Seiken Gakuin No Maken Tsukai (NL)
Volumen 7
Capitulo 1: La Chica Del Ojo Místico
“Oh, Seria ojou-sama, ¿qué vamos a hacer? Esto es horrible; sólo mire a Sakuya…”
“Shhh. Déjala en paz por ahora”.
“¿Huh…? P-Pero, no puedo evitar preocuparme…” Ansiedad y confusión se mostraban claramente en el rostro de Regina mientras susurraba.
Las chicas estaban en la sala común del primer piso del dormitorio Hræsvelgr. La mesa estaba llena de platos variados: panqueques, ensalada de verduras frescas, sopa de crema de maíz, huevos con jamón y yogur con mermelada de fresa. Regina había preparado cada selección, garantizando que estarían deliciosas.
Era un desayuno ordinario para el Decimoctavo Pelotón, salvo un problema inusual.
“… Kuh… Duele… Me duele el ojo…” Sakuya murmuraba para sí misma desde un lugar al final de la mesa. Tenía la palma de una mano presionada sobre su ojo izquierdo, y su ceño estaba fruncido por el dolor. “… Yo… No puedo contenerlo… Kuh… Cálmate…”
Un moderno parche negro cubría el ojo izquierdo de la chica. Aunque era un accesorio inusual, le quedaba bien a Sakuya. A una chica guapa como ella le quedaría bien cualquier cosa, pero eso no hacía que el inusual adorno fuera menos llamativo.
“Pero ¿por qué un parche en el ojo? ¿Cree que Sakuya haya entrado en esas tendencias?” Susurró Regina al oído de Lyseria.
“Hmm… Debe ser ese síndrome. Ya sabes, aquel exclusivo de los adolescentes de catorce años”. Lyseria le devolvió el susurro.
“¿Síndrome?”
“Sabes a lo que me refiero. A mí también me pasó. ¿Recuerdas cuando me envolví el brazo en vendas sin motivo, modifiqué un poco mi uniforme y empecé a ponerme lentillas de colores?”
“¡Ah, sí! ¡Sí que actuaba un poco rara!” Respondió Regina, recordando el antiguo comportamiento extraño de su ama.
“También intenté inventar todo tipo de nombres geniales para mi Espada Sagrada para cuando se manifestara”.
“Sí, más o menos recuerdo algunos de ese cuaderno que encontré cuando limpiaba su habitación…”
“¡D-De todos modos! Este comportamiento es una fase bastante típica de los jóvenes adolescentes. Vamos a vigilarla mientras lo supera”.
“Ahhh. Entendido, supongo…”
Leonis escuchó el intercambio y lanzó una mirada a Sakuya.
(Parece que se está adaptando al ojo místico que le di).
A la chica aún le costaba controlarlo correctamente, pero su cuerpo no había rechazado el ojo por completo, y eso era una buena señal. Una vez que Sakuya se aclimatara perfectamente al ojo místico del tiempo, también adoptaría su color de ojos original.
(Aunque el que domine por completo su poder dependerá de sus talentos naturales…)
La estática crepitó mientras una voz sonaba desde el sistema de megafonía de la Academia Excalibur.
<<El Séptimo Assault Garden navega actualmente por las aguas del Antiguo Archipiélago de Weiria>>
Tras el anuncio, Leonis sintió que el suelo temblaba ruidosamente bajo sus piernas.
“El antiguo archipiélago de Weiria… Debería estar por aquí”. Dijo Elfine, visualizando un mapa del mar en su terminal.
El Séptimo Assault Garden se había alejado de las costas del continente y navegaba hacia el norte. Su destino era el corazón del Imperio Humano Integrado, el Primer Assault Garden que servía como mayor bastión de la humanidad… la Capital Imperial, Camelot.
En condiciones normales, el Séptimo Assault Garden no debería regresar a la capital hasta dentro de siete meses. Sin embargo, el dios de la Orquídea Sakura, sellado bajo la ciudad, había sido robado durante un reciente ataque, despojando al horno de mana de la mayor parte de su potencia.
En su estado actual, el Séptimo Assault Garden era incapaz de cumplir sus funciones como arma destinada a localizar y destruir las Colmenas del Vacío. Su fecha de regreso se adelantó para poder sustituir el horno de mana debilitado, pero también para que la ciudad pudiera someterse a tareas de mantenimiento.
El Séptimo Assault Garden se trasladó únicamente porque seguía acoplado al Sexto Assault Garden, Alejandría, que lo remolcaba de hecho. Además, para reducir el consumo de energía, se habían cerrado las instalaciones de producción y los grandes edificios comerciales del Séptimo. El campo de entrenamiento de la Academia Excalibur, que normalmente era capaz de cambiar de terreno, también estaba inoperativo.
Naturalmente, esto se extendió a las comodidades como el aire acondicionado del dormitorio Hræsvelgr, también.
“… Estamos tomando un camino bastante largo”. Comentó Leonis, perplejo, mientras observaba el gráfico en la pantalla del terminal.
Elfiné asintió. “Sí, tenemos que evitar toparnos con Arrecifes del Vacío”. Varios puntos rojos salpicaban el mapa del océano. Estas marcas indicaban áreas llamadas Zonas del Vacío, lugares de probable actividad del Vacío. Los dos Assault Garden siguieron un rumbo que evitaba las Zonas del Vacío. “A nuestra velocidad actual, deberíamos llegar a la capital en unos cuatro días”,
“Y si llegamos a tiempo, podremos asistir al Festival de la Danza de la Espada Sagrada”. Añadió Lyseria.
