Spy Kyoushitsu (NL)

Volumen 5

Capítulo 2: Artimaña

Parte 1

 

 

La Agencia de Inteligencia de la República Din, la Oficina de Inteligencia Extranjera, operaba veintisiete academias de espionaje diferentes. Cada una tenía un poco más de cien estudiantes, y sus edades iban desde los ocho hasta los veintidós años.

Para ser admitido, debías recibir una recomendación de uno de los numerosos cazatalentos y espías dispersos por toda la nación. Cualquier niño considerado prometedor por ellos, abandonaría entonces sus antiguas identidades y se dirigiría a una academia para vivir en un dormitorio aislado del resto del mundo.

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Entonces, para graduarse, debían aprobar uno de los exámenes de graduación bianuales de las academias. Por lo general, a los estudiantes les llevaba seis años graduarse, pero la gran mayoría ni siquiera tenía la oportunidad de intentarlo. Aproximadamente el 80 por ciento de los estudiantes terminaban suspendiendo debido a calificaciones deficientes en los exámenes periódicos antes de la fecha.

La razón por la que tantos estudiantes no lograban graduarse, era la inmensa cantidad de conocimientos que las academias esperaban que aprendieran. Se esperaba que absorbieran cada habilidad fundamental que un espía necesitara. Naturalmente, esto  incluía aprender varios idiomas, y además, los estudiantes necesitaban las habilidades físicas para infiltrarse en cualquier lugar donde pudieran necesitar hacerlo, las habilidades conversacionales y de actuación necesarias para interactuar con cualquiera que fuera necesario, y la puntería y destreza en combate cercano para llevar a cabo asesinatos, por nombrar algunas. Y la lista continuaba a partir de ahí.

Para los estudiantes, desde la mañana del lunes hasta la tarde del miércoles, todo era entrenamiento al aire libre. Sus instructores los dejaban en lo profundo de las montañas y los obligaban a caminar varios kilómetros durante toda la noche. Luego, los jueves y viernes estaban llenos de lecciones ininterrumpidas de idioma y cultura, y los sábados tenían conferencias sobre temas especializados como cocina y danza. La mayoría de los estudiantes pasaban sus domingos durmiendo como muertos. El currículo infernal desgastaba sus mentes y cuerpos, y uno de cada diez estudiantes escapaba antes de los seis meses. Y quienes se quedaban, se encontraban incapaces de superar los obstáculos de los exámenes periódicos, y lento pero seguro, las filas de estudiantes disminuían.

En medio de ese entorno brutal, hubo dos grupos de personas que se convirtieron en espías a través de caminos vastamente contrastantes.

Los miembros de Otori destacaron desde el principio.



Tomemos a ‘Hikin’ alias Vindo, por ejemplo.

Vindo tenía dieciocho años cuando se matriculó por primera vez. Durante su tiempo en el Departamento de Inteligencia  Naval,  sus  éxitos  destacados  captaron  la atención de una figura importante en la Oficina de Inteligencia Extranjera. A partir de ahí, abandonó la marina e ingresó en una de las academias de la Oficina de Inteligencia Extranjera. Después de aprobar fácilmente todos sus exámenes, decidió presentarse al examen de graduación tan solo un año después de matricularse. En la prueba de graduación, que reúne a los mejores de cada escuela, logró impresionantemente el primer lugar.



Gracias a su arduo trabajo y talentos perfeccionados, Vindo ingresó al mundo del espionaje por la vía oficial. Y la mayoría de las historias de los miembros de Otori eran bastante similares a la suya.

Luego tenías la mezcla de casos especiales que conformaban Tomoshibi. Tomemos a ‘Hanazono’ alias Lily, por ejemplo.

