Youkoso Jitsuryoku Shijou Shugi no Kyoushitsu e

Volumen 2

Capítulo 4: Todas y Cada Una de las Predicciones

Parte 3

Después de terminar la clase, le pedimos a Chabashira-sensei que nos viera en la sala de profesores. Hicimos esto por consideración a Sakura. Como no pude hablarlo con ella por teléfono ayer, esperé al fondo de la habitación por un momento oportuno. Kushida iba a poder contarle a Chabashira-sensei todo lo que pasó.

—¿Un testigo? ¿para el caso de Sudou?

—Sí. Sakura-san vio todo de principio a fin.

Kushida llamó a Sakura, quien se quedó quieta detrás de ella. Dio un paso al frente, algo nerviosa.

—Según Kushida, viste la pelea entre Sudou y los otros.

—Sí. La vi.

No es que nuestra maestra no nos creyera, pero me sentí incómodo ante su mirada escéptica. Sakura, fiel a su palabra, nos dijo la verdad poco a poco. Esta fue la primera vez que escuchamos la historia completa. Ninguno de nosotros, ni siquiera la maestra, dijo una sola palabra ni se movió hasta el final.

—Entiendo lo que dices. Sin embargo, no puedo aceptar simplemente lo que me estás diciendo —dijo Chabashira-sensei.

Yo hubiera pensado que, como profesora de la clase D, estaría encantada de descubrir a un testigo de la clase D. Kushida, traicionada por este giro de los acontecimientos, estaba nerviosa.

—¿Qué insinúa, sensei? —preguntó.

—Sakura, ¿por qué estás testificando ahora? Cuando informé del problema durante la clase, no dijiste nada. No estabas ausente ese día, ¿verdad?

—Bueno… Eso es…. No soy buena hablando con otras personas…

—No eres buena hablando con otras personas, ¿y aun así has decidido testificar ahora? ¿No es extraño?

Chabashira-sensei empezó a presionar a Sakura, como era típico. Sin embargo, si Sakura hubiera dicho algo cuando solicitó testigos por primera vez, me preguntaba si Chabashira-sensei lo habría acogido con honestidad.

—Sensei, Sakura-san es…

—Estoy hablando con Sakura ahora mismo —Chabashira-sensei interrumpió a Kushida de forma brusca.

—Umm… Bueno, es porque nuestra… clase está en problemas ahora, y… pensé que si… si testifico, puedo ayudar…

Sakura se encorvó y se encogió, como una rana acorralada por una serpiente. Como nuestra profesora, Chabashira-sensei debería entender qué tipo de chica era Sakura. Debería darse cuenta de que con solo hablar, Sakura había hecho un gran progreso.

—Ya veo. Así que, ¿entonces reuniste el coraje para presentarte?

—Sí….

—Ya veo. Bueno, si eres un testigo como dices, naturalmente estoy obligada a transmitir esa información a la escuela. Sin embargo, mientras la escuela escucha toda la historia, Sudou no puede ser declarado inocente.

—¿Qué quiere decir?

—¿Eres realmente una testigo, Sakura? Eso es lo que quiero decir. Creo que puede ser una mentira inventada por la clase D porque los estudiantes tienen miedo de recibir una evaluación negativa.

—Chabashira-sensei, ¡eso que dice es horrible!

—¿Horrible? Si realmente fuiste testigo de un evento, deberías haberte presentado el primer día. Es natural sentir desconfianza cuando alguien se acerca justo en el momento adecuado. Considerando que el testigo es de la clase D, es doblemente sospechoso. Cualquier persona razonable tendría dudas. ¿No te parece así? Convenientemente, un estudiante de la misma clase estaba en un edificio poco visitado y fue testigo de todo el evento.

Chabashira-sensei tenía muchos puntos válidos. El hecho de que Sakura presenciara el incidente era demasiado conveniente. La gente evidentemente tendría sus dudas. Si yo fuera otra persona, pensaría que la clase D inventó esta historia. Juzgado imparcialmente, era natural considerar que este testimonio del testigo ocular era débil.

—Sin embargo, un testigo es  un testigo. No puedo determinar si está mintiendo, así que por el momento, aceptaré su testimonio. Así que, Sakura, te pediré que te unas a nosotros el día de la deliberación. Entiendo que no te gusta relacionarte con otros, pero ¿puedes hacerlo?

Las palabras de Chabashira-sensei sacudieron a Sakura, como si estuviera probando a la chica. Por supuesto, Sakura, al imaginar esto, se puso pálida y angustiada.

—Si no te gusta, tienes la opción de retirarte. Además, le diremos a Sudou que él participará en la deliberación.

