero.”

Como provenía de una familia de comerciantes, tenía un buen conocimiento de la escala del mercado de Meraldia. No era posible obtener el dinero que necesitábamos solo del mercado nacional.

Por otro lado, los artículos de lujo de Meraldia alcanzaban altos precios en los mercados extranjeros. Además, regularmente teníamos grandes excedentes en nuestras cosechas de granos y un exceso de artesanías de Veira, por lo que también necesitábamos encontrar compradores para esos. Ashley también mencionó que la producción agrícola de Meraldia aumentaría exponencialmente en los próximos años gracias a su investigación.

“Por eso necesitamos a Kuwol…”

Wa producía muchos bienes que queríamos importar, pero era un país demasiado pequeño para servir como mercado de exportación. No importa cómo, necesitábamos un Kuwol estable para poder descargar nuestro excedente de producción.

“Hmmm.”

En algún momento, me di cuenta de que estaba hablando sola en voz alta. Normalmente, Veight estaba cerca para intercambiar ideas, pero ahora mismo estaba a un continente de distancia. Una vez más, él no estaba a mi lado. Froté mi vientre ligeramente protuberante. Esta oficina se sentía tan vacía sin él.

En realidad, no quería dejarlo ir a Kuwol. Desafortunadamente, él era la única persona que comprendía lo vital que era Kuwol para el futuro de Meraldia y cuál era la situación actual en Kuwol. Nadie más podría hacer un trabajo tan bueno.

“Según Veight, ese país está al borde del desastre.”

Archivé mis papeles y saqué un pequeño cuaderno de mi cajón secreto. El cuaderno estaba lleno de notas escritas por los dos.

“Aumenta la producción agrícola -> Se necesitan menos agricultores para alimentar a la población -> Crece el sector industrial.”

“Estandarización -> Industrialización -> Modernización -> Imperialismo.”

“Elevar el nivel de educación promedio -> Aumento de trabajadores calificados.”

Mientras trazaba las letras con mis dedos, pensé en cuando Veight me enseñó sobre su mundo. Fue difícil comprender todo lo que dijo, pero fue la lección más estimulante que jamás haya experimentado.

“Dudo que alguien que viva en la era actual pueda predecir que así es como se desarrollará el futuro.”

No importaba lo que él dijera, seguía pensando que mi esposo era un hombre increíble. Y estaba orgullosa de él. Y era exactamente por eso que quería desesperadamente que regresara sano y salvo. Todo Meraldia lo necesitaba, pero lo más importante es que nuestro hijo por nacer y yo lo necesitábamos.

Miré con tristeza por la ventana que da al sur. “La última vez estuviste al norte de mí, esta vez fuiste al sur.”

Suspiré de nuevo al recordar cuando fue a Rolmund. Ese hombre siempre preocupa a los más cercanos a él. Gomoviroa mencionó eso también y ahora entiendo lo que quiso decir. Realmente es un vicecomandante terrible.

“Normalmente, los vicecomandantes no se dirigen personalmente al frente cada vez que surge un problema…”

Después de que termine esta expedición, nunca más lo dejaré escapar de mis garras. Juro por mi nombre como la tercera Señora Demonio que lo mantendré a mi lado para siempre.

***

Mis hombres no dejaron de bromear sobre Airia durante todo el viaje a Beluza. Al llegar, fui inmediatamente a la mansión de Garsh. Mantuvimos breves nuestras cortesías y el virrey nos llevó rápidamente a la galera que había preparado para el viaje. Después de que todos estuvieron a bordo, le dije adiós a Garsh y le ordené al capitán que zarpara.

“¡Todos están aquí, vámonos!”

“¡Sí, señor! Ya escucharon al jefe. ¡Leven anclas!”

“¡Las velas están listas, capitán!”

“¡Empiecen a remar, cabrones! ¡No holgazaneen o los arrojaré por la borda!”

Los marineros comenzaron a correr de un lado a otro, asegurándose de que todo estuviera en orden. Estaba planeando que mis hombres lobo ayudaran a remar, así el viaje tomaría menos tiempo de lo habitual. Cuanto antes terminara esta estúpida guerra civil, antes podría regresar a casa. Decidir el nombre de mi hijo era una tarea mucho más importante que los problemas de un país extranjero.

En los días que nos tomó llegar a Bahza, les di a mis hombres lobo un curso intensivo de kuwolese. Para cuando llegamos al bullicioso puerto, eran capaces de mantener una conversación sencilla.

Mientras contemplaba la ciudad, les expliqué de manera inconexa, “En kuwolese no lo llaman el ‘río Mejire’. La palabra Mejire significa ‘río grande’ y es el único río grande del país, por lo que es simplemente lo llaman Mejire.”

Para la gente de Kuwol, decir “río Mejire” sonaba como decir montaña Monte Fuji o río Río Nilo. Ellos consideraban que el río era sagrado, así que quería asegurarme de darle el debido respeto en mis conversaciones con ellos. Los meraldianos simplemente lo veían como un río fangoso, pero para la gente de Kuwol, era un rayo de luna líquido que fluía directamente de la luna sagrada.

