Wortenia Senki (NL)

Volumen 5

Capítulo 3: El Líder del Norte

Parte 1

Un solo carro hizo clic contra las losas mientras avanzaba. Finalmente se detuvo frente a la entrada de la finca del Conde Salzberg, ubicada en el lado sur de Epirus. El sol ya se había puesto y la zona estaba iluminada por la luz de las velas.

El carro negro de dos caballos estaba apenas adornado en el exterior con las decoraciones más mínimas. No era descuidado o simple, ya que su exterior era ciertamente pulido y bien mantenido, pero ciertamente no podía ser llamado magnífico.

En una palabra, parecía priorizar la funcionalidad sobre las apariencias. Y francamente hablando, no parecía el tipo de vehículo que un noble pudiera usar. Pero su dueño no se preocupó mucho por eso. Con la tarea de desarrollar la península de Wortenia por delante de él, las apariencias eran lo último que le preocupaba.

“Aquí tiene, señor.”

Mike, que acompañó a Ryoma como conductor del carruaje, le abrió la puerta.

Ryoma se bajó del carruaje y pisó el suelo, volviéndose hacia una fila de sirvientes que inclinaron sus cabezas para saludarlo.

“””Le damos la bienvenida, barón Ryoma Mikoshiba”””.

Se inclinaron en un solo movimiento fluido. Una bienvenida perfecta realizada por los sirvientes de una casa noble. Y como si fueran provocados por sus palabras, dos figuras aparecieron en la puerta de la finca.

“Sea bienvenido, Barón Mikoshiba!” dijo un hombre extendiendo sus manos en un gesto de bienvenida.

Era el amo de esta finca y el gobernante de la ciudad citadel de Epirus, el conde Salzberg. Tenía más de ciento ochenta centímetros de altura, y parecía tener unos treinta años. Con él acercándose a la mediana edad, su instinto empezaba a sobresalir. Pero quizás debido a su papel como gobernante de una ciudad fronteriza, su postura y forma eran claramente las de un guerrero.

He oído que la casa de Salzberg se remonta a la fundación de Rhoadseria, pero al parecer no es sólo un estúpido, tranquilo noble… Por qué está siendo tan cordial conmigo, sin embargo? Me está dando escalofríos…

En términos de título, Salzberg era un conde mientras que Ryoma era un barón – que era dos rangos por encima de Ryoma. Ambos eran nobles de Rhoadseria, cierto, pero sus posiciones no eran de ninguna manera iguales. Ryoma era como un empleado ascendido a jefe de sección, mientras que el conde Salzberg era como el superior a un gerente de sucursal.

Esto no era Japón, donde el sistema de clases fue abolido. Para bien o para mal, había una jerarquía clara y distinta entre los dos. Ryoma era un vagabundo que fue ascendido a estado noble, mientras que el conde Salzberg era un noble de una casa famosa. Ser recibido tan calurosamente golpeó a Ryoma como excepcionalmente extraño.

Debería tener cuidado con este hombre…

Ryoma forzó su conciencia. Juzgó mal las intenciones de la reina Lupis, así que sería natural que ejerciera cautela. No es que tuviera la intención de mostrarlo en su cara, por supuesto. Ryoma sonrió ampliamente y bajó su cabeza respetuosamente, tal como Laura y Sara le enseñaron a actuar en presencia de otros nobles.

“Por favor, acepte mis más humildes disculpas por la repentina visita. Puedo ser joven, pero espero que nuestras futuras relaciones sean de mutuo favor, Conde Salzberg.”

El traje que Ryoma llevaba ese día estaba lejos de ser llamativo. Él todavía tenía un montón de dinero que obtuvo de matar a Azoth el comerciante de esclavos, pero teniendo en cuenta el futuro que tendría que ahorrar tanto dinero como sea posible. Con eso en mente, insistir en ordenar ropa especial se sentía como un desperdicio.

