Tensei Shitara Ken Deshita (NL)

Volumen 3

Capitulo 5: El Rey de Seedrun

Parte 3

¡Estás voces me van a volver loco, lo juro!

Bueno, me ayudaron cada vez que estaba en apuros, así que supongo que están de mi lado…

¿Maestro?

¿Fran? ¿Estás bien?

Si estoy bien. ¿Quién era ese?

Lo explicaré más tarde. ¡Tienes que concentrarte en Valuza! Está bien.

Bueno, ¡eso nos dio tiempo!

“Tu espada… tiene un poder aterrador…”

Valuza emergió de los escombros en ruinas. Todavía estaba vivo, después de todo. Sin embargo, la hoja de su espada encantada se había roto. Lo único que quedaba de él ahora era su empuñadura. El hombre mismo estaba roto y maltratado, su brazo izquierdo estaba torcido en un ángulo extraño, y su ojo izquierdo estaba cegado.

“¿Aún quieres hacer esto?”

“Por supuesto. Tengo la intención de seguir luchando hasta mi último aliento”.

Su sed de batalla continuó a pesar de su cuerpo roto. No esperaba menos del mejor guerrero de Seedrun.

“Está bien”. Fran asintió, con la intención de estar a la altura de las expectativas del hombre. “¿Listo?”

“Mmm”. Valuza recogió una espada ordinaria del suelo y se dejó caer en su posición de batalla. Fran hizo lo mismo conmigo. “¡Haaa!”

“¡Kaaah!”

El duelo duró casi un segundo.

Valuza tomó el corte de Fran con su brazo izquierdo roto y empujó su espada con todo su peso. Estaba tratando de llevarse la victoria con un contraataque, pero antes de que la punta de su espada alcanzara a Fran, fue detenido por una barrera invisible.

Tuve la idea de una barrera de aire comprimido después de ver la barrera de Satya en acción. Lo habíamos estado usando todo este tiempo, pero solo logramos bloquear el manejo experto de la espada de Valuza al concentrar todo mi maná en él. Supongo que practicar la manipulación del viento valió la pena.

Su espada se rompió y Fran no perdió tiempo en explotar el agujero en la defensa de Valuza. “¡Haa!”

Mi hoja atravesó el cuerpo de Valuza. “Gaaah…”

“Yo gano”.

“Sí… lo hiciste… Esa fue una increíble pelea a muerte…” “Perdí contra tu esgrima”.

“¡Ja! El ganador… es el que queda en pie… al final”. “Hm…”

“Una pelea hermosa, de hecho…” “Yo también me divertí”.

Valuza murió con una sonrisa de satisfacción en su rostro. El hombre amaba las peleas a muerte. No podía resentirme con él después de ver su sonrisa.

Lo siento por eso, Fran. Me interpuse en tu pelea.

“Está bien. No es tu culpa, Maestro. Habría ganado la pelea por mi cuenta si fuera más fuerte. Yo soy quien tuvo que confiar en ti al final. Además, tú y yo somos uno. Esta victoria es nuestra”.

¿Tú crees?

“¡Sí!”

Una vez que terminó la feroz batalla con Valuza, decidimos ir con Sellimea para brindar respaldo. Salimos del agujero gigante en la pared, sin pensar en lo costosas que serían las reparaciones. Pronto, vimos algunos rostros familiares en nuestro camino hacia la sala del trono.

“Fult. Satya”.

El príncipe y la princesa de Phyllius. Probablemente estaban manteniendo la línea aquí para que Sellimea y Miriam pudieran avanzar. Los gemelos no eran los pequeños y delicados miembros de la realeza que mi Identificador había dicho que eran, pero eso ya lo sabía. Podrían derrotar a una gran cantidad de enemigos con su poder para controlar demonios.

Dicho esto, eran bastante despiadados. Todos los cadáveres esparcidos por el suelo estaban en extraños estados. Había un cadáver cortado verticalmente por la mitad, un cadáver que tenía innumerables agujeros, un cadáver que parecía marchito por alguna extraña razón; todos ellos parecían haber muerto de formas horribles. Una cosa que todos los cadáveres compartían era la expresión de miedo en sus rostros.

No parecía que hubiera estallado una pelea tanto como una sesión de tortura.

