Tensai Ouji no Akaji Kokka Saisei Jutsu – Sou da, Baikoku Shiyou (NL)

Volumen 1

Capítulo 1: El Nombre Wein Salema Arbalest.

Parte 3

“Ha pasado bastante tiempo, Su Alteza”, saludó Fyshe Blundell a la llegada de Wein, Ninym a remolque. Con su ayudante a su lado, los había estado esperando en la sala de recepción. “Ya le he conocido en otra ocasión, pero permítame que vuelva a presentarme formalmente: Soy la embajadora del Imperio de Earthworld, Fyshe Blundell”.

“Y yo soy el príncipe del Reino de Natra, Wein Salema Arbalest”.

Con eso, se sentaron.

Fyshe fue quien inició las conversaciones.

“Gracias por reunirse conmigo. Por favor, acepte mis más sinceras felicitaciones por el ascenso de Su Alteza a príncipe regente. Espero no ser demasiado atrevida al decir que sentimos profundamente el dolor del reino por el estado de Su Real Majestad el Rey y vemos su ascenso como el único resquicio de esperanza en estos tiempos tan oscuros.”

“Gracias, Embajador Blundell. Sé que llevo sobre mis hombros las esperanzas y los sueños de muchos. Tengo la intención de hacer todo lo posible para no traicionar a mi pueblo. Espero trabajar juntos para fomentar una relación cordial entre Natra y Earthworld.”

“Por supuesto, Su Alteza”.

La reunión comenzó con una nota armoniosa.

Los dos intercambiaron cumplidos y hablaron de temas sin significado ni consecuencias reales. O eso podría parecer. En realidad, se estaban evaluando mutuamente y tomando nota del carácter de su oponente. Por un lado, un jefe de Estado en funciones. Por el otro, el embajador de una poderosa nación. Estaban sentados frente a frente, mirándose el uno al otro. Podría decirse que era un esfuerzo conjunto.

La tensión en la sala burbujeaba, palpable en el aire. El público que les observaba comprendió: Esta conversación inicial fue un baile calculado y crítico para averiguar quién tenía más ventaja.

Así que es verdad… Él es el auténtico… Fyshe se recordó a sí misma que no debía subestimarlo. Normalmente, los jóvenes y los inexpertos quieren ver resultados inmediatos… Pero él actúa como si tuviera todo el tiempo del mundo. No deja que su título se le suba a la cabeza, pero también habla con facilidad con alguien de mi posición. Acaba de convertirse en regente, pero tiene un aire de realeza.

Pero sabía que su interrogatorio sería minucioso y que sus argumentos eran sólidos. Dicho esto, no recurriría a tácticas solapadas ni a interrogatorios agresivos. Tenía que mantener la calma. Este oponente era muy difícil de leer.

Cuando ella tenía su edad, seguro que no tenía tanta sabiduría y tacto. De eso estaba segura.

Si no tengo cuidado, estoy acabada… Puso sus sentidos en alerta máxima y se preparó.

Mientras Fyshe estaba ocupada con sus propios pensamientos, algo más distrajo a Wein de la tarea que tenía entre manos.

Santo cielo. Sus pechos son enormes…

Él era lo peor de lo peor.

No me di cuenta cuando se presentó, pero vaya. Son realmente otra cosa… Sé que son dos manojos de grasa, pero es como si hubieran cobrado vida propia. ¿Es porque el Imperio es sobreabundante en casi todo? Quiero decir, cuando los comparas… Wein se volvió para mirar a Ninym, que estaba tomando notas detrás de él. Bueno, más concretamente, a sus pechos.

…Sí. La diferencia en poder destructivo es bastante obvia.

¡Zas! La pluma de Ninym le apuñaló en la nuca.

“¡Ay…!”

“¿Su Alteza?”

“Ah, no, sólo un poco de dolor de cabeza. Supongo que perder el sueño por el trabajo no es la mejor idea”, sugirió, con prisa por suavizar las cosas.

Ninym le pasó un documento por detrás. Habla en serio, decía.

¿Cómo demonios sabía lo que estaba pensando? Se estremeció al pensar en la intuición femenina.

Aún estaba considerando aquella idea aterradora cuando Fyshe le sonrió con dulzura.