Pero los nobles tenían su dignidad y honor que considerar. Ryoma sintió que era una tontería obsesionarse, pero incluso se dio cuenta de conocer a un noble en su habitual camisa negra de cáñamo y pantalones sería inadecuado. Meterse en problemas por algo tan simple como no estar vestido para la ocasión no sería suficiente.

Y así, Ryoma estaba vestido con un traje algo guapo de una camisa de seda negra y pantalones, sostenidos con un cinturón con una hebilla de oro. También tenía una capa que llevaba al aire libre, como ahora. Pero para un noble, era el mínimo absoluto. Sólo mantuvo los modales mínimos necesarios.

El conde Salzberg no parecía menospreciar a Ryoma por su apariencia.

“No, no, me siento honrado de que un héroe de la guerra rebelde visite mi humilde morada. Salzberg es una familia de guerreros, así que estoy orgulloso de tenerte. Sin embargo, me disculpo porque no tenemos mucho con que saludarlos. Su visita fue un poco repentina, pero hemos preparado una buena cena. Puede que encuentres que mi hospitalidad es algo escasa, pero disfruta de lo que sea que te ofrezcamos.”

Dicho esto, el Conde Salzberg tomó la mano de Ryoma y la estrechó.

“Tus palabras se desperdician en mí… estoy muy agradecido”.

Ryoma bajó rápidamente su cabeza.

“Ahora, ahora, levanta la cabeza y ven. Permíteme presentarte a mi esposa. Adelante, Yulia, preséntate”, dijo el Conde Salzberg, incitando a la joven floreciente detrás de él a dar un paso adelante. Ella parecía estar bordeando en la edad de treinta. Su pelo trenzado era un tono brillante de oro. Medía alrededor de un metro y setenta centímetros, y tenía miembros voluptuosos y atractivos.

Cualquier hombre tendría su corazón robado por su apariencia atractiva. Ella era una mujer hechizante, de hecho. Aunque Ryoma no se perdió el brillo intelectual en sus ojos.

“Bienvenido, Barón Mikoshiba. El viaje desde la capital debe haber sido bastante agotador. Puede tomarse su tiempo y descansar esta noche en nuestra finca. Cierto, mi amor?”

El conde Salzberg asintió magnánimamente a las palabras de Lady Yulia.

“Como dice mi esposa, espero que esta visita le permita descansar de su arduo viaje. Después de todo, una vez que entren en Wortenia, no habrá pueblos o ciudades para descansar… No tendrás más opción que traer suministros de Epirus en un futuro cercano. Esto es en nombre de nuestra amistad como los que gobiernan sobre las tierras vecinas! Y espero que sea una amistad de larga data, en eso.”

“Erm… con gusto aceptaré tu invitación, entonces… espero que seas capaz de guiarme en mis futuros deberes.” Ryoma bajó dócilmente su cabeza al conde.

Hmph… ya leyó mi intención. por lo que dice, está dispuesto a ayudarme con los suministros… Lo primero es averiguar sus intenciones.

Los ojos de Ryoma brillaban fuertemente.

“Ahora ven, barón Mikoshiba. He ordenado a mi jefe de cocina que prepare un banquete especial para darte la bienvenida”, dijo el conde Salzberg.

“Tristemente, mi tierra es mucho más una región atrasada en comparación con la capital, así que no tenemos muchas especialidades locales. Pero es una tierra abundante, por suerte, así que tenemos mucho. Disfrutemosla”

Confirmando que Ryoma había tomado asiento, el conde declaró el comienzo del banquete. Ante sus palabras, las puertas se abrieron y las criadas entraron, empujando carros alineados con platos.

“Todo esto es muy…”

Ryoma estaba desconcertado por los muchos platos que se colocaban sobre la mesa. Se sirvió pollo, carne de res, pescado y un cerdo asado entero como platos principales, rodeado de una abundancia de ensaladas, mariscos y verduras. Las frutas frías refrigeradas por trozos de hielo se servían en copas de oro, llenando las fosas nasales de Ryoma con el agradable y frío aroma de los frutos de la temporada.

