Isekai Mokushiroku Mynoghra: Hametsu no Bunmei de Hajimeru Sekai Seifuku (NL)

Volumen 2

Capítulo 3: Encuentro

Parte 2

 

 

Aquel intercambio un tanto idílico tuvo lugar hace más de una semana, y ahora Tonukapoli lamentaba amargamente la decisión que tomó aquel día.

Suelen decir que un niño tonto es más preciado.

Publicidad G-AR



Tonukapoli sentía lo mismo por Pepe.

Estaba preparada para una misión peligrosa, pero no lo suficiente. Nunca pensó que se enfrentaría a una muerte segura.

Quizá ella confiaba demasiado en sus propias fuerzas. Acudió a la misión con la esperanza de que lo peor que podían esperar eran algunas bajas en la guardia que les acompañaba.

No hace falta decir que la naturaleza idílica del pueblo de Phon’kaven jugó en su contra durante esta expedición.

Porque en este día, Phon’kaven hizo el primer contacto con Mynoghra.

Publicidad G-M1



«¿Elfos Oscuros? Pero su aura ominosa dice otra cosa…»

«¿Oh? ¿Y quién podrías ser tú…?»

Dragontan era la ciudad construida alrededor de la Mina de Vena del Dragón.

Tras tomarse un breve descanso en el pueblo, Tonukapoli había confiado las desesperadas noticias a la alcaldesa, que se alegró de lo que pensó que eran refuerzos, y luego partieron hacia las Tierras Malditas, donde se encontraron enseguida con los Elfos Oscuros.

Se enfrentaron a una muchacha de aura ominosa y a los guerreros elfos oscuros que la acompañaban. A diferencia de los habitantes del norte, el imperio multirracial de Phon’kaven no discriminaba a los elfos oscuros.

Pero era dudoso que estos fueran siquiera los Elfos Oscuros que ellos conocían…

El grupo que tenían ante ellos estaba envuelto en una oscuridad tan densa que se notaba a simple vista. Especialmente la chica que los lideraba. Su aura era tan oscura que podía tapar el sol.

Publicidad G-M1



Los instintos de Tonukapoli hicieron saltar todas las alarmas, advirtiéndole que los Gigantes de las Colinas a los que se había enfrentado antes eran como bebés indefensos comparados con esta entidad.

Una mirada a las Tierras Malditas que se alzaban tras el grupo de la muchacha informó a la chamán con cabeza de vaca de que las cosas ya eran demasiado para ella. Lo que residía allí parecía ocultarlo bien, pero una vez que te volvías tan hábil como Tonukapoli, estaba muy claro que las Tierras Malditas habían sido contaminadas por fuerzas malignas.

Publicidad G-M1



Un mal profundo y aterrador había salido del bosque a recibirlos.

«Tú no eres mortal…»

«… Tienes razón», respondió la muchacha en voz baja a la pregunta de Tonukapoli.

Sólo sus palabras helaron hasta los huesos a las fuerzas expedicionarias de Phon’kaven. Su voz dulce no podía ocultar la aterradora verdad contenida en su comentario.

«¡S-señorita Tonukapoli! ¿Q-Qué son ellos?»

«¡Eso es lo que me gustaría saber! ¡No saquen sus armas ni hagan movimientos bruscos, ¿me oyen?!» Tonukapoli se apresuró a ordenar a los soldados.

Traer a una unidad de élite formada únicamente por Hombres Bestia, conocida como Cuerpo de los Colmillos, había sido una mala jugada. Eran incapaces de utilizar magia rudimentaria y comunicarse con los Espíritus de la Naturaleza, pero sus instintos animales detectaron el inmenso mal, sumiéndolos en un estado de consternación.

Todos estaban aterrorizados por el aura oscura y a punto de actuar imprudentemente basándose únicamente en lo que les decían sus instintos.

Se decía que los seres oscuros odiaban a todo el mundo y querían extinguir la vida. Además, todos los seres vivos sentían una repulsión instintiva hacia los seres oscuros.

Aún se desconocía si eran ellos los que instigaban a los bárbaros.

Su fuerza también era desconocida.

Pero los instintos de Tonukapoli le gritaban: no debes luchar. Estos no son enemigos que puedas derrotar. Huye. Ahora.

