Arifureta Zero (NL)

Volumen 1

Prólogo: Miledi el Golem

Una figura se posó en el centro de una habitación blanca y pura.

Uno podría decir de un vistazo que había algo extraño en ellos. Por un lado, llevaban una máscara extraña con una carita sonriente dibujada en su cubierta. Por otro lado, los brazos y las piernas que sobresalían de su túnica de color blanco lechoso, aunque artísticamente elaborados, estaban claramente hechos de metal.

Era un golem que yacía en el centro de la habitación.

“Uf, finalmente logré terminar mis reparaciones. Maldito chico. ¡Cómo se atreve a dejar algunos explosivos allí al final!” La voz que hablaba sonaba juvenil y femenina. Su dueño, el gólem que yacía en el centro de la habitación, era Miledi Reisen. Ella fue la creadora de Reisen Gorge, uno de los Siete Grandes Laberintos, y una Libertador.

Ella miró hacia el cielo y gritó.

“¡La próxima vez que lo vea, le enseñaré a ese chico una lección!” Parecía una niña haciendo una rabieta, revolcándose en el suelo.

Su bata ondeaba frenéticamente a su alrededor, y la expresión de su máscara se transformó. Tras una inspección más cercana, se podía ver que su bata estaba carbonizada en los bordes y cubierta de carbón. También había una pequeña grieta en su máscara.

Hajime era la causa de su angustia actual, y la razón por la que estaba en un estado tan lamentable. Él fue el primero en despejar el laberinto que había creado. Y lo primero que había hecho después de derrotarla fue exigirle que le diera todas sus posesiones.

Ella había planeado darle todo menos los artículos que necesitaba para mantener el laberinto, pero había insistido en tomar incluso esos.

Él no era un conquistador, solo un ladrón. Ninguna buena persona exigiría que un maestro laberinto entregue todas sus posesiones. Ese fue el acto de un bandido común.

Naturalmente, Miledi se había negado. Medio en broma, había probado su atajo en el baño y los había arrojado fuera de su laberinto. Sin embargo, justo antes de que hubieran sido arrastrados, el chico había arrojado algunas granadas a su manera como regalo final de despedida.

Sus granadas habían volado no solo la cámara más profunda del laberinto, sino también una buena parte de sus habitaciones privadas de descanso. Miledi, llorando, se había puesto a reparar su precioso laberinto. Acababa de terminar. Maldijo a Hajime durante un rato más, quejándose de la injusta retribución que había recibido por la inofensiva broma que le había hecho.

Objetivamente hablando, era bastante difícil sentir simpatía hacia alguien que había echado a la gente de su casa.

Una vez que terminó, el silencio total volvió a la habitación.

Miledi era el único residente de este laberinto. Se sentó profundamente bajo tierra, en el en el fondo de un desfiladero que todos evitaron. Un lugar oscuro donde la luz del sol nunca se llegó a alcanzar.

Sin la maldición de Miledi, no había ningún ruido. Como ella era un golem. ni siquiera era el sonido de su respiración o el latido de su corazón.

Después de unos momentos de silencio, Miledi levantó la mano hasta el techo.

Si hubiese habido alguna luz, su metálica mano habría brillado intensamente. Este golem era algo que alguien muy valioso para ella había hecho. La cristalización de todo su arduo trabajo. Esta mano inorgánica de ella era muy diferente la mano que tenía cuando estaba viva.

“Pensar que… alguien que pudiera aclarar nuestros juicios realmente apareció…” Se tiró a su mano extendida en un puño. La realidad finalmente la estaba golpeando. Entonces, Miró a una esquina.

La habitación en la que estaba ahora era su habitación. Lo que quiere decir que sus todas las posesiones estaban almacenadas allí

Había una estantería en la esquina que ella había mirado, una serie de marcos con cuadros forrados en las estanterías. Hace mucho tiempo, un sinergista excepcionalmente hábil había inventado un dispositivo que podía registrar perfectamente todos los detalles de una escena y copiarlos. Las fotos que había tomado con él habían sido su regalo para Miledi, y su mayor tesoro.

Miledi se acercó a las imágenes y las examinó una por una, empezando por el final. Ella había hecho lo mismo cientos, no, miles de veces, pero una emoción diferente se apoderó de ella esta vez.

“¿Cuánto tiempo ha pasado desde ese día…? El día que fuimos derrotados. El día que juramos seguir adelante, para crear una luz de esperanza para los que vendrían después. Definitivamente han pasado más de unos cuantos siglos. ¿Mil años? ¿Dos mil? Hahaha, ya ni me acuerdo…”

La mayoría de las fotos eran de una chica joven. Había una de ella de pie en medio de una ciudad, otra de ella rodeada de naturaleza, y otra en la agreste jungla. En todos ellos ella sonreía, la gente en el fondo sonriendo a su lado.

La persona que había tomado estas fotos sabía cómo capturar su resplandor mejor que nadie.

La mirada de Miledi se detuvo en una de las imágenes. Era una foto de siete personas de pie en la cima de una colina, el amanecer a sus espaldas.

Una de ellas era una chica rubia. Estaba tirando de un hombre con anteojos y nervioso más cerca de ella. Junto a ella estaba un hombre estoico, pero de aspecto gentil, un hombre seductor. una sonriente mujer de dryad, un severo y calvo anciano, una mujer Dragon que estaba sonriendo triunfalmente, y por último, un hombre demonio que estaba mirando a la chica rubia con una mirada de leve desaprobación.

“Chicos… finalmente está pasando. El tiempo avanza de nuevo. No es un sueño. El camino que elegimos… realmente allanó el camino para los que vinieron después nosotros.”

Si Miledi hubiera conservado su forma humana, habría estado llorando. Su voz temblaba y se rompía.

Sus dedos rozaron ligeramente la imagen del chico de anteojos. “O-kun. ¿Puedes creerlo? Esos chicos despejaron tu laberinto primero. Fue se suponía que era el más difícil, el que se suponía que todos harían al último. Y ¿sabes qué más? Su líder es un sinergista, igual que tú. Qué increíble coincidencia.” Miledi se rió.

“Su personalidad es completamente opuesta a la tuya. Aun así, él está increíble. Esos artefactos suyos son una locura. Debe haberlos hecho usando las técnicas que dejaste atrás”. Siguió hablando hasta que se quedó sin palabras. Vencida por la emoción, se llevó una mano al pecho

Finalmente, giró su mirada hacia la imagen final. Este era especial. Se habia creado combinando la maravillosa invención de Oscar con la regeneración de poderes que otro de sus camaradas había tenido. Juntos, habían creado un pasado. Representaba a una joven sonriente de cabello rojo. Ella estaba vistiendo un uniforme de criada, y de pie a su lado estaba la misma chica rubia que estaba en las otras fotos, excepto que parecía más joven. Había una mirada de confusión en su cara.

“Todo empezó contigo. El viaje que heredé de ti está llegando finalmente a un cierre.”

A Miledi no le quedaba mucha fuerza. Probablemente tenía suficiente energía almacenada para una última pelea a fuerza completa, pero eso fue más que suficiente. Ella había estado preparada para esto durante milenios.

Miledi giró a mirar al techo. Estaba pensando en el joven que había conquistado su laberinto.
Finalmente.

En silencio, rezó.

“Que el pueblo sea finalmente libre…” Era un deseo solitario y silencioso.