Saikyou Mahoushi (NL)

Volumen 4

Capitulo 16: Anhelo

Parte 1

Ella tuvo un sueño desde que era joven.

Que algún día, un héroe de cuento de hadas aparecería y la tomaría como su novia.

Los héroes de los cuentos de hadas siempre viajaban en línea recta, inquebrantables e inflexibles, simplemente adhiriéndose a su camino. Sus acciones no siempre tuvieron la intención de salvar a alguien, pero el resultado sería que salvarían la vida de muchos.

El ideal de la niña era el tipo de príncipe que salía directamente de una de estas historias de fantasía.

Pensando en ello ahora, se dio cuenta de que se debía en gran parte a la influencia de su padre. Cuando era joven, él siempre le leía tantos coloridos cuentos antes de acostarse, por lo que, en cierto sentido, era el resultado natural.

Es por eso que la chica siempre buscó refinarse, convertirse en una mejor persona, para que algún día cuando el príncipe llegara… él se volviera en su dirección. Pensó que seguramente un día aparecería un hombre perfecto como su padre.

El nombre de esa chica era Felinella Socalent. Ella era la hija de la ascendente familia noble que estaba tomando el liderazgo de los asaltos de la nación Alpha.Como era la personalidad de su padre, nunca fue estricto con los modales o la etiqueta de un noble, ni con los logros de una mujer. Pero Felinella no se aprovechó de esto, sino que tomó la iniciativa para obtener esas cualidades, probablemente debido a su ideal de cuando era joven. Nada le dio más energía para avanzar que eso.

Ella creía que cuando conociera al hombre que encarnaba sus ideales, ella tendría que ser digna de él. Junto con su fuerte voluntad, tenía el tipo de personalidad en la que se tomaba en serio lo que hacía, lo que finalmente la convirtió en su ser ideal.

Aprendió muchos tipos de habilidades refinadas, como la música y la pintura. Y debido a la influencia de su padre, Felinella se interesó por los caminos de la magia.

Pero, sobre todo, cuestionó cuán atractiva sería una mujer si siempre tuviera que estar protegida. Si ella fuera alguien tan débil como eso… ¿su príncipe ideal la encontraría entre las muchas mujeres del mundo?

Con ese pensamiento corriendo por su cabeza, Felinella ganó experiencia en magia a través de un esfuerzo incansable.

Pasaron varios años, ya que esa creencia la condujo hacia adelante.

A la edad de 11 años, los ideales y las expectativas habían llenado su corazón, y ya había estado luchando por diferenciar entre los sueños y la realidad. Todo lo que había hecho hasta ahora no era inútil, pero como era de esperar, todos en la sociedad noble estaban muy lejos de sus ideales.

Todos habían tenido los valores de nobleza inculcados en ellos desde su nacimiento, y eran bastante similares. A pesar de su estatus y riqueza, ella creía que ninguno de ellos podría convertirse en el héroe de su historia. Solo eran marionetas que cumplían fielmente los deseos de sus padres. Y todo de lo que hablaron fue superficial.

Su creciente decepción la obligó a aceptar finalmente la realidad de que, al final, los cuentos de hadas solo eran hermosos porque eran fantasías. La realidad era mucho más cruda y siniestra.

En algún momento ella aceptó eso como verdad, y llegó a creer que la decepción y el dolor leve en su pecho era algo que vino con ser noble.

Entonces, cuando Vizaist le contó una nueva historia, el sueño de la infancia al que casi había renunciado se recuperó.

Su padre habló de un niño, un año menor que ella, que se había unido a su escuadrón. Se llamaba Alus Reigin.

Cada historia que escuchaba sobre el niño hacía que su corazón latiera, hasta el punto de que rogaría escuchar más cada día. Si no hubiera nuevas historias, ella le pediría que contara una vieja.

Sus logros y su estilo de vida parecían salidos directamente de un libro, a pesar de la dureza de la realidad, y tenía una atracción difícil de resistir por ella, aunque Vizaist probablemente estaba adornando los cuentos hasta cierto punto.

