Mahou Sensou (NL)

Volumen 4

Capitulo 3: La Invitación a “Pendragon.”

Parte 6

 

 

Unos días después de la visita que hicieron al cuartel general de Pendragon, Takeshi y Kurumi habían viajado a Tokio en el mundo viviente. Habían ido a comprar algunos regalos, en agradecimiento por los chocolates de San Valentín, aunque tres días después de que pasó el día blanco. Habían comprado malvaviscos en una confitería de Akasaka y ahora estaban en una cafetería cercana.

—Gracias, Takeshi.

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Desde el asiento de enfrente, Kurumi sostenía una adorable bolsita con el logo de una confitería que acababa de recibir de Takeshi.

—No, gracias a ti. —Takeshi sonrió mientras bebía un poco agua— No tenía ni idea de dónde vendían los mejores dulces.

Kurumi se rio.

—Los malvaviscos de aquí son muy ricos. Estoy segura de que a Mui también le gustaran.

—Sí.

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Takeshi miró la otra bolsita que había comprado para Mui como regalo. Después de todo, los chocolates del día de San Valentín que Mui le regaló, fueron probablemente un agradecimiento por ayudar con el asunto de Tsuganashi.

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Después de habérselos dado, Mui no dijo nada, y tampoco quería preguntarle sobre ellos. Era realmente vergonzoso preguntarle si los chocolates que le regalo, fueron solo de cortesía o fue algo más.

Cuando Kurumi vio a Takeshi ponerse pensativo, ella se deprimió.


«No debí haber mencionado a Mui».

Justo entonces, la camarera llegó a tomar sus pedidos, así que cada uno ordenó una pieza de pastel. La camarera se fue y la mesa se quedó en silencio otra vez. Kurumi levantó la mirada y miró a Takeshi, que estaba como ido, mirando por una gran ventana de cristal. Esta vez, él no vestía con su habitual uniforme escolar de todos los días, si no con ropa casual. Había llevado un abrigo negro que colgó en el asiento de al lado.

Ella se emocionó al notar que Takeshi, se veía como todo un hombre adulto ante sus ojos, así que abrió la boca apresuradamente para romper el silencio.

—A-ahora que lo pienso… no habíamos salido juntos últimamente, ¿verdad?

—Sí.

Takeshi asintió y finalmente dirigió su vista hacia Kurumi, pero ella no podía no podía mirarlo directamente, y continuó hablando con la vista hacia abajo.

—Hace mucho, tú y yo, salíamos con Gekkou.

—…

Instantáneamente, Takeshi se quedó en silencio. Kurumi levantó la vista rápidamente y se disculpó por reflejo.

—Ah, lo siento.

—No te preocupes…

Era como si fuera tabú mencionar el nombre de Gekkou. Pero para cuando ella se dio cuenta, ya era demasiado tarde. Al igual que Takeshi, Kurumi también mantuvo la boca cerrada y miró fijamente el espacio vacío de la mesa.

«¿Qué me pasa? No puedo creer que mencionara accidentalmente el nombre de Gekkou. Aah, soy una tonta. ¡Tonta! ¡tonta! ¡tonta!».

Mientras se reprendía a sí misma dentro de su mente, finalmente llegaron sus porciones de pastel y el ambiente entre ambos se suavizó. Colocaron una taza de café y una porción de tarta de manzana delante de Takeshi y un té con una porción pastel de fresa delante de Kurumi.

Mientras veía a Takeshi echando leche en su café, Kurumi decidió hacer una de las preguntas que quería hacer desde anoche. De hecho, la noche anterior, Kurumi no había sido capaz ni de dormir por lo emocionada que estaba de que ella y Takeshi iban a ir a Akasaka al día siguiente, así que había estado pensando en todas las cosas que quería hablar con él. Pero cuando llegó el día, sintió que apenas podía preguntarle algo, y comenzó a hablar disparates.

—Oye…

—¿Hmm?

Mientras Kurumi lo miraba, Takeshi levantó la vista y tomó su tarta de manzana con la mano, y se lo comió de tres bocados inclinando la cabeza hacia atrás. Ella se sorprendió, pero sacudió la cabeza de lado a lado cuando notó que Takeshi la miraba con curiosidad.

—Bueno… me preguntaba qué piensa sobre el futuro.

—¿Qué quieres decir? —Preguntó Takeshi mientras bebía su café.

