Infinite Dendrogram (NL)
Volumen 16: Las Posibilidades Tartareanas
Capítulo 6: La Infestación Renaciente, De Vermis
Parte 1
Un cierto lugar en la Ciudad del Comercio, Cortana.
Great Soul Daoshi, Zhang Zangqi fue invadido por el pánico.
A través de su jiangshi, había sido testigo de todo lo que le había ocurrido a Emily. Al verla liberarse del hielo por primera vez, pensó que sus preocupaciones habían terminado, pero cuando Hugo la selló por completo, el miedo de Zhang creció aún más.
Pero ese no era el único motivo de su angustia.
Zhang había puesto Drag-Worm Jiangshi en espera fuera de la ciudad. Ya los había enviado en ayuda de Emily, y en circunstancias normales, ya la habrían rescatado.
“… No sirve de nada.” Dijo. Resultó que todos los jiangshi habían sido interceptados y destruidos antes de que pudieran cumplir su objetivo. A través de su visión, Zhang vio exactamente lo que había sido responsable de esto—un Magingear con armadura azul.
Esta vez la suerte estaba en su contra.
Los Drag-Worm locales eran criaturas de las dunas, hechas para viajar bajo las arenas secas. Por eso no podían alcanzar su velocidad máxima excavando en el rico suelo que rodeaba el oasis de Cortana, lo que obligó a Zhang a hacer que se movieran por encima del suelo para rescatarlos más rápido.
Por desgracia para él, AR-I-CA se dirigía hacia el bazar al mismo tiempo que se acercaban los jiangshi. Los localizó de inmediato y los aniquiló a todos utilizando fuego de artillería cargado desde su Blue Opera.
“Eso lo debe haber conseguido con el Orb Dangai que una vez poseí.” Dijo Zhang. “Es un poder fiable de manejar, pero frustrante de enfrentar.”
Al menos, los Drag-Worm Jiangshi fueron capaces de evitar que AR-I-CA alcanzara a Emily tan rápidamente, por lo que sus muertes podrían no haber sido completamente en vano.
Sin embargo, eso significaba poco si ella llegaba antes.
En cualquier caso, Zhang había perdido el jiangshi con el que había planeado luchar, y por lo tanto ahora no tenía casi ninguna posibilidad de salvar a Emily.
A pesar de ello, no tenía intención de rendirse. Después de todo, si Emily permanecía encerrada en estasis como estaba, sería un duro golpe para la organización a la que ahora servía.
“Debo rescatarla cueste lo que cueste.” Dijo Zhang. Podría haber perdido su Jiangshi, pero todavía se tenía a sí mismo.
Había perdido contra AR-I-CA incluso con su Wuxing Jilong y su Dangai, así que ahora ni siquiera tenía esperanzas de derrotarla; pero podía traer de vuelta a Emily simplemente retirando los escudos que la protegían y dejando que Youaltepuztli hiciera el resto.
“La liberaré aunque me cueste la vida.” Declaró antes de dar un paso hacia la zona donde antes le habían congelado la pierna, confirmando que el efecto se había desactivado. Ya se lo esperaba por lo que había visto a través de su jiangshi mientras observaba la White Rose de Hugo.
Esa habilidad está ahora inactiva, pensó. Supongo que sólo se puede usar con esa armadura.
Sabiendo que La Porte de l’Enfer no interferiría, Zhang instantáneamente rompió a correr. Cortó un camino a través de los callejones, corriendo hacia el bazar donde Emily todavía estaba de pie.
Ojalá ocurriera algo que los distrajera, esperaba, sabiendo muy bien lo imposible que era.
A través de los ojos del jiangshi que había enviado a la mansión del alcalde, había presenciado cómo AR-I-CA y Benetnasch llegaban a algún tipo de acuerdo, y el nigromante le había entregado el Orb que poseía. Zhang no pudo oír su conversación, pero supuso que Benetnasch le dio su Orb a cambio de que AR-I-CA le dejara tomar el del alcalde.
