Seirei Gensouki: Konna Sekai de Deaeta Kimi ni

Volumen 4

Capítulo 4: Explicando Las Circunstancias

Parte 3

Masato terminó su baño justo cuando se terminaba de preparar la cena.

“La cena está lista. Vengan aquí, ustedes dos.”

Rio invitó a Aki y Masato a la mesa de comedor. La mesa estaba repleta de arroz y coloridos acompañamientos como sopa de miso, karaage, verduras al vapor, raíz de bardana picada, verduras hervidas en salsa de soja y ensalada.

“… ¿Estilo japonés?” Aki se congeló al ver los platos en la mesa. Nunca imaginó que podría comer una comida japonesa en un mundo que no fuera la Tierra.

“¡Whoa, eso se ve delicioso!” Masato era el polo opuesto a Aki, ojos brillantes sin ninguna duda en su mente.

“Vamos. Siéntense donde quieran”, dijo Rio. Todos se dirigieron a sus respectivos asientos de preferencia. Como resultado, Rio se sentó junto a Miharu y Masato junto a Aki, los cuatro frente a frente en la mesa.

“Gracias por la comida”, dijeron todos juntos espontáneamente, antes de empezar a comer.

“¡Qué rico! ¿Tú hiciste esto, Miharu?” Masato cogió el karaage sin dudarlo. El pollo frito al vapor se abrió y soltó los jugos de la carne que tenía en su boca, haciendo que Masato brillara con una amplia sonrisa.

Miharu agitó la cabeza. “No, Haruto fue el que lo hizo.”

“Vaya, Haruto es increíble. Estos vegetales al vapor también son deliciosos”, tarareó Masato admirado.

“Miharu hizo las verduras al vapor. A pesar de que no tenías mucho tiempo para hacerlo, el sabor se impregnó perfectamente. Es muy delicioso”, elogió Rio. Era la primera vez que comía la comida casera de Miharu, así que Rio había tomado su plato sin dudarlo.

“Muchas gracias.” Miharu sonrió avergonzada.

La atmósfera de paz se mantuvo durante toda la comida.

***

Aki y Masato deben haber estado mentalmente exhaustos, ya que fueron inmediatamente vencidos por la somnolencia una vez que terminaron de comer y pudieron relajarse. Rio había estado limpiando los platos con Miharu, pero se detuvo para llevar a los dos a sus dormitorios y ponerlos en la cama.

Después, regresaron inmediatamente para terminar de limpiar. Después de convencer a una reacia Miharu de que no le importaba bañarse al último, se sentó en el sofá de la ya tranquila sala de estar.

Sorbiendo su té caliente, Rio suspiró y repasó vacuamente los eventos que ocurrieron ese día.

Es muy tranquilo… Cuando está tan tranquilo, casi parece que todo lo que ha pasado hoy ha sido sólo un sueño.

Realmente eso fue como un sueño, la chica que amaba y la hermana pequeña de la que estaba separado en su vida anterior habían aparecido ante él una vez más. Sin embargo, no era en absoluto un sueño: Rio se había encontrado con ellas en este mundo, especialmente con Miharu, a quien quería volver a ver más que a nada. Incluso Aki, la hermana pequeña de Haruto, estuvo aquí.

En el baño, más allá de la puerta del vestuario, estaba la chica que tanto amaba, bañándose, sola.

¿Ellos… confían en mí? ¿O simplemente están sin guardia? Rio sonrió irónicamente.

Capturados por un hombre cuyo idioma no entendían, casi los habían convertido en esclavos.

Aunque Rio no tenía intención de atacar a Miharu, ella no tenía forma de saberlo con seguridad. No mostró signos externos de cautela hacia Rio, pero quizás se sentía incómoda por dentro.

De cualquier manera, han sido arrojados a un mundo completamente desconocido, de la nada. No me sorprendería que el estrés haya dejado a alguno de ellos sintiéndose mentalmente inestable… Tendré que preparar un ambiente donde puedan relajarse, para aliviar la carga en sus mentes…

Una expresión de tristeza apareció en el rostro de Rio, y lo cubrió con su mano derecha atormentado. Los recuerdos de su vida pasada resurgieron de repente.

…me pregunto si debería decirles la verdad… Que tengo los recuerdos de Amakawa Haruto, se preguntó Rio.

Aunque estaba claro que decírselo sólo causaría confusión, Rio se preguntaba si quería hacerlo para empezar.

Amakawa Haruto estaba muerto, después de todo, por eso Rio había cultivado un sentido de finalidad con su yo anterior, a pesar de sentir un fuerte y persistente apego por su amor por Miharu. Eso es… el casi pudo dejar ir a Haruto, hasta que Miharu apareció ante él, en la misma forma que la última vez que Haruto la había visto.

Honestamente, no se podía negar que casi había sucumbido a sus inclinaciones, que quizás la ociosa juventud que había pasado como Amakawa Haruto podía volver a repetirse.

Había una parte de él que sentía felicidad por su reunión con Miharu, deseando pasar tiempo juntos, aunque fuera por un corto tiempo.

