Ryuuou No Oshigoto! (NL)

Volumen 3

Capítulo 3: Third Score

Parte 6: Memorias de Keika

“Esta chica comenzara a vivir con nosotros desde hoy”

Pensé que estaba bromeando cuando escuché a papá decir eso.

“G…Ginko. Ginko, Sora”

Esta pequeña niña de cuatro años con cabello plateado, ojos color ceniza y sin ningún tipo de relación sanguínea, dijo su nombre como si lanzara un desafío.

En lugar de una muñeca o un animal de peluche, llevaba consigo un tablero de Shogi magnético con ella en todo momento. La odié desde el momento en que nos conocimos.

Mi madre falleció cuando yo era muy joven, así que mis recuerdos de ella eran bastante tenues cuando era un estudiante de primer año en la escuela secundaria. También fue alrededor del primer aniversario de la muerte de mi abuela. Ella era la madre de mi padre y había vivido con nosotros, así que solo éramos padre y yo viviendo en casa en ese entonces.

Finalmente me acostumbré a trabajar en el salon de Shogi y a hacer las tareas domésticas, además de las actividades del club escolar, y ahora aquí estaba esta discípula directa que no tenía nada que decir.

“Esto no puede estar sucediendo realmente, ¿verdad?”

Por supuesto, estaba totalmente en contra, pero mi padre insistió.

“Cuida de ella, ¿oíste?”

Entonces, se convirtió en mi trabajo cuidarla cuando no jugaban a Shogi.

“Ginko. Esta es mi hija, Keika. Piensa en ella como si fuera una verdadera hermana mayor, ¿Si?”

“…… ¿Keika?”

“Kei de Keima, el Caballero, y ka es el mismo personaje usado para kyosha, el Lancero. Entonces, Keika”

“…… Keika”

La chica de cabello plateado me miró, mi reflejo en esos ojos cenicientos tratando de provocarme con una mirada desde ese día, ella me siguió a todas partes, con ese tablero magnético de Shogi en sus manos.

Años más tarde, le pregunté a mi padre por qué había llevado a Ginko, y él se rio.

“Pensé que ya estabas sola…”

Estoy agradecida de que la haya aceptado ahora, pero en aquel entonces odiaba a Ginko-chan con pasión. Es molesta.

Dos semanas más tarde, mi padre llegó a casa con otro niño después de servir como juez en un torneo de Shogi.

“¡Mi nombre es Yaichi Kuzuryu! ¡Encantada de conocerte!”

Esta vez era un niño de seis años, pero esta vez no tuve la misma reacción con Yaichi que con Ginko- chan.

Yaichi actuaba de su edad, tan lleno de energía y siempre tenía algo de qué hablar. Parte de esto podría haber sido que comunicarme con él fue tan fácil. Pero creo que mi problema con Ginko-chan podría haber sido que ella era una niña, y parecía que mi padre había encontrado mi “Reemplazo”.

Yo, una estudiante de secundaria, muy bien podría haber estado celosa de esa niña de cuatro años.

Quiero decir, a los cuatro años, ella es más joven que yo cuando mi padre me enseñó las reglas de Shogi por primera vez. Luché sola por recordar cómo se movía cada pieza, pero esta chica ya dominaba las reglas cuando tenía dos años. Ella estaba sosteniendo su terreno contra los adultos cuando tenía cuatro años.

Un prodigio.

Una parte de mí se dio cuenta de que ella era uno. Después de todo, mi padre es un prodigio del Shogi también.

Y los prodigios como ellos nunca pueden entender cómo se sienten las personas promedio.

“Te enseñaré a jugar Shogi desde hoy. Llámame Maestro durante las lecciones”

Padre me dijo eso en mi primer día de escuela primaria.

Había algo diferente en su voz ese día, algo sobre su comportamiento que me decía que no tenía derecho a decir que no.

Lo más probable es que mi padre quisiera transmitir una habilidad para ayudar a su hija a sobrevivir lo más rápido posible ahora que mi madre ya no estaba con nosotros.

Mi padre, siendo quien es, solo tenía la habilidad del Shogi.

“¿Por qué no puedes ver un movimiento tan simple?! Acabo de enseñarte esa formación estándar, ¿no me digas que ya lo olvidaste?”

Sus lecciones fueron estrictas, y no mejoré de la manera que él esperaba.

Cuanto más taladraba en mi cabeza, más odiaba el Shogi. Y ninguna cantidad de repetición te ayudará cuando odies lo que estás haciendo.

Lección tras lección todos los días, y llegué a odiar al Shogi aún más.