Kurumi miró su pastel que estaba intacto. Tomó el tenedor y respondió mientras lo insertaba suavemente en la punta de la porción de pastel.

—Me refiero a que… antes solíamos pensar cosas como, ir a la universidad luego de graduarnos de la preparatoria y luego conseguir trabajo en algún lado. Era algo simplón, pero parecíamos tener proyecciones a futuro. Ahora, todo eso parece haber desaparecido.

Luego de decir eso, Kurumi comió su pastel. El aroma dulce y el sabor se extendieron, y se sintió un poco tranquila. Cuando miró a Takeshi, él la miró con mucha seriedad. Parecía como si quisiera que continuara hablando.

—Es como…  como si estuviera en un lugar inestable y no supiera lo que hay por delante… —Contestó Kurumi

Ella estaba preocupada por su futuro ahora que era una maga. Se había convertido en una residente de un mundo diferente el cual nunca había imaginado. Ahora no podía discutir eso con nadie más que con Takeshi, que estaba en la misma situación que ella.

—He estado pensando en unirme a Pendragon, ¿Qué hay de ti, Takeshi?

Mientras preguntaba, Kurumi pensó que la respuesta de Takeshi debería ser también la suya.

«He decidido que voy a estar de acuerdo con lo que sea que Takeshi decida. Incluso si al final elige a Wizard Breath».

—Necesito pensarlo un poco más.

La respuesta de Takeshi fue breve. Pero la expresión de su cara parecía realmente pensativa. Kurumi por su parte, sonrió.

—De acuerdo. No hay necesidad de apresurar las cosas, ¿Verdad?

Elegir la comunidad a la cual unirse, era una decisión que era preferible tomar mientras eran alumnos de la Academia de Magia Subaru.

Mientras Kurumi cortaba su pastel y se lo llevaba a la boca, Takeshi dijo en voz baja:

—Isoshima…

—¿Qué?

Cuando ella quitó sus ojos de su pastel y miró a Takeshi, él desvió la mirada rápidamente cuando sus ojos se encontraron.

—No, no es nada.

Kurumi lo miró fijamente mientas él cruzaba los brazos y mirando hacia un lado. Le llamó la atención el hecho de que intentara decirle algo y luego se reprimiera.

—Oye Takeshi, ¿Qué querías decirme?

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Takeshi levantó las cejas al ver los ojos penetrantes de Kurumi.

—Isoshima… ¿Pasó algo entre tú y aquel sujeto?

—¿Aquel sujeto?

Kurumi lo miró con dudas, sin tener idea de a quién se refería, hasta que Takeshi aclaró el asunto después de unos segundos.

—Oigami…

Kurumi parpadeó sorprendida, preguntó:

—¿Te refieres al Oigami Takao?

—Sí.

Takeshi la miró de reojo de manera hostil.

—Pues… nada. —Murmuró Kurumi.

—¡Mientes! —Replicó Takeshi inmediatamente.

Estaba siendo demasiado directo e insistente, lo cual molestó a Kurumi.

—¡Oye! Él solo estaba enseñándome magia.

Ella contestó con la verdad, pero Takeshi quiso ahondar más en el asunto.

—¿Por qué tenía que ser precisamente él?

Kurumi simplemente se dio la vuelta y dijo:

—Qué importa. Oigami Takao volvió con los Trailers.

Eso también era cierto. Él ya no estaba en la Academia de Magia Subaru. Pero Takeshi miró a Kurumi con una mirada fuerte y dijo:

—Ese tipo es peligroso. No quiero que vuelvas a verte con él.

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—…

Por un momento, Kurumi se preguntó si Takeshi sabía lo del botón.

Antes de que Oigami Takao dejara la Academia de Magia, se aseguró de dejar una manera de reencontrase con ella. Le entregó un botón Concierge de los Trailers a Kurumi, y le dijo que podría usarlo para contactarlo cuando quisiera. De repente, ella miró inconscientemente su bolso. No tenía ninguna intención de usar el botón, pero tampoco podía tirarlo. Siempre lo cargaba con ella y en ese momento, estaba también allí.

—¿Isoshima?

Al escuchar el llamado de Takeshi, Kurumi levantó la vista rápidamente y asintió con toda clarida.

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—Si, sí. Lo que tu digas.

—¿Qué? ¿Estás enojada conmigo?

