Seiken Gakuin No Maken Tsukai (NL)

Volumen 8

Capitulo 1: Duque Christaria

La Azure Hold⁰¹ flotaba sobre los mares, proyectando su enorme sombra sobre las embravecidas olas. Y flotando en el aire vacío sobre la fortaleza del Rey Demonio Dragón había un hombre. Un héroe de cabello blanco, vestido con uniforme militar, de ojos azules como halcones que miraban fijamente a Leonis y Veira, de pie sobre los restos del Leviathan.

(… ¡¿Por qué estaría aquí este hombre?!)

Leonis frunció el ceño porque lo reconocía.

Había visto una foto suya en la mansión, entre las ruinas del Tercer Assault Garden.

Edward Ray Christaria. El padre de Lyseria, que supuestamente había perecido en la batalla contra los Void.

(¿No había muerto su padre?) Pero… más importante, ¿por qué estaba aquí? Las preguntas llenaban la mente de Leonis, pero no podía evocar ninguna respuesta.

“Me sorprende que tengas el valor de volver a mostrarte ante mí”. El Dragón Carmesí junto a Leonis gruñó. “Tienes agallas. Eso te lo reconozco”.

El furioso rugido de Veira sacudió el aire con violencia, pero el hombre que flotaba sobre ella no parecía preocupado en absoluto por las olas palpables de la furia de un Rey Demonio golpeando contra él.

(¿Fue él quien dominó mentalmente a Veira…?)

Incluso si el Rey Demonio Dragón era descuidado, ningún humano ordinario podía controlar la mente de un Rey Demonio.

(¿Qué es él? ¿Quién es el Duque Christaria…?) Leonis observó cautelosamente al hombre por encima de su cabeza.

“Así que has vuelto, Veira Greater Dragon. Qué casualidad”. El hombre que se parecía al Duque Christaria miró fríamente al Rey Demonio Dragón. Luego apuntó con un dedo índice a un punto entre sus ojos.

“Espada Sagrada, Wheel of Fortune⁰²… Activate”. La luz se acumuló en la punta de su dedo… “¡Veira!” Exclamó Leonis.

“¿Otra vez el mismo truco? Subestimas al Rey Demonio Dragón”.

Incandescentes llamas blancas salieron de las fauces de Veira, convirtiéndose en una hoja de calor.

*¡Bwooooooosh!*

El aire tembló. Las llamas se tragaron al hombre en un instante y luego pasaron a incinerar las paredes de la Azure Hold tras él.

“Oh, ¿lo reduje a cenizas?”

“¡I-Idiota, muestra algo de moderación! ¡Hay mucho que tenemos que preguntarle!” Gritó Leonis.

Y entonces…

*Crack…*

“… ¡¿?!”

… Leonis oyó crujir el cristal.

“Eres tú quien me subestima, Rey Demonio Dragón”.

Una fisura atravesó el espacio ante la pareja de Reyes Demonio, y el hombre apareció desde dentro, ileso. Su expresión era serena, y no había ni una sola quemadura en su uniforme.

“Hechizo Gravitatorio de Octavo-Orden… Veira Zarga”. De repente, el hombre recitó un hechizo.

(¡¿Acaba de usar hechicería?!)

Leonis rápidamente formó una torre-escudo de su sombra.

*¡Vroom, brrrrrrrrr!*

Una masa de gravedad, parecida a la de un planeta gigante, golpeó directamente a Veira.

(… Un hechizo Gravitatorio de Octavo-Orden…) Leonis reflexionó tranquilamente tras su escudo.

Hasta donde Leonis sabía, las antiguas y poderosas formas de la magia eran un arte desconocido en esta era. Incluso hace mil años, los humanos ordinarios sólo podían manejar hechicería de Quinto-Orden como mucho. Sin embargo, este hombre… El Duque Christaria… empleaba los más altos niveles de magia.

*¡Rooooooooooooar!*

Veira emitió un aullido salvaje, sacudiéndose fácilmente el campo gravitatorio que la envolvía. Las escamas del Rey Demonio Dragón tenían una resistencia inherente a la hechicería, e incluso un poderoso hechizo de Octavo-Orden sólo conseguía detenerla. Veira se enfureció y sus ojos dorados brillaron amenazadoramente mientras abría sus fauces.

“¡Te arrancaré la garganta!” Ella gruñó.

“Veira, espera. Déjame hablar con él”. Dijo Leonis, y luego volvió a centrar su atención en el extraño hombre. “Llevas la forma de un humano y, sin embargo, tejes el poder de una época pasada. ¿Quién eres?”

Los afilados ojos azules como el hielo examinaron a Leonis como si se fijaran en él por primera vez.

“Es el uniforme de un Espadachín Sagrado. El Séptimo Assault Garden. Hmm…”, murmuró el hombre. “¿Un sirviente del Rey Demonio Dragón?

¿Usas la forma de un niño para adormecer a tus oponentes?” “…”

Leonis permaneció en silencio. Parecía que la persona que se parecía al Duque Christaria aún ignoraba la verdadera identidad de Leonis.

(Y no hay razón para revelar esa información).

Sin embargo, estaba familiarizado con el Séptimo Assault Garden, lo que significaba que definitivamente era una persona de esta época. ¿Era realmente el padre de Lyseria?