“Cierto. El año pasado tuvimos que verlo a través de un dron retransmisor, y la calidad de la imagen era casi imposible de ver. Pero este año podremos verlo en directo. Estoy deseando verlo”. Regina apretó sus puños, con ojos brillantes.
(Hmm. El Festival de la Danza de la Espada Sagrada. Un ritual fascinante).
El Festival de la Danza de la Espada Sagrada era un torneo de combate que se celebraba una vez al año en la capital y en el que participaban representantes de todos los Assault Garden. Los estudiantes de la capital procedían de la ilustre Academia Elysion, mientras que los participantes del Quinto Assault Garden procedían del Instituto de Investigación Anti-void. El Cuarto Assault Garden envió concursantes de la Academia, los del Segundo Assault Garden procedían de la Escuela de Instrucción Militar y los de la Iglesia Humana, del Monasterio de San Eluminas.
Sin embargo, el mayor centro de formación de espadachines sagrados era, sin duda, la Academia Excalibur del Séptimo Assault Garden.
Cada centro educativo seleccionaba sólo a los más destacados de entre sus filas para participar en el Festival de la Danza de la Espada Sagrada. Y aunque los miembros del Decimoctavo Pelotón esperaban competir algún día, no podían hacerlo con su rango actual. Lamentablemente, tendrían que esperar al menos otro año para tener derecho.
Leonis pensó que era lo mejor. No quería llamar demasiado la atención, de modo que no deseaba participar en un acontecimiento muy publicitado.
Sin embargo, disfrutaba viendo exhibiciones de destreza marcial. Durante su reinado como Rey No Muerto, el coliseo de Necrozoa acogía torneos en nombre de la diosa Roselia Ishtaris.
Mientras Leonis recordaba días pasados…
“¡Lyseria! ¡La capitana del Decimoctavo Pelotón, Lyseria Christaria!”
… Una chica de cabello rubio platinado irrumpió de repente en la habitación.
“¿Q-Qué…? ¿Fenris?” Lyseria se dio la vuelta, mirando con desconfianza a la recién llegada.
Allí de pie, mirando con las manos en la cintura, estaba Fenris Edelritz, del Comité Ejecutivo.
Un poco en guardia, Lyseria preguntó: “¿Qué quieres…?”
“Ven conmigo. El presidente del Comité Ejecutivo te llama”. Insistió Fenris, apuntando con un dedo a la cara de Lyseria.
“… ¿Huuuuh? ¡¿E-El presidente?!” Los ojos azul hielo de Lyseria se abrieron con incredulidad.
“Seria ojou-sama, ¿hizo algo para meterse en problemas?” Susurró Regina.
La líder del Decimoctavo Pelotón negó con la cabeza. “N-Nada que yo sepa…”
“¿Quizá porque añadió berros02 al huerto de la escuela sin permiso?”
“¿O quizás porque rompiste un Simulador del Vacío durante el entrenamiento?”
“¡E-Eso fue un accidente!” Replicó Lyseria. “Ah, quizá sea porque me di un baño de leche hace un tiempo…”
“¡Claro, debe ser eso, seguro!” Regina estuvo de acuerdo. “¡Quizás obstruyó o arruinó las cañerías del dormitorio!”
“¡No, no es nada de eso!” Chilló Fenris.
- Nasturtium officinale, comúnmente llamado berro de agua, mastuerzo de agua o agrón. Es una planta perenne común en arroyos, torrentes de aguas claras y pantanos, originaria de Europa y Asia Central. Se considera uno de los vegetales más antiguos consumidos por el ser
“¿Entonces por qué…?” Preguntó Lyseria.
“No conozco los detalles. Mira, ¡ven conmigo al Comité Ejecutivo!” “… De acuerdo”. Lyseria se levantó tras un suspiro.
“Ah, Seria-san, ¿qué hay del entrenamiento matutino…?” Preguntó Leonis. “Tienes razón, Leo-kun. ¿Por qué no vienes conmigo?”
“No me importa”. Aunque su respuesta externa fue tranquila, Leonis celebró internamente.
El presidente del Comité Ejecutivo era efectivamente la máxima autoridad en la Academia Excalibur.
(Aprovechar esta oportunidad para ganar influencia sobre él no es mala idea).
El Rey Demonio sonrió malvadamente, ya trabajando en un plan calculado.
Con Fenris guiándoles, Lyseria y Leonis entraron en la Torre Táctica Central, donde se encontraba el Comité Ejecutivo. Las instalaciones de la Academia Excalibur eran tan vastas que los tres habían tenido que recorrer la distancia entre los dormitorios y la sede en pequeños vehículos en lugar de a pie.
“Agárrate fuerte, Leo-kun”. “D-De acuerdo…”
Sentado en el asiento trasero del vehículo, Leonis había rodeado con sus brazos la cintura de Lyseria. Su cabello plateado le hacía cosquillas en la mejilla.
“Vaya. ¿Aún no has tramitado la licencia de conducir?” Preguntó Fenris desde su propio vehículo.
“No he tenido la oportunidad”. Respondió Leonis.