El Indestructible es mucho más poderoso que el alcalde. No tendrá problemas para hacerse con el Orb, así que no hay posibilidad de que cause ningún tipo de distracción que merezca la pena.
Como AR-I-CA tenía prisa por ayudar a su compañero, aceptó el trato, pero Zhang se dio cuenta de que su intención era arrebatarle el Orb del alcalde a Benetnasch.
Tal vez si espero hasta entonces… No, incluso si The Blue Sky Songstress y el Indestructible reanudan su batalla, más Maestros habrían llegado aquí para entonces, pensó Zhang. Siendo miembro de Sefirot, AR-I-CA podría utilizar la influencia del congreso y el presidente para enviar solicitudes a los gremios. Esto haría que fuera fácil encontrar más Maestros que pudieran proteger a Emily hasta que finalmente asumiera la pena de muerte utilizando el sistema de suicidio. Algunos de estos Maestros seguramente tendrían habilidades defensivas u objetos mejores que Boucliers Planetes.
En el peor de los casos, The Earth —otro miembro de Sefirot— podría venir y enterrar a Emily miles de metros bajo tierra.
Entonces Zhang estaría sin opciones, incapaz de hacer nada para salvarla.
Debo hacer algo antes de que eso ocurra… ¿Qué? Cuando ese pensamiento cruzó su mente, de repente dejó de correr.
Esto se debió a que sus sentidos como Great Soul Daoshi captaron algo inusual.
“… ¿Rencor? ¿Alma? No… ¿qué es este sentimiento? “ Great Soul Daoshi era un trabajo que trataba con la muerte, pero la nigromancia de Zhang era muy diferente a la del oeste.
Los jiangshi que solía utilizar eran poco más que cadáveres animados por la magia que seguían las instrucciones escritas en sus Fu. El Fu actuaba como una especie de alma sustituta, por lo que, a diferencia del King of Tartarus o de un Lich, no tenía que tratar directamente con las almas.
Pero seguía siendo un nigromante, y como tal, podía sentir las almas como el resto de ellos.
Sin embargo, lo que sentía ahora no se parecía a nada que hubiera sentido antes.
“… ¿Un lamento?” Un lamento de almas—un lamento de muerte que ni siquiera puede clasificarse como expresión de rencor.
Era como si alguien gritara de horror al ver que ocurría algo que no podía deshacerse.
Llegó a Zhang desde la mansión del alcalde, el mismo lugar donde había pensado que no pasaría nada más.
***
Armored Pilot, Hugo Lesseps.
“¡Heyyy! ¡Buen trabajo, Yu!” Dijo Teach, volando con su Blue Opera. Sólo habían pasado unos minutos desde que había atrapado a Emily. “Guau. Está bien encerrada. ¿Pero qué pasa con los escudos? ¿Y las hachas martillándolos?”
En respuesta a esa pregunta, recordé lo que había ocurrido y se lo expliqué todo, junto con una descripción de lo que podía hacer el Embryo Superior de Emily.
“… ¿Interminables resurrecciones automáticas? Tienes que estar bromeando.” Dijo sorprendida. “Vaya, ya lo sabía, pero seguro que hay un montón de Embryos Superiores rotos, ¿eh?”
Básicamente puedes ver ligeramente hacia el futuro. No eres nadie para hablar, pensé.
“Incluso nuestro Albert sólo puede hacerlo siete veces… Aunque, supongo que la resurrección es más como un bono para él.” Añadió.
“¿Teach?”
“Oh, lo siento, me despisté un poco.”
“Entonces, ¿cómo fueron las cosas por tu parte?” Pregunté.
“Dejé que KoT tuviera su turno con el Orb del alcalde. Dijo que me lo pasaría si resulta que no lo necesita. Aunque, si acaba necesitándolo, iré y se lo quitaré.” Conociéndola, nada de eso era sorprendente. “Ah, y me dio un poco de algo a cambio.” Agregó.
“¿En serio?”
“El Orb que tenía. El que convierte el agua en tierra. No parecía necesitarlo, así que fue y me lo dio, sin más.”