—¿Estás bien? ¿Sakura-san?

—S-sí…

La respuesta de Sakura carecía de confianza. Además de tener que dar su testimonio delante de otros, también iba a tener que sentarse sola con Sudou. Me pareció un poco cruel forzarla….

—¿Le importa si participamos también, sensei?

Por supuesto, fue Kushida quien habló, muy  probablemente para apoyar a Sakura.

—Si Sudou está de acuerdo, lo aprobaré. Sin embargo, no podemos permitir que haya mucha gente. Sólo un máximo de dos personas pueden participar en la deliberación. Por favor, piénsenlo bien.

Salimos de la sala de profesores, aunque parecía más bien que nos estaban echando. Después, volvimos a la clase y le explicamos todo a Horikita.

—Bueno, naturalmente ese fue el resultado. Era de esperar.

—La situación puede ser diferente ahora, pero no es una gran diferencia, ¿verdad? Quiero decir, el hecho de que nuestro testigo viniera de la clase D significa que no tenemos suerte.

No sabía si esto reconfortaría a Horikita, pero lo dije para defender a Sakura. Si no hubiéramos convencido a nuestro testigo para que se presentara, habría sido imposible probar la inocencia de Sudou.

—Ahora bien, Kushida-san. Lo mejor sería que Ayanokouji-kun y yo estuviéramos presentes en la deliberación. Entiendo perfectamente que apoyes a Sakura-san. Sin embargo, si se trata de un debate, entonces esa es otra historia.

—Eso es…. Sí, tienes razón. No creo que sea particularmente útil en un debate.

Consideré decir algo sobre cómo sería perfecto si Kushida y Horikita trabajasen juntas, pero lo pensé mejor. Precisamente porque puede que no formen el mejor equipo, supuse que me habían nombrado suplente.

—Sakura-san, ¿te importa?

—N-no, está bien.

Esto no parecía gustarle en absoluto, pero tampoco tenía muchas opciones en este momento.

***

Con eso arreglado, nos volvimos a reunir en el salón de clases durante nuestro almuerzo para discutir la estrategia. Horikita se había mostrado reacia a participar, pero gracias a los convincentes lloriqueos de Kushida, aceptó unirse. En cuanto al sospechoso, aunque Sudou dijera que no le importaba y que no se comprometía, podía volverse obstinado en situaciones críticas. Mientras pensaba en cómo podría ponerse complicado en cualquier momento, me quedé callado.

—¿Podemos realmente probar la inocencia de Sudou mañana? — Preguntó Kushida.

—Por supuesto que lo haremos. Es obvio que me tendieron una trampa. Definitivamente soy inocente. ¿Verdad? —Sudou dijo.

Al mismo tiempo, miraron a Horikita en busca de su opinión. Horikita simplemente comía su pan en silencio, ya sea porque no podía responder o porque la discusión le resultaba molesta.

—Oye, Horikita. ¿Qué te parece? —Sudou, claramente incapaz de leer la atmósfera, se acercó a Horikita.

—No pongas tu sucia cara tan cerca de mí.

—No está sucia —Sudou estaba temblando. ¿Quizás fue herido por ese golpe inesperado?

—Estoy desconcertada por tu creencia de que tu inocencia puede ser probada fácilmente. A pesar de que has obtenido evidencia que funciona a tu favor, sigues en una situación muy desventajosa.

—Pero tenemos un testigo que sabe que soy inocente, y los otros tipos fueron unos verdaderos idiotas en el pasado. Eso debería ser suficiente, ¿verdad? Esos tipos son pésimas noticias —Sudou, completamente ciego a sus propios defectos, cruzó arrogantemente las piernas  y asintió de acuerdo consigo mismo.

—¡Ah,   oye,   espera   un   segundo!    ¡Todavía   estoy   leyendo   eso!

¡Devuélvemelo!

—Está bien, ¿no? De todos modos, pagué la mitad. Te la devolveré más tarde.

Ike y Yamauchi se peleaban por una revista semanal de manga. Supongo que estaban leyendo manga en silencio mientras teníamos nuestra importante reunión. Considerando sus amargas lágrimas por no tener absolutamente ningún punto, me pareció asombroso que se las arreglaran para comprar una revista cada semana.

—¿Eh? —Kushida, sentada a mi lado mientras se desarrollaba el espectáculo Ike/Yamauchi, parecía muy pensativa—. Tal vez… —murmuró.

—¿Qué pasa? —Le pregunté.

—Ah, nada. No es nada. Había algo en mi mente.

No entendía a dónde quería llegar, pero Kushida sacó su teléfono y empezó a buscar algo.