Jinrou E No Tensei Maou no Fukukan (NL)

Volumen 12: El Amanecer de una Nueva Era

Capitulo 12: Dragonantes

Parte 6

Tomé a la Maestra y al resto de mi escuadrón de hombres lobo y luego me dirigí a las Dunas Ventosas.

“Veight.”

“¿Sí, Maestra?”

“Soy la Emperatriz Demoníaca y tu maestra. No puedes simplemente llamarme como si fuera una sirvienta ordinaria.”

“Lo siento, pero esto es urgente. Puedes regañarme más tarde.”

Por favor, estabas tan emocionada de venir cuando dije que podías investigar el desierto mientras estábamos allí. Fuimos por tierra, ya que el equipo de Baltze aparentemente había sido atacado bastante tierra adentro. Todos los hombres lobo corrimos mientras estábamos transformados, así que llegamos a nuestro destino en poco tiempo. Sin embargo…

“Maestra, parece que olvidé algo importante…”

“Sí. Debería haberme dado cuenta yo misma.”

Miré las dunas con asombro. La Maestra siguió mi mirada y murmuró, “Baltze es un maestro de la doble empuñadura, pero también es uno de los dragonantes más amigables…”

No era una batalla lo que se desarrollaba en la arena de abajo, sino un banquete. Los dragonantes del desierto de escamas marrones se estaban mezclando libremente con los dragonantes de escamas azules que dirigía Baltze. A pesar de ser de culturas completamente diferentes, las dos tribus de dragonantes bebían felices juntas.

“Baltze es realmente fuerte. ¿No estás de acuerdo?”

“Oh, sí. Sus espadas gemelas fueron un espectáculo para la vista. Era como si fuera dos guerreros a la vez.”

“Pero la coordinación y el juego de lanzas de tus guerreros también fueron asombrosos. No es de extrañar que sean temidos como los cazadores del desierto.”

“Es un honor ser elogiado por un guerrero tan fuerte como tú. Toma, bebe otra copa.”

“Gracias por tu amabilidad.”

Los dragonantes hablaban lo suficientemente bajo como para que el sonido de sus bebidas fuera más fuerte que sus voces. Para un humano, esto parecería una vigilia. Pero para los dragonantes, esta era una fiesta increíble. Rara vez mostraban emoción exteriormente. Todos veníamos aquí esperando una pelea, así que nos quedamos completamente desconcertados.

Me acerqué a Baltze y le pregunté, “¿Qué pasó aquí?”

“Oh, hola, Veight. Verás…”

***

—Cielos Azules y Tormentas de Polvo Ocre—

Baltze había tomado a 60 de sus mejores hombres y los había llevado a las dunas ventosas. El desierto estaba desprovisto de vida; solo había arena y rocas hasta donde alcanzaba la vista.

Al mediodía la arena estaba terriblemente caliente, pero por la noche las temperaturas bajaban a cero. Los rumores afirmaban que extraños monstruos también deambulaban por las dunas. Las regiones centrales de las dunas aún estaban inexploradas ya que el clima era aún más severo que el de las áreas costeras.

El equipo de Baltze lo encontró demasiado peligroso incluso para ellos y se quedaron en las zonas costeras del desierto. Los wyverns bípedos que montaban los dragonantes se adaptaban bien al calor abrasador. Tanto los dragonantes como los wyverns tenían escamas mucho más duras que la piel humana, por lo que la luz del sol y la arena no eran tan debilitantes.

Mientras cabalgaban, los wyverns ocasionalmente se llamaban entre sí. Tanto sus voces como las nubes de polvo que levantaban se las llevaba el viento.

“Los wyverns están actuando de forma extraña…” murmuró Baltze mientras miraba a su alrededor. Sacó un telescopio y examinó sus alrededores. “Vigilen por todos lados. Tengan especial cuidado con las dunas de arena de allí. Artilleros, prepárense para disparar en cualquier momento.”

“¡Sí, señor!”

Había unas grandes dunas a la derecha del grupo. Eran casi tan altas como los muros de Ryunheit.

Tan pronto como estuvieron a tiro de arco de las dunas, Baltze gritó, “¡Artilleros, ubíquense en posición para disparar desde un ángulo alto! ¡Apunten a los picos de esas dunas! ¡Abran fuego!”

Algunos de los dragonantes colocaron cañones en el suelo. Los apuntaron a lo alto de las dunas y encendieron las mechas. Hubo una serie de estallidos y una ráfaga de balas de cañón surcó el aire. Explotaron al impactar contra las dunas. Estos cañones eran invenciones especiales de los ingenieros dragonantes. Su fuerza era limitada, por lo que los disparos rara vez eran letales, pero los humanos y los demonios de este mundo no estaban acostumbrados a las armas de pólvora.

“¡¿Whoa?!”

“¡¿Qué fue eso?!”

“¡No vacilen! ¡Devuelvan el fuego!”

