Gakusen Toshi Asterisk (NL)

Volumen 10

Capítulo 7: Equipo Lancelot

Parte 1

El aura de confianza que emanaba de los integrantes del equipo Lancelot a lo largo del escenario era nada menos que abrumadora. Y tenía sentido: Tomando en cuenta no más que sus habilidades individuales, parecía casi imposible que el Equipo Enfield prevaleciera.

Mientras se enfrentaban a sus cinco oponentes, de pie frente a ellos en fila, Ayato no pudo evitar sentirse como si una montaña imponente estuviera a punto de derrumbarse sobre él.

“Hey, Ayato”. Al oír el susurro de Julis, regresó a su entorno.

En medio del estruendoso rugido de las voces, Ernesto se adelantó, tendiendo una mano hacia él.

“Es una pena que te falte uno, pero me temo que no te lo vamos a poner fácil.”

“Lo sé”, contestó Ayato, con un apretón de manos.

“Démosles a todos una actuación adecuada”, dijo con su habitual voz fresca y vigorizada.

Después, fue Laetitia quien se adelantó.

Su mirada no estaba dirigida a Ayato, sino a Claudia, de pie a su lado.

“Finalmente ha llegado el momento, Claudia. Hoy es el día en que finalmente te pago por todo lo que ha pasado a lo largo de los años”, gritó con su típica confianza.

“Estoy deseando que empiece”, respondió Claudia con una risa suave.

Para Ayato estaba claro que estaba poniendo su corazón y su alma en este combate de una manera que no lo había hecho tan sólo unos días antes.

Pero no era sólo ella. Lo mismo sucedió con Saya y Julis, por no hablar de sí mismo.

Esa fue la única interacción entre los dos equipos antes del combate.

No había nada más que necesitaban decir. Era una batalla de equipo, y se enfrentarían como un grupo. Eso era todo.

Lo único que quedaba por hacer era esperar.

Y luego-

“¡Combate por el Campeonato Gryps, comienzo de la batalla!”

Tan pronto como sonó, la voz mecánica fue apagada por un rugido de emoción.

El equipo Lancelot se puso inmediatamente en formación de batalla, sus movimientos perfectamente sincronizados.

Ernest y Lionel se hicieron cargo de la vanguardia, con Laetitia y Kevin retrocediendo hasta la mitad del escenario, y Percival actuando como apoyo en la retaguardia, la misma formación de siempre.

Por parte de Equipo Enfield, Ayato y Claudia tomaron la vanguardia, con Julis ligeramente detrás de ellos como apoyo, mientras que Saya, en la retaguardia, comenzó a cargar su Waldenholt Mark II.

“¡Empecemos!” Laetitia fue la primera en activar sus habilidades, invocando un par de gigantescas y semitraslúcidas alas de luz desde su espalda. Se desplegaron como las patas de una araña de color ámbar mientras se lanzaba hacia Ayato y Claudia.

“¡Rompe en flor, Primroses!” La siguiente fue Julis, lanzando nueve bolas de fuego separadas, cada una de las cuales se asemeja a elegantes flores en una descarga de volea parecida a una danza sobre la parte superior de sus cabezas.

Las alas de Laetitia giraban hacia abajo desde arriba, las bolas de fuego desplegándose como hermosas flores mientras chocaban con ellas, mientras que por debajo, Ayato y Ernest, Claudia y Lionel, se apresuraban a encontrarse entre sí.

“¡He estado esperando con ansias el momento de cruzar espadas contigo! ¡Y pensar que nos han dado un escenario tan grandioso como este! ¡Debemos agradecer a los dioses!” El Lei-Glems de Ernest resonó contra Ser Veresta de Ayato, cada impacto lanzando chispas en todas direcciones.

Mientras que el Lei-Glems tenían la habilidad de hacer contacto físico sólo con aquello que su usuario quería golpear, y el Ser Veresta era capaz de quemar todo lo que tocaba, cuando se reunían de esta manera, esas habilidades esencialmente se anulaban entre sí.

“¡Espero poder estar a la altura de tus expectativas…!”