Ni una gota de sangre había caído sobre Fult o Satya, lo que subraya aún más la destreza en la batalla. “¿Fran? Sentí una gran energía mágica en este momento, ¿estás bien?”

“No hay problema”.

“Así que esa fue tu arma secreta que explotó”. “Podrías llamarlo así”.

No hicieron más preguntas. Tampoco estaban dispuestos a hablar sobre su Espada Divina, por lo que deben haber sabido la importancia de mantener tus poderes y habilidades en secreto.

Sin embargo, esto es todo un espectáculo.

“Mmm”. Fran estuvo de acuerdo después de mirar el estado de los muertos a nuestro alrededor. “Um, Fran… Debes entender que no hicimos esto porque quisiéramos”.

“¡Satya!”

“Mira, si Fran piensa que soy una especie de pervertida que disfruta torturando a sus enemigos, yo…” “Ah, bien…”

No lo pensamos ni por un segundo. Estos eran todos de Raydoss; con Galloudie estando entre los muertos. Sin embargo, era difícil diferenciarlo con Identificar, ya que murió con los ojos y la boca abiertos hasta el límite absoluto. Su muerte no parecía tranquila.

Lo único que se nos pasó por la cabeza fue que habían recurrido a la tortura solo para extraer información de estos hombres.

“Solo hicimos esto porque tenemos una reputación que mantener”. “¿Reputación?”

“Que cosas terribles le pasarían a la gente que se atreviera a poner una mano sobre la realeza de Phyllius. Debemos parecer despiadados y malévolos”.

“Ya veo”.

Tenían que demostrar el poder de la Espada Divina de Phyllius de alguna manera. ¿Qué mejor manera que hacer que sus enemigos mueran horriblemente?

“Así que por favor no nos odies…”

“No te preocupes. No puedo imaginar odiarlos a ustedes dos”. “¿En serio?”

“Sí”.

“¡Gracias!”

Satya sonrió y abrazó a Fran. Fult dejó escapar un suspiro de alivio. ¡Oh, pequeño tsundere! ¡No creas que puedes empezar a salir con Fran tan fácilmente! ¡Si realmente te enamoraste de ella, tendrás que pasar por encima de mí sin tus lacayos demoníacos!

“Deberíamos ir a ayudar a Sellimea-sama”. “Mmm”.

“T-Tienes razón”.

“Dicho eso, ya no seremos útiles en batalla. Hemos agotado las bendiciones de la Espada Divina por el momento”.

“Entendido”.

Tendríamos que resolver cualquier encuentro con el que nos encontráramos nosotros mismos de ahora en adelante. Fran tomó la iniciativa mientras nos apresurábamos a la sala del trono. Cuando llegamos allí, los cuerpos de Cola de Dragón—también presentes en la villa real—cubrían el suelo. Sus marcas de mordeduras indicaban que Urushi hizo un trabajo rápido con ellos.

“¡Sellimea, Miriam!”

Dos batallas estaban en curso dentro de la sala del trono. Miriam y Gladio eran uno de los dos, y entramos justo cuando Miriam estaba clavando la punta de su lanza en el cuerpo de Gladio.

“Gurk…”

“¡Es mi victoria, Gladio!”

“¡Maldita sea…! ¡¿Por qué… por qué nunca…?!” Y con eso, Gladio se derrumbó en el suelo.

Ahora, nos quedamos con Sellimea y Julius. Nunca pensé que la princesa se ensuciaría las manos. Estaba cubierta de heridas y parecía que estaba a punto de caerse. Aun así, Sellimea continuó bloqueando la espada de Julius con obstinada determinación.

“¡Gladio! ¡Niño inútil! ¡No puedo creer que te hayas dejado matar por una mujer!” “Cuidado, tío Julius. Lo mismo podría pasarte a ti”.

“¡Todo es culpa de ese maldito lobo!”

Julius lanzó varias miradas a las paredes que lo rodeaban. Se estaba preparando para que Urushi se abalanzara sobre él. La vista de Urushi masacrando a sus hombres pareció haberle causado una gran impresión. El miedo solo hizo que el movimiento de Julius fuera descuidado.

“No te preocupes. Le dije que no interfiriera en nuestra pelea”. “¡¿Esperas que te crea?!”