Mientras el tiempo pasaba dolorosamente, Tonukapoli buscaba en su cerebro una forma de escapar.

Publicidad G-M3



«Gia, ordena a todos que se mantengan a la espera hasta que yo diga lo contrario.»

«Como ordene.»

Atou también estaba dando órdenes a Gia en voz baja.

Por regla general, Atou no confiaba en nada fuera de Mynoghra. No ayudaba que este encuentro se pareciera al que tuvieron con el equipo de reconocimiento del Reino Sagrado de Qualia.

El resultado inevitable estaba claro, pero el rey Takuto les había enviado a una misión diferente esta vez. Tenían varias estrategias para visitar la ciudad cercana, pero no planeaban encontrarse primero con sus fuerzas.

Atou no sólo no podía informar a Takuto del fracaso de la operación, sino que había metido la pata al dedicar demasiada atención a interpretar cómo podría ir la conversación en Dragontán. Estaba tan concentrada que dejó de ser consciente de su entorno.

Quería rebajar la tensión, pero sus oponentes, los Soldados Hombres Bestia en particular, eran muy cautelosos. Si daba un paso en falso, la situación podía estallar.

Quería evitarlo a toda costa.

Publicidad G-M3



Atou y los Elfos Oscuros también estaban tensos.

La tensión engendra más tensión, limitando las acciones de todos por miedo a un futuro indeseable.

La angustia de que incluso pronunciar una sola palabra pudiera provocar un daño irrevocable hacía que ambas partes dudaran en mover un dedo.

Fue en ese momento cuando la tensión llegó a su límite y la batalla parecía inevitable que…

«¡¿Puedo tener la atención de todos?!»

…una voz sonó con tan poca reserva como la de alguien que salta a propósito sobre hielo delgado.

Todas las miradas se concentraron en una persona… la figura que había saltado delante de Atou y los Elfos Oscuros con la mano derecha levantada como un niño intentando hacer una pregunta. Probablemente la persona más bajita de los presentes, esbozó una gran sonrisa como si el hecho de pasar a primer plano le encantara.

… No hace falta decir que la persona en cuestión era Pepe el Tonto.

Incluso Tonukapoli, su supervisora, se quedó boquiabierta ante su alocado comportamiento.

Los cerebros de todos finalmente se pusieron al día con el abrupto cambio en la situación, y un segundo antes de que cualquiera de las partes pudiera procesar cómo lidiar con él…

Publicidad G-M1



«¡Hola! Me llamo Pepe. ¿Y tú?»

…un alegre saludo emitido por un chico que no sabía leer el estado de ánimo destrozó sus respuestas.

Isekai Mokushiroku Mynoghra Volumen 2 Cap 3 Parte 1 Novela Ligera

 

Eterpedia

Pepe el Tonto – Comandante

~Porque es un tonto, él no discrimina; porque es un tonto, él no conoce el miedo; y porque es un tonto, él puede llevarse bien con cualquiera. Todos podríamos aprender algo de él.~


Rasgos distintivos

<<Amistad>>
Impresión de todos los Comandantes + 2 puntos
Índice de impresión positiva dado a todos los Comandantes + 50%.

Publicidad G-M3



<<Igualitario>>
La impresión no cambia en función de la Raza o el Alineamiento

<<Comerciante>>
Beneficio total obtenido del comercio + 20%.

 

Los dos grupos hostiles que se habían estado mirando fijamente, listos para una pelea sólo unos minutos antes, ahora tenían problemas para encontrar las palabras adecuadas que decir por una razón completamente diferente que no tenía nada que ver con la tensión anterior.

Las tropas de élite de Mynoghra y Phon’kaven caminaban juntas por el sendero sin señalizar que atravesaba las Tierras Malditas. Sólo tenían un destino: La Capital Imperial de Mynoghra.

Atou y los Elfos Oscuros encabezaban la marcha de los comandantes de Phon’kaven, que habían solicitado una audiencia con Takuto. Aun así, sus expresiones eran poco apropiadas para esta misión crítica que influiría en el futuro de su imperio.

«Y entonces fue cuando dije: ‘¡Sinvergüenzas nefastos que se atreven a arruinar Phon’kaven, prueben mi magia!’. ¡Lo dije tal cual! ¿Me está escuchando, señorita Atou?»

