Neechan Wa Chuunibyou (NL)

Volumen 1

Capitulo 7: ¡Bienvenido Al Club De Supervivencia!

Parte 1

 

 

“¡Oye, Sakaki! ¿Escuchaste? ¡Hay un delincuente en la escuela!” “¿Huh?” El día después del lío con el asesino, Yuichi fue a la

escuela, sólo para ser abordado de inmediato por Shota.


La palabra sobre su cabeza ahora decía “Limpiador de Pelotas”. “¡Dios mío, hasta el fondo!” Yuichi comentó reflexivamente. “¿Eh?” Shota de repente pareció sin palabras.

“Oh, lo siento. Supongo que eso sonó bastante aleatorio. Solo sentí ganas de decirlo.” Se disculpó Yuichi. Tal vez Shota había sido un gran delantero en la escuela media, pero parecía que tendría que volver a comenzar desde el último escalafón ahora que estaba en la escuela secundaria.

“Entonces, ¿quién es el delincuente?” Preguntó, tratando de apartar el tema de su extraño estallido.

Conociendo a Shota, se distraería fácilmente… y, de hecho, lo hizo.

“¡Rompió una ventana y sacó una puerta! ¡Mira! ¡También hay agujeros en nuestra puerta! Sabes, no creía que la gente siguiera haciendo cosas así, pero supongo que las pruebas están ahí.”

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Yuichi se puso rígido. Se había olvidado por completo de todas las cosas que había roto mientras trataba de escapar. Miró a la puerta del aula. Había dos agujeros en ella.

“Oh, sí, cierto. Es como las caras que coloca Ozaki. Hablando de cosas retro, ¿sabes?” Yuichi sabía que su respuesta carecía de convicción. Después de todo él era el que realmente estaba detrás de esto.

“Escuché que también había shurikens insertados en la pared.”

“Un delincuente ninja. Eso es nuevo, ¿eh?” Yuichi se estaba pateando mentalmente por haberse olvidado de limpiar. Por otra parte, incluso si hubiera recordado ocultar los shurikens y kunais, no había forma de que pudiera haber reparado el cristal y la puerta. No había nada que hacer, sino orar para que nadie lo considerara el culpable.

“Por cierto, ¿qué ocurrió con tu maletín? Lo vi en tu escritorio y pensé que habías llegado antes que yo.”

“¿Eh? Oh, sí, ayer me olvidé de llevármelo a casa.” Como de costumbre, Shota compró la excusa y no lo presionó más sobre el tema.

“Es difícil creer que alguien en esta escuela haría algo así…” Shota miró alrededor del aula. No había nadie a su alrededor, al menos, cuya apariencia gritara “delincuente”.

“A veces, las personas de aspecto más ordinario pueden contener mucho estrés en su interior. Tal vez sea la persona que menos sospecharías.” Yuichi se cubrió, pero no redujo la culpa que sentía por dentro.

Su ansiedad por dejar al asesino sin supervisión siguió creciendo a lo largo del día. Después de la clase, Aiko y él fueron inmediatamente a visitar el aula del club de supervivencia.

“Ayer no podía pensar con claridad, estaba tan asustada. ¿Qué hay de ti, Sakaki?”

“¿Eh? Me fui a dormir después de llegar a casa. Luego me desperté, cené y volví a dormir. Lo siguiente que supe fue que era de mañana.”

“¿No pensaste en nada? ¿Cómo qué vamos a hacer a continuación?” Preguntó Aiko, estupefacta. Tenía que admitir que lo hacía sonar como un cabeza hueca, pero tenía tanto sueño que no había podido evitarlo. Además, se sentía mucho mejor después de una buena noche de sueño. Casi todas las secuelas del furukami habían pasado.

“… Por ahora, todo lo que podemos hacer es hablar con ella.” Yuichi se pasó la mano por el cabello.

Se había estado preparando todo el día para hablar con Natsuki Takeuchi. No podía negar que se había sentido un poco aliviado cuando resultó que ella no había venido ese día. La única pregunta inmediata que quedaba, entonces, era qué hacer con el asesino que habían dejado en la sala del club.

Caminaron hacia el edificio de la vieja escuela, una estructura de madera chirriante que en la actualidad era el hogar de clubes de cultura y almacenes. Partes del mismo fueron rechazados debido al deterioro. Se había programado para su demolición, pero los problemas presupuestarios habían provocado que se retrasara.

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Yuichi subió con Aiko al segundo piso y se dirigió a la habitación más alejada del pasillo. Inmediatamente se dio cuenta de que algo andaba mal.

Había una estudiante parada frente a la puerta. Ella estaba inquieta. Su cabello era castaño ondulado, y parecía la clase de persona que tenía voz suave.