A pesar de eso, Felinella quería saber más sobre Alus. ¿Qué le gustó y qué odió? ¿Qué le molestaba y qué le gustaba?

En poco tiempo, se formó una imagen en su mente que se coloreó en sí misma, y comenzó a tenerlo en alta estima dentro de su corazón de niña. Al escuchar cómo había salvado a su atrevido padre innumerables veces, así como las muchas historias que no podían hacerse públicas, ese chico que no era tan diferente de ella en edad se había convertido en su faro de esperanza.

Pero como resultado, Felinella nunca le pidió a Vizaist nada más que más historias sobre Alus. También le preocupaba si era una mujer digna de él como era ahora. Todo este tiempo había trabajado para refinarse, pero aún sentía que no era suficiente.

Cuando pensó que él ni siquiera se molestaría con ella, comenzó a refinar sus habilidades mágicas aún más, y unos años más tarde se inscribió en el Segundo Instituto Mágico.

Finalmente, después de que había pasado mucho tiempo, le preguntó a Vizaist: “Padre… déjame servir en tu escuadrón. Haré cualquier cosa, incluso tareas, siempre y cuando me acerque un poco más a la cima de los Maestros Mágicos…”

Su pedido realmente preocupaba a Vizaist. Si hubiera estado a cargo de un escuadrón de reconocimiento normal, no sería un problema, pero las misiones con las que se ocupó en ese momento estaban principalmente dentro de Alpha.

No era tanto que fuera peligroso, ya que era un trabajo sombrío. Y había muchas misiones que dudaba que su mente aún joven pudiera manejar.

Sin embargo, al final, Vizaist cedió. Felinella lo había dominado con pasión. Continuó de todo corazón para hacer lo mejor para el día en que conocería a Alus. Después de todo, ella quería ser útil para él, incluso si era a través de las sombras.

Incluso después de que Alus dejó el escuadrón de Mizaist, ella y Vizaist siempre estuvieron allí para hacer las investigaciones preliminares de cualquier misión que Alus recibiera. Y Felinella pudo mantener sus esfuerzos porque siempre podía sentirlo a su lado.

Probablemente fue cuando Felinella desarrolló una atracción por Alus como persona, más que como un ideal en su cabeza. Si bien él no encarnaba los ideales que había tenido de niña, ella se interesó más en él cuanto más aprendía de su persona. Ella quería saber todo lo que había que saber sobre él.

Esto probablemente no fue algo que hubiera sucedido solo porque escuchó historias de su padre. Si no se hubiera interesado en el chico llamado Alus, probablemente habría seguido persiguiendo al príncipe de sus sueños.

Cada vez que Vizaist hablaba de él, siempre agregaba algunos detalles innecesarios. Probablemente lo hizo inconscientemente, pero era su opinión personal de Alus. Y así, la imagen de Felinella de Alus se concretó.

Este Alus estaba lejos de ser un ser humano perfecto. En todo caso, tenía un lado horriblemente frágil. Era un Maestro Mágico imperfecto que mantenía su dolor, manteniendo su posición aislada en la parte superior con una fuerza anormal. Incluso se imaginó a sí misma escuchando el grito de su alma, algo que él nunca diría en voz alta.

En algún momento, Felinella llegó a comprender cómo funcionaba el mundo, y se dio cuenta del entorno irracional en el que se encontraba. Y cuando Vizaist habló de él en un tono pesado, derramó más que unas pocas lágrimas. La historia del Maestro Mágico luchando solo le recordó los muchos finales malos de las historias que había escuchado. Es por eso que Felinella realmente quería estar más cerca de él.

Era consciente de que era estúpido añorar a alguien que ni siquiera había conocido, pero esos eran sus verdaderos sentimientos. De hecho, ella comenzó a decirse a sí misma que sus sentimientos estaban más cerca de lo real porque aún no lo había conocido en persona, y todavía se sentía así.

