Lord of Mysteries (NW)

Volumen 1

Capitulo 103: Hacer lo que Desea el Corazón

¿Reside en el 19 de la calle Howes?

Mientras memorizaba la información, Klein notó algo con agudeza.

Sí, Welch se quedó en la calle Howes. El Club de Adivinación está en la calle Howes. Este comerciante de telas llamado Sirius Arapis también vive en la calle Howes… Por lo que parece, tampoco es extraño que Welch conozca a Hanass Vincent. Incluso podrían haberse conocido a través de Sirius Arapis…

Klein sintió que finalmente había unido las pistas cuando todo parecía encajar.

Originalmente estaba confundido sobre cómo Welch habría conocido a Hanass Vincent, ya que este hijo de un banquero no estaba particularmente interesado en el misticismo. Para él, el dinero era más importante que las adivinaciones. Pero ahora, Klein sintió que tenía una idea de cómo se conocieron.

Según las descripciones de varias revistas, los residentes de clase media y rica visitarían con gusto a sus vecinos de la misma clase social para formar un círculo social que les sea beneficioso. Del mismo modo, Welch y el comerciante de telas, Sirius, tienen absolutamente la motivación y la oportunidad de hacerse amigos, ya que ambos vivían en las cercanías de Howes Street…

No es difícil entender cómo Sirius conoció a Hanass Vincent, quien asistía regularmente al Club de Adivinación en la calle Howes. Quizás fue una reunión por coincidencia, o quizás Hanass lo había ayudado antes. Independientemente, esto hizo posible que los dos, que frecuentemente se encontraban dentro de la misma área, se acercaran más el uno al otro…

Hanass Vincent quería vender sus libros antiguos y, por lo tanto, Sirius le presentó a Welch, quien era estudiante del departamento de Historia…

En el sueño de Hanass, estaba la figura del presunto dios malvado, el ‘Verdadero Creador’. También conocía el formato de encantamiento adecuado. Esto prueba que estaba muy metido en el reino del misticismo. No se puede descartar la posibilidad de que incluso haya sido miembro de alguna organización secreta.

No puedo descartar la posibilidad de que se uniera a alguna organización secreta bajo la influencia de Sirius.

…

Hilando sus ideas, Klein podía decir que la información que el hombre había dejado atrás tenía un cierto nivel de credibilidad sin siquiera usar métodos de adivinación.

Incluso si no se llama Sirius Arapis, ni trabaja como comerciante de telas, y no vive en el 19 de la calle Howes, definitivamente reside en la calle Howes o, al menos, en algún lugar cercano.

Mientras estas ideas pasaban por su mente, Klein vio los registros de préstamo una vez más.

La última vez que vino a la biblioteca de Deweyville fue el sábado pasado, un día antes de la fiesta de cumpleaños de Selena, que también fue un día antes de la muerte de Hanass Vincent. Ya han pasado varios días desde entonces, pero no ha devuelto las revistas que tomó prestadas.

Según registros anteriores, si solo tomaba prestados dos números, generalmente los devolvía al día siguiente.

¿Podría esto significar que sabe de la muerte de Hanass y está tan asustado que ya no se atreve a volver a la Biblioteca de Deweyville?

Comenzó tomando prestados varios libros y revistas de historia no relacionados hasta que redujo su búsqueda a lo que necesitaba, que es justo lo que yo estaba investigando…

Eso significa que no había nadie que le enseñara. No había ningún profesor asociado senior del departamento de historia de una universidad. Lo hizo completamente a través de prueba y error.

¿Qué haría un objetivo conmocionado? Dos opciones. Uno, si tuviera toda la información necesaria, se dirigiría directamente al pico principal de la cordillera de Hornacis. Dos, si todavía le falta información, se mantendría oculto y observaría la situación. Solo se mostraría de nuevo si estuviera seguro de que la muerte de Hanass no lo implicaría.

Habiendo llegado a esta conclusión, Klein cerró los registros de préstamos y los devolvió a los bibliotecarios. Luego sacó el retrato y preguntó si alguien había visto al hombre. Desafortunadamente, muchas personas venían a pedir prestados libros todos los días y los bibliotecarios no tenían ninguna impresión de la persona.

