Tensai Ouji no Akaji Kokka Saisei Jutsu – Sou da, Baikoku Shiyou (NL)

Volumen 1

Capítulo 1: El Nombre Wein Salema Arbalest.

Parte 2

El Imperio de Earthworld era una gran nación situada en la mitad oriental del continente Varno.

Dotado de un clima templado y tierras fértiles, era rico en recursos minerales y tenía acceso a la pesca en uno de los lagos más grandes y preciados del continente. El Imperio era abundante en casi todo.

Por esa razón, también tenía una larga historia de sufrir invasiones extranjeras, esencialmente desde su fundación. Para repelerlas, el Imperio centró sus esfuerzos en el desarrollo militar y, antes de que nadie tuviera tiempo de darse cuenta, se había convertido en la nación más fuerte del continente. Cuando el actual emperador subió al poder, consolidó esas fuerzas para ocupar una a una las naciones vecinas. El continente estaba a punto de unificarse bajo un solo líder por primera vez en la historia.

Al menos, así fue hasta el día en que el emperador se derrumbó.

“-Y con esto concluye mi informe sobre el Príncipe Heredero Wein Salema Arbalest.”

“Gracias.” En una sala del edificio habilitada para ella, Fyshe Blundell emitió un pequeño suspiro mientras la ayudante terminaba su informe.

Fyshe aparentaba tener unos veinte años, y su rasgo ganador era su cabello rubio suelto, que enmarcaba su rostro despampanante. Pero, ¡ay de aquel que pensara que la belleza era lo único que había en ella! Actualmente residía en el reino de Natra como embajadora imperial del Imperio.

“Hmm, supongo que los rumores son ciertos: es sabio y benevolente”.

“Sí, ha sido reconocido nacional e internacionalmente como el legítimo heredero al trono. Incluso su reciente nombramiento como regente no tuvo oposición”.

“Estoy celoso, sobre todo viendo cómo nuestra propia nación se ha puesto completamente patas arriba. Aparte de eso, es una pena que no hayamos podido conocernos hasta hoy”.

“Bueno, usted se trasladó a Natra cuando se convirtió en embajador, justo cuando él se marchó a proseguir sus estudios en el Imperio”.

Sí, Fyshe había sido destinada por primera vez al Reino de Natra varios años antes. A través de persistentes negociaciones, había construido una relación decente con el rey a lo largo de los años. Pero ahora, la situación había cambiado por completo.

“Me pregunto cómo nos tratará hoy el príncipe heredero”.

“Probablemente irá directo al grano… No puede permitirse no hacerlo. No dudo que traerá a las tropas imperiales estacionadas aquí”.

Por el momento, había unas cinco mil tropas estacionadas en Natra, una hazaña lograda gracias a una serie de negociaciones exitosas que aseguraron el permiso oficial de su rey. Pero Fyshe y su ayudante sabían que esta presencia militar extranjera estaba siendo recibida con ansiedad y oposición por la gente del reino.

“¿Exigirá que nos retiremos?”

“No puedo asegurarlo. Será importante prestar atención a su posición durante la reunión. Pero también vigilemos su carácter… Debería ser fácil saber si es apto para ser rey. Dicho todo esto, cualquiera que contrate a un Flahm es más que peculiar”.

“¿Te refieres a Ninym Ralei?”

“¿A quién más? Es decir, sabía que muchos de ellos vivían aquí, pero me sorprendió ver que otros países además del Imperio nombrasen vasallos a los Flahm.”

“Exactamente lo que yo pensaba. Y parece que este reino tiene una historia de aceptarlos mucho más antigua que la nuestra. Natra debe parecer extraña a las naciones de Occidente, ya que su gente sólo trata a los Flahm como esclavos.”

“Cuando el Imperio unifique por fin el continente, erradicaremos valores y tradiciones tan insensatos… Pues bien, dirijámonos a la reunión”. Fyshe se levantó de su silla.

Era la primera vez que se reunían para tratar asuntos oficiales e intercambiar palabras más allá de unas simples cortesías.

“Si nuestra información es correcta, nuestra falta de progreso está llegando a su fin. Debemos asegurarnos de que nuestras tropas permanezcan aquí, pase lo que pase”. Con firme resolución, se dirigió a la reunión.

***

“Fyshe Blundell fue originalmente embajadora en Vanhelio”, comentó Ninym, proporcionando a Wein información básica mientras le seguía por el pasillo del palacio real.

“Vanhelio es una gran nación del oeste. ¿Por qué iba a venir aquí?”.

Cuando estaban en público, su forma de hablar era estrictamente la de amo y criado. No es que hablar así fuera especialmente difícil. Tenían mucho tiempo para practicar y adaptarse a cambiar de un lado a otro.

