Chiyu Mahou no Machigatta Tsukaikata, Senjou wo Kakeru Kaifuku Youin (NL)

Volumen 1

Prólogo: El Comienzo de Todo

Era un lúgubre día de lluvia.

Las gotas de lluvia repiqueteaban ruidosamente contra el suelo al descender del cielo. Me quedé con la mirada perdida en la abarrotada entrada, molesto por el implacable sonido de la lluvia.

El aguacero había empezado de repente por la tarde. No llevaba paraguas encima -sobre todo después de haberme olvidado de comprobar el tiempo esa mañana-, pero guardaba un paraguas plegable en la escuela por si llovía de repente, como hoy. Me acerqué al paragüero para sacarlo.

“No está”, dije rotundamente.

Tenía que estar ahí, pero no estaba. Probablemente alguien se lo llevó. Mi llamativo paraguas negro estaba allí por la mañana, pero había desaparecido.

“Qué mala suerte”, refunfuñé.

Probablemente debería haberme enfadado, pero no lo estaba lo más mínimo. Simplemente me quedé mirando lentamente las gotas de lluvia que seguían cayendo del techo de la entrada de la escuela. No sé si era la humedad del aire o la sensación de que se acercaba la noche, pero por alguna razón aquel día lluvioso me hizo querer replantearme mi vida.

“Mañana otra vez a clase. Ojalá tuviéramos el día libre”, murmuré en voz baja.

Yo era un alumno normal. Tenía bastantes amigos, buenas notas y no se me daban mal los deportes. Si alguien me pidiera que enumerara mis puntos fuertes y débiles, no se me ocurriría nada de inmediato, y no tenía ninguna afición de la que hablar.

Me llamo Ken Usato. A diferencia de mi apellido, Usato, que hay que reconocer que es bastante inusual, mi existencia se puede resumir con mi nombre: Ken, el nombre más soso que existe. Todo el mundo -incluido yo- sabe que no soy nada especial.

Soy corriente y estoy bien con ello, pero aún así estaba lejos de estar satisfecho con mi vida. Nada me retenía en particular, así que dudaba que alguien entendiera por qué estaba tan descontento. Estaba insatisfecho en un nivel más fundamental. El problema era que. . .

Siempre he admirado lo sobrenatural, el mundo lejano de la fantasía.

Quería cambios drásticos que sacudieran mi vida cotidiana. No importaba cómo sucediera. Sólo quería romper con el statu quo y hacer algo que fuera diferente de la norma: despedirme del Usato corriente, que sólo podía responder con una sonrisa irónica cuando la gente decía que yo era anodino, pero aun así “un tipo tan agradable”.

Suspiré.

Pero oportunidades así no se presentan todos los días. No podía escapar de mi realidad, y los mundos de ficción y fantasía estaban lejos de mi alcance.

La gente no cambia tan fácilmente como en el manga o el anime. Nunca cambian a menos que un acontecimiento dramático modifique el curso de sus vidas, y yo no era diferente. Estaba condenado a llevarme esa vida corriente a la tumba, mientras que el mundo perfecto de mi cabeza era cualquier cosa menos realista.

Pero por mucho que me quejara de la vida, la realidad no iba a cambiar. Yo era corriente hasta la médula, así que había perdido toda esperanza.

“¿En qué estoy pensando?” me pregunté.

¿Había caído tan bajo? Qué vergüenza.

Me apoyé en la pared de la entrada del instituto y suspiré. La mayoría de los alumnos ya se habían ido a casa. Mi respiración y la fuerte lluvia eran los únicos sonidos que podía oír.

“Supongo que me quedaré aquí un rato. No quiero mojarme”, susurré.

Me quedé solo en la entrada de la escuela y seguí observando la lluvia. No había prisa por volver a casa, así que no iba a obligarme a desafiar las inclemencias del tiempo.

“¡¿Cómo es que sigue lloviendo?!”. pregunté, aún hablando solo.