Basándome en lo que había oído de él a través de Persephone, podía entender por qué. El Orb no tenía nada que ver con las almas o la vida, así que tenía sentido que no valiera mucho para él.
Aun así… un Orb era un Orb. Era el tesoro nacional de Huang He y una potente pieza de negociación.
“Haces que parezca que no gana nada con el intercambio.” Dije.
“Hmm, acordamos que si me pasa el Orb del alcalde, tendré que hacer algo que él quiera… ¡Oh, no! ¿Y si me pide algo lascivo?”
“… Probablemente te gustaría, ¿no?” Dije. No había forma de ayudar a esta mujer.
“¿Qué vas a hacer ahora?” Preguntó.
“Intentaré mantener a esta chica congelada hasta que utilice el sistema de suicidio para desconectarse.” Respondí. “Con su número de muertes, probablemente permanecerá así más de un día completo de la vida real… Aunque todavía tenemos que preocuparnos por esa persona que estaba con ella.”
Mis palabras hicieron que Teach se callara un momento y pensara.
“Golpeé a algunos gusanos de camino aquí. Puede que estuvieran con ese tipo, y puede que haya más.” Dijo.
Supongo que no podemos sentarnos aquí a esperar, pensé, antes de señalar las hachas y preguntar: “¿Puedes romper el Embryo, Teach?”
“No. En cuanto a los Superiores, no tengo mucho poder de fuego. Y por lo que sé, esas hachas anteponen la dureza al filo. Necesitas algo muy fuerte para romperlas.”
Si ni siquiera Teach podía hacerlo, entonces no había mucho que pudiéramos hacer aquí.
Por un momento, consideré pedir ayuda a KoT…
“¿Hm…?”
… pero cuando miré a mi alrededor, me di cuenta de que Persephone no estaba a la vista.
“Pero… en serio, esto es malo.” Dijo Teach. “No creo que los que la enviaron esperaran que se metiera en una situación así. Podrían venir miembros de IF a salvarla.”
“¿«IF»…?”
“Un clan criminal con el que Sefirot se pelea de vez en cuando. La Pequeña Murder Princess es una de ellos.” Explicó.
Esto me recordó las veces que había oído hablar del clan cuando aún estaba en el The Triangle of Wisdom. Sin embargo, los rumores sobre Emily eran la mayoría de los que había oído.
“El problema es que todos los miembros oficiales del clan son Superiores que la sacarían fácilmente de su hielo.” Eso sí que era un problema. “Sechs el ‘Dark Core’ está en la cárcel, así que no lo veremos, pero La Crima la ‘Error Source’ tiene el ejército para hacerlo, mientras que Rascal el ‘Ruiner of Legacy’ puede destruirla junto con toda la ciudad.”
… Teach, ¿puedo preguntar a quién se le ocurrieron esos apodos? Es como si quisieran sonar mal, pensé.
“Para que lo sepas, estos apodos están sacados directamente de los artículos del DIN. Hacen que el ‘Kill Leader’ de Emily parezca tan simple, ¿no?”
… ¿Tú crees?
“De todos modos, ya que mantenerla aquí es una mala idea, y no podemos dejar que nadie la derrote…” Dijo Teach antes de pararse a pensar un momento. “De acuerdo. En ese caso, echémosla.”
“¿Eh?” Dije. Acababa de oírle decir algo que no podía ignorar.
“Hay una enorme mancha de arenas movedizas un poco al suroeste.”
“¿Eh? Umm… ¿Teach?”
“Si la dejo ahí, cualquiera que venga a ayudarla no será una gran amenaza, y sacarla mientras esté en la arena será un poco difícil. ¡La mantendrá en su sitio incluso después de revivirla! ¡Es perfecto!”
“¡¿Perfecto?! Teach, ¡¿te estás escuchando?!” Levanté la voz. Sé que fui yo quien la congeló, ¡¿pero tirar a una chica a arenas movedizas…?!
“Por supuesto que sí, ¡hasta luego!”