“Te conozco, Duque Edward Christaria”. Afirmó Leonis.

Andarse con rodeos era impropio del Rey No Muerto. Esperaba llegar al meollo del asunto y sacudir a su adversario, con la intención de obtener información de su reacción. La expresión del hombre no cambió mucho, pero su aguda mirada se estrechó un poco.

“Así que me conoces. No es tan raro. Puede que los refugiados de fuera de la ciudad no me conozcan, pero mucha gente conoce mi cara”.

Leonis asintió. “Sí, me imagino. Después de todo, se te considera un héroe de la humanidad. Sin embargo, el hecho de que respires no es muy conocido,

¿verdad?”

Seis años atrás, el Duque Christaria había muerto en la batalla contra los Void. Lyseria le contó a Leonis que la unidad de rescate no había logrado recuperar el cuerpo de su padre. Una Estampida dejaba pocos restos a su paso, así que eso no era tan inusual. Sin embargo, había un elemento que había dejado perplejo a Leonis.

En las ruinas del Tercer Assault Garden, Leonis había reunido a los fantasmas de los Caballeros de Christaria bajo su mando, pero el espíritu del Duque Christaria había brillado por su ausencia. Leonis no era de los que pasaban por alto el alma de un gran héroe. ¿Era este hombre al que se enfrentaba realmente el propio Duque Christaria, o quizás…?

“En efecto. Me registraron como baja”. El hombre que se parecía al padre de Lyseria respondió con indiferencia.

“¿Quién eres?” Preguntó Leonis. “¿Eres el verdadero Duque Christaria?” “Esa es una pregunta sin respuesta. Yo soy él, y al mismo tiempo, él es yo”.

“Tonterías”. Espetó Leonis molesto. “Si no contestas, simplemente te sacaré la verdad a la fuerza”.

“¡Hey, él es mi presa!” Intervino Veira.

“Ya veo, pero por desgracia, yo también tengo algo que preguntarte”. El hombre señaló con el dedo a Leonis. “Domina, Wheel of Fortune…”

Su Espada Sagrada en forma de anillo volvió a brillar.

*¡Slash!*

Antes de que el Duque Christaria pudiera manifestar su Espada Sagrada, su brazo voló repentinamente por los aires. Una hoja de agua transparente se lo había cortado.

“… ¡!”

El Duque Christaria se dio la vuelta y vio a una hermosa joven de ojos fríos y tranquilos sobre las aguas embravecidas. Estaba envuelta en un manto acuoso y tenía el cabello del color de la amatista.

“Rivaiz Deep Sea…” El hombre la miró con los ojos muy abiertos. “Así que has escapado al destino que te deparó Wheel of Fortune…”

“Hacerse con el control de mi mente es el colmo de la arrogancia”.

No tenía expresión, y su tono era tranquilo, pero la rabia surgía en sus ojos. Rivaiz extendió un brazo y declaró: “Pagarás ese crimen con tu vida”.

*¡Bwoooooooooooosh!*

Un enorme ciclón surgió del océano, liberando una ráfaga de cuchillas líquidas. Veira entonó un hechizo en lengua de dragón, Armadura Ligera Dracónica… [Griyaslig], conjurando una barrera a su alrededor. No podían permitirse quedar atrapados en el fuego cruzado. Leonis saltó para cubrirse dentro del escudo del Rey Demonio Dragón.

El Duque Christaria esquivó la descarga con elegancia. Sin embargo, al ver que el ciclón de agua se extendía hasta el cielo y destruía parte de la Azure Hold, frunció el ceño.

“Desafiar a dos Reyes Demonio a una batalla me pondría en desventaja”. Susurró, mirando por un momento el brazo derecho que le faltaba. “Ya tengo lo que necesito”.

*Crack, crack, crack…*

Una gigantesca fisura centrada en el Azure Hold surcó el aire.

(¡¿Qué?!) Leonis apenas podía creer lo que veía.

Las grietas en el espacio anunciaban la llegada de los Void. “¡La Azure Hold! ¡¿Qué es esto?!” Preguntó Veira.

“No sabes nada de esta ruina, Rey Demonio Dragón”. Dijo el Duque Christaria.

“… ¡¿Qué?!”

“Esta estructura es el modelo original de las ciudades humanas. Una puerta con la cual se puede alcanzar las estrellas”.

*Crack, crack, crack…*

El desgarro consumió todo a su alrededor. El Leviathan en el agua comenzó a desvanecerse en la brecha.

“Reyes Demonio, no pueden escapar del destino elegido por mi diosa”. Diciendo esto, el hombre con el semblante del Duque Christaria desapareció en la grieta espacial.

“Diosa… ¡¿Acaba de decir diosa?!” Gritó Leonis.

Un recuerdo acudió a su mente, el de la Diosa de la Rebelión, Roselia Ishtaris.

Sólo conocía a alguien que la llamaba “Mi diosa”.

“¡Tú… tú eres…!”

El único Rey Demonio que carecía de cuerpo propio, que existía poseyendo recipientes. Un Rey Demonio originario de más allá de esta dimensión y capaz de abrir puertas a otros mundos.

“¡Azra-Ael, el Diablo del Inframundo!”

En el momento en que Leonis entonó el nombre…

*¡Destrozar!*

… El mundo se rompió como cristal fracturado.