“Está bien, gracias por su tiempo”. Klein guardó sus documentos de identificación y su placa.

No tenía intención de continuar la investigación solo. Eso no solo era peligroso, sino también problemático. Planeaba dirigirse a la calle Zouteland una vez más y entregar el caso al Capitán y sus compañeros de equipo. Luego planeó irse a casa y preparar su sopa de rabo de buey con tomate para sus hermanos antes de dirigirse al mundo sobre la niebla gris para adivinar el paradero y la condición del objetivo.

“Oficial, ¿hay algo más?” preguntó un bibliotecario con sinceridad mientras exhalaba un suspiro de alivio.

Klein asintió levemente y preguntó: “No, volveré si hay nuevas pistas”.

Sostuvo su bastón negro con la mano izquierda y se dirigió a la puerta.

En ese momento, vio a un hombre entrar en la biblioteca con la cabeza gacha. Estaba vestido con un abrigo cruzado, con los cuellos erguidos.

Cuando pasaron uno junto al otro, Klein captó una mirada de sus cejas gruesas y desordenadas, ¡y su par de ojos azul grisáceos!

¡Esas eran cosas que la ropa de cuello alto no podía ocultar!

¿Sirius? ¿Sirius Arapis? ¿Una coincidencia? Klein se congeló. ¡No esperaba encontrarse con su objetivo aquí!

¡Qué clase de suerte es esta!

¿No es demasiada coincidencia?

Evaluó su condición física y sintió sus músculos adoloridos. Teniendo eso en cuenta, actuó como si nada hubiera pasado y siguió caminando hacia la puerta.

¡Pues hay que seguir lo que nos dice el corazón! ¡La seguridad importa!

¡No importa si perdí esta oportunidad mientras Sirius todavía esté en Tingen!

En ese momento, el hombre de la chaqueta cruzada llegó ante el mostrador y estaba entregando los diarios a uno de los bibliotecarios.

“Es un regreso”, dijo con un tono suave y apagado.

El bibliotecario recibió los diarios causalmente y cuando los vio, de repente se congeló.

Subconscientemente miró hacia arriba y de manera diferente mientras su cuerpo no podía evitar temblar.

“¿Hay algún problema?” preguntó el hombre con voz profunda.

Su pregunta pareció una chispa que encendió una mecha, haciendo que el bibliotecario perdiera instantáneamente el control de sí mismo. Corrió hacia un lado y gritó:

“¡Oficial!”

“¡El criminal está aquí!”

En ese momento, Klein, que no había salido del edificio, maldijo con locura en su corazón.

Instintivamente buscó su funda con la mano derecha y sacó su revólver.

El hombre se congeló por un momento antes de girar y comenzar a correr.

Pero no se dirigió a la puerta. En cambio, escapó en dirección a la ventana a un lado de la biblioteca, como si quisiera romper el vidrio y saltar a la calle.

Klein, que estaba nervioso, giró la cabeza para ver la escena mientras sentía una calma repentina.

¡Se dio cuenta de que aunque le tenía miedo al objetivo, su objetivo le tenía más miedo a él!

El hombre debe ser incapaz de determinar mis habilidades en una reunión tan abrupta. ¡No tiene claro en qué soy experto, por lo que instintivamente evitará una confrontación directa y buscará otras formas de escapar! Confiado en su análisis, Klein levantó su revólver y apretó el gatillo.

En ese momento, el hombre del abrigo cruzado rodó bruscamente por el suelo en un intento de esquivar la bala.

Siguiendo con eso, presionó el suelo con su mano derecha y se impulsó en el aire hacia la ventana del mirador.

*¡Click!* El primer tiro de Klein era una salva.

Pero eso era algo que había esperado. Aprovechó la incapacidad de Sirius para esquivar mientras estaba en el aire para apuntar a su torso y apretó el gatillo.

*¡Bang!*

La bala plateada de cazador de demonios rasgagó el aire y penetró directamente a través de la espalda de Sirius.

*¡Crash!* El vidrio se hizo añicos y Sirius salió volando por la ventana, dejando gotas de sangre en los fragmentos de vidrio cristalino y el alféizar de la ventana.

