Gakusen Toshi Asterisk (NL)

Volumen 2

Capítulo 7: Resolución y Determinación

Parte 5

“Nunca esperé que realmente fueras a ganar. Para ser honesta, estoy bastante sorprendida.”

El área de descanso del estadio.

Frente a Ayato, sentada en el sofá, Julis le entregó una bebida.

“Jaja, estoy bastante sorprendido de mí mismo.”

Ayato dio una sonrisa irónica mientras pasaba la bebida por su garganta.

Había una vez más quedado paralizado por las secuelas de romper su sello, y cada pulgada de su cuerpo gritaba de dolor.

Aunque durante el encuentro, el tiempo se había sentido como si se hubiera estirado, pero en realidad, ni siquiera había durado cinco minutos.

Tras el encuentro, los estudiantes del club de periódico habían concurrido en el área de descanso como hormigas. Había pasado un tiempo antes de finalmente tuviera la oportunidad de tomar un descanso. Estaban incluso ahora esperando fuera, pero ninguno de ellos había sido personalmente testigo de la nueva aplicación de su sello, así que no era un problema.

… Por otra parte, había ya liberado su sello a plena luz del día en varias ocasiones; había sin duda estudiantes que habían notado algo extraño. Parecía que no iba a ser capaz de mantener esto en secreto por mucho tiempo más.

“En cualquier caso, esto te hace el nuevo #1… realmente lo has hecho bien.”

Julis lo elogió abiertamente, dando voz a su sincera admiración.

“Gracias. Esperemos que esto solucione las cosas.”

“… ¿Solucione las cosas? ¿De qué estás hablando?”

“La última vez que luché, causé un problema para ti, ¿No? En ese momento, mencionaste que si yo era también un Page One, eso haría las cosas más fáciles en el Phoenix.”

Los ojos de Julis se abrieron enormemente.

“No me digas… ¿Es por eso que aceptaste el duelo?”

“Bueno, esa no es la única razón.”

Ante sus palabras, Julis reveló una ligera sonrisa y le acarició la cabeza.

“Honestamente, ¿qué se supone que debo hacer contigo…?”

Su expresión hizo que el corazón de Ayato diera un golpe.

A veces, Julis manifestaba las más amables y tiernas expresiones.

“… * Ahem *.”

Deliberadamente tosiendo para interrumpirlos era Saya.

“Felicidades, Ayato. Eso fue un esfuerzo increíble, digno de mi Ayato.”

Mientras Saya hablaba, estiró un brazo para tomar la muñeca de Ayato.

“Gracias, Saya.”

… En la sala en este momento estaban Ayato, Julis y Saya, estos tres.

Claudia había recibido una llamada en el camino, y después de salir de su asiento, nunca regresó.

Lester había dicho ‘no somos amigos’ y se fue rápidamente. Eishirou también había salido corriendo tras el término del partido, para preparar su segmento para el club de periódico. (Antes de salir sin embargo, por supuesto, había hecho primero una cita con Ayato para una entrevista especial de uno-a-uno.)

Había pedido prestado un Lux de cada uno de ellos, por lo que les había dado las gracias.

“E-En fin, no era consciente de que tenías técnicas que no requerían de una espada. ¿Por qué no me lo dijiste?”

Para separar a Saya y Ayato, Julis se arrojó en medio de ellos.

“Uh, no es como que lo estuviera escondiendo, sino que no estoy muy acostumbrado a ello. No creía que fuera realmente necesario tocar el tema.”

“… Solo después de alcanzar un cierto nivel de manejo de espada en el Estilo Dragón Brillante Amagiri, otros tipos de formación comienzan. Lo sé porque siempre estoy viendo a Ayato.”

Empujando a Julis lejos de Ayato, Saya respondió.

“Oh, es cierto. Sí, desde que éramos jóvenes, Saya nos veía a mi hermana y a mi practi… Um… ¿puedo preguntar qué es lo que ustedes dos están haciendo?”

Saya y Julis luchaban entre sí, totalmente confundiendo a Ayato. De repente, oyó un alboroto surgiendo en el exterior.

“Ayato, ¿está bien si entro?”

La voz que se produjo después de golpear cortésmente era una de lo más familiar para él.

“¿Claudia? Por supuesto, adelante.”

“Fufu, mis disculpas por la interrupción.”

Claudia abrió la puerta y entró.

Así como alguien más.

“¿Eh? ¿Toudou-san?”

“U-Um, perdón por interrumpir.”

De pie junto a Claudia estaba Kirin, con una expresión incierta en su rostro.

“En el camino, me di cuenta de que había sido atrapada por el club de periódico, así que la traje conmigo.”