“Bueno, no voy a decir que sea una necesidad, pero facilita mucho los desplazamientos por la ciudad”.
“…”
Que Leonis no tuviera la oportunidad de pedir la licencia era sólo una verdad a medias. La otra cuestión era que, con su altura actual, el Rey Demonio era demasiado bajo.
Lyseria, que era consciente de ese problema, soltó una risita. “Pronto serás capaz de conducir uno, Leo-kun. Sigues creciendo”. Le aseguró, luego dio una patada contra el suelo y arrancó. “En un año o dos… puede que seas más alto que yo”.
“Sí, tal vez…”
Al ser un sirviente no muerto, Lyseria nunca envejecería ni maduraría físicamente. Tal vez Leonis estaba imaginando cosas, pero la voz de la chica sonaba un poco solitaria.
Al cabo de unos quince minutos, el grupo llegó a la Torre Táctica Central. Abordaron un ascensor y subieron a la planta veintinueve, donde se encontraba la sede del Comité Ejecutivo. La ventana abierta del ascensor ofrecía una vista aérea del Séptimo Assault Garden.
“Ahora llamaré al presidente”. Fenris pulsó el timbre. Una voz procedente del interior invitó a los tres a entrar.
Los ojos de Leonis se entrecerraron. (Hablan con un tono más amistoso de lo que esperaba).
Las puertas automáticas se abrieron y un joven saludó a Leonis, Lyseria y Fenris.
“Ah, bienvenida, Lady Lyseria… oh, y creo que es la primera vez que te veo”. El joven se aseguró de inclinarse un poco antes de saludar a Leonis.
El presidente llevaba un uniforme de la Academia Excalibur y un brazalete del Comité Ejecutivo en la manga, igual que Fenris. Lo más llamativo de todo era el visor que llevaba sobre los ojos. Leonis detectó rastros de mana que emanaban de él. Evidentemente, era una especie de dispositivo mágico.
“Soy el presidente del comité ejecutivo, Oberth Baldanders”.
“Leonis Magnus”. El antiguo Rey No Muerto le devolvió la reverencia a Oberth.
El líder del Comité Ejecutivo estaba por encima de todos los demás estudiantes de la Academia Excalibur. Comparado con un Rey Demonio como Leonis, su posición era bastante insignificante, pero como estudiante de primer año, Leonis pensó que no estaría de más mostrar el debido respeto.
“Mis ojos están un poco mal, como comprenderás”. Explicó Oberth, dándose golpecitos en el visor. “No puedo quitármelo. Mis disculpas”.
“Oh, no me ofendo en absoluto”. Leonis negó con la cabeza. Dado que Oberth era el presidente del Comité Ejecutivo, seguramente blandía una poderosa Espada Sagrada, pero Leonis no recordaba haberlo visto nunca luchando contra los Void.
(¿Significa esto que su Espada Sagrada no es adecuada para el combate directo?)
Era posible que su Espada Sagrada se centrara en el análisis de datos, como el Eye of the Witch03 de Elfine.
(Si ese es el caso, no puedo permitirme ser descuidado con este hombre).
La ocultación de mana de Leonis debería haber sido indetectable, pero no se sabía de qué eran capaces las Espadas Sagradas. No estaba fuera de lo imaginable que alguien pudiera descubrir la verdadera identidad de Leonis a pesar de sus intentos por disfrazarla.
“Pasen y tomen asiento”. Oberth se puso de pie e indicó a sus invitados que entraran.
“Acabamos poniendo muchos problemas sobre tus hombros, con el incidente de Liat. Como presidente del Comité Ejecutivo, le ofrezco mis disculpas”. Oberth inclinó su cabeza mientras estaba sentado en una silla de la sala de reuniones.
“No tiene por qué disculparse, Oberth-sama”. Dijo Fenris, con el ceño fruncido.
Oberth negó con la cabeza. “No puedo afirmar que no tenga nada que ver. Después de todo, era miembro de mi Comité Ejecutivo”.
- Ojo de la
“¿Cuál es el estado de Liat-senpai…?” Preguntó Lyseria.
“La Espada Demoníaca no parece haber tenido efectos duraderos en él. Puedes estar tranquila”.
Eso relajó la preocupación en el rostro de Lyseria. “Ya veo…”
“Pasemos a la razón por la que estás aquí”. Dijo Oberth, con sus ojos brillando tras el visor.
Lyseria fijó su postura, parecía un poco nerviosa.
“Hemos recibido una directiva del senado de la capital. Tu Decimoctavo Pelotón está invitado a participar en el Festival de la Danza de la Espada Sagrada como una participación especial en el torneo”.
“¡¿Huhhhh?!” Los ojos azul hielo de Lyseria se abrieron de par en par por la sorpresa. “¿N-Nosotros?” ¡¿En el Festival de la Danza de la Espada Sagrada?!”
“… ¿?” Leonis, por su parte, enarcó una ceja con desconfianza.
El Festival de la Danza de la Espada Sagrada. El mismo torneo de élite del que habían hablado esta mañana. Sólo los pelotones de más alto rango eran elegidos para participar. ¿Qué significaba participación especial?
“Hmm. ¿Por qué nosotros…?” Lyseria preguntó vacilante.
