Seiken Gakuin No Maken Tsukai (NL)
Volumen 7
Capitulo 8: La Batalla De Los Reyes Demonio
Parte 2
Eran versiones inferiores, producidas en masa, de una de las Arc Seven. Pero incluso debilitadas como estaban, seguían siendo parte de un arma producida por Luminous Powers para combatir a los Reyes Demonio. Leonis bajó su brazo, y…
*¡Slash, slash, slash, slash, slash!*
Trece espadas envueltas en un brillo malévolo se clavaron en Rivaiz. “Rayo negro, golpea a mi enemigo… ¡Vraz Go!”
Un hechizo de relámpago de Octavo-Orden, Tormenta de Relámpagos Maldita.
“… ¡Drag Deiraima!” Veira siguió su hechizo lanzando un hechizo de rayo propio en lengua dracónica.
La electricidad negra se unió con la blanca. Bolas de plasma estallaron con un sonido ensordecedor, y entonces…
“¡Ooh, ohhhhhhhhhhhh… Nng…!”
Un gemido surgió del horizonte, como si el propio mar gimiera. No era el sonido de la muerte, sino un grito de guerra. Un rugido animal destinado a intimidar a un enemigo.
“Aquí viene”. Dijo Leonis.
“Sí”. Gruñó Veira desde el fondo de su garganta. Podía decir que el Rey Demonio más fuerte había despertado completamente.
Una masa de carne tan grande como una isla gigantesca se ondulaba y palpitaba, produciendo un brote de tentáculos de aspecto siniestro. Se desplegaban como una flor repugnante. Y en el corazón de esta flor había una chica.
Ojos azules tan fríos como el cero absoluto del fondo del océano. Cabello color amatista, ligeramente resplandeciente de mana.
“Por fin te dejas ver…” Susurró Leonis con una sonrisa intrépida.
Esta era la verdadera forma de Rivaiz Deep Sea. Sin embargo, llamarla su forma original sería más apropiado. Una chica Sprite del mar y un gigantesco Leviatán. Estos últimos eran monstruos marinos que estaban en la cúspide de la vida. Eran capaces de engullir todo lo creado, pero carecían de inteligencia. Por su parte, los Sprites marinos estaban dotados de un gran intelecto y mana, pero eran criaturas físicamente frágiles.
Fue una combinación de esas dos criaturas lo que se conoció como el Rey Demonio más fuerte.
“El Rey Demonio Dragón y… ¿un niño humano?” La Sprite de cabello amatista, Rivaiz, miró a Leonis con las cejas levantadas. “¿Quién eres tú?”
“No tengo obligación de responder. ¡Al Gu Belzelga!”
Leonis entonó el hechizo de fuego de Octavo-Orden más potente que conocía, como si quisiera decir que no iba a molestarse con las palabras. Enormes bolas de fuego surgieron en espiral, consumiendo la flor tentáculo y a Rivaiz.
“Invernada de espadas, hojas heladas de hielo demoníaco… ¡Sharianos!” Se oyó un conjuro como una canción.
“… ¡¿?!”
Las llamas se apagaron, y una ráfaga de hielo afilado como una cuchilla se dirigió hacia el chico.
“¡Leo!” Veira se movió para recibir el golpe por Leonis.
“¡Grahhhhhhhhhhh!”
Las escamas de Veira brillaron con calor incandescente, evaporando el hielo mortal.
“¡Sube, Leo!”
Leonis saltó inmediatamente a la espalda de Veira, y el Rey Demonio Dragón dio una patada contra la forma retumbante del Leviatán y surcó los cielos.
“¡Le daré a esta chica una probada del hechizo más fuerte del Rey Demonio Dragón!” Gruñó Veira.
Pero Leonis la detuvo. “Espera. Hay algo raro en el océano”.
Rivaiz extendió las manos hacia el cielo y empezó a entonar una canción en lengua Fae. Como respuesta, se formaron varios tornados de agua en el aire.
“¡¿Qué?!” Exclamó Veira.
