Arifureta Shokugyou de Sekai Saikyou (NL)

Volumen 4

Bonus 4: Lecciones Mágicas De Yue

“¿Hm? ¿Quieres saber el truco para usar magia?” Yue inclinó la cabeza, confundida. Era poco después del mediodía, y Shea le había preguntado cuál era el truco para usar magia. Shea no tenía absolutamente ninguna afinidad por ninguno de los elementos. Era tan mala que su afinidad estaba más o menos al mismo nivel que la de Hajime.

De hecho, los dos se habían pasado las tardes lamentando el uno al otro cómo deseaban poder usar la magia. Sin embargo, a pesar de estas deficiencias, Shea tenía una cosa que ningún otro hombre bestia tenía. Ella poseía maná, y la habilidad de manipularlo directamente. Por eso, aún tenía sueños de destruir hordas de enemigos con magia. Como nada más había funcionado, Yue era su última esperanza. Si incluso el mago más fuerte de la historia no tenía una solución para ella, entonces Shea estaba realmente condenado.

“Sí, por favor. Quizás si aprendo tus secretos, podré usar algunos hechizos en la batalla, aunque no tenga afinidad por la magia. Al menos, eso es lo que espero”.

“Hmm…. Está bien, te enseñaré. Nunca está de más contar con miembros más capacitados”.

“¡Wow, en serio! ¡Muchas gracias, Yue-san! ¡Sabía que podía contar contigo!” Las orejas de conejo de Shea se movieron felices. Ya estaba muy contenta, aunque no había ninguna garantía de que Yue pudiese resolver su problema.

“Oh, ¿tiene Yue una lección de magia? Esto suena bastante interesante. ¿Estaría bien si me uniera a ellos, Yue?”

“Sí, no me importa. Es conmovedor saber que hay un dragón que quiere que le enseñe yo”. Aunque Tio ya tenía una afinidad asombrosa con la mayoría de los elementos, ella también estaba interesada en las lecciones de Yue. No todos los días tenía la oportunidad de aprender del mago más grande de la época, después de todo.

Por su parte, Yue había crecido escuchando historias de las sabias tribus de los dragones. Era una marca de orgullo para ella que uno de esos dragones estuviera interesado en aprender de ella.

Hajime miró a las tres chicas hablar de los puntos más delicados de la hechicería con una mirada desolada en sus ojos.

Con una visión aguda como siempre, Tio se fijó en la mirada de Hajime e inclinó la cabeza con curiosidad. “Maestro, ¿qué pasa? ¿Te gustaría unirte también?”

“No, estoy bien.” Hajime parecía inusualmente desanimado. Sintiendo una oportunidad para burlarse de él, Shea sonrió y abrió la boca.

“Fufufufu. ¿Qué pasa, Hajime-san? ¿Podría ser que ya hayas recibido clases particulares de Yue-san, pero aun así no puedes usar la magia? ¿Es por eso que estás demasiado asustado para intentarlo de nuevo?”

“No, no es eso.”

“¿Entonces por qué no te unes a nosotras?”

“De verdad, estoy bien. De hecho, ustedes dos probablemente deberían salir mientras aún tengan tiempo. Por tu propio bien, quiero decir.”

A Yue no le gustó eso. Hizo un gesto y se giró para mirar a Hajime.

“Eres tan malo, Hajime. ¿Estás diciendo que soy inútil?”

“No exactamente. Es sólo que todo el mundo es apto para ciertas tareas y no para otras…”

“Huh, pero Hajime-san, ¿no sería Yue-san la persona más adecuada para enseñarnos magia?”

“Precisamente. He vivido mucho tiempo, pero nunca he visto a nadie con tanto talento como Yue. Me considero un mago hábil, pero incluso yo disfrutaría de la oportunidad de aprender de ella”.

Hajime levantó las manos para rendirse.

“Sólo recuerden que les advertí.”

Reflexionaron sobre sus palabras durante unos segundos, pero el atractivo de ser enseñadas por Yue les devolvió el aliciente, por lo que se lo quitaron de la cabeza.

Yue sacó un par de gafas de montura plateada -nadie sabía de dónde las había sacado- y empezó su conferencia. Ella articuló con sus manos mientras explicaba la teoría detrás de los hechizos originales que ella había creado. Unos diez minutos después de la conferencia, Shea y Tio empezaron a tener una idea de lo que Hajime había intentado advertirles.

“Así que, si haces whoosh con la magia aquí, todo se irá al diablo. Entonces, sólo tienes que apretarlo como si fuera Gyuu y ya está. Simple, ¿verdad?” Yue sonrió a sus estúpidas alumnas. Nada de eso había sido sencillo en absoluto.

“Ya veo. O mejor dicho, no lo sé”.

“Sí, no tengo ni idea de lo que acabas de decir.”