Hubo un fuerte rugido seguido de flechas que cayeron a toda velocidad desde las dunas. Pero los caballeros de Baltze se dispersaron mucho antes de que las flechas alcanzaran sus objetivos.

Se dividieron en dos grupos, esquivando hábilmente el centro de la descarga.

Después de darse cuenta de que estaban siendo emboscados, Baltze había hecho los primeros disparos a propósito para atraer a los enemigos para que respondieran. Al observar el número de flechas, pudo decir aproximadamente cuántos arqueros había y qué tan hábiles eran.

“¡Hay una treintena de arqueros! ¡Y son buenos!” gritó Baltze, levantando su espada en el aire. “¡Rodéenlos!”

Uno de los dos grupos de caballeros comenzó a rodear la parte posterior de las dunas. El otro grupo siguió a Baltze en su asalto frontal. Las patas de los wyverns se hundieron en la arena fina, impidiendo su avance. Ir cuesta arriba también fue una lucha y la velocidad de los caballeros se redujo significativamente. Un segundo después, algo surgió del suelo, enviando una nube de polvo al aire. Era una hilera de lanzas; con sus puntas afiladas brillando al sol. Afortunadamente, Baltze esperaba este ataque sorpresa.

“¡Haah!”

Se bajó de la silla de montar, aligerando la carga de su wyvern lo suficiente como para que pudiera esquivarlas. Mientras surcaba por el aire, su wyvern usó su cola para derribar las lanzas. Las colas de los wyverns eran gruesas para ayudarles a mantener el equilibrio y un buen golpe de esta podría noquear incluso a un soldado con armadura.

“¡¿Bwaaah?!”

Mientras los asaltantes todavía estaban tratando de recuperarse de su conmoción, el wyvern de Baltze evacuó hacia donde los otros caballeros estaban esperando.

“¡Maldita sea!” gritó un dragonante de escamas marrones, saltando de la arena. Tenía una lanza corta en sus manos.

“¿A dónde fue el jinete?” preguntó otro.

“Estoy aquí”, respondió Baltze, aterrizando detrás del guerrero.

Había pasado muchos años como soldado y sabía que no debía mostrar piedad a sus enemigos. Sus espadas gemelas trazaron un arco perfecto a través del aire mientras cortaba a dos enemigos a la vez.

Pero estos asaltantes eran también hábiles guerreros. Los que permanecieron de pie rápidamente se acercaron a Baltze, rodeándolo. Alzaron sus lanzas, listos para atacar simultáneamente. Todavía quedaban unos segundos antes de que el resto de los caballeros de Baltze lo alcanzaran.

“¡Shaaaaa!”

Cargaron como uno, mezclándose tan bien con la arena que era difícil seguirles la pista. Casi parecía como si el desierto mismo estuviera tratando de matar a Baltze. Sin embargo, Baltze no los perdió de vista ni por un segundo y repelió sus lanzas con sus espadas. A pesar de la situación en la que se encontraba, Baltze estaba tan tranquilo como siempre. Blandió sus armas con la gracia de un bailarín.

Después de una furiosa ráfaga de ataque y defensa, los caballeros de Baltze lo alcanzaron y rodearon a los emboscadores.

Se separaron a intervalos regulares, todos sosteniendo sus lanzas a la misma altura. Era una extraña formación doble con Baltze en el centro, los emboscadores de escamas marrones rodeándolo y sus caballeros de escamas azules rodeando a los emboscadores. La mitad de los emboscadores se dio la vuelta para hacer frente a la nueva amenaza que había llegado. La otra mitad mantuvo sus lanzas apuntando a Baltze.

Antes de que alguien pudiera atacar, la otra mitad del contingente de Baltze llegó a la cima de la duna. El hecho de que hubieran aparecido significaba que ya habían eliminado a los arqueros en la cima.

Uno de los caballeros de escamas azules gritó, “¡Hemos eliminado al enemigo, Capitán!”

Los asaltantes no tardaron en darse cuenta de que habían sido derrotados. Uno de ellos clavó su lanza en la arena y preguntó, “¿Cómo notaron nuestra emboscada?”

“Los wyverns son sensibles al olor de los dragonantes. No deberían haber estado a barlovento de nosotros.” Baltze respondió con sinceridad, pero mantuvo la guardia alta. Estaría listo, sin importar de qué dirección viniera un ataque.

“Pero eso no explica cómo supieron que estábamos escondidos en la arena”, dijo el dragonante de escamas marrones.

“Por la cantidad de flechas que dispararon, pude decir que tenían alrededor de treinta arqueros. Pero incluso si tuvieran la ventaja geográfica, sería imprudente atacar a un contingente de caballeros dos veces más grande que su grupo. Supuse que tenía que haber más en su emboscada.”

Los dragonantes de escamas marrones intercambiaron miradas.

“Esa fue una demostración verdaderamente impresionante de poder marcial. Por favor, déjanos escuchar tu nombre, esgrimista de doble empuñadura.”

