Maou no Ore ga Dorei Elf wo Yome ni Shitanda ga

Volumen 12

Epilogo: Gran Pena

“Heh heh heh… Zagan realmente es despiadado”.

Bifrons se tambaleó por un callejón sucio. Faltaba su brazo derecho. No podían permitirse perder el Sello del Archidemonio, por lo que llevaban su mano derecha cortada, pero no podía usarse así.

El Archidemonio lanzó la mano al aire. Un metal parecido a una fibra se estiró de su hombro y conectó la mano cortada a su muñón. Habían utilizado la hechicería para crear un brazo artificial improvisado, pero en el momento en que parecía estable, se cayó de inmediato.

Cortarlo no fue suficiente para bloquearlo por completo, ¿eh…?

Este era un hechizo prohibido que Zagan había desarrollado para ayudar a matar Archidemonios. Bifrons había escapado de la muerte instantánea cortándose inmediatamente el brazo, pero incluso ahora, Fósforo del Cielo estaba subiendo gradualmente por su cuerpo desde la herida abierta. Erosionó todo lo que tocó en un instante, por lo que Bifrons ni siquiera pudo sujetar un brazo artificial a la abertura.

Había sido un error enfrentar a Alshiera justo antes del choque. Si no fuera por eso, Bifrons probablemente no habría sufrido una herida tan profunda.

No, Zagan es obstinado. Nunca dejará ir a alguien a la ligera después de que maten a su pariente.

Bifrons habría sufrido algún tipo de herida de cualquier manera. En realidad, tomar precauciones de antemano contra la intervención de Alshiera podría haber traído el mejor resultado posible. Bifrons podría aguantar unos días. Sin embargo, una vez que la erosión llegara a su corazón, el Archidemonio moriría.

“Hee hee. Así que este es un veneno que puede matar incluso a un Archidemonio, ¿eh…? Realmente planeas matar a los trece Archidemonios por tu cuenta, ¿no es así?”

Este poder podría permitirle a Zagan lograr sus objetivos, pero Bifrons no tenía forma de aprenderlo. Era frustrante, pero no tenían forma de romper este hechizo.

Pero no todavía. Todavía no puedo morir.

El Archidemonio se arrastró por el suelo, persiguiendo las huellas de Nephteros. También se podría llamarla Azazel ahora, pero preferían no hacerlo. Bifrons no podía permitirse el lujo de perderla de vista. Estaba patéticamente sin aliento, siendo devorado lentamente hasta la muerte, pero aún tenían una sonrisa torcida en su rostro. Todo iba bien. Ni una sola cosa había ido en contra de su voluntad. Incluso su propia muerte fue exactamente lo planeado.

“Oh… supongo que hay una cosa que no planeé”.

De nuevo, ¿Cuál era su nombre? ¿Dexia?

Bifrons solo la había considerado uno de los juguetes de Shere Khan, pero había ido tan lejos como para obstruir a Bifrons. Fue como golpear un tesoro que habían enterrado en algún lugar y olvidado. Un mundo en el que todo iba según lo planeado era infinitamente aburrido. Por eso las personas que les mostraban milagros inesperados eran tan hermosas.

Aah, lo entiendo ahora. Amo a la humanidad.

Bifrons encontró sus milagros tan insoportablemente encantadores. Por eso llevarían a la gente a las profundidades de la desesperación para presenciar estos milagros.

Después de trescientos largos años de ser hechicero, finalmente habían encontrado la respuesta. Por eso Bifrons arrastró su cuerpo desmoronado por el suelo. Querían presenciar el milagro definitivo. Querían presenciar la herramienta que habían creado superar sus orígenes y provocar un milagro.

Este Archidemonio era excepcionalmente malvado, pero quizás más puro que cualquier otro. Y con pasos vacilantes, el hechicero que no podía ser identificado ni como niño ni como niña persiguió a su muñeco favorito.

***

“¿Están todos bien? Parece que hubo una gran explosión cerca de la ciudad”, murmuró Furcas, mirando el bosque desde el castillo de Zagan.

Había estado leyendo un grimorio en los archivos, pero al sentir una presencia anormal, salió al pasillo. No podía ver a Lilith ni a los demás, lo que significaba que ya era hora de preparar la cena. Si era posible, Furcas quería ayudar, pero si intentaba entrar a la cocina, la chica sirena lo miraba con una sonrisa espantosa, así que no se atrevía.

¿Quizás ella me odia?

Sin embargo, Furcas no recordaba haber hecho nada para ofenderla. Se cruzó de brazos y lo pensó un poco mientras Kimaris miraba al cielo con una expresión severa.