Una vez ella vio una foto de él en medio de una misión. Sus sentimientos permanecieron sin cambios. De verdad eran reales.

La cara de Alus era inexpresiva, pero tenía una inexplicable tristeza sobre él como si llevara aislamiento y tristeza, haciendo lo que podía por la nación. Para Felinella, parecía la expresión de alguien que no sabía de ninguna felicidad en el mundo.

Mientras ella quería liberarlo de sus cadenas, mientras hacía sus misiones, llegó a comprender que la magia era lo único que podía derrotar a los Fiends y lo valiosos que eran los Maestros Mágicos.

Así de sucio estaba el mundo. Eso era lo mucho que el mundo exigía sacrificio.

Desde entonces, cuando Felinella lo tuvo difícil, se dijo que Alus lo tenía más duro.

Fue entonces cuando el nombre de Alus Reigin dejó de aparecer durante las misiones. Incluso cuando le preguntó a su padre, todo lo que descubrió fue que estaba vivo, pero que todo lo demás era desconocido.

Ella no tenía la compostura de tratar de encontrarse con él, y estaba ansiosa de que él pudiera estar en una situación difícil, y que aún no fuera digna de él.

Esperarlo no era aceptable, pero el paradero de Alus seguía siendo desconocido.

Incluso en su ansiedad, mantuvo sus esfuerzos y llegó al reino de los Tres Dígitos como estudiante.

Cuando terminó el primer año, la llamaron a la oficina de la directora. Había sido elegida como representante para hablar en la ceremonia de bienvenida de los nuevos estudiantes. Por supuesto, fue un honor, y ella aceptó de inmediato. Mientras lo hacía, vio los perfiles de los estudiantes recién matriculados.

Debe haber sido una coincidencia. Pero entre los perfiles, vio el nombre de Alus Reigin.

Su corazón dio un vuelco cuando sintió el destino obrando ante sí.

Después de eso, ella practicó su saludo sin cesar y lo refinó. No podía permitirse el lujo de avergonzarse a sí misma. Haría lo que pudiera para que él la recordara.

Felinella pasó más tiempo practicando su discurso de unos minutos que preparándose para cualquiera de sus exámenes.

Sin embargo…

El foco brillaba sobre ella y se llevó el micrófono a la boca. Poco después de que comenzara el discurso, miró a todos los nuevos estudiantes para encontrarlo.

Ella buscó, pero… su voz alegre disminuyó gradualmente en tono, y una ligera decepción arrojó una sombra sobre su expresión.

Él no estaba allí.

No era como si ella no hubiera podido encontrarlo. En cambio, vio un asiento vacío que estaba convencida de que era el suyo. Una vez que se dio cuenta de esto, su voz vaciló por un instante.

Al final, Felinella cumplió con su deber, como se esperaba de ella. Todavía tenía todo el tiempo del mundo, se dijo. No sabía por qué, pero creía que si él estaba en el Instituto, debía haberse retirado del ejército. Pero no había escuchado nada al respecto de su padre, por lo que no estaba segura.

De repente, recordó algo que él había dicho antes: ahora el Gobernador General tenía la autoridad para dar órdenes a Alus. Vizaist había sonado extrañamente extasiado cuando habló de eso.

Había regresado a casa tarde una noche, completamente borracho, hablando con orgullo de Alus como si hablara de sí mismo. “Finalmente Alus se ha convertido en un dígito único.”

Teniendo eso en cuenta, era probable que su padre no supiera que Alus estaba inscrito en el Instituto. Eventualmente Felinella tendría que decírselo, pero podría esperar un poco más…al menos hasta que pudiera conocer a Alus.

Con ese pensamiento en mente, ese momento llegó un día cuando se paró frente al dormitorio de las chicas.

***

Llegó la mañana.