“Bueno, no sabría decirte. Pero si tuviera que adivinar…” Dijo Oberth, levantando un dedo índice. “Lady Lyseria, tu reciente despertar de tu Espada Sagrada ha causado un gran revuelo entre los rumores de la capital. Especialmente tu participación en el rescate de la cuarta princesa a bordo del Hyperion”.
“¿E-En serio?”
“Sí, eso, y tu educación como hija de Edward Christaria. Además de ser una milagrosa superviviente de la Estampida del Vacío de hace seis años. Tu padre fue un gran héroe para el imperio, y el despertar de tu Espada Sagrada llamó mucho la atención”.
“Ya… veo”. Lyseria asintió, con expresión contradictoria.
Una chica sabia como ella seguramente se dio cuenta enseguida de las implicaciones de todo esto. La estaban utilizando como símbolo para levantar la moral.
(Eso sí que parece algo que harían los humanos).
Hace mucho tiempo, el Reino de Rognas había celebrado a Leonis y sus camaradas como héroes y salvadores. Era una práctica para unir a la gente bajo un mismo estandarte, y parecía que los siglos no habían enterrado esa táctica.
La hija de un héroe, que superó la tragedia para encontrarse con su Espada Sagrada. Además, Lyseria era hermosa, incluso dejando a un lado los prejuicios de Leonis. Su aspecto era sin duda otro factor que no podía descartarse.
“Por supuesto, el Comité Ejecutivo no tiene intención de obligarte”. Afirmó Oberth. “Si te niegas, informaremos a la Oficina Administrativa de tu decisión. ¿Qué dices?”
Lyseria consideró sus opciones por un momento.
“Hmm, estoy muy honrada por la oferta, pero tengo que consultarlo con los demás miembros de mi pelotón en primer lugar”. Dijo.
“Por supuesto. Adelante, hazlo. Sin embargo, recuerda que no tenemos mucho tiempo”.
“Lo haré, gracias”. Lyseria hizo una profunda reverencia.
Automáticamente, Leonis también bajó la cabeza, pero al darse cuenta de que un Rey Demonio no debía dar muestras de sumisión tan fácilmente, volvió a enderezarse.
Fenris lanzó una mirada dubitativa.
“Todo esto es muy repentino”. Confesó Lyseria. “Si me hubieran informado antes, habríamos tenido más tiempo para prepararnos”.
“Bueno, su entrada se decidió muy tarde. Después de todo, no estaba previsto que el Séptimo Assault Garden regresara a la capital en esta época del año”.
“… Ya veo”.
“Eso es todo lo que tenía que decirte. Piénsalo y vuelve cuando tengas una respuesta. ¿Fenris?”
“Sí, los acompañaré abajo”. A la indicación de Oberth, Fenris encabezó la salida, con un andar totalmente educado.
Tras abandonar el edificio del Comité Ejecutivo y separarse de Fenris, Leonis y Lyseria se dirigieron a unas instalaciones de entrenamiento cubiertas. Lyseria tenía su entrenamiento de sirviente.
“Entonces, Seria-san, ¿qué pretendes hacer?” Preguntó Leonis mientras mostraba su credencial de estudiante al escáner de la puerta.
“Participar en el Festival de la Danza de la Espada Sagrada es un gran honor”. Respondió Lyseria. “Aunque sólo sea una excusa para exhibirme”.
“¿Quieres competir, entonces?”
“Suponiendo que todos estén de acuerdo. ¿Qué hay de ti, Leo-kun?”
“No me importa, pero…” Leonis se interrumpió. A decir verdad, él no quería estar en el ojo público. Sin embargo, Lyseria seguramente estaría decepcionada si no participaba.
(Además, involucrarse no carece de mérito).
De camino a las instalaciones de entrenamiento, Lyseria le había dicho que el pelotón ganador recibiría una gran suma de dinero como premio, así como una audiencia con la Familia Real al día siguiente. Lo primero era trivial para Leonis, pero poder conocer libremente a la Familia Real resultaba atractivo.
(Supongo que apoyaré a los demás de forma que no destaque demasiado).
“Iré a cambiarme”. Dijo Lyseria, dirigiéndose a los vestuarios para ponerse su ropa de entrenamiento.
Al quedarse solo, Leonis miró a su alrededor. Este espacio era más pequeño que sus instalaciones de entrenamiento habituales, y sus paredes parecían más frágiles. Practicar con hechicería y Espadas Sagradas sería imposible aquí.
(Bueno, podemos limitarnos al entrenamiento básico. Los fundamentos siempre son importantes).
Esto le recordó a Leonis sus días de juventud, cuando practicaba con la espada día y noche. Por aquel entonces, el hombre que había rescatado a Leonis en un callejón del sector de refugiados del Reino de Rognas lo había introducido a la Orden de Caballeros y lo había hecho trabajar sin parar.
“… Hmph”. Leonis frunció el ceño ante tan desagradable recuerdo.
(¿De qué sirve recordarlo? Ya he olvidado casi por completo mi vida humana… Tal vez sea porque luché contra él).
Era una conclusión amarga, pero Leonis no podía negarla. El Maestro Espadachín de los Seis Héroes, Shardark Shin Ignis, había sido un héroe y el maestro de Leonis hace mil años.
En la era actual, sin embargo, había regresado como un Void Lord, y Leonis se había visto obligado a luchar contra él.