Sin embargo, era sofocante al mismo tiempo, porque Rio se consideraba a sí mismo como una persona que nunca podría dar marcha atrás. No podía volver atrás.

Se había despedido de su yo debilitado, el que seguía huyendo de una realidad dolorosa, en la tierra natal de sus padres. Había decidido que se ensuciaría las manos, si era necesario, y buscaría a alguien que tal vez ya no estuviera vivo. Si estuviera vivo, lo mataría.

Rio había cambiado. La ingenuidad de Amakawa Haruto había desaparecido, de hecho, ni siquiera sabía si realmente era Amakawa Haruto. El hecho de que tuviera vagos recuerdos en su mente era la única prueba que tenía de que aún era Haruto.

Hoy, había matado a alguien por primera vez en su vida. Incluso en ese mismo momento, con la sensación de matar a alguien y el calor de su cuerpo aún presente, no sintió ningún sentimiento particular de culpa, probablemente porque el hombre al que había matado se lo merecía.

En este punto, ¿qué podría revelar de sí mismo a sus tres invitados? ¿Le diría a Miharu que tenía los recuerdos de Amakawa Haruto, y luego le confesaría su amor eterno?

¿Qué pasaría si Miharu tuviese a alguien a quien amase, y por ello le rechazara? O, lo que es peor, es posible que saque sus propias conclusiones, teniendo en cuenta la situación actual en la que se encuentran.

Esto no es bueno. Aunque se lo dijera ahora, Mii-cha… No, Miharu y los otros solo estarían perturbados. Sólo decidí no poner una carga más sobre ellos y, sin embargo, me llevó tanto tiempo darme cuenta de lo que debería haber sido obvio. Supongo que aún no he recuperado la compostura… Rio suspiró vergonzosamente.

No tenía ni idea de porque la Miharu que desapareció años antes de la muerte de Amakawa Haruto había aparecido en este mundo como estudiante de instituto; en realidad estaba bastante desconcertado por ello. Pero sabía cuál debía ser su prioridad, por ahora y para el futuro: tenía que proteger a Miharu, Aki y Masato. Eso era seguro.

Tendré que enseñarles el idioma y las costumbres… Parece que estaré constantemente con ellos por un tiempo. Mi viaje para ver a la profesora Celia tendrá que aplazarse hasta más tarde. Rio decidió sentarse y observar la situación por un tiempo.

En ese momento, el sonido de la puerta del vestuario resonó en el salón. Rio dirigió su mirada al vestuario para ver a Miharu, recién salida de su baño.

Miharu cerró la puerta educadamente antes de mirar por el salón. Todavía estaba en su uniforme escolar, pero se veía extrañamente atractiva después de haber terminado de bañarse.

Cuando Miharu puso los ojos en Rio sentado en el sofá, se acercó a él con pasos rápidos e inclinó la cabeza. “Ah, Haruto. Ese fue un gran baño… Gracias por dejarme usarlo primero.”

El largo pelo negro de Miharu, tan brillante que brillaba como el barniz, se balanceó. Hacía cosquillas en la nariz de Rio con el olor del jabón. Rio sintió que su corazón saltaba en su pecho, y luego agitó su cabeza como si lo descartara como un producto de su imaginación. “No te preocupes por eso. ¿Tienes un momento para hablar ahora mismo?”

“Sí. Yo también quería hablar contigo…” Miharu asintió vacilante.

“Aquí tienes, entonces.” Rio vertió té helado en una taza vacía y se lo ofreció a Miharu.

Miharu tenía sed después del baño, así que se llevó la taza a la boca y sonrió alegremente. “Gracias… Es delicioso.”

Rio inmediatamente rellenó la taza de Miharu con más té helado. “¿Te gustaría ir de compras mañana?”, preguntó.

“De compras… ¿dices?” Miharu ladeó la cabeza, con su expresión en blanco.

“Sí. Pensé que podríamos recoger algunas necesidades para tus necesidades diarias…. y… Bueno, no puedes quedarte con el uniforme para siempre, así que…” dijo Rio, aparentemente renuente a mencionarlo.

“Sí, tienes razón,” dijo Miharu, asintiendo incómodamente. Entonces, su expresión cambió, y ella se conmociono. “Ah… ¿Fue raro llevar esto otra vez después de todo? ¿Apesto a sudor o algo así?”, preguntó avergonzada.

Ahora que podía reflexionar sobre ello, se había puesto este traje mientras preparaba la cena y luego comía. También había caminado sin parar con este uniforme durante todo el día; temiendo que el olor de su sudor se hubiera empapado, olfateó su uniforme con pánico para comprobar.

Rio agitó la cabeza en shock. “¡N-¡No, para nada! ¡Hueles muy bien! Podría respirar tu aroma para siempre.” En su apuro por negar su declaración, habló de una manera que podría haberse tomado a mal.

“¿Eh…? Ah… Umm, ¿m-muchas… gracias?” Miharu inclinó la cabeza; estaba más bien sorprendida. Ella parecía interpretar el significado de sus palabras de una manera positiva, al menos.