«Sí, te he oído alto y claro».

«¡Vaya, vaya, esos semihumanos sí que me hacen trabajar! ¡Sé qué Phon’kaven sería un montón de escombros si yo no estuviera! ¡Sin duda alguna!»

Atou frunció el ceño mientras escuchaba las inocentes historias del chico sobre sus hazañas heroicas. No le disgustaba especialmente, pero su incesante parloteo la estaba cansando.

«Ya veo… Debe de ser difícil», respondió Atou amablemente. «Los bárbaros incivilizados atacan de vez en cuando a la gente que sólo intenta vivir en paz. Son una molestia que sólo trae daño, nunca algún beneficio».

«¡Éso es cierto! ¡Tiene tanta, tanta razón, señorita Atou! ¡Vaya! Como, ¡guau! ¡Estoy encantado de que me entiendas! ¡Se siente como si siempre hubiéramos sido buenos amigos! ¡Wajaja!» Pepe rebuznó de risa.

Gracias al saludo de este enérgico y chiflado muchacho, las dos fuerzas armadas pudieron por fin llevar su tenso encuentro por un camino pacífico. Pepe había hecho un trabajo maravilloso mediando en la volátil situación, pero la estima que todos tenían de él había ido en constante declive después de eso. En todo caso, ambas partes estaban cada vez más exasperadas de él.

Llevaba actuando así desde que intervino por primera vez en las negociaciones. Nadie le pidió que hablara sin parar de sí mismo, pero lo hizo de todos modos.

«Disculpe, señorita Tonukapoli, pero ¿por qué este niño se pega tanto a mí…?».

«Por favor, no le haga caso, señorita Atou. Ese niño es un tonto«.

«Jaa,» Atou suspiró en voz alta, lo que fue una inusual muestra pública de irritación por su parte. Era lo mucho que le costaba hacerse una idea del chico llamado Pepe. Había algo en él que la desconcertaba por completo. «Eso tiene sentido…»

Aún estaban en las fases preliminares de la negociación, que requerían una mano delicada, y sin embargo había entre ellos un ambiente extrañamente relajado, como si fueran un grupo de amigos disfrutando de una excursión en una tarde tranquila y soleada.

Atou sabía la causa… todo era obra del chico de personalidad astuta, que parecía más que incapaz de leer el estado de ánimo. Empezaba a sospechar que tenía alguna habilidad única para rebajar la tensión y calmar la habitación.

Lo tuviera o no, no contribuía en nada a empeorar la situación. Por extraño que hubiera sido, evitaron ir a la batalla. No sabía adónde irían a parar las cosas a partir de ahí, pero la situación actual también funcionaba bien para su bando. Así, Atou se convenció a la fuerza de que el mundo estaba lleno de todo tipo de personalidades, y no debía matarlo sólo porque la desesperara.

«Debo decir que el miasma es denso aquí», comentó Tonukapoli. «Incluso está empezando a afectarme».

«Lo siento, pero eso no es algo que podamos arreglar, señorita Tonukapoli», dijo Atou. «Forma parte de nuestro pueblo… Pero no dude en avisarme si es demasiado para usted. Estaremos más que encantados de celebrar esta reunión en otro lugar otro día».

En realidad, Atou quería aplazar la reunión entre comandantes hasta que ambas partes pudieran tantearse un poco mejor, pero el otro imperio solicitó una audiencia urgente con Takuto. Le preocupó momentáneamente que estuvieran tramando algo, pero Takuto le convenció telepáticamente de lo contrario.

Su opinión al respecto era que probablemente buscaban ayuda urgente o información sobre los bárbaros que atacaban sus ciudades, lo que también tenía sentido para ella. El consejo de administración del imperio de Mynoghra ya había confirmado que Dragontan se encontraba en un estado de catástrofe inminente.

No se sabía si Phon’kaven quería suministros u otra cosa, pero lo único claro era que no podían permitirse enemistarse con Mynoghra ahora mismo. Y tal y como Takuto había predicho, Tonukapoli no podía ocultar del todo su urgencia.

