Risou No Himo Seikatsu (NL)

Volumen 10

Intermedio: La Decisión De Lucrecia

Taraye, de la familia El’Mentaqat, y Frikiya, de la familia An’Imyam, iban a dirigirse a Capua. Lucrecia fue incapaz de aceptarlo sin más cuando lo oyó.

“¡Argh! ¡Llego demasiado tarde! ¡Completa y totalmente! ¡No, Majestad! ¡No caigas en los trucos de esa rubia de pechos grandes y la de pecho plano!”, gritó, dando patadas con sus cortas piernas y zapateando una vez que estuvo en su propia habitación.

La sirvienta, detrás de ella como siempre, amonestó con calma a su Señora. “Cálmese, Lady Lucy. Después de todo, entrarías en la categoría de rubia de pecho plano que intenta engañar a Su Majestad”.

“¡No hace falta que lo digas!”, protestó ella. La sirvienta había estado con Lucrecia desde que ésta podía recordar, así que era despiadada en privado. “No intento engañarle. Si me elige como concubina, cumpliré fielmente y de todo corazón ese papel. No soy como esas dos. Taraye ve el mundo como una tienda con los precios expuestos y a Frikiya no le interesa nada aparte de la teoría mágica”.

“El objetivo de Lady Taraye son los negocios y el de Lady Frikiya es hablar de magia con Sir Espiridión. ¿Quizás considerarlas rivales para Su Majestad es tu propia paranoia?”.

Flora despojó enérgicamente del vestido a su ama antes de utilizar un paño húmedo para limpiarle la cara y el cuello. Sin embargo, aunque Lucrecia estaba dispuesta a aceptar la ayuda, se alegró igualmente de refutar las palabras de su sirvienta.

“Estás siendo ingenua, Flora. Su Majestad es el príncipe consorte de Capua. Obviamente tendrá riquezas incomparables, así como conocimientos de hechizos espacio-temporales con los que otros sólo pueden soñar. Con lo mucho que Taraye adora el dinero y el interés de Frikiya por la investigación mágica, es inevitable que las dos muestren interés por él. Incluso si ese no fuera el caso para ellas personalmente,

¡Las familias que las respaldan sí lo harán! No dejarán pasar una oportunidad como ésta”.

“Bueno, estoy de acuerdo en ese aspecto”, dijo Flora, incapaz de responder de otro modo.

La magia lineal reinaba en el Continente del Sur, lo que hacía que los matrimonios internacionales estuvieran mal vistos. Sin embargo, Zenjirou era una excepción. Las altas esferas del país sabían que llevaba sangre Sharou en las venas, por lo que las dos familias ducales no tendrían motivos para dudar en enviar a sus propias mujeres.

Lucrecia pronunció unas breves palabras de agradecimiento una vez que la sirvienta le hubo quitado la ropa interior y el maquillaje y, por fin, le deshizo el peinado. Una vez hecho esto, empezó a dar saltitos para relajarse.

“Tampoco hay tiempo. Su Majestad ya ha anunciado sus planes. Pretende partir y regresar una vez más, y su fecha definitiva de partida ya ha sido decidida: dentro de veinte días. Ni siquiera yo puedo convencerle en tan poco tiempo”.

“Ya veo”.

La media sonrisa que le dedicó su sirvienta hirió un poco los sentimientos de Lucrecia. Sin embargo, decidió dejarlo pasar y continuó la conversación.

“Eso significa que necesito algo de tiempo adicional. Por lo tanto, yo también me dirijo a Capua”. Ella levantó un pequeño puño en el aire, su cabello, ahora suelto, estaba balanceándose a su alrededor.

“¿Será posible? La agenda de Su Majestad está repleta hasta su último día aquí. No hay suficiente holgura para que usted y yo podamos solicitar un teletransporte también”.

Alterar sus planes anunciados públicamente requeriría una razón suficientemente buena. Lucrecia carecía de los conocimientos y la influencia necesarios para crearla. A pesar de la triste verdad que la golpeaba en la cabeza, no vaciló.

“Eso no importa. El teletransporte no es el único método de viaje.

La estación más caliente terminará pronto. Una vez que llegue la estación vibrante, podremos unirnos a los soldados y sirvientas, así como a los que acompañan a las dos huestes de los duques, cuando se dirijan allí para reemplazar a los que se encuentran actualmente en Capua”.

Eso significaría un viaje de un mes por carretera. Aunque no sentía ningún amor por Zenjirou, Lucrecia realmente deseaba convertirse en su concubina.

“Aun así, necesitarás una razón. Aún no la tienes, ¿Verdad?”.

Flora, que también se vería obligada a emprender este largo viaje, tiró del cabello de Lucrecia con más fuerza de lo normal como forma de venganza. No ocultó su suspiro mientras ataba el cabello de su protegida.

“¡Ay! ¡Eso fue demasiado duro, Flora! De todos modos, es por eso que quiero acercarme a la princesa Freya. Si puedo entablar una amistad con ella, puedo usar ‘visitar a mi amiga’ como una razón para dirigirme a Capua, ¿No?”.

“Tu objetivo en esa amistad sería convertirte en concubina de Su Majestad como ya ha hecho la princesa Freya. ¿También pretendes pintar de rojo sangre el Palacio Interior de Capua?”.

“Esa no es mi intención”, protestó ella. “Si puedo convertirme en su concubina, estoy dispuesta a mantener buenas relaciones con ella”.

“Considerando su posición, dudo que tenga razón alguna para ayudarte en esa búsqueda”.

Cortada por la cruel hoja de la lógica, Lucrecia se desplomó con un gemido sin palabras. Mientras lo hacía, su sirvienta le ofreció algo de apoyo al tiempo que la vestía con un vestido con el que pudiera relajarse.

“Su Majestad dijo que tanto él como la princesa Freya deseaban comprar herramientas mágicas y van a estar negociando al mismo tiempo. Imagino que podrás aprovechar el tiempo durante el cual estarás presente como asistente de Su Majestad. Si va en serio con ese plan, ¿Quizás le sirva de algo?”.

El consejo hizo que la energía de la chica volviera. “¡Eso es! Ya estoy lista. Haré todo lo posible para satisfacer las demandas de la princesa Freya y convertirme en su amiga”.

Ayudar a alguien por utilidad para acercarse a él era una táctica comercial aceptable. Sin embargo, distaba mucho de ser una forma de hacer amigos.

“La asistente de la princesa Freya es la princesa Margarita. Puede que ella también esté presente, así que deberías estar preparada para ello”, advirtió Flora.

“Ah…”.

El rostro de la muchacha se congeló al oír el nombre de la princesa.

Margarita Sharou era hija del segundo príncipe de la familia Sharou, Filiberto. Su madre era su esposa legítima, Yolanda. Desde la perspectiva de Lucrecia, Margarita era una hermana mayor, consanguínea.

Sin embargo, a pesar de tener los mismos padres, la mayor de las dos se contaba entre las principales encantadoras, mientras que la menor no tenía ninguna aptitud para ello. Aunque en privado, la princesa trataba a Lucrecia como a su hermana menor, la muchacha en cuestión tenía sentimientos algo contradictorios, ya que al mismo tiempo que anhelaba tenerla como hermana mayor, también le molestaba que Margarita tuviera todo lo que ella siempre había deseado en cuanto a posición y habilidad.

“Está bien… lo haré. Puedo hacerlo bien”, dijo, apretando los dientes mientras trataba de convencerse a sí misma.