“Esto es… ¿Azazel?”

Kimaris revisaba a Furcas cada vez que tenía tiempo. Por eso Furcas se había encariñado con él.

Esta es la primera vez que veo a Kimry haciendo una cara tan aterradora…

Parecía más ansioso que enojado. Furcas no entendía las sutilezas de la expresión de Leonin, pero así se sentía. Por eso, a pesar de no saber realmente lo que estaba pasando, intentó animar a Kimaris.

“E-Estará bien. Zagan definitivamente no perderá. Estoy seguro de que protegerá a todos”.

“Sí tienes razón.”

Kimaris sonrió, pero su expresión aún estaba nublada. Sin idea de qué decir ahora, Furcas se inquietó.

“No estoy particularmente preocupado por Sir Zagan y los que están con él”, dijo Kimaris, al ver los disturbios del niño. “Pero siento que la señorita Gremory llega tarde…”

“Gremory es uno de los camaradas de Zagan… ¿verdad?”

Furcas aún tenía que conocerla, pero había escuchado su nombre mencionado varias veces en el contexto de alguien en quien Zagan confiaba profundamente.

“Sí. Ella es mi benefactora. Ella es importante para mí”.

“¡Oh!”

Furcas se preguntó qué quería decir Kimaris con eso, pero antes de que pudiera preguntar, Kimaris le dedicó una sonrisa irónica.

“Ella es para mí lo que la señorita Lilith es para ti”.

“¡E-Entonces debes estar preocupado!” Furcas exclamó, con los ojos muy abiertos por la sorpresa. “Si tan solo pudiéramos contactarla de alguna manera…”

Estaba tan conmovido hasta las lágrimas que casi parecía que esto lo involucraba directamente.

“A pesar de su comportamiento, la señorita Gremory es una hechicera talentosa”, dijo Kimaris con una sonrisa preocupada. “No estoy ni cerca de su nivel. Así que, de verdad, estoy seguro de que todo irá bien”.

Furcas pudo sentir una voluntad de acero detrás de esas palabras.

Aah, si las cosas no estuvieran bien para esta persona, él haría las cosas bien por su cuenta.

Incluso un Archidemonio no podría evitar que lo hiciera. Se estremecía al pensar en eso cuando de repente sintió a alguien detrás de él y se dio la vuelta.

“¿Eh? Usted es… la señorita… Alshiera, ¿verdad?”

La joven que llevaba un muñeco de peluche espeluznante merodeaba por los archivos supuestamente vacíos.

“Sí. Buen día para ti, Furcas. Y para ti también, Kimaris”.

“¿Debo irme?” Kimaris preguntó con una reverencia caballerosa.

“Para nada. Terminaré en un momento”, dijo Alshiera, abriendo mucho los ojos de manera exagerada.

Con eso, se volvió hacia Furcas. Mirarla le hizo sentir una gran pena por alguna razón. Estaba seguro de que se suponía que debía conocerla, pero no lo hizo. Mientras intentaba recordar, ella levantó un dedo.

“Furcas, pensar en el pasado de otra mujer cuando ya tienes la mente fija en alguien no es sincero para un caballero”.

“N-No era mi intención…”

Hizo una mueca al verla adivinar exactamente lo que estaba haciendo.

“Tee hee. Dejemos las bromas ahí. La verdad es que tengo que despedirme de este lugar por un tiempo”.

“¿Eh? ¿Vas a alguna parte?”

“Sí. He provocado la ira del Rey de Ojos Plateados. Me iré muy lejos hasta que recupere los estribos”.

El Rey de Ojos Plateados, Zagan, era un gobernante compasivo, pero una vez enfurecido, no mostró piedad. Furcas lo sabía bien.

“Um, ¿estarás bien?” le preguntó a ella. “No sé qué pasó, pero estoy seguro de que te perdonará si te disculpas. Si quieres, puedo ir contigo”.

Quería consolarla, pero ella simplemente se rio.

“Cierto. Antes de separarme de ti, pensé en darte esto”, dijo, sacando el arma llamada Cazador de Serafín que Furcas había usado una vez dentro de ese sueño. “Este es el Cazador de Serafín Riguroso de combate cuerpo a cuerpo. Creo que ya conoces el potencial destructivo que posee. Solo tiene siete balas, así que ten cuidado con la forma en que usa cada una”.

“¿Qué quieres decir? ¿No es esto realmente importante para ti?”

“Todavía tengo a Mond, así que estaré bien”, respondió Alshiera con una sonrisa, mostrando su Cazador de Serafín negro. “Por favor, protege a Lilith”.