Por supuesto, no se trataba de tornados normales. Cada uno de ellos estaba cargado con grandes cantidades de mana. Al instante siguiente, todos los tornados se dirigieron hacia Veira y Leonis, como cazadores que se abalanzan sobre su presa.
“¡Al Gu Belzelga!” Leonis lanzó otro poderoso hechizo de fuego en represalia. Sin embargo, las llamas carmesíes fueron tragadas por los tornados.
“¡¿Qué?!” Exclamó Leonis.
“¡Agárrate fuerte, Leo!” Veira desplegó sus alas, dando vueltas para esquivar los tornados.
Sin embargo, las furiosas columnas de agua tenían un alcance de ataque mayor de lo esperado y se clavaron sin piedad en las alas de Veira.
(¡¿Pueden cortar las alas de un dragón con un simple toque?!)
Estos tornados debían de ser un hechizo único y personal formado a partir del vasto mana de Rivaiz. Si quedaban atrapados en ellos, Veira probablemente sobreviviría, pero las posibilidades de Leonis eran mucho peores.
Mirando hacia abajo, Leonis vio que Rivaiz continuaba con su cántico. El océano se agitó y se formaron más ciclones de agua.
(Si pudiera usar la Dáinsleif, sería capaz de cortarlos junto con el propio Leviatán, pero…)
Esa arma estaba atada por el contrato de la diosa. No podía ser usada contra otros Reyes Demonio.
(Un hechizo destructor de primera clase a gran escala podría ser efectivo contra ella…)
La cuestión era que Rivaiz no le estaba dando tiempo a Leonis para conjurar ninguna magia. Sus dos mejores armas estaban inutilizadas.
(Esto es un callejón sin salida…)
Fue entonces cuando Leonis recordó que poseía otro poder. La única pregunta era si podría invocarlo ahora.
Veira voló por el aire, zigzagueando entre los tornados de agua que se acercaban. Un líquido parecido a una cuchilla voló sobre la cabeza de Leonis.
“Esto es malo”. Dijo Veira, con toda la confianza ausente en su voz. “Estamos rodeados”.
Veira, con su alta resistencia mágica de dragón, podía abrirse paso a través de esos tornados sin mucho esfuerzo. Ella sabía que Leonis era más frágil, sin embargo, y por lo tanto ignoró esa opción.
(Esta es una apuesta bastante desfavorable). Aun así, Leonis hizo su elección. Su único medio de supervivencia era su misterioso nuevo poder. Leonis arrojó el Báculo de los Pecados Sellados a su sombra.
“¿Leo?” Preguntó Veira, desconcertada por las acciones de su compañero Rey Demonio.
“Veira, necesito que me consigas algo de tiempo”. “¿Tienes un plan que pueda vencerla?”
“Probablemente sea demasiado flojo para llamarlo plan. Pero creo que vale la pena apostar por él”.
“¿De verdad? Bueno, me encantan las apuestas”. Respondió Veira, con algo parecido a una sonrisa en su tono.
El mana carmesí envolvió la gigantesca figura de Veira. Aceleró, esquivando los tornados que se acercaban desde todas direcciones.
Mientras tanto, Leonis fijó los pies en su sombra, cerró los ojos y se concentró. Su vida ya estaba en manos de Veira, así que si veía o no lo que se avecinaba no tenía sentido. Juntó sus manos e imaginó su forma formándose en su mano derecha.
Su Espada Sagrada… el arma que usó para derrotar al Void Lord Shardark.
Hmm… Bueno, necesitas imaginarlo en tu cabeza. La forma de la Espada Sagrada y como te verías sosteniéndola. Algo así como, ¡aiyah!
Al recordar cómo su sirviente se había esforzado por explicárselo, Leonis no pudo evitar esbozar una sonrisa irónica.
Era una pistola, un arma de fuego diferente a la Espada Sagrada de Regina. Ésta podía empuñarse con una sola mano. La primera vez que Leonis vio un arma así fue cuando conoció a Lyseria en el Gran Mausoleo. Estaba de espaldas a él, con su cabello plateado suelto. Una humana frágil y débil defendió valientemente a Leonis de los Void, a pesar de que acababa de conocerlo. En su mano había un arma de fabricación en masa basada en una Espada Sagrada.