Las palabras sobre su cabeza decían: “Fanática del Isekai”. Miraba a su alrededor con agitación, e hizo contacto visual con Yuichi y Aiko mientras se acercaban.

“¡Oh! ¡El hermano pequeño de Sakaki!” “Um… Orihara, ¿verdad?”

Kanako Orihara era la amiga de Mutsuko. La había conocido cuando una vez ella visito su casa, pero no sabía mucho sobre qué tipo de persona era.

“¡Mira, dice que hay una bomba contra insectos! ¿Qué haremos? Seguí diciéndole a Sakaki que dejar todas esas cosas por ahí daría lugar a condiciones insalubres…”

“Um, en realidad…” Yuichi miró hacia la puerta.

¡Bomba de insectos en progreso!

El papel todavía estaba puesto.

Probó el pomo. Estaba cerrado, lo que significaba que Mutsuko aún no había llegado.

“¡Para! ¡Saldrán! ¡Ya sabes, las… las cosas negras!” “Um, te refieres a las cucarachas…”

“¡No lo digas!” Ella miró a Yuichi con una mirada que lo calló. “Sakaki… ¿Quién es ella?” Aiko se inclinó y le preguntó.

“Es la amiga de mi hermana, miembro del club de supervivencia.

Orihara… creo.”

“¿Está bien si ella ve al hombre que está ahí dentro?”

“… Probablemente, ya que es miembro del club, pero…” Lanzó una mirada dudosa a Kanako. Si la idea de ver una cucaracha la asustaba tanto, ¿qué haría si veía a un chico atado con cuerdas de altar?

“Um, Orihara, ¿tienes la llave de la habitación?” “¡No vamos a entrar allí!” Respondió ella.

“Mira, creo que mi hermana coloco eso como una broma. No hay ninguna bomba contra insectos. Nada va a salir.”

“¿Lo dices en serio?” “Sí.”

Kanako puso una mano en su pecho con alivio. Ella debió estar genuinamente aterrorizaba. “Pero realmente no tengo la llave. La dejé en casa.”

“Ya veo. ¿Quién tiene las llaves?”

“Sólo la presidenta y la vicepresidenta. Esas somos Sakaki y yo.” “Entonces estamos estancados hasta que Mutsuko aparezca, ¿eh?

Pero nos vemos como unos tontos…” Yuichi sacó una caja de herramientas de su maletín.

La abrió y reveló una hilera de objetos metálicos que parecían destornilladores con puntas afiladas.

“Sakaki… ¿Qué es eso?” Preguntó Aiko, desconcertada.

Era natural que ella no lo supiera, así que Yuichi respondió. “Ganzúas, para desbloquear puertas. Una cerradura de cilindro como esta es bastante fácil de abrir, así que…”

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“¡Tú, ladrón!” Aiko reprochó. “¡No lo soy!”

“P-Pero mírate…” Aiko arrugó su nariz ante la vista de las herramientas.

“No es como si estuviera irrumpiendo o algo así. De todas formas, entraremos, así que es sólo una cuestión de tarde o temprano, ¿no?”

“O podríamos esperar hasta que tu hermana aparezca…”

“Bien.”  A   pesar   de   las  críticas,  irritado,  cerró  la   caja de herramientas.

“Culpas mucho a tu hermana, Sakaki, pero tú ya eres bastante raro. ¿No te das cuenta de eso?”

“¿Qué dijiste?”

“Nada.” Respondió Aiko de forma inocentemente.

No tuvieron que esperar mucho para que Mutsuko apareciera. “Nee-chan, llegas tarde. ¿Qué estabas haciendo?”

“Sí, Sakaki, ¿qué estabas haciendo?”

Ahora que lo mencionaba, Yuichi se dio cuenta, Mutsuko y Kanako estaban ambas en la Clase 2-A. ¿Por qué no andaban juntas?

“Oh, oigan, ¡escuché que había un delincuente en la escuela!

¡Rompió una ventana en un aula de primer año! Todos estaban, ‘Whoa, ¿en una escuela tranquila y agradable como esta?’ ¡Así que fui a comprobarlo! ¡Me pregunto quién lo hizo! ¡Quizás es uno de esos tipos con demasiada suerte para su propio bien!”

“U-Um, uh, sobre eso…” Yuichi tartamudeó. Se dio cuenta de que en realidad no le había dicho eso.

“¡Oh, y estaba pensando en la bomba contra insectos! Decidí que después de todo no iba a funcionar, ¡así que preparé una nueva señal!”

“¡Olvídate de las señales! ¡No necesitamos otra!” “Pensé que alguien podría tener una idea equivocada.”