Sólo los tres estaban sentados en una mesa que tenía suficiente comida para acomodar al menos a veinte personas. Y todos los platos eran manjares que de ninguna manera eran inferiores a lo que Ryoma probó en Pireas durante la fiesta que celebraba el final de la guerra civil.

Cuánto dinero se derrochó en esta fiesta? Como invitado, Ryoma no pudo evitar hacerse esa pregunta con un toque de preocupación.

“No… estoy un poco fuera de mí con la vergüenza aquí”, dijo el conde Salzberg, rascándose el pelo.

“Es posible que un invitado de la capital no lo sepa, pero aquí es habitual recibir a los invitados con más comida de la que pueden comer… No me importa si piensas en ello como una estúpida costumbre atrasada y juegas conmigo aquí.”

“No… simplemente me sorprende que celebrara tal fiesta para un advenedizo como yo. Estoy muy agradecido, Conde Salzberg.”

“Ahaha! Un advenedizo, dices tú! No hay necesidad de modestia, barón Mikoshiba. Tus hazañas en la última guerra son variadas y grandes. He oído que la reina Lupis tiene mucha confianza en ti… Durante la guerra civil, no podía permitirme abandonar esta tierra debido a la amenaza de una invasión de Xarooda.” El Conde Salzberg concluyó sus palabras con un toque de autoengaño.

“Me temo que eres tú el que está siendo demasiado modesto, Conde Salzberg”, contestó Ryoma con una sonrisa forzada.

“Realmente creo que su protección del norte es lo que permitió que la guerra civil terminara sin interferencia de otro país.”

“Cariño, creo que es suficiente charla. Pretendes que nuestro invitado coma una comida fría?” Yulia reprendió a su marido.

“Oh! Mis disculpas… Está vacío el vaso del barón Mikoshiba? Llénalo de inmediato!”

A la orden del conde, vino tinto fue vertido en la copa de Ryoma.

“Ahora bien… Brindemos por el florecimiento de la Casa Mikoshiba! Salud!”

Ryoma bajó el vaso. Lo primero que sintió fue el rico aroma que llenaba su boca. Pronto se acentuó por un sabor ligeramente picante y estimulante. Después de saborear el vino durante dos o tres segundos más, el sabor espeso del vino se lavó sobre sus papilas gustativas. Finalmente, sintió la agradable sensación de que el vino se deslizaba por su garganta, tan suave y elegante como la seda de calidad.

Las uvas son increíbles… Este debe ser un vino de alta calidad.

Un estudiante de secundaria como Ryoma normalmente no estaría muy interesado en las complejidades del vino, especialmente el vino como este que estaba tan lejos de las botellas baratas que se podía recoger en una tienda de conveniencia. Pero debido a la naturaleza desinhibida de su abuelo, Ryoma había probado el alcohol durante su vida en Japón, y lo bebía diariamente desde que llegó a este mundo.

Y de su experiencia, el vino que el conde le sirvió era del más alto calibre obtenible. Estaba hecho de uvas finas, recogidas a mano y producidas por los mejores productores de vino. Durante su estancia en Pireas se le proporcionaron vinos finos, que de ninguna manera eran inferiores.

Entre la cocina y el vino… Cuál es su punto de vista? No, olvídalo, de dónde saca todo este lujo? Pueden las riquezas pagar todo esto?.

Lo mismo podía decirse de los platos que se servían. Los ingredientes eran excelentes, recogidos a mano y adornados con las mejores especias. Incluso si quería dar una cálida bienvenida a Ryoma, era demasiado extravagante para algún barón advenedizo. Esta es realmente su idea de la hospitalidad normal…?

Ryoma echó un vistazo al conde Salzberg, que estaba felizmente comiendo.

Su conjunto es bastante llamativo, también… Tiene un diseño elaborado, y hecho de seda de alta calidad… Sus adornos son increíbles, también.

Ryoma no estaba celoso del hombre, pero no se podía negar que en términos de vestimenta estaba en marcado contraste con él.