“¡M-Muchas gracias!”

Kirin se inclinó y expresó su agradecimiento a Claudia.

“No es nada, no es nada. Probablemente tenías algo que querías decir; es por eso has venido hasta aquí, ¿verdad?”

“Ah… sí. Eso es correcto.”

Ante la pregunta de Claudia, Kirin se volteó hacia Ayato.

“¿Cómo puedo ayudarte, Toudou-san?”

Julis y Saya voltearon de manera similar hacia Kirin, con curiosidad evidente en sus rostros.

Como todos los ojos se dirigieron a ella, Kirin se encogió tímidamente. En una respiración profunda, aún así, ella gritó en voz alta.

“U-Um, Amagiri-senpai, ¿puedo participar en su entrenamiento también?”

“¿Eh?”

Todo el mundo se quedó mudo ante la inesperada pregunta.

“B-Bueno, la última vez que me lo ofreció, tuve que rechazar su solicitud, pero esta vez…”

El rostro de Kirin crecía de escarlata mientras temblaba.

“Ayato, ¿qué es esto? No he oído nada acerca de eso.”

La mirada de Julis atravesó a Ayato mientras explicaba frenéticamente.

“N-No, eh, es sólo que, si Toudou-san fuera a unirse a nosotros, ¿Eso no aumentaría la variedad de nuestro entrenamiento?”

“Eso tiene sent…”

“No hay problema en absoluto. Bienvenida.”

Saya extendió sus manos en señal de bienvenida cuando Julis rugió.

“¡¿Por eres tú la que contesta?! O más bien, has estado viniendo todos los días desde entonces, ¡pero yo no recuerdo nunca haberte dado permiso!”

“Riessfeld, quedas muy atrapada en pequeñas cosas. El mundo cambia; acostúmbrate a ello.”

“Si algo cambia, es porque lo estás destruyendo, ¡estúpida!”

Las dos comenzaron a discutir una vez más mientras Ayato se encogía de hombros.

“Este tipo de cosas suceden todo el tiempo, ¿estás bien con eso?”

“¡P-Por supuesto!”

“Entiendo. Entonces…”

Ayato tendió la mano a la Kirin enfáticamente asintiendo mientras más ruido venía de afuera.

“¡Kirin! Estás aquí, ¿no es así? ¡Sal, Kirin! ¡Abre la puerta!”

Al darse cuenta de que la puerta estaba cerrada con llave, un rugido violento sacudió la sala.

“Cielos, si no es otro que Toudou-dono.”

De pie frente a la puerta, Claudia puso su palma en su mejilla con el ceño fruncido en su rostro.

Su expresión aparentemente preguntaba a los demás miembros de la sala sobre el mejor curso de acción.

Ayato no podía decidir tal cosa por sí mismo.

Se volteó hacia Kirin, que se mordió los labios antes de reunir su coraje y asentir con la cabeza.

“Bien entonces… ¿Claudia?”

“Lo tengo.”

Claudia abrió la puerta y entró Kouichirou embistiendo a través de la puerta con la cara como de un toro furioso.

“Kirin, ¡¿cuán estúpida puedes volverte?! No sólo iniciaste un duelo sin mi permiso, ¡incluso lo perdiste! ¡Todo mi plan se desperdició!”

Sólo acababa de abrir la boca, pero el aire ya tronaba con su rabia.

“En cualquier caso, ¡ahora entiendes! ¡Me necesitas! Ahora, ¡ven! ¡Haz lo que digo!”

Él agarró su muñeca, pero ella se libró de él.

“… Lo siento, tío.”

Ella dijo solo esta frase antes de encontrarse con su mirada.

Sus ojos revelaban la consideración cuidadosa que había emprendido, pero en su estado furioso, Kouichirou había perdido hace mucho tiempo la capacidad de notar estas cosas.

“¡Cállate! ¡CÁLLATE, CÁLLATE, CÁLLATE! ¡Todo lo que necesitas hacer es escucharme!”

Completamente enfurecido, levantó su brazo.

Pero a medida que el brazo se preparaba para descender con fuerza, de repente se puso rígido.

Ayato había aparecido entre los dos, mirando ferozmente a Kouichirou.

“… Esto es antiestético. Por favor contrólese.”

“Q-Qué has dicho, mocoso…”

Frente a la actitud calmada de Ayato, su rugido se desvaneció en un susurro.

La mirada en los ojos de ayato era como una espada desenvainada. La sensación asesina transmitida por esos ojos hizo helar su sangre.

Kouichirou sintió un miedo profundo e instintivo corriendo a través de él. Su rostro palideció y empezó a temblar.