En un duelo, la victoria fue inevitablemente para cualquiera que poseyera la mayor destreza en el manejo de la espada, y en esa área, Ernest era prácticamente impecable.

Sólo le llevó un breve momento a Ayato darse cuenta de a qué se enfrentaba exactamente.

El estilo particular de esgrima de Gallardworth se caracterizaba por sus amplios movimientos de arco y sus rápidos movimientos de muñeca, pero a diferencia del de Elliot, el de Ernest era un arma más grande de dos manos. Eso significaba que no era tan rápido, pero lo compensó con creces con técnica.

“Urg…” Justo cuando Ayato se vio obligado a retroceder, otra descarga de las primroses de Julis revoloteó desde arriba.

Ernesto apartó las llamas, su expresión inquebrantable.

Ayato, aprovechando esa oportunidad momentánea, se recuperó, corriendo hacia delante.

Pero, por supuesto, este era el tipo de momentos en los que el apoyo de un equipo intervenía. Justo cuando se acercaba a Ernesto, tres de las alas luminiscentes de Laetitia descendieron sobre él.

Cortó a través de uno de ellos con el Ser Veresta, los otros dos casi se zambullen uno sobre el otro para escapar de su contraataque, cuando escuchó la voz de Claudia, gritando mientras detenía la lanza de Lionel.

“¡Ayato, arriba!”

“¡ !”

Ernesto, usando las dos alas que habían caído al suelo como punto de apoyo, había saltado alto en el aire para atacar desde arriba.

Ayato consiguió repeler el ataque ni un instante más tarde, pero solo para que Saya llamase: “¡Ya viene!”

Mirando a través del escenario al advertirla, vio a Percival en la retaguardia del equipo contrario, una mano levantada en el aire mientras ella entonaba solemnemente: “Un halo de misericordia y expiación te doy.”

Casi instantáneamente, la enorme Orga Lux en forma de cáliz que flotaba sobre ella comenzó a emanar una luz dorada.

Después de un breve momento, una brillante corriente estalló como para barrer todo el escenario, lo suficientemente amplia y rápida como para envolver a todos a su paso, comparable en fuerza incluso con los Luxes más poderosos de Saya.

Esa banda de luz, la capacidad de signatura del Santo Grial, era capaz de robar a sus objetivos de la conciencia no a través de la fuerza bruta, sino más bien por el choque psicológico y el sobrecogimiento, lo que hacía casi imposible defenderse contra ella.

En otras palabras, el Equipo Lancelot tenía dos armas supuestamente invulnerables: Lei- Glems de Ernest y Amalthean Goat de Percival.

Lo que fue aún más asombroso fue que cada miembro del Equipo Lancelot evadió con éxito la ola que se avecinaba sin siquiera el más mínimo indicio de la necesidad de comunicar sus acciones.

Más bien, habían aprovechado el momentáneo lapso de concentración de sus oponentes para aumentar el fervor de sus propios ataques.

A diferencia de los Lei-Glems, la Amalthean Goat no era capaz de dirigir sus habilidades hacia un objetivo en particular. Aún así, si alguien en su camino cometiese un error, no había forma de que pudiesen defenderse adecuadamente.

Afortunadamente, gracias al rápido apoyo de Saya, Ayato pudo ponerse a salvo, pero ahora sabía que no debía bajar la guardia.

Supongo que voy a tener que confiar en Shiki…

Usando la técnica de expansión de la percepción del estilo Amagiri Shinmei, podría tener una comprensión más rápida y precisa de todo lo que sucede en el escenario.

La desventaja, como señaló su maestra de aula, Kyouko, durante sus sesiones especiales de entrenamiento de los últimos meses, fue que al prestar atención a su entorno, podría no ser capaz de reaccionar adecuadamente ante lo que estaba sucediendo directamente frente a él.

Esto podría ser una mala idea contra él….

La destreza con la espada de Ernesto fue tan impecable, que no reveló ni una sola apertura o debilidad, que, para el observador exterior, debió parecerse más a una danza elegante que a un combate feroz.