(Cuando luché contra Shardark, deseé poder desde el fondo de mi corazón…
¡El poder para salvar a Lyseria Christaria…!) “¡Activate!”
En respuesta al grito de Leonis, algo se formó en su mano extendida. Motas luminosas convergieron, formando su Espada Sagrada.
(Funcionó…)
Podía sentir su pesada textura en la empuñadura. No había cambiado desde la última vez que la vio. En su cañón había grabadas unas letras azules brillantes que inscribían su Espada Sagrada con el nombre de [Excalibur XX].
(Doble X… ¿Un doble contrato, quizás?)
Si era así, ¿a qué se referían esos contratos? ¿Entre quiénes?
Aún se desconocía si el nombre tenía algún significado importante, y ya habría tiempo para deducirlo más tarde. Leonis dirigió su Espada Sagrada hacia Rivaiz Deep Sea.
“¡Veira!” Gritó.
Al darse cuenta de su intención, Veira se lanzó en picada. Tejiendo entre los tornados de agua, se acercó a Rivaiz, que estaba de pie en el centro del Leviatán. Todo el mana del cuerpo de Leonis convergió en la punta del cañón.
Al ver que Leonis levantaba su Espada Sagrada, Rivaiz entrecerró los ojos. Tal vez intuía algo.
“¡Rey Demonio de los Mares! ¡Siente el poder de mi Espada Sagrada!”
*¡Booooom!*
El proyectil salió disparado y un resplandor de mana blanco invadió el campo de visión de Leonis. Abrió un agujero gigantesco en el enorme cuerpo del Leviatán. Sangre chisporroteante fluyó como lava en el mar circundante.
“Haah, haah… Nng, haah…” Leonis exhaló dolorosamente.
La chica Sprite del mar no estaba en ninguna parte. Los tornados de agua retumbantes y arremolinados empezaron a deshacerse.
“Lo hiciste, Leo…” Dijo Veira. “¿Qué era ese poder, de todos m…?”
“No. Todavía no”. Interrumpió Leonis, con sus ojos fijos en el cráter que había debajo.
Rivaiz se había dado cuenta del poder de la Espada Sagrada de Leonis y se había replegado en el cuerpo del Leviatán. Sin embargo, no había escapado completamente ilesa.
Veira aterrizó sobre el Leviatán. Los tentáculos se abalanzaron sobre ella para interceptarla, pero ella los cortó con facilidad.
“No podemos dejar que se recupere. Tenemos que acabar con ella mientras podamos”.
*¡Bwooooosh!*
Sombras gigantescas aparecieron en el agua alrededor de Leonis y Veira… Dragones cuadrúpedos hechos enteramente de agua.
“¡¿Dragones marinos?!” Exclamó Leonis.
“No. Son sirvientes del Rey Demonio de los Mares”. Aclaró Veira.
Eran Espíritus del Origen que custodiaban la Fortaleza Submarina de Rivaiz. Cada uno de ellos era tan fuerte como uno de los dioses subordinados de Luminous Powers, lo que los situaba al mismo nivel que Raijinki, la deidad guardiana de la Orquídea Sakura contra la que Leonis había luchado en el Séptimo Assault Garden.
“Esto es molesto”. El disparo de su Espada Sagrada había mermado mucho el mana de Leonis.
“Yo me encargaré de ellos”. Dijo Veira. “Tú ve tras Rivaiz”. “Muy bien”. Leonis asintió y se lanzó al cráter.
El interior del gigantesco cuerpo del Leviatán retumbó inquietantemente. Usando un hechizo de gravedad, Leonis ralentizó su descenso.
(El poder de esta Espada Sagrada es demasiado difícil de controlar).
Durante la batalla con Shardark, Leonis había concentrado inconscientemente todo su poder en el ataque, pero esta vez, fue más cauteloso. Aun así, su cuerpo gritaba de dolor y agotamiento.
Los instructores de la Academia Excalibur afirmaban que usar una Espada Sagrada consumía el poder del alma. Describirlo así era terriblemente vago, ilustrando lo poco que la humanidad entendía sobre las Espadas Sagradas.