La línea sonaba como poco más que una amenaza insignificante a pesar de provenir de un hombre de la estatura de Julius. No sería capaz derrotar a Sellimea en una batalla de fuerza. A pesar de ser un general, era terriblemente débil. Debe haberle otorgado el puesto únicamente por el accidente de su nacimiento. No era más débil que Sellimea, pero no pudo concentrarse en atacarla ya que Urushi lo distraía.

Ahora que Fran y los de Phyllius estaban aquí, sabía que no había salida. Sus ojos comenzaron a vagar alrededor. Desafortunadamente para él, Fran y Urushi bloquearon todas sus rutas de escape.

“¡Maldita sea! ¡Maldita sea todo!”

Agitó su espada salvajemente hacia Sellimea como último esfuerzo; su pánico solo lo dejó abierto al ataque.

Ella pudo parar el golpe tonto y le quitó la espada de la mano. Julius cayó sobre su trasero, y Sellimea le apuntó con la espada al cuello. La pelea había terminado.

“He perdido…”

Con eso, pronunció su miserable rendición. “Ahora, ¿dónde está Suarez?”

“En el puerto naval”.

“¿Cómo? No parecía que mi hermano fuera parte de ese batallón”.

“Evitar la detección en una fuerza tan grande sería bastante fácil si usara una armadura militar simple. Le aconsejé que tomara un bote pequeño y se dirigiera al puerto naval. Podríamos aplastar esta pequeña rebelión mientras tuviéramos el poder de un Dragón Acuático”.

Julius derramó todo sin la menor pizca de mentira. Confiaba en las posibilidades de escapar con vida siempre que le dijera la verdad a Sellimea.

Julius había planeado inicialmente beneficiarse de una batalla entre Suarez y Fult. Había engatusado a Suarez para que usara su Dragón Acuático para aplastar a las fuerzas rebeldes—nosotros. Esperaba que la batalla que siguió hubiera sido suficiente para aplastar tanto a Suarez como a Sellimea al mismo tiempo.

En ese momento, haría un trato con el embajador de Raydoss y les pediría que lo respaldaran en este asunto. Al final, poseerían los dragones acuáticos de Julius y Gladio y los usarían para deshacerse de los de Suarez y Sellimea, asegurando así Seedrun para ellos.

“Qué tontería”.

“Yo también soy de la realeza… ¡¿Está mal que yo quiera ser rey?!”

Había estado resentido con el rey anterior desde una edad temprana y esperaba con avidez la oportunidad de usurpar el trono. ¿Cuántos años debe haber tomado? Julius no era físicamente impresionante ni tenía un comportamiento noble, pero tenía que darle crédito por aferrarse a su rencor durante tanto tiempo.

“Vamos al puerto naval. No hemos ganado esta batalla hasta que hayamos capturado a Suarez”. “Sí. Está bastante lejos de aquí. Tenemos que darnos prisa”.

“Fult, Satya, pueden tomar un descanso si quieren”. “Podría decir lo mismo de ti, Fran”.

“Soy una aventurera. Estoy bien”.

Fran hizo una pose de bíceps de doble flexión para subrayar su punto. Era fuerte, sí, pero no tenía muchos músculos en los brazos.

“No quiero ponerlos a ustedes dos en más peligro”.

“Entiendo los riesgos… pero dejarnos fuera cuando hemos llegado tan lejos es bastante grosero”. “Estoy de acuerdo. Vamos contigo”.

Bueno, cuando lo ponen de esa manera… “Bueno. Urushi”.

“¡Woof!”

“Cuida de Fult y Satya”.

Por orden de Fran, Urushi se sentó detrás de los gemelos. Sellimea asintió y aplaudió, aceptando el plan.

“Eso es una carga menos de nuestros hombros”. “¡Woof!”

“Y muchas gracias por lo de antes. Me salvaste”. “¡Arf!”

Los dos se habían acercado durante la batalla en la sala del trono. Sellimea acarició la barbilla de Urushi con sus delgados brazos. Un solo golpe fue todo lo que necesitó para derretir la expresión del lobo. Sellimea era de hecho una fuerza a tener en cuenta.

Era bueno que ni Satya ni Sellimea le tuvieran miedo. “¡Coochie coochie coo!”

“Af…”

De acuerdo, te estás divirtiendo demasiado allí, Urushi. “Nee-san, deberíamos irnos”.