“¡Ah, espe—!” Intenté gritar, pero tomó a Emily y se fue volando antes de que pudiera terminar.
Las dos hachas les siguieron, pero su velocidad era muy inferior a la de Blue Opera y rápidamente se quedaron atrás.
No pude hacer otra cosa que quedarme atrás y ver cómo desaparecían. Me había pasado un buen rato dándole vueltas a la cabeza sobre Emily y cómo tratar con ella, pero ahora sentía que Teach lo había dejado todo sin sentido.
“… Ya está.” Dijo Cyco mientras me consolaba con una palmada en la cabeza, aunque seguía cansada y apenas podía moverse.
“Verdaderamente, nada está más allá de ella. Qué aterrador.” Dijo una voz que venía de detrás de nosotros.
Me di la vuelta y vi a Persephone.
“¿Persephone?” Pregunté. “¿Cuándo…? No, ¿dónde estabas?”
“Hmm… Escondiéndome.”
“¿De Emily?”
“No. Más bien de Ace.”
¿De Teach? Pensé.
“Por lo que sé, esa mujer me habría asesinado nada más verme para que le resultara más fácil quitarle el Orb a mí Queridísimo Maestro.” Explicó.
Oh, no… Después de ver a Teach agarrar a Emily y salir volando, podría verla haciendo eso.
“¿Así que finalmente te dejaste ver porque ella se fue?” Pregunté. “Estoy seguro de que volverá pronto.”
“Lo entiendo, pero creo que debo hacerle una advertencia.” … ¿Una advertencia? “Bueno, el asunto de la Murder Princess ya está resuelto, pero…” Dijo con un movimiento cansado de la cabeza. “Pronto aparecerá algo peor.”
Esas palabras estaban cargadas de certeza.
“¿Eh?” ¿Algo peor que Emily? “Persephone, ¿de qué estás hablando?”
“Hm…” No respondió adecuadamente a mi pregunta. Se limitó a mirar a lo lejos, en dirección a la mansión del alcalde.
***
Ciudad de Comercio, Cortana, Mansión del Alcalde.
“¡Aieee… hieee…!” Douglas Coin, el alcalde de Cortana, corría frenéticamente por su mansión.
“Señor, ¿cuál es el proble—AAAAAHHHHHHH?” Las doncellas que lo vieron chillaron aterrorizadas mientras sus ojos se posaban en sus piernas, cercenadas por Aragorn y ahora sustituidas por incontables gusanos retorciéndose.
Sin embargo, las ignoró y siguió corriendo, como si no fuera consciente de su propio estado. Su destino era el calabozo de la mansión, el lugar donde muchos vagabundos y esclavos habían encontrado su fin, convertidos en cadáveres para el oscuro ritual del alcalde.
“¡Sólo necesito… terminar el ritual…!” El miedo a una muerte inminente le hizo perder la cabeza, a la vez que le dio fuerzas para seguir corriendo.
No quería morir.
Ese era el motivo principal del alcalde, así como la razón por la que ahora quería llevar a cabo el ritual del Orb de De Vermis. Este motivo, sin embargo, tenía sus raíces en una época anterior a la adquisición del Orb.
***
Hace aproximadamente un año, su cuerpo se había visto superado por una grave enfermedad. Su avanzada edad y los muchos años que había pasado viviendo a lo grande habían empezado a pasar factura a sus órganos vitales y a su salud en general. La vida se le hizo difícil y la idea de que podía morir pronto se convirtió en una obsesión.
Tal vez porque sentía la muerte tan cerca, el alcalde había empezado a tener visiones de las muchas personas a las que había torturado y matado en vida.
Morir habría significado perder todo lo que había conseguido, y no estaba claro qué pasaría después. Muchas historias de antaño decían que aquellos que se ganaban el rencor de otros en vida sufrían inmensamente después de la muerte. Esto había sido casi confirmado por las observaciones de varios nigromantes.
El alcalde se había reído alguna vez de estas historias, pero esa diversión se había convertido en miedo a medida que su muerte se acercaba más y más.