Incluso después de una hora de espera, la lluvia no daba señales de parar.

Eran más de las 17.30 y los estudiantes de los distintos clubes habían empezado a recoger para irse a casa. A este paso, parecía que no me quedaba más remedio que salir a oscuras y volver a casa empapado.

Contemplé la posibilidad de “tomar prestado” uno de los artículos que quedaban en el paragüero, pero al final decidí no hacerlo. No quería sentirme culpable ni pasar por los problemas que inevitablemente conllevaría esa decisión. Tan harto como estaba, era demasiado cobarde para hacerlo y decidí esperar un poco más.

“Si se pone más oscuro, yo… ¿eh?”. vacilé.

Estaba allí solo cuando dos estudiantes -un hombre y una mujer- aparecieron en la entrada de la escuela. La forma más sucinta de describirlos sería llamarlos “pareja atractiva”.

El chico era Kazuki Ryusen, un compañero de clase. Su nombre era genial en katakana, pero aún lo era más en kanji. Era alto, guapo y casi perfecto. Un protagonista popular cuyo aspecto avergonzaría a cualquier novio virtual. Su atractivo y su personalidad hipnotizaban a todas las chicas de la escuela.

Además, era el vicepresidente del consejo estudiantil. Era un ser casi sobrenatural cuya historia no podía ser más perfecta. Honestamente, siempre quise verlo explotar al azar en clase.

Mierda, me está mirando.

“Hola”, dijo la chica.

“¿Qué pasa, Inukami-senpai?” Ryusen respondió.

“Él…”

Suzune Inukami fue quien se fijó en mí. Era una alumna de tercer curso y la actual presidenta del consejo estudiantil, una chica preciosa cuyo pelo negro enmarcaba su digno rostro. Era una alumna estrella y una atleta cuyo ingenio y belleza harían sonrojar a cualquier personaje de ficción. Todos los chicos la admiraban. Incluso era popular entre las chicas arrogantes del consejo estudiantil.

Sinceramente, estaba fuera de mi alcance. Aunque eso no importaba, ya que había oído rumores de que ella y Ryusen estaban saliendo. En cualquier caso, me había visto abatido junto a los zapateros. Juntos se acercaron a mí.

“¿No tienes paraguas?”, me preguntó.

“Bueno… no, no tengo”, respondí.

“Ya veo. Supongo que estabas esperando a que dejara de llover, ¿eh? Parece que la escuela está a punto de cerrar”.

¿Ya es tan tarde?

Me asomé al exterior mientras miraba la hora en el móvil. Pensé en pedirles a mis padres que me recogieran, pero sabía que no podrían hacerlo porque ambos tenían que trabajar. Después de contarle mi situación a Inukami, frunció el ceño y se cruzó de brazos.

“Enviar a un estudiante a casa empapado mancharía la reputación del consejo estudiantil”, dijo.

“Senpai, le prestaré mi paraguas”, dijo Ryusen.

Me dijo que era plegable y me lo entregó amablemente. Ahora lo entendía. Les caía bien a todas las chicas porque era muy simpático.

Era la primera vez que hablaba con él desde que éramos compañeros de clase. A pesar de ello, hablar con él me pareció un soplo de aire fresco. También me emocionó que se acordara de mi nombre.

“Gracias, Ryusen-kun.”

“Estamos en la misma clase, ¿no? Llamarme por mi apellido es, no sé, demasiado formal. Puedes llamarme Kazuki. ¿Debería llamarte Usato? ¿O Ken?”

“Usato funciona”.

Ya había muchos Kens en la escuela y no necesitábamos otro. Además, a mí personalmente me gustaba el nombre Usato y prefería que me llamaran así antes que Ken.

Pero, de verdad, ¡nunca pensé que llegaría el día en que el chico más genial de la escuela supiera mi nombre! ¡Eso básicamente significa que ya somos amigos! Todas las chicas me van a mirar con corazones (dagas) en los ojos mañana cuando nos vean juntos.