La Excalibur XX parecía ser una Espada Sagrada que consumía mana, pero no era lo único que consumía. Leonis no podía decir si lo otro era su alma o su fortaleza mental.
(Es irónico que, a mí, que una vez perdí mi alma y me convertí en no muerto, se me concediera un arma así).
Leonis llegó por fin al fondo del abismo que su ataque había abierto en el Leviatán. El hedor a carne quemada flotaba en el aire.
“Espadas Sagradas… armas dadas a la humanidad para luchar contra los Void”.
Leonis se detuvo en seco al oír esas palabras. A través de la oscuridad, vio a una chica de cabello color amatista que le observaba sin expresión. Sus ropas acuosas estaban rasgadas y tenía muchas heridas.
“¿Qué eres?” Exigió. “¿Eres… humano?”
Leonis dio un paso adelante, sin molestarse en responder. “Rey Demonio de los Mares, ¿por qué has vuelto? ¿Quién mueve tus hilos?”
“¡Soy yo quien hace las preguntas aquí, humano insolente…!”
Una luz plateada brilló sólo un instante. Leonis reaccionó por reflejo, moviéndose para evadirla.
“… ¡¿?!”
Un corte poco profundo apareció en su hombro, haciendo brotar sangre de la herida.
(… ¡¿Era esa su vestimenta?!)
La prenda acuosa que colgaba sobre el cuerpo de la chica se había convertido en cuchillas transparentes, que salieron disparadas hacia delante para acuchillarle.
“Tch…”
Leonis comenzó inmediatamente a disparar con su Espada Sagrada en rápida sucesión. Después de repeler los ataques de Rivaiz, saltó hacia atrás.
(¿No era Rivaiz inexperta en el combate cuerpo a cuerpo…?)
Leonis gimió y respiró hondo. No había pensado que usar la Excalibur XX le agotaría tanto.
(Aun así, se muestra cautelosa de mi Espada Sagrada, eso es seguro).
En otras palabras, esta Espada Sagrada era un arma capaz de derrotar al Rey Demonio de los Mares.
Rivaiz movió un brazo, y su vestidura se convirtió en una espada invisible, que se dirigió hacia Leonis. De nuevo, disparó repetidamente. Saltaron chispas en el aire entre los dos Reyes Demonio.
(¡¿La espada de agua la protegía?!)
Parecía que esta vestimenta estaba hecha para defender a su portador automáticamente, independientemente de la voluntad de su amo. Probablemente era un objeto poderoso similar a la Bloody Sword de Lyseria.
“Entonces démosle más oponentes de los que defenderse”.
Leonis entonó su hechizo personal, [Crear Ejército de No Muertos]. Círculos mágicos se formaron a su alrededor, invocando un ejército de no muertos… Guerreros Esqueleto de Élite, Caballeros Esqueleto de Élite, Asesinos Esqueleto de Élite y Sabuesos Esqueleto de Élite.
“Tonto. Desplegar tropas tan débiles contra mí no tiene sentido”.
Las cuchillas de agua invisibles salieron disparadas, aplastando a los combatientes no muertos. Incontables huesos se hicieron añicos. Sin embargo, esto era exactamente como Leonis había previsto.
“Cierto. Pero tu vestimenta tendrá que reaccionar ante cada uno de esos soldados, ¿no?” Comentó Leonis mientras corría hacia delante, disparando su Espada Sagrada sin parar.
“¡¿Qué…?!”
Si los soldados de Leonis fueran realmente débil carne de cañón, la vestimenta de agua no los habría reconocido como una amenaza. Aunque estos esqueletos no eran rivales para los Tres Campeones de Rognas, seguían siendo muertos vivientes de élite, y todos ellos estaban equipados con copias producidas en masa de un Arc Seven.
Las imitaciones de la Zolgstar Mezekis eran indudablemente más débiles, pero Rivaiz estaba herida. Incluso las copias de una pieza auténtica del Arc Seven bastarían para herirla. Leonis utilizó los rasgos de su vestimenta contra ella.