El kuwolese compartía mucha gramática y vocabulario con el meraldiano, aunque no era tan similar al rolmundiano. El meraldiano y rolmundiano eran tan cercanos como el inglés americano y el británico, pero el kuwolese estaba tan alejado como el francés del inglés.

Requería un poco de práctica, pero aun así era más fácil de aprender que un idioma totalmente ajeno como el árabe. Este mundo era similar a la Tierra, en el sentido de que toda la humanidad compartía un ancestro común. Una vez que las cosas se calmaran, tenía muchas ganas de dedicar un tiempo a investigar la antropología de este mundo.

Archivé esas reflexiones para más tarde y comencé a decirles a mis hombres lobo todas las cosas de las que debían tener cuidado. Los modales y formas de hablar de Kuwol eran muy diferentes de los de Meraldia.

“Cuando se presenten a alguien, tienen que darles también el nombre de su padre. Hay algunos meraldianos del sur que también hacen eso, así que imagino que están familiarizado con la idea.”

Muchas culturas parecían tener la costumbre de mencionar los nombres de tus padres al presentarte. En comunidades muy unidas, la mayoría de las personas se conocían por poderes, por lo que mencionar a sus familiares ayudaba a establecer esa conexión.

“Hay algunas otras cosas menores que la gente hace de manera diferente aquí, así que si no saben qué hacer, pregúntenme a mí o a los hombres de Grizz al respecto.”

“Lo que tú digas, jefe”, respondió Monza con pereza.

“Realmente no entiendo lo que estás diciendo, pero claro”, dijo Nibert con una mirada confusa en su rostro. ¿Estos chicos realmente estarán bien?

El puerto de Bahza tenía una atmósfera muy diferente a la de Beluza o Lotz.

“¿Soy solo yo o este lugar es un poco lúgubre?” murmuró Jerrick.

“Creo que podría ser porque el puerto está orientado al norte”, respondí pensativo.

Todos los puertos de Meraldia estaban orientados hacia el sur, por lo que recibían mucho sol durante todo el día. Mientras tanto, el puerto de Bahza estaba orientado hacia el norte y los edificios altos bloqueaban mucha luz solar. Le daba al muelle un aspecto bastante desolado.

“Pensé que una nación del sur sería mucho más animada, pero…” Fahn se acalló decepcionada y todos asentimos.

Esto definitivamente no era lo que esperábamos. Lo único que cumplió con las expectativas fue el calor. Bahza era significativamente más cálido incluso que Beluza. Era principios de primavera en Meraldia, pero aquí parecía verano. La mayoría de los edificios estaban hechos de ladrillo y pintados de blanco para mantenerlos frescos. La madera era un recurso escaso en Kuwol y se usaba principalmente para construir barcos y puertos.

Un guía se acercó a nosotros en un bote pequeño y dirigió al capitán hacia un muelle que el gobernante de Bahza había reservado para los barcos meraldianos. Al desembarcar, nos encontramos con una pequeña anciana esperándonos en el muelle, con un vestido de cáñamo estilo Kuwol. Nos habló en un meraldiano sorprendentemente fluido.

“Vaya, ciertamente trajiste un buen séquito. ¿Supongo que eres lord Veight?”

“Sí, lo soy. ¿Quién eres?”

La anciana sonrió y se tapó la boca con la mano.

“Oh, mis disculpas, olvidé presentarme. Rara vez tengo que hacerlo, ¿sabes?”

La mujer enderezó la espalda y dijo con voz autoritaria, “Soy descendiente del linaje de Shamar, hija de Mafdan, Birakoya.”

Reconocí ese nombre. Esta mujer era la gobernante de Bahza.

“Siento mucho no haberla reconocido inmediatamente, lord Bahza. Permítame presentarme correctamente. Soy Veight Von Aindorf, un consejero meraldiano. ¡Eh, chicos, arrodíllense!”

En Kuwol era costumbre arrodillarse sobre la rodilla derecha al saludar a un noble. Empecé a arrodillarme también, pero Birakoya levantó una mano para detenerme.

“Oh no, no hay necesidad de eso. Eres el marido de la reina de Meraldia, ¿no es así? Si es así, me superas con creces.”

Sonriendo, Birakoya se arrodilló y se inclinó ante mí.

“Como representante de la coalición de nobles costeros, te doy la bienvenida a Kuwol, lord Veight. No dudes en llamarme abuela Birakoya.”

“¡Nunca podría hacer algo tan grosero!”

“Es como me llaman todos los niños de Bahza. Pero si prefieres no hacerlo, no te obligaré.”

Birakoya ciertamente se comportaba como una anciana amigable, por lo que no me sorprendería si sus súbditos realmente la llamaban así. Honestamente, me recordó un poco a la Maestra. Por supuesto, era posible que su comportamiento amistoso fuera solo un acto para hacer que yo también bajara la guardia. Necesito estar alerta.