“¿Eso significa que yo también puedo llamarte Usato-kun?”, preguntó Inukami.

“Eh… ¡claro!”

No eran sólo las chicas, ahora también tenía que preocuparme por las miradas envidiosas de todos los chicos de la escuela. La chica más guapa de la escuela me estaba llamando por mi nombre. Podría morir feliz.

Hombre, aquí estaba yo pensando lo que era un día podrido, pero en realidad es todo lo contrario. Ahora soy amigo de los estudiantes más populares de la escuela. Una verdadera oportunidad única en la vida. La lluvia es lo mejor. Que siga lloviendo.

Estaba ocupado disculpándome en mi cabeza con la lluvia.

“Bueno, ¿qué te parece si nos vamos a casa?”, dijo Kazuki. Me invitó a acompañarlos.

Kazuki parecía un poco más emocionado de lo normal, posiblemente porque acabábamos de hacernos amigos. Al principio, me preocupaba que yo le gustara de esa manera, pero pronto me di cuenta de que simplemente estaba contento de tener a otro chico con el que pasar el rato. Me maldije por haber dudado de él y le pedí disculpas mentalmente.

A Inukami no pareció importarle que yo estuviera allí, así que salimos todos juntos de la escuela.

“¿Has pensado en lo que quieres hacer después de graduarte, Usato-kun?”. preguntó Inukami bruscamente.

Le di una respuesta vaga. “La verdad es que no, al fin y al cabo sólo estoy en segundo curso”.

“Tú me preguntaste lo mismo el otro día, senpai”, señaló Kazuki.

“Je. Eso es porque no tengo ningún plan. No puedo evitar preguntarme qué quieren hacer los demás”.

El sonido de la lluvia y de nuestros pasos resonaba a nuestro alrededor. Pensé en lo tranquilo que sonaba.

Hablar con ellos me resultaba extrañamente tranquilizador. ¿Estaban transmitiendo buenas vibraciones de verdad? Hablar con mis amigos era totalmente distinto. Mis amigos eran siempre tan insufribles, pero me sentía un poco aliviado hablando con Inukami y Kazuki.

Mientras disfrutaba de esa sensación, decidí hacerle una pregunta a Inukami.

“¿Sabes qué quieres hacer después de graduarte? Ya que estás en tercer año y todo eso”.

“No.”

“¿No lo estás dejando un poco corto?”

Podría haber sido grosero, pero era honestamente lo que estaba pensando. Inukami ya estaba en tercer curso y faltaba poco para la graduación.

Ella sonrió irónicamente en respuesta. Había algo muy masoquista en ello. La sonrisa no quedaba bien, y menos en el distinguido rostro de la presidenta estudiantil idolatrada por todos los alumnos.

“Sí, pero no sé qué quiero hacer con mi vida. Una vez que me fijo un objetivo, lo consigo inmediatamente. Me hace sentir que no pertenezco aquí o algo así”.

“Tienes mucho talento, senpai”, me maravillé.

“En serio”, dijo Kazuki.

La impresión que tenía de ella era que sabía hacer deporte y estudiar mucho, que podía hacer cualquier cosa. Sin embargo, estaba preocupada por algo que a mí nunca me había preocupado. Las cosas que nos preocupaban podían ser diferentes, pero estaba seguro de que a los dos nos preocupaba algo.

“Oh, no pretendía parecer arrogante ni nada por el estilo”, se apresuró a decir.

Kazuki y yo nos miramos y sonreímos, como diciendo: “No te preocupes, lo sabemos”.

Las mejillas de Inukami enrojecieron. Se dio la vuelta como si estuviera enfadada por algo.

“Por cierto, ¿es verdad que están… saliendo?”. le pregunté.

“¿Qué? No. ¿Yo… con senpai? De ninguna manera”, respondió Kazuki.