Una cuchilla de agua rozó el cuello de Leonis, pero sólo corrió más rápido. “¡Hrahhhhhhhhhh!”
Disparó repetidamente y sin tomarse el tiempo de apuntar bien. Los ataques de la vestimenta se quebraron, y los disparos fueron desviados con un destello. Utilizando a los soldados esqueleto como escudos, Leonis fue despojando poco a poco a Rivaiz Deep Sea de sus defensas, acercándose cada vez más.
(Rey Demonio de los Mares, en el pasado fuiste sin duda el más fuerte de los Reyes Demonios). Leonis se burló mientras se acercaba a ella. (Pero ese título ya es cosa del pasado).
El Rey No Muerto, Leonis Death Magnus, había conocido muchas derrotas. Éstas le habían dado conciencia de sus debilidades y la capacidad de superarlas.
(Creciste confiando demasiado en el poder absoluto del Leviatán y, en tu arrogancia, descuidaste esforzarte más).
“¡Hechizo de Octavo-Orden, Argh Varheiz!” Cantó Rivaiz.
Un enorme remolino de agua, capaz de cortar cualquier cosa, desgarró la carne de Leonis. Sin embargo, ¡unas llamas carmesíes brotaron de debajo de su desgarrado uniforme! ¡Una escama de dragón roja y brillante desvió el hechizo de Octavo-Orden…!
Esta escama poseía una poderosa resistencia mágica, ya que pertenecía al Rey Demonio Dragón, Veira. Leonis la había cogido durante la batalla aérea y la había escondido bajo su ropa.
“… ¡¿?!”
Los ojos de Rivaiz se abrieron de par en par, con asombro y perplejidad. “¡Por tu vanidad es por lo que perderás, Rey Demonio de los Mares!”
Cargando lo último de su mana en la Excalibur XX, Leonis descargó su último disparo.
Leonis regresó a la superficie y vio a Veira desgarrando con sus fauces a un Espíritu del Origen. La criatura con forma de dragón de agua desapareció con un rugido agónico. Leonis se había apresurado a regresar con la intención de ayudar al Rey Demonio Dragón, pero evidentemente no era necesario.
Al notar la presencia de Leonis, Veira soltó un rugido victorioso. “¿Has derrotado a Rivaiz, Leo?”
“Sí. No pude aniquilarla por completo, pero no volverá a hacer gran cosa en mucho tiempo”. Explicó Leonis.
Nunca tuvo la intención de matarla. Después de todo, aún quedaba la cuestión de quién manejaba sus hilos.
Con Rivaiz vencida, el Leviatán dejó de moverse. No podían dejarlo aquí sin vigilancia, pero si lo atacaban ahora, podría volverse loco, y eso sería problemático.
Justo cuando parecía que la batalla había terminado por fin…
… Leonis oyó un sonido de rotura, como una fisura atravesando un cristal.
*¡Crack, crack, crack, crack…!*
Una enorme grieta se había formado en el cielo. “Leo, eso es…” Veira gruñó.
“Así que finalmente han decidido hacer acto de presencia”. Murmuró Leonis, confiado.
Una enorme estructura de color azul oscuro emergió del desgarro en el espacio. La Azure Hold… El castillo del Rey Demonio Dragón, Veira… había llegado.
Sin embargo, el palacio no había llegado solo. Una figura solitaria flotaba delante de él, un hombre de mediana edad con aire canoso. Observó a la pareja de Reyes Demonio con los agudos ojos de un halcón.
Jadeante, Veira advirtió: “Leo, es él”. “…”
Las palabras no fueron escuchadas, porque Leonis miraba incrédulo con los ojos muy abiertos, a aquel hombre que flotaba en el aire. Había visto el rostro de esta persona una vez antes, en la mansión de Lyseria en el Tercer Assault Garden.
(¡No puede ser! ¿Cómo…? ¿Por qué iba a estar aquí este hombre…?)
El Duque Christaria… Edward Ray Christaria.
El que llegó con la Azure Hold era la viva imagen del padre de Lyseria.
-FIN DEL VOLUMEN 7-
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