Lily tenía solo nueve años cuando se matriculó, convirtiéndola en una de las estudiantes más jóvenes de su academia. Inicialmente, la gente tenía grandes expectativas por su resistencia natural al veneno, pero tenía un defecto fatal: su torpeza. Obtenía buenas calificaciones en sus exámenes escritos, pero en los exámenes prácticos, cometía un error garrafal tras otro. Si no fuera por el potencial que su actitud diligente hacia su entrenamiento y su fisiología única representaban, hacía tiempo que la habrían expulsado. Y las experiencias del resto del equipo eran en gran medida similares a las de Lily.

‘Manamusume’ alias Grete, era una auténtica maestra del disfraz, pero su miedo a los hombres le impedía aprovechar su talento al máximo. Además, tenía problemas mentales y era propensa a enfermarse.

‘Sougen’ alias Sara, tenía talento para criar animales, pero carecía en gran medida de las cualidades de un espía. Era tímida e indecisa, y aunque sus instructores decidieron no expulsarla durante su primer año por compasión, su expulsión estaba casi confirmada en el segundo año.

‘Hyakki’ alias Sybilla, tenía habilidades atléticas fantásticas, pero siempre tenía grandes problemas en sus exámenes escritos. Además, después de las lesiones que causó durante cierto incidente, su capacidad para cooperar con los demás estudiantes comenzó a desmoronarse, y empezó a convertirse en una rezagada.

‘Bouga’ alias Annette no le importaba en lo más mínimo las reglas, ‘Yumegatari’ alias Thea se metió en problemas con sus instructores por su entrenamiento extracurricular en amores, ‘Hyojin’ alias Monika empezó a tomar atajos después de sufrir un contratiempo, y ‘Gujin’ alias Elna estaba apartada debido a sus habilidades deficientes de comunicación. Todas las chicas que Klaus encontró y reclutó en Tomoshibi estaban a un paso de la expulsión.

Otori y Tomoshibi eran tan diferentes, y allí en Longchon, los dos equipos estaban llegando a un punto culminante.

La base de operaciones de Otori se encontraba en el distrito comercial del continente de Longchon. Longchon había estado creciendo constantemente, y la nación respondió al aumento de población construyendo una serie de complejos de apartamentos a gran escala. Cada uno tenía un restaurante en la planta baja, y desde allí hacia arriba se encontraba una serie de apartamentos unos sobre otros, con cada pasillo cubierto de anuncios de dentistas, herbolarios tradicionales y similares.

En ese momento, Otori estaba alquilando una de esas habitaciones. Que seis personas vivieran en un espacio destinado para cuatro no resultó demasiado incómodo ya que los seis rara vez coincidían en el lugar al mismo tiempo debido a sus frecuentes salidas.

Cuando Vindo y Culu regresaron, encontraron el apartamento vacío. Tan pronto como entraron, Vindo golpeó su puño contra la pared. Las botellas de cerveza esparcidas por el suelo vibraron y volcaron. “Kagaribi”, murmuró con un pequeño chasquido de la lengua.

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Culu exclamó sorprendida. Era la primera vez que lo veía tan enfadado. “¿Eh? ¿Hizo algo el señor Klaus?”.

“Ese hombre quiere usarnos como herramientas para entrenar a sus estudiantes”. Vindo se dejó caer en la litera de abajo. “Eso es lo que buscaba desde el principio. Cuando hice mi demanda, él dijo que solo la aceptaría si le contaba sobre las técnicas que Tomoshibi aún no había aprendido. Sabía que me descubriría si intentaba mentir, así que tuve que decírselo, y no mucho después, salieron con esa tontería de un período de adaptación”.

“……”.

“Está subestimándonos. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que me sentí menospreciado”.

“Las cosas nunca son fáciles, ¿verdad?”.

Detrás de las aparentes negociaciones exitosas, parece que hubo una conversación como esta. A pesar de su apariencia amable, Klaus parecía tener una personalidad bastante astuta y fuerte.

“¿Crees que vamos a tener un problema?”, preguntó Culu. “¿Va a romper su promesa?”.