Rio se dio cuenta tardíamente de que había hecho una observación que podía ser malinterpretada y se corrigió apresuradamente. “¡Ah, n-no quise decir eso de una manera extraña! Sólo quería decir que no era un mal olor. Lo siento”, dijo, e inclinó la cabeza.

“E-Está bien, lo entiendo. Yo también lo siento.” Miharu inclinó su cabeza agradecida a cambio.

El aire entre ellos se volvió incómodo, y durante un tiempo, sus expresiones fueron de un tipo vergonzoso. Evitaron sus miradas, buscando disculparse.

Después de que el incómodo silencio entre ellos continuó durante unos segundos más…

“…Y entonces, estaba pensando que sería un poco difícil moverse con todos nosotros, así que, ¿estaría bien que compraras en nombre de los otros dos mañana? Aunque eso significaría que Aki y Masato tendrían que quedarse aquí solos…” Dijo Rio con voz ligeramente aguda, volviendo a su descarrilada conversación.

“S-Sí. Estará bien.” Miharu asintió voluntariamente. Sabía que si los tres siguieran a Rio a la ciudad, sólo serían una carga por su falta de comprensión del idioma.

“Entonces nos iremos en algún momento de la mañana después del desayuno, así que por favor escribe una lista de las cosas que necesitas. No hay necesidad de preocuparse por el dinero, así que escribe todo lo que se te ocurra”, dijo Rio, tratando de animar a Miharu a no mostrar moderación en lo que quería.

Sin embargo, la expresión de Miharu se nubló al pedir disculpas. “Umm… No tenemos nada que valga dinero, pero juro… Algún día te pagaré por cuidarnos así. Muchísimas gracias. Si alguna vez tienes tareas domésticas que necesites que haga, sólo tienes que decirlo”, dijo, inclinando profundamente su cabeza hacia Rio.

“No, no hay necesidad de que me pagues de esa manera…” Rio se rascó la cabeza, con su expresión preocupada. Si se ponía en el lugar de Miharu, podía entender sus sentimientos, pero el solo hecho de pensar en ello le hacía sentir en conflicto.

“No puedo permitirlo.” Miharu agitó la cabeza resueltamente. Parecía tener una personalidad bastante recta y sincera.

“…Está bien. Entonces, puedes hacer algunas de las tareas domésticas por aquí, y quedaremos a mano entre nosotros con eso. También te pagaré un subsidio por tu trabajo.” Rio asintió y sonrió débilmente.

“Muchas gracias. Trabajaré duro.” La expresión de Miharu siguió siendo de disculpa.

“Sí, por favor, hazlo. Además, había algo que tenía que darte, Miharu. Esto…” dijo Rio, sacando la pequeña bolsa que contenía monedas de oro.

“Umm… ¿Qué es esto?” Preguntó Miharu con indecisión, mirando el brillo del oro desde la abertura de la bolsa.

“El dinero de compensación recibido del comerciante de esclavos que intentó secuestrarte a ti y a los demás.”

“Estas son monedas de oro, ¿verdad? Parece muy valioso…”

“Bueno, hasta cierto punto. Pero, él casi había arruinado sus vidas enteras. Esto no es en absoluto un precio demasiado alto para ser considerado dinero de compensación. Puede que no estés muy contenta de aceptar este dinero, pero por favor guárdalo en caso de que algún día lo necesites como fondo de reserva”, dijo Rio lentamente para asegurarse de que Miharu entendiera su punto de vista.

“… ¿No aceptarás este dinero en su lugar, Haruto? Fuimos nosotros los que fuimos rescatados por ti, así que no podría aceptarlo”, declaró Miharu tras una pausa de consideración, sin mostrar ningún signo de arrepentimiento ante una cantidad tan enorme de dinero.

“No, no. Esto es dinero de compensación, así que tiene que ir a las víctimas que sufrieron el crimen. Así son las cosas.” Rio agitó la cabeza, ligeramente sorprendido.

“Pero sólo hemos recibido su amabilidad y no tendremos forma de usar el dinero por un tiempo… Estaría mucho más contenta si aceptaras esto en su lugar, Haruto,” enfatizó Miharu. Ella eligió apegarse a sus armas en lugar de recibir lo que se le estaba ofreciendo. Su obstinada voluntad era claramente obvia.

“…Entonces podemos usar este dinero mañana para ir de compras y comprar los sustentos necesarios que necesitarán en un futuro cercano.” En un principio, Rio tenía la intención de prestarles las finanzas que necesitaban, pero pensó que podría hacer un compromiso en su lugar.

“Pero entonces, ¿eso no terminaría siendo dinero usado en nosotros de todos modos…?”

“Y así es como debe ser, ya que este era el dinero de la compensación que estaba destinado a ustedes”, declaró claramente Rio.

“¿Está realmente bien?” Preguntó Miharu.

“Está muy bien”, dijo Rio a la ligera.

Miharu miró asombrada. “De acuerdo. Muchas gracias, Haruto.” Ella le dio las gracias, por enésima vez ese día, con una risita.