“Ah, tienes razón. Vamos”.

Sellimea se acercó a donde estaba Miriam. Ella no estaba en la salida, sino que estaba detrás del trono. Miriam empezó a juguetear con la pared allí. La habíamos visto hacer esto muchas veces antes. Pronto, se abrió otro pasaje oculto. Reveló una escalera de caracol que descendía profundamente bajo la tierra.

“Vamos”.

Seguimos a Sellimea por las escaleras y nos recibió una escena extraña.

Ahora estábamos en un lago subterráneo. Sin embargo, los techos y la costa estaban demasiado organizados, lo que sugiere que fue hecho por el hombre.

No esperaba encontrar un lugar como este debajo del palacio real.

Compararla con una piscina olímpica no iba a servir de nada. En pocas palabras, podrías colocar dos Domos de Tokio en este lugar.

Un barco gigantesco había hecho puerto aquí. Pensé que el acorazado de Dwight era grande, pero parecía un bote al lado de este barco. El casco estaba revestido de oro y había cañones en los costados y la cubierta del barco. Este barco estaba hecho para la guerra, no hay duda al respecto.

El barco también era una gloria para la vista. La estatua de una diosa que adornaba su proa parecía pertenecer a un lugar de culto, y los tallados de árboles y enredaderas envolvían su casco. ¿Había realmente la necesidad decorar un acorazado hasta este punto? El costo de arreglar esta cosa si se estropeaba me hacía doler mi hipotética cabeza.

“¿Vamos a usar esto para llegar al puerto naval?” “Sí”.

“Pero operar un barco de este tamaño…”

Fult estaba justificado en sus dudas. Necesitarías muchos marineros experimentados para tripular este barco. Un grupo de neófitos sin experiencia no podía esperar sacar este barco del puerto.

“¡Hay algo aquí…!”

Sí.

Sabía por qué Fran se estaba quedando callada. Habíamos estado sintiendo una gran cantidad de maná proveniente debajo del agua desde que llegamos aquí. La firma de maná era terriblemente grande. Si tuviera que clasificarlo, pertenecería a un monstruo de rango B.

La razón principal por la que no dejamos todo y huimos fue porque no era hostil hacia nosotros. No se sentía asesino o violento. Por el contrario, se sentía dócil.

“¡Sal, Warnate!”

“¡Kuuuuuu!”

Un dragón gigante rompió la superficie del agua. “Woof”.

“¡W-oow!”

“¿Así que esto es un Dragón Acuático?”

“Así es. Este es mi Dragón Acuático, Warnate”. “¡Kuoon!”

“¡Oooh, ha pasado tanto tiempo! Me alegro de que estés bien”. “¡Kuon!”

El dragón rojo claro acercó su cabeza a Sellimea. ¿Estaba todo bien? Incluso su colmillo más pequeño era del tamaño de la propia princesa.

Esperaba que un Dragón Acuático tuviera la piel suave de un plesiosaurio, pero me equivoqué. Tenía la forma de un plesiosaurio, pero sus escamas eran ásperas y llenas de baches. También tenía alas que habían sido reutilizadas como aletas gigantes. Su cola era muy larga y sus extremidades parecían un cruce entre manos y aletas, muy parecido a un león marino. Probablemente podría moverse por tierra.

“Warnate nos llevará a donde debemos estar. Deberíamos estar bien mientras se mueva a su velocidad más baja”.

“Usaremos esto para llegar a la mitad del camino. ¡Vengan todos!” “Mmm”.

“E-Está bien”.

“¿E-Estará bien?”

Nos subimos al Dragón y tuvimos el mejor paseo en bote de mi vida. El Dragón Acuático tenía la capacidad de manipular el agua, por lo que era muy hidrodinámico y permitía una conducción suave. El mar estaba bastante agitado ese día, pero el Dragón Acuático apenas se balanceaba. También era muy rápido, como los transbordadores en la Tierra. ¿Y esta era su velocidad más lenta?

“Este Dragón Acuático es genial”.

“Sí, he oído rumores, pero ahora veo por qué luchar contra Seedrun es una tontería”. Fult miró hacia el mar con una mirada sombría en su rostro.