Ayato recuperó el aliento mientras se preparaba para encontrarse con él de frente.

“Boom”.

En cuanto Percival desató su ataque de amplio alcance con la Amalthean Goat, Saya desató una ráfaga de su blaster Waldenholt Mark II.

Cada uno irrumpió precisamente en las crestas escolares de los cinco miembros del equipo Lancelot, y cada uno de ellos fue despojado casualmente por el arma que eligió su objetivo.

Pero eso no importaba, porque el papel de Saya esta vez era doble.

Su primera responsabilidad fue apoyar a los otros tres miembros del equipo y evitar que la vanguardia colapsara bajo los ataques del equipo contrario.

La segunda era monitorear a Percival en la retaguardia del Equipo Lancelot, más bien, monitorear a la Cabra Amaltea, para asegurarse de que los otros sabían cuando ella estaba a punto de usarla.

Basándose en sus cálculos con los datos disponibles, el tiempo de carga de la Orga Lux era de noventa y nueve segundos, significativamente más largo que el de su propio Waldenholt. Eso significa que no debería tener muchas dificultades para cubrir esos ataques.

Durante ese tiempo de carga, Saya sacó sus dos Luxes con forma de pistola favoritos de la unidad trasera de gran tamaño de Waldenholt. No tenía ni un segundo que perder.

Rápidamente ajustó el vernier de control de retroceso de Waldenholt, usándolo para desatar una descarga de fuego de cobertura hacia Ayato y Claudia.

Percival, mientras tanto, había activado una Lux con forma de revólver propia.

Cada uno de ellos levantó sus armas mientras sus miradas se cerraban.

“¡!”

“¡!”

Balas de luz pasaron delante de ella a gran velocidad, justo cuando su propio fuego cruzado obligó a Percival a tirarse al suelo.

Los dos se miraron en silencio antes de prestar atención simultáneamente a sus respectivos equipos.

Tiene buena puntería.

Saya no pudo evitar impresionarse. La habilidad de su oponente con un arma era de la clase más alta. Incluso sin su Orga Lux, sin duda sería una oponente formidable. Además, tenía la objetividad, la capacidad de tomar decisiones rápidas y, sobre todo, la serenidad necesaria para alguien en la retaguardia.

Saya no podía evitar recordar a Rimcy, pero en cierto modo, Percival era la más títere de las dos.

Era como si se hubiera liberado de todos los pensamientos y emociones redundantes, convirtiéndose en un arma fría e inanimada en sí misma.

“¡hah…!”

En ese momento, las brillantes alas de Laetitia se abalanzaron sobre ella, obligándola a ajustar rápidamente la trayectoria de sus ataques dirigidos.

A diferencia del Equipo Dragón Amarillo, cuyos miembros tendían a atacar a los objetivos elegidos individualmente, el Equipo Lancelot operaba como una unidad unificada, lo que significaba que, a menos que se produjera algún tipo de desarrollo inesperado, era improbable que la retaguardia se viera sometida a un ataque por parte de la vanguardia opositora.

Lo que significaba que podía concentrarse en mantener a raya a Laetitia a la vez que
intercambiaba fuego con Percival.

Sin embargo, eso fue más fácil decirlo que hacerlo.

¿Cuánto tiempo puedo seguir con esto…?

Incluso dejando a un lado la ausencia de Kirin, su fuerza combinada como equipo aún no era igual a la de sus oponentes.

Hasta ahora habían podido resistir, pero cuanto más tiempo duraba el combate, más cerca estaban de perder el control.

Además, no podía seguir usando el Waldenholt indefinidamente. Sus Luxes se asemejaban al Meteor Arts en más de un sentido, siendo el principal de ellos el que consumían mucho prana.

Se detuvo allí, mirando hacia arriba con prisa.

“- ¡La segunda ola! Cuidado”, dijo ella, justo cuando otro torrente de luz dorada comenzó a salir de Amalthean Goat.

Una ráfaga de luz pasó sobre la cabeza de Julis.