«Nah, como se suele decir, nunca dejes para mañana lo que puedas hacer hoy», dijo Tonukapoli. «Bueno, era demasiado para mis soldados, así que dejé a la mayoría fuera del bosque. Pero bueno, nosotros fuimos los que impulsamos esta reunión. Es justo que nos aguantemos y la llevemos a cabo».

«Gracias por ser considerados con nosotros. Nuestro rey les da la bienvenida».

¿Se le notaba la desesperación porque estaban tan presionados o porque simplemente no sabía cómo engañar a los demás? En cualquier caso, cualquier acción contra Mynoghra sería en vano. En el momento en que sus Comandantes pusieran un pie en el territorio de Mynoghra, se encontrarían en una enorme desventaja.

La fuerza de Atou ya había aumentado hasta el punto de que su mera presencia pondría fin de forma decisiva a cualquier batalla. En caso de que tuvieran algún malvado plan en mente, Atou confiaba en que ahora podría pulverizarlos en una batalla cara a cara.

«¡Ahora tengo un poco de hambre!» proclamó Pepe. «¡Quizá sea cosa mía, pero siento las piernas como de plomo!».

Publicidad G-M1



«Um, ¿Señorita Tonukapoli? ¿Él estará bien?» preguntó Atou.

La mayoría de las tropas de Tonukapoli esperaban fuera de las Tierras Malditas porque el miasma los ponía enfermos. Sólo los más fuertes reunieron su fuerza de voluntad para acompañar a sus comandantes, pero incluso ellos parecían enfermos. Lo mismo ocurría con aquellos capaces de competir con los Guerreros Elfos Oscuros en igualdad de condiciones. Así que resultaba extraño que aquel chiquillo estuviera lo bastante bien como para parlotear alegremente sobre cosas intrascendentes.

«Es demasiado tonto para darse cuenta».

A juzgar por ese comentario, ni siquiera su compañera Portadora del Bastón y maestra sabía por qué estaba bien.

Pepe avanzó por el sendero sin caminos con un saltito en su paso. Balanceando una rama que había recogido del suelo, charlaba con todos los elfos oscuros que veía como si se lo estuviera pasando de maravilla.

Atou quería refrenar cualquier exceso de charla, pero no quería ofender a un invitado oficial del Estado.

Compadeciéndose de los atribulados elfos oscuros, Tonukapoli les pidió que aguantaran las payasadas del bufón sólo un poco más y volvió a centrar su atención en Atou.

«Cambiando de tema, ¿estaría dispuesta a hablarme un poco del rey de Mynoghra, señorita Atou? No me gustaría ofenderle por diferencias culturales».

«¡Sí! ¡Me encantaría! ¡Permítame empezar explicándole la grandeza, frialdad, amabilidad y genialidad de Su Majestad».

La expresión de Atou, que en ocasiones se había vuelto pensativa durante su paseo, se iluminó al instante como una vela. Ese cambio por sí solo bastaba para informar a Tonukapoli de lo mucho que respetaba y adoraba a su rey.

Esta muchacha, que entusiasmaba a Tonukapoli con historias de las maravillas de su rey, era, según todas las estimaciones, un monstruo incomprensible. Ocultaba un poder sin comparación en su lindo y pequeño cuerpo.

Un monstruo que sólo se encuentra en leyendas y mitos… ¿a qué clase de rey serviría amorosamente un ser así?

Publicidad G-AB



A medida que el miasma se hacía más denso, una escalofriante ansiedad inundó a Tonukapoli.

¿Qué nos espera en el Reino de los Espíritus…?

Los pensamientos de Tonukapoli se dirigieron directamente a las leyendas sobre el Rey de la Ruina, de quien se decía que había sido sellado en las Tierras Malditas.

¿Hemos tomado la decisión correcta? Hemos llegado hasta aquí porque nos dejamos llevar por las travesuras de Pepe, pero no puedo evitar la sensación de que esto es un gran error.

La vieja señorita sacudió la cabeza de vaca para ahuyentar la inquietud que brotaba de sus entrañas.

Mantente Enterado
Notificarme
guest
This site uses User Verification plugin to reduce spam. See how your comment data is processed.
0 Comentarios
Mas Votados
Mas Recientes Mas Antiguos
Respuestas en el Interior del Texto
Ver todos los comentarios