El Dragón Acuático era rápido, tenía un manejo preciso y tenía las armas para arrasar un pequeño estado insular. De hecho, era el barco más fuerte en el mar.

También entendí por qué este barco estaba tan gloriosamente decorado. Para empezar, era difícil imaginar que esta cosa fuera golpeada con algo. El fabricante de esta nave confiaba en que podría esquivar cualquier bombardeo que se interpusiera en su camino. Además, la brillante decoración servía para intimidar a cualquier enemigo que se pusiera a la vista.

Pronto, llegamos al puerto naval.

“¡Puedo verlo! ¡Casi estamos allí!” Miriam declaró.

“Pero parece que algo extraño está ocurriendo…” dijo Sellimea, mirando a través de un dispositivo mágico que funcionaba como un telescopio. ¿Había visto algo fuera de lo común?

“¡¿Ese es… mi tonto hermano?! ¡Está todo enredado!” “¿Qué…?”

Las princesas Seedrun tenían razón. En la distancia, pudimos ver a un hombre vestido con una llamativa armadura, colgado boca abajo por las piernas. Creo que la multitud había reutilizado una polea que normalmente se usa para peces grandes para esta vergüenza pública. Fue una escena bastante divertida.

Junto a ellos había un Dragón Acuático que había sido anclado en el puerto. Se parecía más o menos al Dragón Acuático en el que montábamos, solo que la parte del barco estaba hecha jirones. Solo quedó en pie un tercio de su mástil. La parte del Dragón Acuático fue arrastrada a tierra, con un aspecto bastante deteriorado. Su espalda estaba gravemente herida, cubierta de raspaduras y marcas de quemaduras. Parecía que había recibido una gran bala de cañón en la espalda.

“Qué diablos…” murmuró Miriam, estupefacta.

Podría saber qué le pasó. En realidad, estaba seguro de que se había llevado la peor parte del rayo negro que disparé. Solo podía ver la columna de agua del palacio real, pero ahora sabía que el Dragón Acuático había sufrido un impacto directo de mi rayo negro. La voz misteriosa sonaba como si pudiera ver las cosas que ocurrían a nuestro alrededor, por lo que podría haberla apuntado al monstruo por nuestro bien.

Incluso un Dragón Acuático no sería capaz de rechazar un ataque tan poderoso. Estaba más asombrado por el hecho de que todavía estuviera vivo.

“¡Nee-san, debemos darnos prisa!” “Estás bien”.

Atracamos el Dragón Acuático en el puerto naval y fuimos recibidos con fuertes vítores por cortesía de la gente de Seedrun, los seguidores de Sellimea.

Miriam se apresuró a buscar a sus subordinados para obtener una explicación de lo que había sucedido. Se habían apresurado al puerto naval, listos para arriesgar sus vidas, pero la batalla terminó antes de que llegaran allí. La mitad de las fuerzas de Suarez fueron aniquiladas por la explosión y la consiguiente ola que produjo la erupción. Mientras tanto, la otra mitad estaba demasiado aterrorizada para organizarse en una posición de combate.

La gente hizo un trabajo rápido con los soldados asustados, pero no sin antes presenciar lo imposible.

Junto al Dragón Acuático colapsado, considerado el guardián de Seedrun, había un hombre familiar en un estado lamentable.

“Así que ahí es donde encontraron a mi tonto hermano”. “Sí señora”.

Guiados por su furia, la gente de Seedrun procedió a atar a Suarez y lo colgaron como el gran pez que creía que era. No es que la gente pensara mucho en él; solo querían que fuera más fácil apedrear al tirano.

Suarez ya estaba cubierto de moretones cuando llegamos al puerto naval. La lapidación tampoco le hizo ningún favor a su rostro. Habría sido difícil identificarlo si no fuera por su llamativa armadura. Al menos, eso es lo que me dijo Miriam. Solo tomé su palabra por no haber visto nunca al hombre en mi vida.

Suarez era arrogante, conocido por nunca disculparse con nadie. Pero estaba muy dócil cuando lo bajamos de la polea. La ira del pueblo había quebrantado no sólo su rostro, sino también su orgullo. Estaba llorando y agradecido cuando detuvimos la lapidación pública.

“¡GRa CiAs… Mu HaS…GRa…CiAs…!” gritó, postrándose ante Miriam.