“Bueno, se vio envuelta en la agitación política de su tierra natal y acabó en Natra mientras tú estabas en el Imperio. Puede que ya no esté ascendiendo en el escalafón, pero sigue siendo muy hábil y talentosa”.

“Si es tan buena, apuesto a que está aburrida de vivir en nuestro reino rural”.

“En realidad, según ella, está bastante satisfecha. Nuestras fuentes dicen que ha declarado abiertamente que está cansada de ocuparse de la política”.

Sonrió irónicamente. “Ya veo. Sea como sea, me alegra oír que a los extranjeros les gusta nuestra nación. Pero si es tan brillante, no creo que esta reunión sea sencilla”.

“El tema en cuestión son los soldados imperiales ocupantes…”, mencionó Ninym. “Esto será complicado”.

Wein suspiró para sus adentros. Sí, no se puede discutir con eso.

Para empezar, ¿por qué estaban en Natra? Sobre el papel, estaban utilizando la región para practicar ejercicios. Esa no era toda la verdad, por supuesto.

Había una serie de factores en juego, pero todos conducían a la misma cuestión central: El Reino de Natra estaba en una ubicación geográfica vulnerable.

Imaginemos una elipsis aproximada. Digamos que es el continente de Varno.

A continuación, imaginemos la Espina Dorsal del Gigante, una cadena montañosa que se extiende de norte a sur, dividiendo el continente en dos mitades iguales. Actuaba como una barrera entre el Este y el Oeste, dando lugar a políticas, razas, ideologías y culturas completamente diferentes entre ambos.

Por supuesto, no es que fuera imposible viajar entre ellos. De hecho, en los últimos años se habían establecido multitud de caminos que conectaban las dos mitades. Por desgracia, la mayoría de estos caminos sólo eran útiles para el comercio y los viajes privados.

Comparemos esas carreteras con los vasos sanguíneos del cuerpo humano. Para llevar esta analogía más lejos: Una arteria sería una carretera importante que pudiera soportar el ir y venir de cientos de miles de soldados. Hay relativamente pocas arterias principales en el cuerpo humano, y cumplen una función increíblemente vital; de forma similar, estas carreteras tienen un inmenso valor comercial y militar.

Para un país que aspira al dominio total, se podría incluso decir que estas carreteras serían indispensables.

Y era directamente a través del Reino de Natra por donde discurría la arteria más septentrional del continente. En su intento por controlar las tierras occidentales, éste no era un lugar que el Imperio pudiera ignorar.

¿Por qué ocurrió esto?

Cuando el Imperio estacionaba aquí a sus soldados, pagaba una considerable suma de dinero por el privilegio. No era un acuerdo unilateral.

Dicho esto, tener soldados extranjeros en las tierras del reino era como tener un cuchillo apretado contra la garganta. Ponía nerviosos a los ciudadanos, y las tropas nacionales tampoco lo aprobaban.

Para ser exactos, los militares esperaban que Wein obligara a los soldados imperiales a retirarse.

No era como si no compartiera sus sentimientos. Después de todo, no era sólo una preocupación por la seguridad nacional: Era una cuestión de honor. Pero había una razón por la que Wein no podía conceder su deseo.

Y esa razón era… Redoble de tambores, por favor.

Francamente, ¡quiero adularlos!

Y ahí estaba.

Honestamente, ir contra un país enorme sería un gran dolor en el culo, y realmente podríamos usar el dinero. Estoy totalmente de acuerdo con todo el asunto, de verdad…

En primer lugar, Wein había estudiado en el Imperio, lo que significaba que tenía un sólido conocimiento de su destreza militar.

Pero ignorar los deseos de sus tropas también presentaría un problema.

Quiero decir, la única razón por la que mi ascenso a regente fue tan suave en primer lugar fue porque los vasallos tienen grandes esperanzas puestas en mí. Si los decepciono moviendo inmediatamente la cola ante el Imperio, las cosas se pondrán difíciles de aquí en adelante. Y si hago enojar a los militares, existe la posibilidad de un golpe de estado.

Estaba condenado si lo hacía y condenado si no lo hacía. Mientras Wein se lamentaba y gemía internamente por su crisis, se dio cuenta de que su ayudante se había ido.

“¿Ninym?”

“-Perdón.” Ninym apareció de entre las sombras. “Acabamos de recibir noticias de nuestros espías en el Imperio”.

“¿Noticias…?”

Ella le entregó una carta. Wein leyó su contenido.

“…Hmm, ¿es así?” Enarcó una ceja. “No hay duda de que el embajador se enteró de esto, también… En ese caso…” Cerró los ojos un momento y se puso en marcha. “Vamos, Ninym. Tengo un plan”.

“De acuerdo… Pero, ¿cuál es tu plan?”

“Ya lo he decidido”, insinuó Wein con una sonrisa. “Nos lo llevamos todo”.