Felinella Socalent abrió los ojos en su dormitorio. Ella se había despertado con normalidad. Nada había perturbado su sueño, como la luz del sol actuando como alarma. Sus hábitos arraigados la habían despertado automáticamente.

Se levantó de la cama con un bostezo, estirándose como de costumbre. Estos movimientos fueron suficientes para despertarla completamente… por lo general.

En cambio, estaba sentada en la cama como si tratara de evitar que la luz del sol se asomara a través de las cortinas mientras bajaba un poco la cabeza.

Quizás todavía estaba atrapada en un sueño… sin embargo, los restos de sus sentimientos eran demasiado vívidos para un sueño.

Ella recordó sus sentimientos abrumadores y cómo se habían desarrollado. Parecía que los sentimientos que habían estado acechando en lo profundo de su corazón finalmente aparecieron en la superficie. Quizás por eso su corazón comenzó a latir como una alarma.

Ella había terminado de decirlo. Se había escapado de ella bajo la luz de la luna, la noche de ese incidente. Era la primera vez que dejaba en claro que sentía algo por él.

Habían pasado dos días desde entonces, pero no fue hasta ahora que se dio cuenta de lo que había dicho. Era una expresión de determinación de la que no necesitaba avergonzarse, pero Felinella ahora sabía cuánto podría sacudir su corazón.

Hasta ahora, se le habían confesado varias veces… pero ahora que ella era la que confesaría, aprendió lo ansiosa y vacilante que podía estar al hacerlo. Habiendo aprendido cómo se sentía, ahora Felinella quería felicitar el coraje de los muchachos que se le habían confesado.

No pudo retirar lo que dijo. Tendría que aceptar eso. Felinella dejó a un lado su angustia y, tratando de revitalizarse, se dirigió a las duchas.

Fue entonces cuando sonó su licencia que había dejado sobre la mesa para indicar una llamada.

Felinella maldijo su incapacidad para ignorarlo y se dio la vuelta. El tono de llamada sonó varias veces… ella confirmaría a la persona que llamaba, y si era una amiga, simplemente llamaría más tarde.

“¡¡…!! ¿¡Señor Alus!?”

Ahora lo he hecho, pensó para sí misma, sintiendo un dolor de cabeza.

Ya había sonado varias veces. Sabiendo con quién estaba tratando, no sería extraño para él colgar en cualquier momento; ella no podía hacerlo esperar. Con una sensación de pánico, empujó la licencia contra su oreja. “¿Es usted, Señor Alus?”

Su confirmación, después de atender la llamada, no tenía sentido, ya que ya se había asegurado de quién era.

“Ah, no, disculpa. Es Felinella Socalent…”

Su mente daba vueltas en círculos. No fue hasta después de que lo dijo que se dio cuenta de lo inútil que sonaba. Esta era una llamada de licencia a licencia, por lo que era obvio que Alus sabía que era ella en el otro extremo.

Al momento siguiente su cara se puso roja de vergüenza. En su confusión, su discurso incoherente se dirigió hacia el fondo.

“Primero, ¿por qué no te calmas?” Dijo la voz baja de un joven a través de la licencia.

Cuando lo escuchó, Felinella sintió que su corazón daba un vuelco. Después de respirar hondo, fingió compostura, pero sintió que su voz sonaba tan avergonzada como temía, quizá más.

Poniéndose la mano sobre el pecho para calmarse, Felinella volvió a hablar. “… O-Oh, me acabo de despertar, así que por favor no te preocupes por mí. Sí. Estoy muy bien.”

Mientras continuaban hablando, su corazón comenzó a calmarse y sus palabras se volvieron más fluidas. La mano sobre su pecho se movió hacia sus labios, como para ocultar la sonrisa que florecía en su rostro. “Si, entiendo. Entonces, te estaré esperando en la puerta de entrada.”

A partir de ese momento, hasta que Alus colgó, Felinella mantuvo la licencia presionada contra su oreja llena de felicidad.

Después de un cálido suspiro, se apresuró hacia las duchas.