“¿¡Huh!?” Los ojos de Yue se abrieron de par en par con sorpresa. Tio y Shea tímidamente trataron de pedir una explicación más elaborada.

“¿Qué se supone que significa exactamente la parte de ir al diablo?”

“¿Qué quieres decir con Gyuu?”

“Como dije, cuando tu maná se vuelve Gyuu. Luego está esa pequeña sensación de esponjamiento, y sólo tienes que llegar a ese estado flotante en el que…”

Shea no pudo soportarlo más.

“¡Como dije, eso no tiene ningún sentido! ¡Todos estos sonidos raros y esas cosas no significan nada! Te lo ruego, ¡por favor, usa palabras de gente normal!”

Yue inclinó la cabeza, confundida. ¿Cómo es que esa explicación no tenía sentido? Traté de hacerlo lo más simple posible.

Dándose cuenta de que esto era lo que tenía sentido para Yue, Tio cambió de rumbo. Le preguntó a Yue si podía dar una explicación más teórica. Yue asintió, e hizo lo que se le pidió.

“El estado de Gyuu es básicamente cuando aceleras tu maná de 0 a 2.25. A partir de ahí, lo multiplicas por otros 2.25 a 2.27 dependiendo del elemento y tipo de hechizo que estés intentando lanzar. Sin embargo, a menos que lo restrinjas con una relación de resistencia de 3.95, no podrás dar la forma al hechizo. Afortunadamente, una vez que lo has lanzado, el grado de variabilidad se tiene en cuenta automáticamente, así que no tienes que…”

“¡Me refería a una explicación teórica que la gente puede entender!” Esta vez le tocó a Tio explotar. Las orejas de conejo de Shea estaban aplastadas contra su cabeza, y ella miraba fijamente a la distancia con los ojos muertos. Yue refunfuñó para sí misma, confundida en cuanto a por qué los dos no podían conseguirlo.

“Por eso traté de darte una explicación simple primero… ¿Por qué no lo entienden?”

“¿¡Gah!?” Shea y Tio se agarraron el pecho y se desplomaron. Parecía por el tono de Yue que ella pensaba que los dos eran idiotas. Pero la verdad es que Yue no pensaba lo mismo. Ella estaba honestamente confundida en cuanto a por qué una explicación que le parecía simple no tenía sentido para ellos. Era tan obvio como el hecho de que el sol salía por el este, y que las hojas cambiaban de color en el otoño.

Shea ya sabía que no sabía nada de magia, así que el golpe no fue tan malo para ella, pero para Tio fue devastador. Se había considerado a sí misma, sino una maestra, al menos una maga veterana. Sin embargo, el orgullo y el conocimiento que había acumulado durante siglos habían sido destrozados por una sola frase de Yue.

Se arrastró por el suelo murmurando: “¿Soy realmente idiota? ¿Honestamente creí que era una maga hábil cuando ni siquiera entiendo lo básico?” Shea se tambaleó hacia Yue y se lanzó a los pies de Yue. “Por favor, por favor, haz que pare. Ya has aplastado el orgullo de Tio-san.”

“No te preocupes, todo lo que necesitas es practicar. Sólo tienes que seguir los pasos que te dije, y tú también podrás hacerlo. Vamos, levántate y pruébalo”.

Shea y Tio se pusieron en pie tambaleándose. Aunque le dijeran a Yue que parara, ella no lo haría. Se había metido en el papel de maestra y se estaba divirtiendo demasiado como para dejar de hacerlo.

“Vale, repite después de mí. ¡Gyuu! ¡Paruparu! ¡Soooi!”

“¿No son esos sonidos diferentes a los de la última vez?”

Yue hizo una pose de kamen y trató de guiar a Shea y a Tio a través de un hechizo. Naturalmente, las dos no podían entenderla en absoluto. Sin embargo, eso no iba a detener a Yue.

“¡Vamos, vamos Gyuu! ¡Vamos! ¿Por qué tardan tanto?”

“¡G-Gyuu!”

“¡G-Gyuu…”

“¡Bien, ahora roonroon!”

“R-Roonroon”.

“¡Una vez más, con sentimiento! ¡Soooi!”

“¡S-Sooooooi!”

Sus voces recorrieron un largo camino a través de las llanuras vacías. Unos cuantos aventureros de paso le dieron al trío miradas extrañas. Shea y Tio ya estaban llorando.

“Te lo advertí.” Cuando estaba en el abismo, Hajime tenía hambre de más poder, lo que naturalmente significaba que le había pedido a Yue que le enseñase magia. Ella lo había llevado a través de la misma rutina infernal que Shea y Tio estaban sufriendo ahora.

Los genios eran considerados genios precisamente porque operaban a un nivel diferente al de la gente normal. Hajime ignoró las peticiones de ayuda de Shea y Tio y se quedó pensativo.