“… Sí, hemos visto a alguien teniendo una idea equivocada, ¿no es así?”

“Además, se sentía algo así como mentir. ¡Así que escribí esto!” Con eso, Mutsuko arrancó el letrero y puso uno nuevo.

Castillo Demoníaco Maldito.

“¡Eso no tiene sentido! Este es el club de supervivencia, ¿verdad?

¡Así que eso también es mentira!”

“¿De verdad? Creo que cualquiera dudaría en entrar si pensara que Lord Greed podría estar dando vueltas. Y me refiero a esta sala como el Castillo Demoniaco Maldito, ¡así que no es una mentira!”

“¡¿Cuántas personas entenderán la referencia?!”

“Buen punto. ¿Qué tal esto como un último intento?” Mutsuko sacó su rotulador y escribió directamente en el letrero para arreglarlo. Ahora leía: Castillo Demoníaco Club Maldito.

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“¡¿Qué tipo de club se supone que sea?!” Mutsuko agarro el pomo de la puerta y la abrió.

Lo primero que Yuichi notó fue el olor. El chico todavía estaba atado y no parecía haberse movido desde ayer. El falso melocotón atrapado en su boca estaba resbaladizo por la baba.

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Parecía haber recuperado la conciencia, pero sus ojos estaban vidriosos, y permaneció inmóvil. Un charco en el suelo alrededor de su mitad inferior parecía ser la fuente del hedor.

“Sé que él es el que me atacó, pero aun así siento un poco de pena por él.”

“¡No se me ocurrió que esto podría pasar! Noro, trae un cubo y un trapo, ¿lo harías? ¡Yu, dale un cambio de ropa si tienes uno!”

“Tengo el uniforme que usé para la clase de educación física… está bastante sudoroso, pero es mejor de lo que lleva puesto.”

Aiko obedientemente fue a buscar un cubo y un trapo mientras Mutsuko desataba al chico. Yuichi observaba nerviosamente. Tenía miedo de que se estuviese haciendo el muerto, pero incluso después de ser liberado, el chico asesino no mostró signos de estar listo para una pelea.

Yuichi verificó su condición, luego le quitó la ropa sucia y lo vistió con la camisa de manga corta y los pantalones cortos que sacó de su maletín.

Pensó un minuto sobre qué hacer con el uniforme del chico, pero finalmente decidió meterlo en una bolsa de basura. Mientras lo hacía, buscó en él, recuperando algunos kunais, varios makibishis y un teléfono celular, los cuales colocó sobre el escritorio.

¿Qué es este chico, un ninja?

Kanako entró inestable en la habitación, pasó junto a ellos sin decir una palabra, luego abrió la ventana para mirar al cielo. Parecía estar retirándose de la realidad.

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Yuichi sentó al chico, ahora vestido con ropa limpia, en una silla, y otra vez envolvió las cuerdas alrededor de él.

Luego lavaron usando el trapo que trajo Aiko, y después de unos minutos de ventilación, el olor se había desvanecido.

“Está bien, vamos a hacerlo oficial. ¡Noro, Yu! ¡Bienvenidos al club de supervivencia!”

Yuichi y Aiko miraron alrededor de la habitación. Una vez había sido un salón de clases, así que era bastante grande, pero el desorden lo hacía parecer mucho más pequeño. Los elementos más notables eran las estanterías, alineadas como las que verías en una biblioteca, que ocupaban la mayor parte del espacio.


Ocupando la siguiente mayor cantidad de espacio estaban las cajas de cartón, pilas y pilas de ellas. Yuichi ni siquiera podía empezar a adivinar lo que podría haber dentro. Fueron intercalados con montones de máscaras, frascos, muñecas y otra basura aleatoria.

No había nada en las paredes, excepto una gran cantidad de rocas coloridas que sobresalían de ellas, espaciadas más o menos regularmente, desde el suelo hasta el techo. Estaban incluso en el techo mismo.

“Oye… ¿Qué son esos?” Aiko señaló las rocas en la pared.

“¿Hmm? Oh, esos son puntos de apoyo. Los usamos para la práctica de la escalada.”

El boulder es un tipo de escalada en roca, hecho sin la ayuda de herramientas. Para practicar, podrías pegar piedras en las paredes y usarlas como agarraderas.

“¿Por qué tienes eso?”

“¡Bueno, escalar es una habilidad muy importante para sobrevivir!

Ya ves…”

Mutsuko parecía a punto de comenzar una perorata, pero Yuichi la interrumpió, preocupado por dejar al aturdido asesino sin supervisión durante demasiado tiempo.

“Oye, Nee-chan, más tarde puedes contarnos todo sobre eso.