El jefe final de este reino había sido derrotado y reformado incluso antes de que llegáramos a él. Estaba un poco decepcionado. El rayo negro salió disparado de mí, pero no era como si quisiera dispararlo. Feliz como estaba por la gente de Seedrun, me quedé insatisfecho con la conclusión.

Ahora, Sellimea se acercó a la gente de Seedrun y comenzó. “Buena gente de Seedrun—”

La multitud enojada se detuvo, pendiente de cada palabra de Sellimea. “El rey tonto ha caído”.

Se acercó a Miriam.

“Los conspiradores involucrados con su tiranía han sido debidamente atendidos por la Comandante Miriam”.

Tomó la mano de Miriam y la levantó. La multitud estalló en aplausos para Miriam. Era bastante popular entre las mujeres de la nación insular; las voces más agudas parecían eclipsar a las más graves.

“La familia real de Phyllius también ha ayudado a nuestra nación en su momento de necesidad. A estas personas les debo la vida”.

Fult y Satya inclinaron la cabeza con gracia. También se veían bien haciéndolo. No esperaba menos de la realeza. La gente de Seedrun los recibió con un estruendoso aplauso. Este acto prácticamente selló una alianza con Phyllius. Raydoss se lo pensaría dos veces antes de invadir Seedrun.

“Y lo que es más—”

Sellimea miró a Fran. Ahora era su turno.

Espera, ¿habla en serio?

Sellimea se acercó a Fran y apoyó la mano en su hombro.

Fran inmediatamente negó con la cabeza e hizo una X con las manos con una mirada de alarma en su rostro. “No me gusta sobresalir”.

La negativa de Fran sobresaltó a Sellimea. A la princesa debe haberle resultado difícil de creer ya que ella misma fue criada con mucha atención sobre ella.

Sin embargo, Sellimea respetó los deseos de Fran y continuó con su discurso.

“Además, tenemos que agradecer a nuestros valientes soldados por abrirnos el camino a la victoria”. Carla y sus caballeros lanzaron un grito de triunfo, incitando a la multitud a hacer lo mismo.

¿Está segura? La gente te habría reconocido como una heroína tan pronto como mañana. Estoy segura. Solo quería salvar a mis amigos.

Tienes razón. Mmm.

Para Fran, salvar a sus amigos era la máxima prioridad. Ella simplemente salvó a Seedrun en el proceso.

Es justo lo que esperaría de ella, pensé.

“Y finalmente… me gustaría extender mi más profunda gratitud a aquellos sin los cuales todo esto sería imposible”.

Murmullos desconcertados estallaron entre la gente. “¿Profunda gratitud? ¿Quién podría ser?”

Sellimea esperó a que sus palabras asimilaran antes de continuar. “¿Quién es?”

“¿No es Miriam-dono?” “Entonces quién—”

Entonces rompió su silencio y se inclinó profundamente, con las manos apoyadas en el regazo. La mirada de la multitud se fijó de inmediato en el hombre que estaba al frente. Dicho hombre solo podía agitar sus manos frente a su rostro, negando severamente que tuviera algo que ver con eso.

“¡Mi más profunda gratitud va para la gente de Seedrun, la gente valiente y gloriosa que capturó al rey y salvó nuestro reino!”

La multitud estalló en un rugido atronador entonces. Uno que parecía lo suficientemente fuerte como para sacudir la tierra misma. El pueblo levantó los puños al aire, puntuando su victoria sobre su gobierno corrupto. La alegre celebración no podía detenerse.

Y luego alguien en la multitud comenzó a cantar el himno nacional de Seedrun. Era una canción alegre, una que podías imaginar a los viejos piratas de Seedrun cantando mientras navegaban por los mares bajo un cielo azul claro.

Todos sonreían mientras cantaban su himno. Incluso Sellimea y Miriam estaban aplaudiendo al ritmo.

Fran se balanceaba al ritmo, disfrutando de la canción con una expresión tranquila en su rostro.

El canto siguió, extendiéndose por todo el puerto, llegando al distrito de los nobles y, finalmente, llegando a los barrios marginales. Todo Seedrun se unió a la celebración de su liberación.

Ver a la gente parada una al lado de la otra, cantando sus canciones de alabanza en voz alta al cielo, me hizo pensar que Seedrun tenía un futuro maravilloso por delante.