Había logrado esquivar este primer ataque, pero Kevin, que había saltado sobre una de las alas extendidas de Laetitia para escapar él mismo, ahora descendía hacia ella con la espada desenvainada.

Trajo las tres unidades restantes de su Rect Lux para enfrentarse a su ataque, pero Kevin maniobró hábilmente su enorme escudo negro para apartarlas a todas.

Su alias, Gareth el Escudo Negro, no era sólo para mostrar.

En contraste con su apariencia extravagante y su personalidad frívola, su estilo de lucha era particularmente lento y cauteloso.

“¡Espléndido, Glühen Rose! ¡Qué ataque ardiente! ¿Qué dices, no te unirás a mí para cenar un día de estos?”

“¡Me temo que no me interesan los galanes!” Julis volvió a llamar, una lanza de llama tomando forma mientras agitaba su estoque por el aire, su técnica Longiflorum manifestándose a quemarropa.

“¡Whoa…! Es una lástima”, respondió mientras lo paraba con su espada, antes de lanzarse a golpearla con su escudo.

Julis puso una mueca de dolor cuando el impacto la lanzó hacia atrás, pero no perdió el tiempo antes de ponerse de pie.

“Parece que la princesa prefiere a los tipos como tú, Leo”.

Julis saltó hacia atrás cuando Lionel le disparó una gran lanza de afilado filo.

“¡No es momento para bromas, Kevin! ¡Estamos en medio de un combate!”

Así que la explosión del escudo fue una distracción….

No tendría tiempo de esquivar la lanza que se aproxima.

Concentró su prana en la defensa, pero justo antes de que pudiera alcanzarla, dos espadas aparecieron delante de ella para quitársela.

“¡Claudia!”

“¡Julis, cúbreme!”

Tomando nota de las brillantes alas de Laetitia, otra vez a punto de derrumbarse desde
arriba, Julis activó su trampa.

“¡Rompe en flor – Epiphyllum!”

Una enorme flor en forma de huerto apareció sobre sus cabezas, manteniendo a raya las alas de Laetitia.

Y justo a tiempo, también.

Sin embargo, no tuvo tiempo para relajarse, ya que Kevin y Lionel se estaban acercando a ella y a Claudia por ambos lados.

“¡Lo siento, pero no vamos a dejarlo!”

Julis y Claudia se pararon espalda con espalda, listas para conocer a los dos jóvenes que se acercaban con sus unidades Rect Lux y Pan-Dora, respectivamente.

Sus dos oponentes los apresuraron en un intento de atraparlos con un movimiento de pinza.

“¡Urg…! ¿¡Qué hacemos, Claudia!?” gritó Julis. “¡Esto va de mal en peor!”

“¡Aun así, no podemos permitirnos perder a otro de nosotros…! Llamó a través de los dientes apretados, cuando de repente, el Pan-Dora comenzó a brillar.

Cuando la lanza de Lionel se elevó en el aire, Claudia se empujó a sí misma desde la espalda de Julis, atrapando la espada de Kevin entre sus propias espadas gemelas.

Sus movimientos eran tan elegantes y deliberados como los de una acróbata.

¡Debe estar usando la precognición de Pan-Dora!

Pero no le quedaban muchas acciones.

“¡Rompe en flor – Livingston Daisy!”

Como Claudia había dicho, todo lo que podían hacer era seguir adelante.

Julis puso la mayor parte de su técnica en cubrirla y mantener a Laetitia bajo control.
Después de todo, si uno de ellos fuera derrotado, el resto pronto seguiría.

El papel de Julis, como apoyo del equipo, era ayudar tanto a la vanguardia como a la retaguardia, en otras palabras, asegurar que el equipo pudiera seguir operando en su conjunto.

“¡Claudia, ahora!”

“¡Lo sé…!”

Ella aumentó su prana, enfocando su atención en controlar tanto las llamas en espiral de su técnica de Livingston Daisy como las tres unidades de su Rect Lux.

“¡Ugh…!” Claudia logró, de alguna manera, detener la lanza de Lionel atrapándola entre sus espadas gemelas.