Después de que la enfermedad se apoderara de él, las noches del alcalde se llenaban de un chirriante terror. Se enterraba bajo las sábanas porque, de lo contrario, vería cosas que no quería ver: su propio rostro, enfermo y moribundo, y a Fria, la mujer de uno de sus adversarios políticos.
Hace unos años, durante las elecciones a la alcaldía, arruinó a una pareja que se le oponía acusando al hombre de delitos que no había cometido. Después de eso, tomó a Fria como esclava y finalmente la asesinó… pero ahora, su rostro volvía a atormentarle. Era como si estuviera esperando a que muriera.
No fue ni mucho menos la única fechoría que cometió. Había hecho muchas cosas viles como comerciante y como político. Incluso había aceptado dinero de la banda de Gouz-Maise, que había operado en la frontera con Altar, manteniendo a raya al ejército altariano y suministrándoles objetos mágicos a cambio de su pago.
Muchos niños y las personas que habían intentado rescatarlos murieron como consecuencia directa de sus acciones, pero a Douglas no le importó mientras su riqueza siguiera aumentando.
Llevaba décadas cometiendo este tipo de delitos.
Sin embargo, a medida que se acercaba la muerte, había empezado a temer egoístamente el castigo al que podría enfrentarse.
Estos días habían parecido interminables.
“No… No quiero morir… No… Nooo…” Llorando como un niño, el alcalde había seguido presa del pánico ante la perspectiva de su muerte inminente.
Le parecía que, si aguzaba el oído, podía oír a sus subordinados y sirvientes hablar de lo que harían una vez qué él muriese.
“No… Aún no puedo morir… ¡No quiero morir…!” Había empezado su vida como comerciante, se había convertido en político y, finalmente, había llegado a ser alcalde de la segunda ciudad más importante —si no la más importante— de Caldina. Su palabra en el congreso tenía más peso que la de cualquiera, salvo quizá la del presidente. Habría sido acertado llamarle el “virrey” de la unión.
Sin embargo, toda la riqueza, la gloria y el poder que había reunido se desvanecerían en el momento de su muerte.
Y más allá de la tumba, no le esperarían más que las víctimas vengativas que había asesinado para sus propios fines.
“Aaaahhhh… ¿Eh?” Mientras la idea de semejante futuro le paralizaba de terror, algo movió la sábana que tenía echada por encima.
Era el viento que entraba en la habitación.
La ventana estaba abierta por alguna razón, dejando entrar la brisa nocturna.
“… ¡Ugh!” Por un momento, consideró llamar a un sirviente para que lo cerrara, pero no quería que nadie lo viera llorar, así que decidió hacerlo él mismo.
Con los miembros temblorosos, tomó su bastón y se acercó lentamente a la ventana… y entonces notó algo extraño en el suelo.
“… ¿Qué es esto?”
Era un Orb cristalino. Debajo había un papel que decía: “Presente. Esto es lo que buscas. Coloca el Orb bajo la almohada, desea salud y juventud, y volverán a ser tuyas.”
Miró el Orb con recelo, cerró la ventana… y lo recogió.
Su desconfianza no pudo con la tentación del Orb y la misteriosa carta.
Estaba claro que alguien se había dejado el Orb tras irrumpir en su habitación, pero pensó que hacer lo que decía la carta era lo correcto. Así que colocó el Orb bajo su almohada.
“Un cuerpo sano… y la juventud… Je, je… ¿Qué espero… de esta cosa…?”
Se rio entre dientes de sus propias acciones, pero aun así se fue a dormir con el Orb bajo la cabeza.
Y cuando se despertó al día siguiente, estaba tan sano que habría sido difícil reconocerle.
La sombra de la muerte que se cernía sobre el alcalde había desaparecido. Su rostro estaba lleno de vida, y no había ni un atisbo de dolor o temblor en ninguna parte de su cuerpo.
El alcalde se sintió aquel día más libre que en décadas.
“Ja… ja, ja, ja.” Rio incrédulo. “¿Qué…? ¡¿Qué es esto…?!”