—No estoy enojada. —Contestó ella, negando con la cabeza luego, apuñaló el pastel con su tenedor con cautela.

—Sé que estás preocupada. Te viste involucrada repentinamente en un mundo que no conocías y no puedes evitar sentirte insegura. —Dijo Takeshi luego de pensarlo detenidamente.

Kurumi escuchó en silencio mientras apretaba los labios. En el fondo, ella deseaba que Takeshi estuviera celoso de Oigami. Sin embargo, lo que estaba en la mente de Takeshi en este momento, era en una de las pesadillas que “Nightmare” le causó. Si ese había sido un sueño premonitorio, entonces significaría que eventualmente alguien iba a hacerle daño a Kurumi. Y ese, podría ser Ogami Takao.

Mirando a Kurumi, que estaba insertando el tenedor en el pastel, Takeshi le aclaró algo mientras apretaba los puños bajo la mesa.

—Pase lo que pase, juro que te protegeré.

—¿Takeshi…?

Kurumi alzó la mirada con sorpresa.

—Sin importar nada…

Al ver la inusual expresión atemorizante que hacía Takeshi delante de ella, Kurumi se quedó paralizada con el tenedor en la mano.

—Oye, ¿Tuviste algún tipo de sueño premonitorio? ¿Fue sobre mí…? —Preguntó Kurumi

De pronto, una sensación fría cayó sobre sus rodillas y la hizo gritar.

—¡Kyah!

—¿Qué pasa?

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Takeshi se sorprendió y se levantó.

—¡Se me cayó el pastel!

Kurumi distorsionó su boca y miró su falda.

—Ah, era solo eso…

—¿Cómo que solo eso? ¿Ahora qué voy a hacer?

Takeshi se sentó de nuevo luego de haberse sobre exaltado, y Kurumi se apresuró a limpiarse la falda con una toalla y un pañuelo.

—No puede ser. Se hizo más grande. Iré al baño a limpiarme.

Aunque eliminó los trozos de encima, la falda, había quedado untada de crema fresca, que pronto se volvió aceitosa y penetró en la tela.  Takeshi miró con bastante alivio como Kurumi se levantó y corrió al lavabo de la parte de trasera de la cafetería. Pero unos minutos más tarde.

—Takeshiiii…

Kurumi apareció de nuevo, acercándose con una cara de tragedia.

—¡I-isoshima! pero qué…

Kurumi se sentó y desplegó el dobladillo de su minifalda color rosa salmón, delante de Takeshi, mostrándole que había quedado toda empapada.

—Logré quitarme la crema, pero ahora estoy toda mojada.

—Tranquila. Ven aquí.

Takeshi le hizo señas a Kurumi para que se acercara más él y sacó un pañuelo de su bolsillo. Con cuidado, lo colocó sobre la falda.

—Lo-lo siento, Takeshi.

—No te preocupes.

Al presionar con fuerza, el pañuelo absorbió inmediatamente el agua y en poco tiempo, éste también se empapó. Pero en ese momento, Takeshi pudo ver a través de la falda mojada y vio algo color rosa debajo de ella.

«¿Eh?»

Unas bragas de color rosa, eran claramente visibles entre sus suaves muslos. Inclusive, los revuelos de los encajes blancos que tenía de adorno, se podían contemplar a plenitud. Takeshi repentinamente desvió la mirada hacia otra parte.

—¡Uwaa!

Kurumi se sorprendió cuando Takeshi levantó la voz e inclinó la cabeza.

—¿Qué pasa, Takeshi?

—¡Na-nada…!

Takeshi se obligó a entregar su pañuelo a Kurumi.

—Parece que un pañuelo no va a ser suficiente. —Dijo apresuradamente mientras miraba hacia otro lado—. Si sigues así, podrías resfriarte. Mejor volvamos a casa.

—¡¿Eeeeh?!

Las palabras de Takeshi fueron recibidas con protestas de Kurumi.

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—¿Qué? Ya conseguimos los malvaviscos que querías, eso es suficiente ¿No?

—Sí, pero todavía no me quiero ir…

Kurumi metió la mano en su bolsillo y agarró un pequeño trozo de papel, donde había anotado una lista de planes para ese día.

—¿Tiene asuntos urgentes? —Preguntó Takeshi.

Kurumi negó con la cabeza.