Pero extrañamente, no hay nada vulgar en él…

Fiel a su condición de noble nato, el conde Salzberg llevaba adornos adornados con piedras preciosas que mostraban su posición. Los botones de su camisa usaban perlas, y el broche de su pecho estaba diseñado en forma de una flor elaborada. Pero por lo llamativos que eran, Salzberg de alguna manera logró hacerlos parecer naturales.

Por supuesto, en términos de brillantez, el vestido que adornaba a la mujer a su lado, Yulia, superaba con creces su atuendo. Tenía un diseño llamativo y novedoso que cubría todo su cuerpo, pero aún así desnudaba su escote. La tela blanca armonizaba bien con su pelo dorado.

Tenía una pequeña corona de plata en la cabeza, y sus dedos estaban adornados con anillos de rubí y zafiro. Un gran collar de diamantes colgaba de su cuello. En general, dio la impresión de una piedra tallada en forma de mujer.

Desde la perspectiva de un hombre moderno, se sentía como si estuviera demasiado decorada. Pero ver a Lady Yulia sonreír cálidamente delante de él le dio a Ryoma una impresión de dignidad noble y de la belleza equilibrada de una joya.

Si nada más, no se siente como si estuvieran fingiendo… que están acostumbrados a esto.

Había mucha gente ahí fuera que se daba aires para que otros no los menospreciaran. Pero la mayoría de esas personas no fueron capaces de mantener adecuadamente esta fachada, lo que hace que sea fácil para otros a decir que estaban actuando. Era la diferencia entre simplemente ponerse la ropa de un noble y realmente usarlos naturalmente.

Pero el conde Salzberg y la señora Yulia no dieron la atmósfera que esto era una fachada. Parecían perfectamente naturales.

Pero si eso es verdad…

Eso planteó la cuestión de cómo el conde Salzberg obtuvo y mantuvo todo este lujo. Sus trajes eran verdaderamente de clase alta y era obvio con una mirada que deben haber costado una fortuna. Sus comidas rivalizan con los banquetes de la capital.

Esto… no tiene sentido. Los impuestos por sí solos no son suficientes para mantener este estilo de vida. Y si ese es el caso… Ryoma no podía decirlo con certeza. Aún no tenía información, pero si lo que tenía en mente era cierto…

Supongo que depende de lo que los otros puedan desenterrar…

“Oh. Usted no parece tener mucho apetito, barón Mikoshiba. La comida no se adapta a su paladar?” El conde Salzberg le preguntó a Ryoma, que se calló después de beber un poco de vino.

“Debe estar exhausto del largo viaje”, comentó Lady Yulia.

“La carne tiene demasiado aceite…? Anne, dale al barón un poco de fruta fría. Estoy seguro de que le gustará.”

Una doncella colocó una taza de oro llena de fruta delante de Ryoma.

“Mis disculpas, no quería preocuparte”, dijo Ryoma, trayendo una naranja fría de la taza a su boca.

En realidad estaba contemplando cosas, pero no se sentía inclinado a corregir el malentendido de Salzberg.

“Debes estar muy cansado…” dijo el conde Salzberg.

“He oído que usted era un guerrero de primera clase, barón Mikoshiba, pero se necesita medio mes incluso a caballo para llegar a Epirus desde la capital. Supongo que es lógico.”

“Querido! Estás siendo grosero… Estoy seguro de haber sido nombrado noble tan repentinamente debe ser agotador para él. No es así, barón?” Lady Yulia miró atentamente a Ryoma.

“Sí… es demasiado repentino.” Dijo Ryoma, cogiendo un trozo de carne de su plato y llevándolo a su boca.

“He vivido como un plebeyo hasta ahora, así que honestamente no estoy muy seguro de cómo manejar el gobierno sobre un territorio…”

“Ya veo… pero he oído que eres bastante inteligente y bendecido con ingenio”, contestó el conde Salzberg.

“Haré cualquier cosa en mi poder para ser de ayuda. Nuestros territorios gobernados son adyacentes debe haber algún tipo de destino en juego. Estoy seguro de que nos ayudaremos mutuamente en el futuro… Hmm? Le pasa algo a tu comida?”