“Ella ya ha decidido dar un paso adelante por su propia voluntad. No queda espacio aquí para ti.”

“Amagiri-senpai…”

Desde de la esquina de la boca de Kirin, el nombre de Ayato se filtró.

“Ya veo. Eres aún más despreciable de lo que los rumores dicen.”

“… Esto es desagradable.”

Julis estaba detrás de Ayato con los brazos cruzados, mirando hacia abajo a Kouichirou con disgusto.

Saya activó su Lux.

“U-Ustedes bastardos… y-yo no soy un miembro de la Starpulse Generation, ¿saben? Si se atreven hacer daño a un simple cabello de mi cabeza…”

Kouichirou era incapaz de ocultar su miedo, y su voz temblaba mientras hablaba. Por último, una bombilla se apagó en su cabeza, se volteó a Kirin.

“¡E-Eso es! ¡Escucha, Kirin! ¡Yo fui el que encubrió los crímenes de tu padre! ¡Si no vuelves a mi lado, voy a revelar todo! De esa manera, ambos tú y el estilo Toudou serán…”

“… ¿Hmm? Me parece haber oído algo de lo más interesante.”

Hablando sobre la voz de Kouichirou estaba alguien que había permanecido en silencio hasta ahora… Claudia.

“¡¿Qué?! E-Enfield…”

Notando a Claudia, por primera vez, sus ojos se abrieron.

“No tengo ninguna intención de criticar la relación entre usted y Toudou-san. Sin embargo, cuando se trata de ‘la reputación de Toudou Kirin’… eso no es algo que pertenezca sólo a ti.”

Claudia reveló una elegante sonrisa, pero sus ojos estaban helados.

“Eso pertenece a la Academia Seidoukan… a la Fundación Empresarial Integrada. Si vas a destruirla… me temo que no voy a ser capaz de hacerme de la vista gorda ante este tipo de acciones.”

“Uh, ugh…”

La respiración irregular de Kouichirou fue su única respuesta.

“Creo que mi padre estaría probablemente de acuerdo conmigo, pero ¿qué te parece?”

“E-Eso es…”

“En un principio tu plan se basaba en la premisa de una Toudou-san invicta reclamando la victoria en la Festa. Ese plan ya está destruido… Si yo fuera tú, la dejaría ir, por mi propia seguridad.”

Incapaz de refutar su sugerencia, sus hombros cayeron.

En silencio y sin vida, procedió a abrirse paso fuera de la habitación.

“¡T-Tío!”

Kirin gritó a su espalda.

Kouichirou se detuvo, pero no volteó.

“Tío, estoy muy agradecida por todo lo que has hecho. Eso no es una mentira. Por todo hasta ahora… ¡muchas gracias!”

Esta era la forma de vida de Kirin, y la forma en que trataba a todos. Una vez más, inclinándose con respeto, ella expresó su agradecimiento.

“…”

Kouichirou no respondió, ni tampoco dio marcha atrás, simplemente siguió su camino y salió.

“Tío…”

Mientras Kirin mostraba una expresión triste, Ayato la tomó la mano.

Ante ese toque cálido, suave, volteó hacia Ayato con una expresión medio riendo, medio llorosa.

“Voy a estar a tu cuidado a partir de ahora, Toudou-san.”

“… Sí. Muchas gracias.”

Secándose las lágrimas, asintió levemente.

“Honestamente… no se puede evitar.”

“Y eso es todo.”

“Jeje… qué maravilloso”

El aire tenso en la sala desapareció.

Kirin miró a su alrededor, y habló con Ayato con voz temblorosa.

“U-Um… ¿Amagiri-senpai?”

“¿Sí? ¿Qué pasa?”

“B-Bueno, aún hay una última cosa… o más bien, tengo un par de peticiones que hacer. ¿Me escucharía?” Kirin, sonrojándose hasta las orejas, susurró en voz baja.

“¿Peticiones?”

“S-Sí. S-Si no te importa, ¿puedo llamarlo por su nombre?”

Un susurro tan manso como para ser casi imperceptible.

“¿Es eso? Por supuesto que sí. ¿Cuál es la otra cosa?”

“B-Bueno, um, Ayato-senpai…”

“¿Sí?”

La cabeza de Kirin, todavía inclinada, tímidamente levantó la vista. Determinándose a sí misma, por fin habló.

“… P-Podría… ¿P-Podría también llamarme por mi nombre?”

Ahora eso era un poco sorprendente.

No tenía ninguna razón para negarse sin embargo.

Ayato rió y asintió con la cabeza.

“No hay problema en absoluto… Kirin-chan.”