“-En cualquier caso, me siento como si me hubiera quitado un peso de encima. A decir verdad, antes de nuestro encuentro me preocupaba la posibilidad de entablar buenas relaciones con Su Alteza. Pero esto me ha asegurado que esos temores eran infundados”.

“Me alegra oírle decir eso, Embajadora. Esta asociación sin duda me ayudará y resolverá algunas de mis preocupaciones.”

“Supongo que tendrá una lista interminable de preocupaciones, ahora que se hace cargo de las tareas de su puesto.”

“Como intentar beberme el mar. Complacer a tus ciudadanos, reunirte con naciones extranjeras, entablar relaciones con la nobleza, reforzar el ejército, aumentar los fondos, apoyar nuestras industrias… Tengo muchas cosas en cuenta”.

“Lo que también incluiría”, dijo ella, sus ojos brillando astutamente, “a nuestros soldados estacionados aquí”.

El aire se congeló.

El preludio había llegado a su fin. La verdadera batalla estaba a punto de comenzar.

Bueno, ¿y cómo va a responder? Fyshe le miró atentamente.

Wein abrió la boca. “Mantener las relaciones con el Imperio es mi máxima prioridad”.

“En ese caso…”, empezó ella.

“Sin embargo”, interrumpió él, “lo cierto es que la presencia de un militar extranjero inquieta a mis propias tropas”.

Pero su confesión no tuvo ningún efecto en Fyshe. Ella esperaba que dijera eso: Quería salvar la cara ante el Imperio y seguir ganándose a su pueblo. Ahora le tocaba a ella negociar -con fondos o mercancías- hasta que ellos cedieran. Ella había previsto que su objetivo eran esas concesiones, por supuesto, y había venido totalmente preparada.

Precisamente por eso la siguiente declaración de Wein la desconcertó.

“Así que planeo eliminar la fuente de sus preocupaciones”.

“¿Qué…? ¿Eliminar, dice?”

“Sí. Como he mencionado antes, estoy muy interesado en mantener una relación cordial con el Imperio. Para ello, deberíamos intentar tender un puente entre ambos, ¿no crees?”.

“…Tienes razón.”

Esto es malo.

Estaba claro que él tenía algún tipo de motivo oculto, pero ella no pudo averiguarlo a tiempo. Él estaba marcando el ritmo de la conversación en lugar de seguir su ejemplo. Pero ella no podía recuperar la iniciativa en ese momento, no ahora. No era el momento de aclarar las cosas.

“Me gustaría aprovechar esta oportunidad para reestructurar el ejército del reino”.

“¿Reestructurar el ejército…?”

“Me duele admitir que nuestras fuerzas armadas son débiles. Después de todo, no hemos pasado mucho tiempo en un campo de batalla real. Esta inexperiencia e ingenuidad ha causado fricciones con el Imperio y nos ha impedido formar una verdadera alianza.”

“¿Y quiere suavizar las cosas revisando su organización militar?”.

“Exactamente. El problema es que no veremos ningún progreso ni crecimiento si seguimos confiando sólo en nuestros limitados conocimientos, y además no disponemos de los fondos necesarios para llevarlo a cabo.” Wein sonrió satisfecho. “Entonces, embajadora Blundell. ¿Podría el Imperio darnos sus fondos y su experiencia militar?”.

Fyshe se quedó boquiabierta.

Pero no era sólo ella. Su ayudante y Ninym también estaban conmocionados y agitados.

¡Qué estupidez! Es imposible que aceptemos esas condiciones! gritó internamente su ayudante.

A Ninym se le formó una arruga en el entrecejo. Pedir al Imperio que no sólo entrene a los militares de nuestro reino, sino que además pague por ello… ¡Eso es demasiado poco razonable! ¿Quizá está empezando a lo grande para que su próxima petición parezca más justa?

Los dos instintivamente lanzaron una mirada escéptica a Wein.

Pero fue inútil.

Estaba convencido de que su plan era perfectamente cuerdo. Y a decir verdad, la reacción de Fyshe fue muy distinta a la de los dos ayudantes cuando se sentó frente a él.

“…¿Resolverá esto nuestra contienda?”

“Este pequeño gesto bastará para llegar al corazón de mis hombres. Y planeo hacer mi parte para resolver el problema también.”

“……”

Se sumió en el silencio, aunque su mente era un torbellino. Con todas las miradas puestas en ella, por fin logró ordenar sus pensamientos lo suficiente como para volver a hablar. “Entendido. Podemos discutir las condiciones en una fecha posterior, pero … vamos a aceptar esta propuesta “.

