Spy Kyoushitsu (NL)

Volumen 4

Capítulo 4: Peligro

Parte 1

 

 

Las crisis acontecieron en los tres lugares casi exactamente al mismo tiempo.

Eran las 2300 horas. En la oscuridad de la noche.

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Mientras los edificios y las vallas publicitarias brillaban en la calle principal, la gente empezaba a abandonar las calles secundarias en masa. Puede que Mitario fuera la metrópolis más grande del mundo, pero el bajo mundo también era de primera clase. Los ciudadanos honrados evitaban por todos los medios pasear de noche por los callejones.

Los únicos que iban allí eran los que preferían actuar lejos de los ojos curiosos.

Y por esos callejones corrían las chicas.

Uno de los callejones estaba al noroeste de la central.

Tras asegurar la victoria en el casino clandestino, Monika y Sara volvieron a ser atacadas. Un disparo de francotirador zumbó en el aire mientras volvían a la Calle Principal. La bala rozó la pierna de Monika, indicando que debían huir.

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El sabor de su victoria abandonó sus bocas a toda prisa mientras se encontraban de nuevo en combate.

Las dos se movieron al mismo tiempo y huyeron lejos de la Calle Principal.

Mientras corrían por los callejones, se dieron cuenta de que había más de un francotirador. Monika usó sus espejos para intentar averiguar cuántos eran, y la cuenta final llegó a doce. Sus enemigos corrían por los tejados y se arrastraban por los muros de los callejones mientras las perseguían.

Antes de que el dúo de Tomoshibi se diera cuenta, habían sido atraídas al terreno de caza de los francotiradores. Estaban atrapadas junto a un río sin tener a donde huir.

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Ni siquiera Monika había memorizado el trazado exacto de todos los callejones de Mitario. Sus enemigos probablemente vivían en la zona, y usaron su conocimiento del terreno con un efecto devastador.

Cuando Monika y Sara se separaron, se metieron en un edificio y se tomaron un momento para recuperar el aliento. Era una sastrería y los trabajadores ya se habían ido a casa. Las dos chicas se escondieron detrás del mostrador.

“Bueno, esto no se ve bien”, dijo Monika con cierta preocupación en su sonrisa.

Sus enemigos estaban revisando uno por uno todos los edificios de la zona. Era sólo cuestión de tiempo antes de que las sacaran de su escondite.

Entonces, Miranda era básicamente sólo el grupo de exploración…

Sus oponentes eran mucho más fuertes de lo que ella creía.

“¡Señorita Monika…!”, Dijo Sara con lágrimas en los ojos. “Pudo haber escapado si fuera sólo usted, ¿verdad? ¡La única razón por la que está atrapada aquí es porque me está protegiendo!”

“¿Eh? No sé de qué estás hablando”.

“Si ambas vamos a morir aquí, entonces sería mejor que escape sola…”.

“……………………”.

Tras un largo silencio, Monika sonrió burlándose de sí misma. “Si lo hiciera, alguien se pondría muy triste”.

“¿Qué…?”.

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“Oye, a mí no me preguntes. Apenas entiendo lo que digo. En resumen, abandonarte nunca fue una opción”.

Monika puso su mano sobre el hombro de Sara y miró fuera del edificio. Percibía que los francotiradores empezaban a reunirse.

Ella no la abandonaría en una situación como la actual.

Spy Kyoushitsu Volumen 4 Capitulo 4 Parte 1 Novela Ligera

 

***

 

 

En la propiedad abandonada al suroeste del edificio Westport.

Tras sobrevivir a la pelea con Barron, lo primero que hicieron Sybilla y Elna fue dirigirse a un callejón y así recibir tratamiento. Ninguna de las dos fue herida de gravedad, pero estaban llenas de golpes y moretones.

El médico al que iban era uno que Klaus había encontrado—un médico clandestino que estaba dispuesto a tratar a cualquiera mientras recibiera dinero. Según la información de Klaus, allí también podían comprar granadas y munición de ser necesario. En las grandes ciudades solía haber personas como él, dispuesta a satisfacer nichos especializados.

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Teóricamente, el médico operaba en un edificio abandonado de ocho pisos.

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Sin embargo, lo único que encontraron en la clínica secreta del quinto piso fue el cadáver del médico. Había sido despedazado con un cuchillo.

“Hay alguien más…”, dijo Elna.

Fue la primera en darse cuenta de lo que pasaba, y Sybilla la agarró por el cuello y corrieron. Tenían que salir del edificio lo más rápido posible, pero el pasillo ya estaba lleno de gente. Eran diez y sonrieron aliviados cuando vieron a Sybilla y Elna. No había similitud entre sus sexos o edades, pero lo único que tenían en común eran sus miradas preocupadas.

Sybilla se dio cuenta de que eran como Barron. Los habían amenazado para que siguieran las órdenes del titiritero.

“Tch”.

Chasqueó la lengua y subió corriendo las escaleras del edificio. No había a dónde escapar, pero era la única dirección que podían tomar. Ella ya sabía que no había ningún edificio cercano al que pudieran saltar.

Este edificio de ocho pisos era lo mismo que ir a la horca. Elna gritó con inquietud.

“No te preocupes”, dijo Sybilla mientras se la llevaba. “No dejaré atrás a quien me considera su hermana mayor”.

Había seguridad en sus palabras, pero sólo estaba fingiendo fuerza.

Derrotar a Barron había sido agotador, y fue una sola persona. Y aunque ella o Elna lo dieran todo, no tenían posibilidad alguna de derrotar a un grupo de diez si todos eran igual de hábiles que él.