—No, pero…

Como era de esperar, Takeshi sintió pena por Kurumi, que parecía decepcionada y deprimida, y dijo:

—Saldré contigo en otra ocasión.

—¿¡De verdad!?

Kurumi miró hacia arriba felizmente.

—Sí. Así que, vayamos a casa por hoy.

Tan pronto como Takeshi se levantó de su asiento.

—Si… ¡achuu!

Kurumi estornudó fuerte.

—Toma, ponte mi abrigo.

Takeshi tomó su abrigo que estaba colgado en el asiento, y se lo puso a Kurumi. Aunque todavía era marzo, Kurumi llevaba una minifalda y una chaqueta corta. Pero afortunadamente, el abrigo le llegaba hasta las rodillas y cubría su falda mojada. Aliviado por eso, Takeshi dijo:

—Sería demasiado obvio que usáramos el espejo en el baño que hay aquí, así que vamos a caminar un poco, ¿Está bien?

—Sí.

Kurumi comenzó a caminar de buen humor, llevando puesto el enorme abrigo de Takeshi. De pronto, se dio la vuelta y dijo:

—Takeshi…

—¿Hmm?

—Gracias…

Las palabras de gratitud eran apenas audibles, pero la cara de Takeshi se iluminó. Y una broma salió naturalmente.

—“Oh no me las de… Eso es lo menos que podría hacer por usted, princesa”.

—Cielos…

Kurumi se dio la vuelta sosteniéndose el largo abrigo e hizo un gesto de golpear a Takeshi.

—¡Jajaja!

Takeshi se rio a carcajadas. Era una broma que sólo ellos dos entendían.

Era una línea del guion de una obra de realizaron en la primaria durante un festival escolar, cuando el caballero rescató a la princesa que fue atacada por un monstruo.  A decir verdad, Kurumi quien interpretó a la princesa, olvidó sus líneas ese día, y Takeshi, que interpretaba al caballero, la ayudó desesperadamente como se suponía que debía hacer, así que memorizó las líneas de ambos.

Desde entonces, cuando Kurumi se equivocaba de alguna manera, Takeshi pronunciaba en broma esas líneas. Kurumi se sentía un poco deprimida, pero al salir de la cafetería, la sonrisa volvió a su rostro cuando Takeshi, le ofreció su brazo para que se sujetara de él. La bolsita de malvaviscos que llevaba, era tan ligera como una pluma, pero Kurumi sentía aún más ligero su corazón.

 


DATOS:

[1] El proverbio es “Koketsu Ni Irazunba Koji Wo Ezu”. El equivalente en español de este dicho seria “El que no arriesga no gana” Este es el segundo proverbio o refrán que dice Violet. La vez pasada le dijo a Kippei: “Kaeru no ko wa Kaeru” lo que significa, “el hijo de un sapo es también un sapo”. O sea “De tal palo tal astilla” en aquel capitulo no entendí, pero ahora sé que lo decía porque se enteró de la relación de Takeshi y Youko

[2] El perro de Gekkou no se lo quiso explicar a la hermosa Violet, pero yo se los diré: Como él dijo, los japos suelen expresar la palabra “Tanabota” cuando han tenido suerte inesperadamente. Abreviación de la frase “Tana kara botamochi” un proverbio japonés que se traduce literalmente como: “Del estante cayó el botamochi” El botamochi, es un dulce muy especial y preciado para los japoneses. Se dice que el rojo del azuki (así llaman ellos a los frijoles) ahuyenta a los malos espíritus y es también una ofrenda para Buda. El refrán cuenta que a quien le cae un botamochi encima es una persona muy afortunada.  Es hecho de dos tipos distintos de arroz que se hierve con una pasta de frijoles rojos dulces a la que llaman Anko. De lejos parecerían albóndigas. Son como bolitas de arroz color de frijol. Son prácticamente bolas de casamiento o bolas de gallo pinto si prefieren, pero con sabor dulce. El dulce tiene cuatro nombres distintos dependiendo de la estación del año. Botamochi es el nombre que recibe en primavera. “Yofune” en verano “Ohagi” en otoño y “Hokusou” en invierno

[3] Se refiere a las cartas con un personaje dibujado.

[4] Jet lag es una sensación de malestar, mareos y fatiga que le da a las personas cuando viajan hacia lugares con un uso horario distinto al que pertenecen. cuando la gente viaja a países donde el horario es muy distinto al suyo, les suele pasar eso.

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