Klein ya no tenía miedo ahora que el objetivo estaba herido. Corrió y saltó por la ventana con la ayuda de una silla.

Esta era el área que bordeaba la parte posterior de la planta baja de la Biblioteca Deweyville. Una fila de árboles aisló un exuberante campo verde.

El herido Sirius corría hacia un lado, en un intento de entrar en un pequeño callejón entre dos edificios. Al no haber practicado disparar a objetivos en movimiento, Klein no se atrevió a disparar a ciegas. Solo podía llevar su bastón en una mano y su arma en la otra mientras perseguía al hombre de abrigo negro.

*¡Tap! ¡Tap! ¡Tap!*

Siguió el rastro de sangre en el suelo y trató de cerrar la distancia.

A punto de ser arrinconado, la velocidad del lesionado Sirius se hizo cada vez más lenta. Klein, que había estado esperando la oportunidad de capturarlo, de repente sintió un poco de miedo. Sintió como si el hombre frente a él no fuera humano, sino un lobo o un tigre, una bestia que albergaba peligro.

¡Este fue un instinto que tenía como Vidente, y también una advertencia que le dio su espiritualidad!

Klein inmediatamente disminuyó la velocidad, sus ojos escaneando la sangre en el suelo.

¡Comparada con la sangre que había visto antes, la sangre de Sirius ahora era negra!

En ese momento, un viento violento lo abrumó. El rostro de Sirius se reflejó en los ojos de Klein.

Cejas gruesas y desordenadas. Ojos azul grisáceo. Múltiples protuberancias sobresaliendo. Una boca abierta con dos filas de dientes blancos.

¡Sirius estaba lanzando un contraataque!

Esto hizo que el rostro reflejado en los ojos de Klein fuera más visible. ¡Incluso podía oler un hedor particularmente desagradable!

Sirius saltó una distancia de siete u ocho metros, mucho más de lo que cualquier ser humano normal podría saltar. Pero como Klein había dejado de perseguirlo justo a tiempo, todavía había una distancia de casi diez metros entre ellos.

Cuando la distancia se redujo a dos metros, la saliva pegajosa causada por la baba y las repugnantes verrugas densas formaron una escena espeluznante que hizo que los nervios de Klein se tensaran.

Sin pensarlo, aprovechó la oportunidad de la inmovilidad temporal causada por el salto de Sirius para levantar su mano derecha. Disparó sin parar, permitiendo que las balas cayeran sobre la cabeza del objetivo.

*¡Bang! ¡Bang! ¡Bang! ¡Bang!*

Disparar desde una distancia tan cercana permitió que las balas de plata perforaran la cabeza de Sirius. La sangre salpicó por todas partes mientras el rostro de sirius se deformaba rápidamente, hasta que su cuerpo se tambaleó hacia atrás.

Klein había vaciado las balas de su revólver en un instante. Subconscientemente quería retroceder unos pasos para confirmar los resultados de la batalla.

Pero en ese momento, Sirius le dio a Klein el susto de su vida al hacer todo lo posible por enderezarse. Klein levantó abruptamente el bastón en su mano izquierda.

*¡Pa!* El robusto bastón negro con incrustaciones de plata golpeó el cuello de Sirius, dejando una marca.

*¡Pa! ¡Pa! ¡Pa!*

Klein actuó por instinto, lanzando una lluvia de golpes sobre su oponente hasta que Sirius se derrumbó tropezando en el suelo.

*¡Huff! ¡Puff! ¡Huff!* Klein se apoyó en su bastón y respiró hondo. Sus ojos estaban fijos en su objetivo, temiendo que Sirius volviera a la vida de repente.

En ese momento, la cabeza de Sirius básicamente se había convertido en pulpa, y las protuberancias se movían y reducían gradualmente. Su cuerpo dejó de moverse después de algunas convulsiones.

Klein no tenía prisa por examinar el cadáver. En cambio, arrojó su bastón a un lado y sacó las balas de caza de demonios que tenía sobre él y recargó su revólver.

Después de hacer esto, se recompuso y luchó contra su disgusto, arrodillándose para buscar en los bolsillos del abrigo cruzado de Sirius.