Le dolía admitirlo, pero sólo había una manera de salir de esto.

Necesitaban que Klaus viniera. Él era la única persona que podía salvarlas.

Por sí solas, todo lo que podían hacer era ganar tiempo.

***

 

 

Un poco antes de que sus compañeras se encontraran en peligro, Lily y Annette estaban en un callejón justo al lado del edificio Westport.

“………”.

“………”.

Estaban arriba del tejado y observaban la escena. La policía las había declarado fugitivas y estaban buscándolas. También debieron pedir refuerzos, ya que aparecieron otros cinco autos de la policía y los oficiales estaban registrando la zona. Los oficiales se comunicaban entre sí por walkie-talkie mientras se trasladaban de un edificio a otro.

Annette empezó a hurgar en su falda como si se le acabara de ocurrir algo y sacó un gran dispositivo. Extendió la antena y se puso el auricular en la oreja.

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Lily hizo lo mismo con el otro auricular.

El aparato interceptó las radios de los policías. Los oyó gritar enfadados.

“¡Maldita sea, se escapó! ¡¿Cómo pudimos dejar que la asesina se escapara?!” “Esto huele a crimen organizado. También puso muchas bombas para distraernos”. “Debe estar tras esa gran conferencia…” “Lillian Hepburn puede que sea una especie de terrorista internacional. Tenemos que anular su pasaporte. ¡Hay que arrestar a esa desgraciada aunque eso implique usar a toda la fuerza policial de Mitario!”.

Se les podía escuchar el fervor en sus voces.

Annette se quitó el auricular y sonrió. “Parece que por ahora estamos a salvo”.

Lily se agarró la cabeza con las manos. “¡Quizá, pero ahora tengo un antecedente delictivo de proporciones colosales!”.

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Una hora ha transcurrido desde que casi la arrestan en la hamburguesería. Annette la había salvado justo antes de que la policía pudiera llevarla a comisaría, y las dos habían huido. Luego activaron bombas en varios puntos de la ciudad y usaron a la multitud en pánico para encubrirse antes de llegar finalmente al edificio en el que se encontraban ahora.

“Espera, ¿me van a poner en la lista de los más buscados? ¿Cómo se supone que voy a volver a casa cuando acabe la misión?”

“Es mejor que ser arrestada”.

“¡No, no lo es! ¡Preferiría ser arrestada cientos de veces!”.

Sin embargo, el peligro estaba tras ellas.

“Fue un pequeño incidente”, comentó su salvadora Annette. El primer instinto de Lily fue responder en contra, pero se dio cuenta de que debería darle las gracias.

“Nuestros enemigos deben de estar detrás de esto”, dijo Lily con un gran suspiro. “Supongo que tienen un informante en la central— alguien muy importante como para que esos falsos cargos procedan. Debieron ponerme una trampa cuando me vieron actuar raro”.

“¿Los matamos?”.

“No podemos. Aunque quisiéramos, no sabemos quiénes son”. “Podríamos matar solo a los policías”.

“Annette”. Lily se rio. “No hay muchos dúos donde yo sea la que tenga que actuar seria”.

En cualquier caso, parecía que lo mejor sería dejar que la policía se fuera y que el Escuadrón de recopilación de información decidiera cómo proceder. No había amenazas urgentes, así que lo único que tenían que hacer era esperar a que la policía terminara lo suyo.

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Lily sabía que su uniforme de camarera llamaba demasiado la atención, así que se cambió a su cómodo traje de misión que Annette le había traído. Ponérselo siempre la ayudaba a concentrarse.

Por suerte, estaban en lo alto de un edificio. No había nadie más en la cercanía.

Sin embargo, Annette se abalanzó sobre ella en cuanto empezó a bajarse la falda. “Aneki, alguien está viendo”.

La cara de Lily se puso roja. “¿Hay un fisgón?”. “Está mirando a través de una mira”.

“¡E-Es un fisgón muy dedicado!”.

“Y también tiene un rifle”.

“¡Ese no es un fisgón!”.

Una bala silbó sobre sus cabezas en lo que se dejaban caer de panza en el tejado. Salieron volando trozos de hormigón.

Gracias al ángulo del agujero de la bala, pudieron saber que el francotirador les disparaba desde una habitación del Edificio Westport. Lily permaneció oculta mientras terminaba de cambiarse y luego examinó la situación.

El francotirador está en el piso treinta y nueve… y el Edificio Westport es el lugar más alto de los alrededores, lo que significa que pueden disparar a quien quieran desde allá arriba.

Ella y Annette estaban usando el borde de la azotea para cubrirse, pero serían blancos fáciles en el momento en que salieran de ahí. Ella no escuchó ningún disparo, así que su enemigo debía de estar usando un silenciador o algo así. Los policías de abajo ni siquiera se habían percatado de la presencia del francotirador.

El asesino no pertenecía a la policía, pero estaba claro que estuvieron en contacto. Tal vez el mismo titiritero movía los hilos de ambos.

Lily agarró el interceptor de radio de Annette. Pudo oír otra serie de voces mezcladas con las de los policías.

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“Están en ese edificio. Es el momento” “Diez-cuatro”. “Con tal de evitar el dolor”. “Hay que matarlas”. “Sí, vamos”. “Si no las matamos, seremos castigados”.

Su oponente en el Edificio Westport no estaba trabajando solo. Un número de voces sombrías hablaron una tras otra.

A juzgar por la cantidad, eran más de diez. Y con el francotirador inmovilizándolas a ella y a Annette, ni siquiera podían huir.

En toda su vida, Lily nunca se había sentido tan acorralada como ahora

“………………………………”.

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