El poder de Shardark seguía siendo grande, quizás incluso más que antes. Había abrumado a Leonis. Al fusionarse con Dizolf, uno de los compañeros Rey Demonio de Leonis, Shardark se volvió inmune al poder de la Espada Demoniaca Dáinsleif. Esto dejó a Leonis incapaz de derrotarlo.
(Pero entonces, desperté el poder de mi propia Espada Sagrada).
Una Espada Sagrada. Leonis miró sus propias manos. Con los ojos entrecerrados, separó sus labios.
“Activate”.
La palabra fue pronunciada en vano. No ocurrió nada.
(… ¿Por qué?)
Leonis no había sido capaz de invocar el arma desde su primera aparición. Le había preguntado a Lyseria si había algún truco, pero…
“Hmm… Bueno, tienes que imaginártelo en tu cabeza. La forma de la Espada Sagrada y cómo te verás sosteniéndola. Algo así como, ¡aiyah!”
… Todo lo que obtuvo fue una vaga respuesta.
A Leonis le costaba visualizar su Espada Sagrada porque era una pistola, un armamento que no había existido en su época. La primera vez que vio una fue en el Gran Mausoleo, cuando conoció a Lyseria. Ella había usado un arma modelada a partir de una Espada Sagrada… Ray Hawk.
Durante sus clases en la academia, Leonis aprendió que una Espada Sagrada era la manifestación del alma de uno. Entonces, ¿por qué la de Leonis tomaría una forma tan extraña? Su cuerpo era humano, pero su espíritu seguía siendo el del Rey No Muerto…
(¿Qué son las Espadas Sagradas…?) Leonis frunció el ceño mientras se apoyaba en la pared de la sala de entrenamiento.
“… ama, Leonis-sama…”
Leonis sintió un tirón en la manga y estuvo a punto de caer al suelo. Al mirar hacia abajo, vio a una chica vestida de sirvienta que le miraba. Estaba sumergida en su sombra del cuello para abajo.
“… ¿Qué pasa, Shirley?” Le preguntó. “¡Vengo con un informe, Leonis-sama!”
Leonis asintió, y Shirley salió de entre su sombra con un siseo.
“Hmm. ¿Es urgente?”
“Se trata del asunto que me ordenó investigar: las organizaciones clandestinas de la capital imperial. Podría decírselo más tarde si ahora es mal momento”.
Leonis miró hacia la puerta del vestuario. Más allá, Lyseria seguía preparándose. Seguro que tenía tiempo suficiente para un informe.
“No, lo escucharé ahora. Que sea breve”.
“Entendido”. Shirley empezó a leer el documento que tenía en las manos. “En la actualidad hay innumerables organizaciones clandestinas que operan en Camelot, pero las más conocidas son la organización semi-humana conocida como Sovereign Wolves; la Antigua Alianza Imperial, que se opone al control de las Tres Casas Reales; el Culto del Apocalipsis y el Evangelio de la Salvación del Vacío, que siguen doctrinas que afirman que los Void son los salvadores de la humanidad; y la Compañía de Armas Isha, una sociedad secreta que existe desde la época del antiguo imperio, pero cuya verdadera identidad es incierta”.
“Hmm. Parece que el imperio posee muchos enemigos internos”.
A pesar de tener un enemigo común en los Void, la verdadera unidad evadía a la humanidad. En ese sentido, la humanidad no había cambiado en los últimos mil años. Durante la era de Leonis, la gente se había unido sólo gracias al fuerte liderazgo de los Seis Héroes.
“¿Y dices que algunos ven a los Void como salvadores?”
“Hace mil años, algunos humanos vieron su liberación en usted y pidieron convertirse en no-muertos, Leonis-sama”.
“… Sí, supongo que es cierto”.
Cada época tenía sus excéntricos. Mientras Leonis pensaba en ello, recordó que Zemein, el Alquimista Loco, y Schteizer, el Caballero del Inframundo, eran ambos humanos que traicionaron a los de su especie para convertirse en no-muertos.
“Por ahora, deja a esos adoradores del Vacío para más tarde. Dudo que tenga sentido hablar con ellos”.
“Muy bien, Leonis-sama”.
“Empieza por intentar incorporar a todas esas organizaciones armadas anti- imperiales a los Ejércitos de los Reyes Demonio. Si me juran lealtad, bien. Los que se resistan serán purgados sin excepción. Utilízalos para dar ejemplo e infundir terror en nombre de Zol Vadis”.
“Sí, como ordene”. Shirley inclinó la cabeza.
“Permite que Lena Darkleaf actúe como mediadora y se encargue de las negociaciones preliminares”. La elfa oscura era inteligente. Leonis creía que era la adecuada para el trabajo. “En cuanto a sus guardaespaldas, que Arle Kirlesio la acompañe… Y envía también a Sakuya”.
“… ¿Se refiere a la espadachina a la que le dio el ojo místico del tiempo?” Preguntó Shirley, observando a Leonis con malhumor.
“¿Hay algún problema?” Leonis enarcó una ceja.
“Oh, en absoluto. Sólo estaba pensando que es usted muy poco selectivo a la hora de crear sirvientes, Leonis-sama”. Shirley infló las mejillas y miró hacia otro lado, haciendo pucheros.