Deberíamos averiguar qué hacer con este tipo.” Señaló al asesino.

“¡Buen punto! No podemos dejarlo así para siempre.” Mutsuko se acercó al chico y le sacó el melocotón falso de la boca.

“Oye, ¿puedes hablar?”

“… ¿Qué demonios…?” Gruñó. “Eres brutal… peor que un Oni…” La ronquera en su voz era natural. Había pasado un día entero sin comida ni agua. Incluso si él era un Oni, no parecía ser tan diferente de un humano.

“Lo siento, pero tú fuiste quien me atacó. ¡Oh, Noro! Tráele un poco de agua.”

“Me has estado llamando para ir a buscar cosas un montón de veces.” Murmuró Aiko, pero hizo lo que le dijeron, regresando con una taza llena de agua. La copa vino de la sala del club y parecía una copa de vino hecha de plata. Seguramente había una historia detrás de eso.

Yuichi la tomó y vertió un poco de agua en la boca del chico.

Ahogándose un poco, el chico lo bebió todo.

“Creo que sé por qué me atacaste. Natsuki Takeuchi, ¿verdad?” No tenía sentido esconderlo ahora, así que solo usó el nombre de Natsuki. Mutsuko ya sabía de la existencia de asesinos seriales, y Kanako ni siquiera estaba escuchando.

“¿Eh? ¿Quién es Takeuchi?” Preguntó el chico. “¿Qué?”

Después de pensarlo un momento, el chico puso dos y dos juntos. No sonaba como un truco; él realmente no reconoció su nombre. “… Oh, ella. Así que aquí ese es su nombre. Sí, hice un intercambio con ella. Te mato, y podré usar sus terrenos de caza.”

“El trato se canceló, así que no conseguirás nada al matarme.” Dijo Yuichi con firmeza. “¿Entendido?”

El chico se rio. “Eso es lo que piensas, ¿eh? ¡Claro que sí campeón! ¡Voy a asesinar a todos y cada uno de ustedes!”


“Yu.” Después de estar en silencio todo el tiempo, Mutsuko finalmente intervino.

“¿Qué?” Preguntó Yuichi. Se volvió para mirarla. Ella sostenía una taza de medir llena de soja seca.

“¿Te importa si intento algo?” Ella sonrió con entusiasmo, sacó un frijol y lo levantó.

“¿Te refieres a los frijoles? Claro, déjate llevar.” Yuichi dudaba que algo tan simple como lanzarle frijoles hiciera una diferencia sólo porque él era un Oni. Era más probable que sólo lo molestara.

El Oni volvió a reír de forma burlona. “No crees que eso funcionará conmigo, ¿eh?”

“¡Oni, vete!” Mutsuko le arrojó el grano, recitando la frase estándar de Setsubun.

Golpeó el brazo del chico como una bala y salió por el otro lado.

Yuichi escuchó el grito de Aiko incluso antes que el del chico. Hizo una mueca ante el ruido, preocupado de que alguien viniera a ver qué ocurría.

Después de todo, probablemente el club de periodismo estaba teniendo sus actividades en la puerta de al lado…

Eso le recordó que también debía controlar a Kanako, pero ella parecía haber roto completamente sus lazos con la realidad. Estaba conversando con un pájaro cantor fuera de la ventana.

“¿Q-Qué demonios estás haciendo? ¿Por qué harías eso?” Exclamó.

“¡Nunca antes he conocido a un verdadero Oni! Así que los frijoles realmente funcionan, ¿eh?” Mutsuko asintió para sí misma, como si estuviera haciendo una nota mental.

Yuichi cogió un frijol de una taza de medir en el suelo y se lo lanzó al chico.

“¡Ay!” Hizo que el chico gritara molesto, y dejó una pequeña marca roja en su pierna donde golpeó, pero no más.

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“¡Oye! ¡Deja de tontear!”

“¿Por qué el que tiraste tuvo tanto poder penetrante?” Exigió Yuichi, ignorando al chico y girándose hacia Mutsuko.

“¿Tal vez es una cosa de fe? ¡La creencia suele ser lo que da poder a estas cosas!” Dijo alegremente.

Mutsuko lo hacía parecer obvio, y parecía bastante probable. Yuichi ciertamente no podía competir con Mutsuko cuando se trataba de creer en las cosas.

“Por cierto, dijo que nos iba a asesinar a todos. Realmente no quiero que eso ocurra, ¡así que tal vez deberíamos simplemente matarlo!” Mutsuko levantó un segundo frijol. Ella estaba apuntando a su cara. Si golpea con la misma fuerza dramática que antes, probablemente lo mataría.

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