“Soy el capitán de los guerreros dragonantes de escamas azules del ejército demoníaco, Baltze el Caballero Azure.”

Los dragonantes de escamas marrones restantes clavaron sus lanzas en la arena también.

“Nos sometemos a los más fuertes. Roben nuestra fortuna o mátennos, no nos resistiremos más.”

Después de escuchar el informe de Baltze, le di a los dragonantes de escamas marrones una sonrisa comprensiva.

“Escogieron al tipo equivocado con quien meterse. Baltze es el mejor espadachín del ejército demoníaco.”

Según uno de ellos, se llamaban a sí mismos la tribu Arenascama. Por lo general, cazaban animales salvajes para alimentarse, pero de vez en cuando atacaban caravanas por sus bienes. Habían imaginado que la unidad de Baltze sería un objetivo fácil. El hecho de que Baltze y sus soldados fueran dragonantes no les importó a los arenascamas. Era lo mismo a como los bandidos humanos atacaban a otros humanos. Desafortunadamente, juzgaron mal la fuerza de su presa.

“Nunca antes había visto un manejo de la espada tan fluido pero mortal. ¿Cómo rayos detuviste todas nuestras lanzas a la vez?”

“Ese movimiento específico no tiene un nombre propio, pero entre los esgrimistas de doble empuñadura, tenemos un método de entrenamiento especial conocido como la Danza de las Cuatro Espadas. Hay una serie de técnicas de parrying que aprendemos llamadas Shadow Counters y esa fue una de ellas.”

“Ya veo… Fascinante.”

La destreza de Baltze con la espada era aún más feroz que el sol del desierto. Ninguno de los arenascamas había podido seguirle el ritmo.

La Maestra se acercó a mí y me preguntó, “Me pregunto cuál es el secreto detrás de la fuerza de Baltze.”

“Creo que es simplemente porque sus reflejos y su visión cinética son mejores de lo normal.”

Algunos de los otros hábiles guerreros del ejército demoníaco y yo habíamos notado que Baltze era excepcionalmente bueno para seguir los movimientos de múltiples objetivos a la vez. Su verdadera fuerza brillaba en un caótico tumulto. Incluso cuando fue atacado desde múltiples direcciones, Baltze pudo parar y contraatacar con precisión. No solo eso, sino que fue capaz de asestar sus espadas en objetivos separados simultáneamente.

Parecía simple, pero normalmente si intentabas golpear diferentes cosas, uno de los brazos se descuidaba. Esto se debía a que, si cambiabas el equilibrio para golpear a un enemigo, quedabas en una mala posición para golpear a cualquier otro. Pero Baltze usaba su cola para compensar eso, lo que requería una gran cantidad de práctica y habilidad.

Le expliqué todo esto a la Maestra, quien se acarició la barbilla y dijo, “Oho, eso suena fascinante.”

“Las habilidades de Baltze no son normales. Quizás una entre un millón de personas podría alcanzar su nivel.”

Era porque Baltze había derrotado sin ayuda los arenascamas que ellos habían estado dispuestos a rendirse tan pronto. A los dragonantes no les gustaban las peleas que no tenían posibilidades de ganar. Posteriormente, la relativa simpatía de Baltze (para un dragonante) le había hecho ganarse el cariño de sus emboscadores y ahora eran amigos. De hecho, los arenascamas prácticamente lo adoraban ahora.

Los hombres lobo y yo decidimos unirnos al banquete ya que habíamos venido hasta aquí.

“Me alegro de que estés a salvo, Baltze.”

Baltze se rascó la cabeza con torpeza y dijo, “Siento haberte preocupado. Simplemente quería dar un breve informe sobre lo que había sucedido, no era mi intención pedir ayuda.”

“El problema es que tus informes son demasiado breves. Es imposible saber qué está pasando.”

Baltze era un tipo sencillo, pero también tenía un lado halagüeño. Desafortunadamente, eso significaba que se preocupaba durante años por cosas triviales y trataba las crisis como si no fueran nada. Hacía difícil saber cuándo estaba realmente en problemas.

Baltze se bebió de un trago el licor de cactus que los dragonantes arenascamas parecían preferir y le dio un mordisco a su escorpión asado.

“Los arenascamas dijeron que estarían dispuestos a forjar una amistad con el ejército demoníaco. ¿Qué piensas, Emperatriz Demoníaca?”

“En efecto. ¿Qué piensas de esto, Veight?” preguntó la Maestra, volviéndose hacia mí. Realmente odias involucrarte en política, ¿eh? Decidí ir a lo seguro aquí.

“Si podemos hacer que acepten no atacar a nuestros grupos de expedición, eso ya es más que suficiente”, respondí.

“Entonces vamos a pedirles eso.”

¿Y si te hubiera dado un mal consejo?

***

Antes de que pudiera decir algo, uno de los arenascamas negó con la cabeza y dijo, “No es al ejército demoníaco a quien estamos dispuestos a obedecer, sino al propio Baltze.”

***