“Sakuya no es un sirviente, sino una aliada”. Corrigió Leonis. No había marcado a Sakuya con el sello de sirviente como había hecho con Lyseria. Más bien, Leonis se había limitado a recurrir a su fuerza como aliada.
“Hmmm. Ya veo. Así que la Reina Vampiro es especial en ese sentido”. Shirley replicó, con voz irritada.
“Bueno… Sí, supongo que sí”.
Leonis no le habría regalado el Vestido del Verdadero Ancestro si no fuera única entre sus sirvientes.
Shirley volvió a inflar las mejillas. “Hmph. Así que ella es especial… Ya veo…”
“¿Eso es todo respecto a tu informe?” Preguntó Leonis, mirando en dirección a la puerta que daba al vestuario donde estaba Lyseria.
“Sí, por el momento. Ah, hay una cosa más que necesito confirmar. ¿Vamos a seguir dejando que esa héroe elfo haga lo que quiera?”
“¿Mm? Oh, bueno…”
Arle Kirlesio. Al igual que Leonis, era discípula del Maestro Espadachín Shardark Shin Ignis. Se había infiltrado en la Manada de Lobos Demoníacos para asesinar al Rey Demonio Zol Vadis. Y ya que empuñaba la Crozax, una de las Arc Seven… las armas asesinas de Reyes Demonio creadas por los dioses… Leonis no podía permitirse el lujo de ser descuidado a su alrededor. Sin embargo, con su fuerza actual, no era una amenaza para Leonis.
Sin embargo, sentía curiosidad por ella. Leonis había intentado acceder a sus recuerdos usando hechicería, sólo para encontrarse con la presencia de otra persona.
Leonis creía que Arle había llegado a la era actual a través del Árbol Antiguo del Bosque Espiritual, pero parecía que otra facción estaba relacionada con su presencia aquí.
(Y la propia Arle desconoce ese hecho).
“Si me lo ordena, podría asesinarla”. Ofreció Shirley.
Leonis negó con la cabeza. “No es necesario. No la pierdas de vista. Por cierto, ¿cómo está Blackas?”
“Se está recuperando a buen ritmo y devorando las sombras”. Respondió Shirley.
Durante la batalla con Shardark, Leonis le había exigido demasiado a Blackas, así que el gran lobo estaba descansando en el Reino de las Sombras por el momento. Necesitaría consumir muchas sombras para recuperar toda su fuerza.
“Ya veo. Iré a visitarlo más tarde”.
“Mencionó que le gustaría comer algo de pescado para variar”. Añadió la sirvienta asesina.
“Entendido. Le pediré a Sakuya algo de pescado seco”. Leonis asintió. “Shirley, recuerda que, con Blackas fuera, eres mi único par de ojos ahí fuera. Necesitaré que trabajes más duro que nunca en la capital. Cuento contigo”.
“Puede contar conmigo, Leonis-sama” Shirley inclinó la cabeza respetuosamente. “Ya he empezado a reunir información sobre la capital”.
“Excelente. No esperaba menos de ti”.
“¡Mi objetivo principal ha sido investigar todas las dulcerías populares!” Shirley levantó los puños con entusiasmo y ojos brillantes.
“… No… esperaba menos de ti”. Repitió Leonis, mucho más desanimado esta vez.
De repente, se sintió inusualmente ansioso.
(Quizá debería plantearme traer a mi lado a esa unidad de inteligencia de la Orquídea Sakura, Murakumo).
“… ¿Leo-kun? ¿Estás hablando con alguien?”
La puerta del vestuario se abrió, y Lyseria salió, vistiendo su atuendo de entrenamiento.
“No”. El Rey No Muerto respondió con indiferencia, como si nada hubiera pasado. “Empecemos nuestro entrenamiento”.
Shirley ya había desaparecido en la sombra de Leonis.
(Esos mercenarios de la Orquídea Sakura… Finzel los contrató, ¿no?)
El Astral Garden… un Assault Garden virtual hecho de datos de mana. Elfine, que se materializaba en aquel espacio artificial bajo la forma de su avatar de ángel de alas negras, miró fijamente la barrera que tenía delante.
Si le apetecía, Elfine podía acceder a secretos militares con nada más que un terminal de la academia, pero los sistemas defensivos de la Compañía Phillet eran más firmes que los del gobierno.
(D Project… Mi investigación aún no ha dado con nada concreto).
Un experimento para transformar Espadas Sagradas en Espadas Demoníacas. Los militares habían abandonado la idea, sólo para que la Compañía Phillet la retomara. Los Espadachines Sagrados con Espadas Demoníacas desarrollaban trastornos mentales. Liat Guinness, capitán del Séptimo Pelotón, era un ejemplo. Había enloquecido y atacado a sus amigos con su Espada Demoníaca.
Peor aún, cuando su Espada Demoníaca se descontrolaba, Liat adoptaba una forma similar a la de un Void. Las Espadas Sagradas destinadas a combatir los Void estaban siendo contaminadas por el poder del vacío.
¿Por qué la Compañía Phillet seguía realizando experimentos tan peligrosos?
Elfine sólo había conseguido descubrir unos pocos datos sustanciales. Sabía que la unidad mercenaria de la Orquídea Sakura, conocida como la Reunión Kenki, estaba implicada en los experimentos del Proyecto Espada Demoníaca, y que su hermano mayor, Finzel Phillet, había contratado a dicho grupo.