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“Es poco probable. No creo que anteponga sus sentimientos como para avergonzarse quedándose en Tomoshibi después de que terminemos de demostrar cuánto mejores somos”.

“Entonces nuestro objetivo…”.

“Sigue siendo el mismo. Tenemos que demostrar que Otori es mejor que Tomoshibi. Eso es todo”.

Una vez que terminaron de analizar la situación, Vindo dijo “…Voy a descansar un poco” y sacó una botella de cerveza del refrigerador. Dio un mordisco a un xiaolongbao medio comido de otra persona y lo bajó con la cerveza.

Después de terminar su ligera comida, comenzó a quitarse la ropa.

Culu, mientras bebía jugo de uva en un vaso, lo miró con los ojos entrecerrados y dijo, “¿Sí sabes que estoy aquí?”, pero él le respondió sin prestarle atención, “Acostúmbrate”, y arrojó sus prendas en la cesta de la ropa sucia.

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Culu tomó otro sorbo de su jugo “¿Por qué los hombres son tan descuidados?”.

“Cuando me levante, nos pondremos en movimiento”. Vindo, con la parte superior del cuerpo descubierta, anunció. “Recopila información sobre Tomoshibi mientras llevamos a cabo la misión. Asegúrate de comunicárselo a los demás. No quiero que se nos pase algo por alto”.

“¿Seguro que no podemos tomarlo con más tranquilidad? Siento que nos iría bien sin ir a fondo”.

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“No bajes la guardia. Esas chicas pueden parecer un desastre, pero de alguna forma han sabido llevar varias Misiones Imposible. Debe haber una razón para eso”.

Vindo hizo sonar las articulaciones de sus dedos.

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“No mostraré piedad. Limpiaremos el piso con Tomoshibi”.

“………”.

Culu notó una fuerte determinación en él.

Estaba de más decir que el problema de la ausencia del jefe de Otori también era algo que Culu quería resolver de alguna manera. A pesar de ser un grupo élite, eran novatos. Necesitaban a alguien con experiencia a la cabeza.

Sin embargo, Vindo mostraba emociones más intensas que eso.

—Quería a ‘Kagaribi’ a toda costa.

Tenía la sensación de que aún no le había revelado la razón.

Pensó en preguntar, pero Vindo ya se había ido a la cama.

No solo Otori alquilaba un apartamento en Longchon. El otro apartamento en cuestión también era pequeño, y aunque a simple vista parecía más espacioso que el de Otori, eso se debía únicamente a la meticulosa limpieza de su residente de cabello cerúleo.

La luz de la mañana iluminaba a las tres chicas compartiendo una comida allí. Estaban comiendo pasta, que estaba lejos de ser un alimento de la cultura local de Longchon. No importaba dónde en el mundo estuviera la chica de cabello cerúleo, nunca cambiaba su dieta. Le gustaba tener las cosas de cierta manera, y si no fuera por lo flexible que era su compañera de cabello castaño, su convivencia habría terminado rápidamente en desastre.

Las chicas estaban sentadas alrededor de una mesa circular.

“¿Otori, eh? Ahí van de nuevo, tomando decisiones importantes sin contar conmigo”, murmuró la chica de cabello plateado azulado, ‘Hyojin’ alias Monika. Era de estatura mediana y se esforzaba por despojarse de cualquier característica física distintiva. El aspecto notable de su apariencia era la forma en que su peinado asimétrico caía y cubría su ojo derecho.

“¿Son lo mejor de lo mejor? Oh no. No me gusta por donde va esto”, dijo nerviosamente ‘Sougen’ alias Sara, acunando su cabeza. Su cabello castaño rizado asomaba por debajo de su visera de periodista, al igual que sus ojos nerviosos, parecidos a los de una ardilla.

“Estoy de acuerdo. Las cosas han tomado un giro bastante inesperado…”, murmuró sombríamente la pelirroja ‘Manamusume’ alias Grete. Sus extremidades eran tan finas que parecían propensas a quebrarse si se manipulaban con mucha brusquedad, dándole ese tipo de aire efímero que se esperaría de una escultura de vidrio. Traía el cabello corto.