Mis sentimientos deben haberse encontrado. Un día, mi padre me sentó y me dijo:

“Si quieres renunciar, hazlo. Haz tu propia decisión”

Yo elegí dejarlo. Estaba tan, tan feliz de que nunca más tuve que tocar un tablero Shogi.

Aunque no jugué al Shogi por mi cuenta, nunca me desconecté por completo.

Fue por la sencilla razón de que dirigimos un salón de Shogi fuera de nuestra casa y ayudé a mi padre a hacerlo. Era un padre soltero, así que pensé que era natural para mí hacer cosas en la casa, y también recibí una asignación.

Odiaba el Shogi, pero a veces jugaba partidas casuales contra algunos de nuestros clientes. Nunca les dijimos que mi padre solía trabajar conmigo uno a uno, y fingí ser una novata que solo entendía las reglas. Ninguno de nosotros mencionó mi historia de

Shogi. Fue una especie de entendimiento mutuo que no necesitó ser dicho.

“Una joven belleza, debe hacer maravillas para las ventas. Eres un hombre afortunado, Kiyotaki-sensei”.

Las mujeres jóvenes son una vista rara en las aulas de Shogi, o eso me dicen. No importaba que yo no fuera bueno en eso y odiara el Shogi, los clientes me trataban como a una estrella.

Eso era, hasta que llegó Ginko.

Esa extraña niña instantáneamente se convirtió en la comidilla del aula de Shogi de mi padre.

Ella no sabía nada sobre cómo tratar a los clientes y casi nunca dijo una palabra, pero todo eso fue pasado por alto porque ella era buena con el Shogi. Entonces, no me daban la hora del día sin importar lo amable que fuera.

“Ginko-chan tiene un talento real”

“Esta aula tiene un futuro brillante mientras esté aquí”

“Realmente deberías sacar una o dos páginas de su libro, Keika-chan”

Quería decirles exactamente dónde podían dar todos sus consejos, pero solo sonreí y le di la otra mejilla. Este es un negocio, y los clientes son importantes.

Todo lo que acumule de ira se descargó en una pequeña niña.

“¿Podrías parar ya?”

Todo llegó a un punto crítico, un día que grité justo en la cara de Ginko-chan.

“¡Verte me enferma! ¿Por qué siempre tienes que seguirme así?”

Yo, un estudiante de secundaria, descargué toda mi frustración en una niña que ni siquiera tenía la edad suficiente para la escuela primaria. Simplemente no pude detenerme.

Ginko era la hija perfecta para mi padre y todos los clientes en su clase. Yo, solo fui un prototipo fallido.

Ese sentimiento de inferioridad, el odio que sentía por el Shogi y todas las emociones negativas que sentí  desde  que  Ginko-chan  entró  en  mi  vida  se desvanecieron. Y golpeé a esa chica con cada uno de ellos.

Sin embargo, Ginko-chan no cedió frente a toda mi furia.

En cambio, ella dijo algo que nunca vi venir.

Ella no lloró, se enojó conmigo o trató de escapar … “…… Kin”

Ella levantó el Shogi magnético que siempre llevaba con ella y dijo esto:

“El Gin siempre está al lado del Keima y el Kyosha” Fui derrotada.

Lo que Ginko, Gin en su nombre que significa Caballero de Plata, se refería a la formación de apertura del Shogi. Caballero de Plata, Caballero y Lancero están todos alineados en una fila. No importa cuán intensa sea la batalla, siempre vuelven a ese mismo lugar una vez que termina. En cuanto a por qué; porque es donde pertenecen el Gin, Keima y el Kyosha. Eso es Shogi, simple y llanamente.

Al igual que Ginko no necesitaba una razón para que le gustara el Shogi, no necesitaba una razón para estar cerca de mí. Eso es lo que estaba diciendo.

Todo lo que ella tenía para mí era afecto. Afecto demasiado puro, no contaminado.

“¡Lo siento mucho, Ginko! ¡Realmente lo siento ……”

Estaba llorando antes de darme cuenta, mis brazos se envolvieron alrededor de la chica frente a mí en un gran abrazo. Perdí la cuenta de cuántas veces me disculpé, pero seguí igual.

El Shogi era todo lo que esta chica sabía.

El Shogi era su mundo, pero ella y yo formamos parte de eso.

En ese momento, pude sentir que mi odio por el juego comenzaba a desaparecer.

Fue un año después de ese día que decidí poner mi mira en convertirme en jugadora de la Liga Femenina y me inscribí en la Liga Práctica.