“Lo que él dijo. La gente a menudo nos confunde con una pareja, pero eso es sólo porque trabajamos juntos para el consejo estudiantil.”

Espera, ¿en serio?

Como alguien que también pensaba que eran novios, me quedé sin palabras.

“Es una broma”, dije.

“¿Por qué iba a bromear con eso? Senpai y yo sólo somos amigos”. Sonrió irónicamente.

Me quedé mirándolo con expresión atónita.

El rumor era totalmente falso.

Pero lo cierto era que Kazuki era mucho más amistoso de lo que yo había pensado. Esbozaba la misma sonrisa irónica e incómoda cada vez que hablaba con una chica de nuestra clase. Mis amigos y yo solíamos fulminarlo con la mirada y llamarlo estúpido normalito porque estábamos celosos, pero yo ya no lo veía así.

Le dije que solía pensar que era difícil acercarse a él.

“Mira quién habla”, dijo, mostrando otra sonrisa irónica.

Sólo hablaba con unos pocos amigos en la escuela, así que tal vez realmente era difícil de abordar. Aun así, saber que la gente pensaba eso no me hacía sentir bien. Seguimos caminando, hablando de lo que se nos pasaba por la cabeza, cuando de repente Kazuki e Inukami se quedaron inmóviles.

Me detuve un paso después y me giré para ver qué ocurría. Ambos se estaban tapando los oídos con las manos, como si intentaran oír algo con más claridad.

“Eh, ¿qué pasa?” pregunté.

“Usato, ¿has oído eso? Había un zumbido”, me preguntó Kazuki.

“No lo he oído”, dije.

“Yo también lo he oído. ¿Era… el sonido de una campana?”, preguntó Inukami.

Pero no había ningún edificio a nuestro alrededor que tuviera campanas.

Yo era el único que no lo oía. Me sentí un poco excluido.

“¿Están bien?” Empecé a dar un paso hacia ellos. Tenía curiosidad por saber qué había pasado.

Pero en cuanto di un paso hacia ellos, unas formas geométricas flotaron de repente hasta nuestros pies, no, hasta el hormigón que teníamos debajo. Trabajando a la velocidad de la luz, las pocas células grises que tenía en mi cerebro de jugador tradujeron estas formas en palabras.

“¿Esto es… un círculo mágico?”. pregunté.

Es imposible que existan los círculos mágicos. No en un mundo donde reina la ciencia.

Observé cómo se desarrollaba la situación a mi alrededor. Sentí tanto pánico que el efecto fue el contrario y empecé a tranquilizarme. La luz del círculo mágico en el suelo parpadeó.

Abandonando un mundo ordinario.

Cambiando a la fantasía.

Recorrer un camino diferente en la vida.

Empezar una aventura de infarto.

Estos pensamientos daban vueltas en mi cabeza.

“¡Kazuki! ¿Q-Qué piensas de otros mundos?” Grité.

“¿Qué? ¡¿De qué estás hablando, Usato?! ¿Y qué está pasando? ¡¿Esto es un programa de bromas o algo así?!”

Mierda. Era demasiado pronto para que entendiera lo que había querido decir.

Al principio me sentí optimista. Pero ver a Kazuki entrar en pánico me hizo darme cuenta de la gravedad de la situación.

“¡Usato! ¡¿En otros mundos hay magia y monstruos… y héroes?!”. gritó Inukami con una sonrisa tranquila en la cara.

Inukami es sorprendentemente nerd, ¡como yo!

Debe de leer novelas ligeras.

He oído que son sucias.

Sintiéndome calmado por sus palabras, respondí.

“¡Siento que tú y yo vamos a ser muy buenos amigos, Inukami!”.

Mientras todo esto ocurría, el círculo mágico brillaba tanto que era cegador.

Cerré los ojos ante la luz abrumadora y empecé a sentir náuseas y mareos. Luego perdí el conocimiento.