Julis intensificó el poder de su técnica en un intento de apoyarla, pero Kevin inmediatamente se movió para interceptarla.

¡Estos dos son una combinación desagradable!

Los estilos de combate de Lionel y Kevin no podían ser más diferentes, y sin embargo, luchando juntos, su coordinación era odiosamente precisa. La lanza de Lionel tenía un alcance largo y una fuerza significativa detrás de ella, lo que lo convertía en la elección perfecta para bloquear los contraataques de un oponente, y era aún más aterrador si se tiene en cuenta que la tosquedad de su estilo no tenía defectos.

Kevin, por otro lado, se estaba concentrando en conseguir un flujo constante de ataques con su gran espada y escudo antes de escapar a un lugar seguro, pero estaba tan sincronizado con Lionel que ella no pudo aprovechar esas oportunidades.

Y lo más molesto de todo.

“¡Hay más de donde vino eso!”

Junto con ese grito vinieron tres alas brillantes, forzándola a esquivar su camino mientras que al mismo tiempo trataba de mantenerse cerca de Julis.

La distancia no significaba nada para esas alas de luz.

Toda la estrategia del equipo Lancelot se basaba, al parecer, en la cuidadosa integración de la ofensiva y la defensa.

Si, de alguna manera, pudiera sacar a Laetitia de la ecuación, podrían tener una oportunidad de victoria.

Pero no me voy a acercar a ella así….

Kevin, el apoyo del equipo contrario, se movió perfectamente, corrigiéndose rápidamente cada vez que estuvo a punto de salir de la formación. Además, Laetitia no era el tipo de Strega que dependía demasiado de sus habilidades. Incluso si Claudia la involucraba en un combate cuerpo a cuerpo, ella era el tipo de luchadora que podía mantenerse firme.

En los Gryps anteriores, había habido varias debilidades menores en su postura, pero
parecía que había mejorado considerablemente desde entonces.

Aunque Claudia pudiera enfrentarse a ella individualmente, no era seguro que saliera vencedora.

En general, en términos de sus integrantes, el Equipo Lancelot y el Equipo Enfield tenían una estructura muy similar.

Ambos equipos tenían a su propio espadachín armado con un Orga Lux, una retaguardia que tardaba en preparar sus movimientos, pero que era capaz de aniquilar a sus objetivos si lograban un golpe directo, y apoyos versátiles y hábiles tanto en ataque como en defensa.

Lo que les dejó con un solo factor diferenciador importante.

En otras palabras, Claudia.

Su razón original para luchar en el torneo podría haber sido irrelevante con los acontecimientos de los días anteriores. Pero después de todo, ella era la que había invitado a los demás a unirse a ella en primer lugar, por lo que tenía la responsabilidad hacia ellos de hacer todo lo que pudiera.

“¡ !”

En ese momento, Percival disparó una lluvia de balas de luz hacia ella.

Tiró su cuerpo fuera de su camino pero se encontró cara a cara con Lionel. Las alas luminiscentes de Laetitia se cerraron tras ella, cortando cualquier vía de escape.

Al encontrarse en una situación desesperada, no perdió el tiempo antes de activar la precognición de Pan-Dora para buscar una salida.

Sólo le quedaban veinte segundos de acciones.

No había querido pasar más de treinta segundos de ese stock en la batalla contra el Equipo Dragón Amarillo, pero no tenía sentido quejarse de ello ahora. Tendría que ser modesta.

Mientras vertía su prana en el Orga Lux, el mundo se despojó de color.

Parece que Julis está sujetando a Kevin, así que eso deja….

Empezó a mirar hacia el futuro, cuando una preocupación más apremiante se le apareció en la cabeza.

“¡Supongo que no es el momento de ser tacaña…!”

Al no ver otra alternativa, terminó quemando la mayor parte de su stock restante.

Cuando su entorno irrumpió en color y movimiento, se abrió paso entre la lanza de Lionel y las alas de luz de Laetitia, casi volando por el escenario mientras preparaba el Pan-Dora para atacar.