Furcas se quedó atónito en silencio por un momento, luego se golpeó el pecho y gritó: “¡Sí! ¡Déjamelo a mí!”

Al verlo de esa manera, Alshiera le rozó la cabeza afectuosamente.

“¡O-Oye!”

Levantó la voz con nerviosismo, pero extrañamente, no se sentía mal a pesar de que lo trataban como a un niño.

“No te desvíes del camino correcto esta vez, ¿de acuerdo?” ella dijo. “Realmente no lo entiendo, pero está bien”.

“Adiós, entonces”, dijo Alshiera con una sonrisa de alivio. Un segundo después, su cuerpo se convirtió en innumerables murciélagos y desapareció.

***

“Yo. ¿Terminaste con tu recado?”

Asura estaba esperando con Bato fuera de la carretera principal a cierta distancia de Kianoides cuando Alshiera se transformó de nuevo en una niña.

“Ashy… ¿Qué le pasó a tu cuerpo?” Asura preguntó con gravedad.

“Han pasado muchas cosas desde que moriste”, respondió con una sonrisa ambigua.

“Lo siento… no pude cumplir mi promesa”, dijo, abrazando su frío cuerpo de vampiro.

“Siempre me presionaste sin preguntar. No necesitas preocuparte por eso”.

Sin embargo, Alshiera definitivamente se había salvado por sus promesas en ese entonces. Por eso ella lo perdonó.

“Realmente   eres   Lady   Alshiera…   ¿verdad?”   Preguntó   Bato   con incredulidad.

“Sí. La misma que conoces demasiado bien”, respondió ella. El espadachín luego le presentó su Espada Hexagonal. “¿Cuál es el significado de este?” ella preguntó.

“Debo ser juzgado por ti”.

“O-Oye, Bato. ¿Qué pasa?” Asura preguntó con nerviosismo.

“En ese entonces, fui yo quien le propuso a Marchosias que se usara a Zagan como sacrificio”, murmuró Bato.

Un doloroso silencio se extendió a su alrededor. Incluso el viento se detuvo por completo como si la naturaleza se hubiera olvidado de respirar.

“Llamaste a ese tipo hace un momento Zagan, ¿no?” Asura dijo, incapaz de soportar el silencio. “¿Quién es ese?”

Bato permaneció en silencio como si no pudiera decirlo. Sin otra opción, Alshiera respondió por él.

“Zagan es mi—”

Los ojos de Asura se abrieron tanto que parecía que se le iban a caer los ojos.

“¿Eh? ¿Me estás tomando el pelo, verdad…? ¿Tu…? ¿Waaah…?”

El chico cayó de rodillas con los hombros caídos, luciendo bastante lamentable.

“Él es la prueba de que no fui una mujer desafortunada”, dijo Alshiera con una sonrisa. “¿Hay una necesidad de lamentarse así?”

“No, quiero decir… Haaah… Bueno, es mi culpa por levantarme y morir así…”

Después de mirar de reojo a Asura mientras murmuraba para sí mismo para aclarar sus sentimientos, Alshiera se volvió hacia Bato.

“Sé de todo lo que has hecho”.

“¡Entonces—!”

“Entonces ya no hay necesidad de esto”, dijo Alshiera, poniendo su mano en su hombro. “Incluso si no dijeras nada, Marchosias lo habría hecho”.

“Pero aun así no funcionó, ¿verdad? ¿No es por eso que terminaste con ese cuerpo?”

Alshiera miró su propia palma. En la batalla mil años antes, el Rey de Ojos Plateados definitivamente había ganado, pero la guerra no había terminado. El mundo había sido arruinado por la batalla con los serafines. Alguien tenía que ser sacrificado o el mundo habría sido destruido.

Marchosias decidió sacrificar a ese niño para protegerme.

Los mil años de vida de ese Archidemonio fueron mil años de expiación. Por eso había protegido la línea de sangre del Rey de Ojos Plateados y había vigilado a Liucaon. Sin embargo, Alshiera terminó convirtiéndose en un sacrificio, y todo terminó de nuevo donde había comenzado. Pensando en todo eso, no pudo evitar sonreír.

“Probablemente no lo sepas, pero él continuó disculpándose conmigo durante mil años. Honestamente, estoy cansada de escuchar disculpas en este momento”.

El difunto Archidemonio Marchosias había muerto desesperado. No merecía más condena de nadie.

“Entonces, ¿cómo puedo expiar lo que he hecho?” Preguntó Bato.