“H-e-r-e-p-a-r-a-d-o-t-u-c-u-e-r-p-o-m-a-n-t-e-n-i-e-n-d-o-s-u-f-o-r-m-a.”
“¡¿Ah?!” El alcalde dio un respingo cuando una voz desconocida sonó en su cabeza.
No era una alucinación auditiva. Parecía más bien que alguien cercano le hablaba.
“¡¿Quién está ahí…?! ¡¿Dónde estás?!”
“S-o-y-D-e-V-e-r-m-i-s. A-q-u-e-l-q-u-e-e-s-t-á-s-e-l-l-a-d-o-d-e-n-t-r-o-d-e-l-O-r-b-q-u-e-p-o-s-e-e-s.”
“¿Qué…?”
De Vermis empezó entonces a hablar de sí mismo.
Reveló que era un UBM que había sido sellado en el Orb por el Draconic Emperor hacía más de seiscientos años, y que alguien se lo había quitado a Huang He y lo había traído aquí.
Perplejo ante aquellas palabras, el alcalde miró la carta.
¿Quién, exactamente, le había dejado un tesoro nacional del Imperio Huang He?
Se preguntó cuál podría haber sido su objetivo, y supuso que, al dárselo a alguien con poder de Caldina, pretendían desencadenar una guerra con Huang He.
La idea le hizo estremecerse. Se preguntó si era mejor devolverlo, pero De Vermis le dijo que si soltaba el Orb, su cuerpo no quedaría reparado. Sin el Orb en su poder, el alcalde volvería a su estado enfermizo y envejecido.
Al oír eso, el alcalde recordó el miedo que había sentido cada noche, y no se atrevió a renunciar al Orb. Al final, decidió quedárselo y ocultárselo a los demás.
Después, tuvo algunos problemas para demostrar quién era a sus sirvientes. Acabó diciéndoles que había “utilizado un objeto especial”, lo que no era una explicación completa, pero tampoco una mentira a los ojos del Truth Discernment.
Tras un día de salud particularmente buena, De Vermis volvió a hablarle.
“R-e-p-a-r-a-r-t-e-n-o-e-s-m-i-ú-n-i-c-o-p-o-d-e-r.”
“¿Qué…?”
“M-i-p-o-d-e-r-e-s-l-o-q-u-e-l-l-a-m-a-s-i-n-m-o-r-t-a-l-i-d-a-d.”
“¡¿Qué?!”
De Vermis le habló entonces del ritual de la inmortalidad.
En primer lugar, se necesitaban entre cien y doscientos cadáveres. Y segundo, después de matarlos, los cadáveres debían permanecer en un mismo lugar durante cierto tiempo.
Con eso, los preparativos para el rito de la inmortalidad estarían hechos.
Tendría un coste de muchas vidas, pero con la riqueza y el poder del alcalde, era fácil conseguirlo sin que nadie se enterara, sobre todo si sólo se dirigía a vagabundos y esclavos.
“C-r-e-o-q-u-e-p-u-e-d-o-r-e-a-l-i-z-a-r-e-l-r-i-t-u-a-l-c-o-n-t-u-a-s-i-s-t-e-n-c-i-a. ¿M-e-a-y-u-d-a-r-á-s?”
“¿Si lo hago…?”
“C-o-n-s-e-g-u-i-r-á-s-l-a-i-n-m-o-r-t-a-l-i-d-a-d.” La magia y la nigromancia eran reales en el mundo del Infinite Dendrogram; esta era una oferta perversa y sospechosa.
Sin embargo, el alcalde lo aceptó, sobre todo porque De Vermis ya había demostrado su poder en el propio cuerpo del alcalde.
“Inmortalidad… Si me vuelvo inmortal…” Si se volvía inmune a la propia muerte, nunca más tendría que sentir el miedo que había experimentado al enfrentarse a la perspectiva de su propia desaparición.
Y no había nada que deseara más que eso.
Aceptó la oferta de De Vermis y empezó a hacer lo necesario para convertirse en inmortal.
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