Parecía poco probable que Finzel lo hubiera hecho por iniciativa propia. Una tarea de esta envergadura implicaba sin duda al jefe de la Compañía Phillet. El regreso del Séptimo Assault Garden a la capital fue, en cierto modo, un golpe de suerte para Elfine.
(Las cosas avanzan más rápido de lo esperado, pero de todos modos estaba en un punto muerto).
En cualquier caso, tenía que ajustar cuentas con sus dos hermanos mayores y su padre. Sin embargo, la noble casa del Conde Phillet era una compañía enorme. ¿Podría hacer frente a todo eso ella sola?
(No puedo confiar en Clauvia. Al menos no por ahora).
Y Elfine no podía involucrar a Lyseria y a las otras chicas en su batalla personal.
(¿Qué hago…?)
La chica se quedó de pie ante la barrera, perdida en sus angustiosos pensamientos. Tras un momento, el rostro de un chico apareció en su mente. No aparentaba más de diez años, pero Elfine comprendió que era inmensamente poderoso y que guardaba un gran secreto.
¿Estaría de su lado contra este amenazador adversario?
“¡¿Huuuh?! ¡¿P-Podemos entrar al Festival de la Danza de la Espada Sagrada?!” Exclamó Regina conmocionada.
Esa tarde, Lyseria había reunido a los miembros del Decimoctavo Pelotón en la sala de reuniones y les había transmitido lo que el presidente Oberth había dicho antes.
“Sí. Le dije que aplazaría la respuesta hasta que tuviera la oportunidad de discutirlo con ustedes. Así que, ¿qué les parece a todos la idea?” Los ojos de Lyseria se movieron entre sus compañeros de pelotón.
Leonis estaba sentado a su lado, comiendo una rosquilla.
“No deseo nada más”. Sakuya respondió inmediatamente. “Quiero demostrar a todo el mundo el estilo de espada de la Orquídea Sakura. Además, el premio monetario es tentador”.
Lyseria asintió, y su atención se desvió hacia Elfine.
“¿Qué hay de ti, Fine-senpai?”
“… Bueno”. Empezó Elfine, poniéndose una mano en la barbilla, pensativa. “Estoy de acuerdo en que sería un tremendo honor, pero… ¿estás segura de esto, Seria?”
“¿Yo…?” Lyseria parecía desconcertada por la preocupación de Elfine.
“Sí. El Senado quiere utilizarte como hija del Duque Christaria para levantar la moral, ¿verdad? Sin embargo, no sabemos qué saldrá de eso”.
Si los logros del Decimoctavo Pelotón en el Festival de la Danza de la Espada Sagrada no fueran satisfactorios, muchos despreciarían a sus miembros. Pero si causaban una buena impresión, podrían atraer una atención no deseada hacia Lyseria.
La chica en cuestión sacudió la cabeza. “Gracias, Fine-senpai, pero quiero participar en honor a mi padre y a los Caballeros de Christaria. Además, como he tardado tanto en despertar el poder de mi Espada Sagrada, no quiero otra cosa que inspirar esperanza a aquellos que no tienen los medios para luchar contra el Vacío”.
Ante la decidida afirmación de Lyseria, Elfine, Regina y Sakuya asintieron.
“… De acuerdo. Si te sientes preparada, entonces no tengo ningún problema en participar”.
“La seguiré a donde sea, Seria ojou-sama. Quiero decir, soy su sirvienta”. Dijo Regina encogiéndose de hombros.
“Gracias a todos”. Lyseria inclinó la cabeza. “Y ya que está decidido,
¡empezamos mañana un régimen de entrenamiento especial!” “¿R-Régimen de entrenamiento especial?” Regina repitió.
“Sí. No tenemos mucho tiempo hasta el Festival de la Danza de la Espada Sagrada. Tenemos que reunir datos sobre las unidades participantes y sus miembros, ¡y armar nuestro plan de entrenamiento de equipo en consecuencia!”
“La fecha para el festival de este año es… ¿después del día doce, creo?” Elfine consultó el calendario en su terminal.
“La práctica está bien, pero hasta que no se intercambie el horno de mana, las instalaciones principales de la Academia Excalibur estarán desconectadas, ¿verdad?” Señaló Regina.
Lyseria frunció el ceño. “Sí… Supongo que es cierto”.
El extenso campo de combate capaz de simular diferentes terrenos estaba inoperativo, lo que significaba que los enfrentamientos entre pelotones no eran posibles. Podían usar los terrenos exteriores, pero el uso de la Espada Sagrada debía mantenerse al mínimo, ya que las armas eran capaces de provocar destrucción a gran escala. Se podían hacer ejercicios básicos, pero los terrenos no eran adecuados para el entrenamiento práctico de combate.
En cuanto a otras instalaciones de la academia, otros pelotones ya se estaban peleando por el derecho a usarlas. La mayor parte del mejor equipamiento estaba relegado a los pelotones de élite de alto rango que participaban en el Festival de la Danza de la Espada Sagrada. Como participantes especiales, los miembros del Decimoctavo Pelotón tendrían dificultades para conseguir algo para ellos.
En otras palabras, era poco probable que pudieran entrenar lo suficiente antes del día del torneo.
“¿No podemos practicar en el bosque detrás del dormitorio?” Sakuya propuso.