Las tres habían estado en una operación separada, así que no les habían consultado sobre el problema de Otori. Las demás acababan de transmitirles por radio que estaban en medio de una batalla en la que el ganador se lleva a Klaus, y se sintieron más que sorprendidas por la noticia.

De las tres, la expresión de Grete era la más sombría. “Jamás se me pasó por la cabeza que alguien vendría a intentar robarse al jefe… supongo que tiene sentido si consideras lo encantador que es, es inevitable…”.

En ese momento, ya era de conocimiento común que ella estaba enamorada de Klaus.

Monika agitó la mano burlonamente. “Bueno, la posición de esos chicos de Otori es lógica. No hay duda que Tomoshibi está frenando a Klaus”.

Incitada por Monika, Grete estuvo de acuerdo. “No estás equivocada”, respondió. “Esto es problemático… ni siquiera he completado el primer paso de mi plan para acercarme más al jefe…”

“Sólo por si las moscas ¿qué paso es ese?”. “Compartir la cama con él”.

“¿A quién se le ocurrió ese plan?”.

“A Thea. ¿Verdad que es muy sabia?”.

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“Cuando la vea, va a saber lo que es una golpiza”.

Monika comenzó a tronarse los nudillos, pero Sara apresuradamente dijo: “¡N-Necesitamos hacerle un lavado de cerebro a la señorita Grete!”. Dicho esto, no expresó ninguna objeción específica sobre la parte de golpear a Thea.

Después de ese pequeño diálogo, Grete volvió a encarrilar la conversación. “…Por ahora deberíamos ir a la base del jefe para tener una mejor comprensión de la situación”.

“Sí, buena idea”. “Entendido”.

Con la decisión tomada, terminaron de comer y se dirigieron hacia afuera. Durante su estancia en Longchon, no podían ir fácilmente al lugar donde estaba Klaus. No era una buena idea hacer que espías encubiertos se reunieran en el mismo lugar con demasiada frecuencia, y además, ya estaban hasta el cuello dando apoyo a los otros equipos.

Esta iba a ser la primera vez en mucho tiempo que Grete vería a Klaus, así que estaba sonriendo de oreja a oreja.

De camino a la ciudad, Monika sugirió: “¿Por qué no hacemos una apuesta? Adivinemos cómo la están pasando las otras. Quien gane recibirá helado esta noche de las perdedoras”.

“Te gustan las apuestas, ¿verdad?”, dijo Sara, llevándose la mano a la boca como si estuviera a punto de reír. “Mi suposición es que están entrenando. Tendremos que esforzarnos si queremos vencer a Otori”.

“¿Ah, sí?», respondió Monika. “Creo que todas están tiradas en la cama reviviendo sus viejos traumas”.

“…En ese caso, predigo que están comprometidas en actos de sabotaje”, dijo Grete. “Ahora que Otori está tratando de llevarse al jefe, imagino que querrán hacer lo que sea necesario para obstaculizarlos”.

Después de que cada una de ellas hiciera sus apuestas, llegaron a la propiedad de Klaus. Pensaron que a esta hora las demás estarían allí. Esta iba a ser la primera vez en dos semanas que todo Tomoshibi estaría junto bajo un mismo techo.

Monika usó el picaporte que colgaba en la puerta principal. Sin embargo, nadie salió. Golpeó de nuevo, pero el resultado no fue diferente. Sólo el sonido del picaporte resonaba al vacío.





“¡URRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRGH!”.

Se escuchó un leve gruñido animalesco desde el interior.

“¿Hmm…?”, Monika inclinó la cabeza en desconcierto, luego giró el pomo de la puerta y descubrió que la puerta no estaba cerrada con llave.

Dentro, en la sala de estar justo después de la entrada, había cinco chicas tiradas en el suelo.

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