El conde Salzberg de repente miró sospechosamente a Ryoma mientras masticaba la carne.

“No… la sal es un poco más fuerte de lo que imaginaba. Entre la sal y las especias, todo es tan diferente de los sabores débiles que conozco de la capital.”

Aparte de las especias, la sal era un producto bastante raro en esta Tierra. La sal era fundamental para la vida cotidiana, pero este mundo no tenía salinas o sales de roca para extraer. Los territorios que estaban cerca del mar tenían una fuente de sal, pero el Conde Salzberg no debería haber tenido ninguna tierra que encajara con esa descripción. Eso significaba que o se las arregló para desenterrar sal de roca, o la trajo de otra tierra.

“Ahaha. Supongo que un hombre que se ha acostumbrado demasiado a la blandura de la capital podría sentirse así.”

Ryoma entonces eligió cortar el meollo del asunto. Su objetivo era, por supuesto, para sacudir al conde Salzberg.

“No creo que ninguna de las tierras que gobiernas sea adyacente al mar… Encontraste una veta de sal de roca? O comerciaste con los territorios cercanos por él?”

“No, en realidad…” El conde Salzberg estaba a punto de responder a la pregunta de Ryoma con una sonrisa, pero…

“Sí, precisamente… encontramos una gran veta de halite el año pasado.” Lady Yulia cortó sus palabras.

“Oh. Eso es bastante afortunado. No puedo decir que no soy envidioso.” Ryoma aceptó sus palabras con una sonrisa.

No tenía ninguna intención de criticar a la pareja aquí.

Sal, eh… esto es algo más que debería investigar… pensó Ryoma mientras se tragaba otro bocado de carne bien salada.

La cena terminó sin incidentes después de tres horas más, después de lo cual Ryoma y el conde se mudaron a un salón. Hablaron de asuntos triviales y profundizaron su amistad. El conde Salzberg abrió una preciada botella de vino, durante la cual Lady Yulia también comenzó a participar en la conversación. La pareja no mostró nada de la vanidad que Ryoma esperaba de la nobleza, y le dio una cálida bienvenida todo el tiempo.

A medida que se acercaba la noche, Ryoma se fue, sobre lo cual el Conde Salzberg insistió en que pasara la noche en su finca.

Ryoma lo hizo por cortesía. Mientras las sirvientas lo llevaban a su habitación, no pudo evitar suspirar.

El mobiliario estaba hecho con maestría, y las cortinas y las sábanas estaban hechas de seda de alta calidad. Las paredes y los estantes con pinturas y jarrones dejaron una impresión sorprendente incluso en Ryoma, que estaba separado de las artes. La habitación no era diferente a la suite de un hotel de clase alta.

Era una verdadera montaña de tesoros.

“Me pregunto si me culparán por tomar una de estas”, susurró Ryoma mientras se arrojaba en la cama grande y alcanzaba uno de los jarrones de su cabecera.

Con lo presionado que estaba por dinero cuando se trataba de desarrollar su territorio, estar en esta habitación era malo para el corazón de Ryoma.

Supongo que esto es prueba de lo fuerte que es su economía… Pero cuando lo investigué en la capital, todo lo que encontré es que estos territorios no están produciendo nada demasiado notable… Algo no encajaba en la actitud del conde Salzberg y Lady Yulia. En la superficie, parecían ser una pareja amable y amistosa, pero Ryoma no pudo evitar sentir que había algo entre bastidores con esos dos.

“Barón… Puedo entrar?” La delicada voz de una mujer de repente llamó desde detrás de la puerta de la habitación.

“Sí… Qué es? La puerta no está cerrada.”

“Gracias… señor.”

Con el permiso de Ryoma, la puerta se abrió y una sirvienta entró en la habitación.

“El conde te dijo que hicieras esto?” Ryoma se dio cuenta de la situación en el momento en que vio la forma en que la sirvienta estaba vestida.

“Ah… Erm… la Señora me dijo que… barón…”