“Lo siento, Sakuya, pero no creo que ninguna de nosotras pueda imitar tu loco régimen”. Replicó Regina.
Los métodos de Sakuya eran demasiado únicos como para que otras personas pudieran imitarlos.
(Y no podemos utilizar exactamente mi Reino de las Sombras como campo de entrenamiento). Reflexionó Leonis.
En voz baja, Elfine ofreció: “Yo podría ser capaz de conseguir un lugar para entrenar”.
“¿En serio, Fine-senpai?” Preguntó Lyseria, con los ojos muy abiertos por la sorpresa.
“Pero sería después de llegar a la capital. La Compañía Phillet tiene un campo de pruebas para ensayos de desarrollo de armas. No está al mismo nivel que las instalaciones de la Academia Excalibur, pero debería ser lo bastante espacioso para que practiquemos. Y no tendremos que preocuparnos por obtener permiso para usar nuestras Espadas Sagradas”.
“… ¿P-Podemos? Pero, Fine-senpai, tú…” Lyseria se interrumpió.
La relación de Elfine con su familia y la Compañía Phillet no era buena.
“Está bien”. Le aseguró Elfine, aunque su expresión parecía un poco preocupada. “No podré evitarlos en Camelot, así que será mejor que utilice mi posición como hija del jefe de la compañía por el bien del equipo, ¿no?” Sonrió pícaramente y luego añadió: “Ah, y reservaré habitaciones en un hotel de la Compañía Phillet cerca de los campos de entrenamiento”.
“¡¿Huh?! No podemos permitir que hagas todo eso por nosotros”. Respondió Lyseria, nerviosa.
Sin embargo, Elfine negó con la cabeza, insistiendo en que estaba bien, y empezó a dar golpecitos en su terminal.
“Hmm… Bueno, supongo que aceptaremos tu oferta… Gracias”. Con las mejillas todavía un poco sonrojadas, Lyseria movió la cabeza amablemente.
Elfine soltó una risita. “Esto parece un viaje de estudios. Es emocionante”.
(… ¿?)
Leonis percibió algo extraño en su expresión. Pero era tan sutil que no pudo deducir el significado.
“Así que aquí es donde te has estado escondiendo, Altiria”. “¡Ah, Chatres nee-sama!”
En un rincón de un vasto jardín, donde florecían hermosas flores, una niña estaba sentada en un pequeño banco. Una voz familiar apartó sus ojos de jade de su libro, y su cabello dorado, del color de una flor de estewartia, se agitó suavemente.
Tenía doce años y sus hermosas facciones aún conservaban las cualidades querúbicas de la juventud. Sin embargo, estaba claro que pronto maduraría y florecería.
Tres Casas Reales gobernaban el Imperio Humano Integrado, y de esas tres, el emperador había sido elegido de la Casa O’ltriese. Esta chica era la hija menor de la Casa O’ltriese… la cuarta princesa, Altiria Ray O’ltriese.
“¿Vuelves tan pronto?” Preguntó Altiria.
“Sí, necesito que afinen mi Espada Sagrada para el Festival de la Danza de la Espada Sagrada”.
La que le hablaba a la niña de igual a igual era su hermana mayor, Chatres Ray O’ltriese… la tercera princesa. Si la belleza de Altiria era la de un lirio blanco, entonces la de Chatres era la de una rosa. Su abundante cabellera dorada le llegaba hasta la cintura, e iba vestida con algo parecido a un uniforme militar y armada con un sable. A pesar de ser de la realeza, esta chica de diecisiete años era una Espadachina Sagrada que dirigía una unidad anti-Void en el frente.
“¿Ya te sientes mejor?” Preguntó Chatres.
“Sí, ya estoy mejor”. Contestó su hermana menor.
La hermana mayor sonrió. “Eso es bueno”. Chatres nunca se mostraría tan amable con sus subordinados.
Desde el incidente del secuestro del Hyperion en el Séptimo Assault Garden, Altiria no había gozado de buena salud. Sin embargo, parecía estar recuperándose bastante bien.
“Este año podré verte participar en el torneo, ¿verdad?” Preguntó Altiria entusiasmada.
“Sí, así que espéralo con ansias. Sólo espero que esta vez haya buena competencia…” Sin embargo, Chatres dudaba de que apareciera un rival así.
Conocida como la Princesa de la Espada de Sangre Plateada, Chatres Ray O’ltriese era la Espadachina Sagrada más fuerte.
“Oh, debería haberlo”. Respondió Altiria, sonriendo sugestivamente. “… ¿?” Chatres miró interrogante a su hermana.
“El Séptimo Assault Garden va a enviar una unidad de participación especial junto con sus representantes habituales”.
“¿Una participación especial?” Chatres frunció el ceño. “Es la primera vez que oigo algo así”. Imaginó que se trataba de una broma de su hermana menor.
Para Altiria, sin embargo, era cualquier cosa menos eso. Sabía quién la había rescatado en el Hyperion. Lo había visto en la cubierta del barco. Cuando aquella terrible bruja intentó llevársela, un niño de diez años había abatido al gigantesco Void.
No tardaría en llegar el Séptimo Assault Garden.
(Y entonces, seré capaz de verlo de nuevo).
Esta joven de doce años sintió palpitar su corazón.
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