“Gracias, embajadora. Pensé que lo entendería”.

Se estrecharon la mano con firmeza mientras sus ayudantes miraban y miraban incrédulos.

***

“WHEW. SOY. EL. VENCEDOR.”

Con el sol abrasador sumergiéndose bajo el horizonte, la luna empezó a brillar en el cielo nocturno. Una vez cumplidas sus obligaciones del día, Wein se dirigió a su habitación y se tiró en la cama.

“Ya basta. No puedo más. ¿Por qué es tan agotador ser regente? Hoy hemos trabajado duro, así que tomémonos mañana libre. Y pasado mañana y el siguiente”.

“Sabes que no podemos”. Ninym suspiró, mirándolo revolcarse en la cama. “Dejando eso a un lado, Wein, hay algo que me gustaría preguntarte”.

“Mis más sinceras disculpas, pero hemos cerrado por hoy. Me voy a dormir ahora, así que pido a todos los Ninyms que por favor regresen a sus habitaciones por la noche.”

“Sólo tomará un segundo.”

“…No vas a dejar pasar esto, ¿eh?”

“No.”

Resopló. “Bien. Siempre y cuando añadas miau al final de cada frase desde ahora hasta la hora de dormir”.

“……”

“¡Eh, eh, vamos! ¡¿Qué pasa, Ninymeow?! ¡¿Tu vergüenza supera a tu curiosidad?!”

“…Bien, miau.”

“¡¿Hmm?! ¡No te oigo, miau! Será un problema si no hablas más alto, MWROOOOW, ¡MI BRAZO NO SE DOBLA ASÍ!”

“No te pongas arrogante, miau”.

“Lo siento, miau…”, gimoteó. “Bueno, déjame adivinar: vas a preguntarme por qué Pechos estuvo de acuerdo con mi plan, ¿verdad?”.

“’Pechos’, ¿eh…? En fin. No te equivocas”.

“Miau.”

“… De todos modos, no te equivocas, miau.”

Ignorando la mirada de protesta de Ninym, continuó de buen humor. “¿Recuerdas las noticias sobre el Imperio, el mensaje que recibimos justo antes de la reunión?”.

“¿Hmm? Sí, claro… Parece que el Emperador de Earthworld se está recuperando, ¿verdad?”.

“Esa es la razón”.

“¿Qué quieres decir? …Miau.”

Se levantó de la cama.

“Escucha. Nuestro reino tiene la llave de uno de los caminos que unen Oriente y Occidente, pero comparado con los otros caminos, está totalmente deteriorado y básicamente inutilizable. Precisamente por eso el Imperio envió a sus soldados aquí, para evitar que otros países nos conquisten mientras intentan acceder a mejores caminos. Cuando llegue el momento, nos convertiremos en un estado vasallo del Imperio, ya sea por la fuerza militar o por la diplomacia… O al menos eso es lo que se suponía que iba a ocurrir”.

“Pero su plan fracasó cuando el Emperador enfermó.”

“Cierto. La Corte Imperial es un desastre: Están perdiendo el control sobre sus territorios conquistados y apagando por su cuenta las brasas de una inevitable rebelión interna. Para ganar tiempo, tienen que jugar limpio con países pequeños y débiles como nosotros.”

“Pero ahora se ha recuperado… No lo entiendo. No tienen ninguna obligación de ayudar a reestructurar nuestro ejército, especialmente ahora. Estarían fortaleciendo intencionadamente a un enemigo potencial. O quizá estén planeando aplastarnos en cuanto consigamos hacernos sólo un poco más fuertes… miau”.

Wein asintió. “Saben que, aunque les ataquemos, serán capaces de manejarnos con la fuerza. Pero eso no es realmente lo que buscan. Para el Imperio, no somos más que un punto de apoyo: Su verdadero objetivo es conquistar Occidente. Piense en ello. ¿Qué necesita un país para hacerse con el control de un continente?”

““¿Qué”, preguntas? Bueno, fondos, comida, equipamiento y…”. Se interrumpió y soltó un grito ahogado. Abrió los ojos de par en par y le miró incrédula.

Él esbozó una rápida sonrisa. “Lo has entendido. El objetivo de Fyshe Blundell es…”