“Me gustaría que se celebrara el cumpleaños de ese niño”, dijo Alshiera con una sonrisa maliciosa.

“¿Qué quieres decir…?” Preguntó Bato, abriendo los ojos entrecerrados ante la repentina confesión.

“Su cumpleaños se acerca rápidamente en sólo cuatro días. Por eso me gustaría que se celebrara su cumpleaños. Ese es mi único deseo en este momento”, explicó. Todo lo que había hecho era con este propósito. “Mientras trabajes con ese fin, no puedo pedir nada más”.

Esto solo dejó a Bato con una expresión aún más amarga. “Entonces, ¿por qué te separaste de él de esa manera?” preguntó.

Alshiera recordó lo que había ocurrido hace varias horas, durante su conversación final con Zagan que los había llevado a separarse.

***

“La próxima vez, la mataré”, dijo Alshiera después de perder de vista a “Nephteros”.

“¿Crees que lo permitiré?” Preguntó Zagan. “No… así que aquí es donde me despediré”.

Si Zagan había querido salvar a Nephteros, entonces era mejor que matara a Alshiera en ese mismo momento, pero no se movió. Esto no se debió a que sintiera un abismo de poder entre ellos.

¿Estoy dudando? 

Se había quedado en su castillo durante casi medio año y había causado muchos problemas. Sin embargo, a pesar de todo eso, solo le vinieron a la mente recuerdos inútiles cuando apretó el puño. Ayudarla a construir el gran baño, verla de espaldas mientras iba de un lado a otro con Foll y, sobre todo, esa sonrisa desamparada y solitaria que de repente notó que estaba haciendo ahora. Aprovechando su inacción, Alshiera desapareció.

“Maldita sea todo…”

Azazel se había apoderado de Nephteros y había desaparecido… y ahora Alshiera había desaparecido persiguiéndola. Stella y Ginias estaban hechas jirones. Lo había perdido todo a pesar de que sucedía ante sus propios ojos.

No… no todo.

Kuroka y Shax resultaron ilesos, y Lisette y Dexia no habían sido secuestradas. Sobre todo…

“Jefe, eso es suficiente. Richard ha superado lo peor”.

El corazón tejido de maná en el pecho de Richard estaba latiendo. El órgano artificial bombeaba sangre por sus venas y de su boca salían respiraciones superficiales. Zagan le dio un buen golpe a la cabeza de Richard.

“Jefe… está herido, así que dale un respiro…”

“Como si me importara. Todo se ha ido al infierno por su culpa”.

Si simplemente hubiera abandonado a este hombre, tal vez el resultado hubiera sido diferente.

Pero tal vez este tipo pueda traer de vuelta a Nephteros…

Si su muerte había hecho que ella se hundiera en la desesperación, entonces también era su deber sacarla de allí. Ella no estaba completamente perdida todavía.

Sin embargo, la situación empeoraba en algún lugar completamente fuera de la vista de Zagan.

***

“Qué error…” murmuró la hechicera Gremory, su voz no contenía nada de su habitual tono despreocupado.

Era su deber obstruir el transporte de la gran cantidad de mercancías que se enviaban a Shere Khan. No fue una tarea particularmente difícil, ya que todo lo que tenía que hacer era deshacerse de la carga de los vagones en las rutas de transporte de la iglesia sin que nadie se diera cuenta.

Y, sin embargo, Gremory se encontró tendida en un charco de su propia sangre. Un solo hombre se paró frente a ella.

Llevaba una armadura hecha jirones. Era cuestionable cuánto poder quedaba dentro de él, pero definitivamente era Armadura Ungida de la iglesia. Sus ojos estaban hundidos. Ni siquiera estaba claro qué estaba mirando. Su mano derecha tenía una cresta familiar en el dorso: el Sello del Archidemonio. Gremory sabía que las letras dentro simbolizaban los pulmones del Señor Demonio.

“Hak…”

Un dolor ardiente asaltó su pecho. No pudo curar la herida en absoluto. La espada en la mano del hombre había sido bendecida por la iglesia. Incluso si no era tan fuerte como una Espada Sagrada, era difícil curar las heridas infligidas con hechicería.

Sabía quién era incluso cuando lo había visto desde lejos. Se había asegurado de no acercarse pase lo que pase. Sin embargo, a pesar de esto, cuando giró sobre sus talones, ya había sido cortada.

Debo… informar… mi señor…

Gremory trató de tejer su hechicería, pero lo último que vio fue al Arcángel- y-Archidemonio más fuerte levantando su espada por encima de su cabeza.

-FIN DEL VOLUMEN 12-