Lord of Mysteries (NW)

Volumen 1

Capitulo 97: Profesor de Combate

A las dos de la tarde, en el exterior de un sencillo edificio de dos plantas en mal estado a las afueras del distrito Norte.

Klein, que vestía su uniforme de inspector de prueba, miró el jardín lleno de maleza y las enredaderas que trepaban por las paredes. Volvió la cabeza, sorprendido.

“¿Mi instructor de combate vive aquí?”

¿No debería ser excepcional un artista de combate que fue seleccionado por los Halcones Nocturnos…?

Leonard Mitchell, quien había guiado a Klein allí, se rió y dijo: “No subestimes al Sr. Gawain por los alrededores de su residencia. Aunque nunca se le otorgó un título aristocrático, en su día fue un verdadero caballero”.

Habiendo dicho eso, el poético Halcón Nocturno, que vestía una camisa blanca, pantalones negros y botas de cuero sin botones, de repente se sintió melancólico.

“Estuvo activo durante la era menguante de los caballeros. Los guerreros que vestían sus armaduras atravesarían las filas enemigas a pesar de los disparos y los cañonazos, destruyendo a sus enemigos y redefiniendo las líneas de batalla. Pero, por desgracia, se encontraron rápidamente con la invención de las pistolas de vapor de alta presión y las ametralladoras de seis cañones. A partir de entonces, los caballeros tuvieron que retirarse gradualmente.”

“El Señor Gawain corrió la misma suerte. Hace más de veinte años, la Orden de Caballería de los Caballeros de Awwa se enfrentó al armamento más avanzado del ejército de la República Intis… um, cada vez que recuerdo eso, parece que estoy tocando los montones de polvo de la historia. El poeta que hay en mí se remueve al pensar en este destino irreversible y predestinado, pero, ¡ay!, no sé cómo componer el poema.”

…Entonces, ¿cuál es el punto de decir tanto? Klein actuó sin darse cuenta del autodesprecio de Leonard y dio una sugerencia seria: “Mi compañero de universidad me dijo una vez que componer poemas requiere un cierto grado de talento. Es mejor que empieces leyendo la Antología de Poemas Clásicos del Reino Loen.”

El estado de ánimo de Leonard cambió por capricho. Respondió con un tono alegre: “Compré ese libro hace mucho tiempo, así como otros títulos, como los Poemas seleccionados del Emperador Roselle. Trabajaré duro para convertirme en un verdadero Poeta de Medianoche, señor Vidente.”

¿Está insinuando el… método de actuación? Klein respondió, como si no pudiera entenderlo: “Todavía necesitarías libros de gramática”.

“Muy bien, entremos”. Leonard extendió su mano y empujó las puertas metálicas medio cerradas. Los dos siguieron el camino hacia la casa.

Todavía estaban lejos de la casa cuando Klein vio a un hombre alto que salía de detrás de la puerta principal.

Tenía el pelo rubio y corto, sus cejas ya cubiertas de canas. Sus rasgos faciales parecían haber sido devastados por la edad, sus arrugas estaban grabadas profundamente en su rostro.

“¿Qué están haciendo aquí?” preguntó el anciano con voz profunda.

“Señor Gawain, según su contrato con el departamento de policía, este inspector en período de prueba aprenderá el arte del combate bajo su guía”, explicó Leonard con una sonrisa.

“¿Combate? No hay necesidad de estudiar combate en esta Era”. Gawain miró a Klein con ojos turbios y dijo con voz muerta: “Debería aprender a sacar su arma y disparar. Debe dominar el armamento más avanzado.”

¿Fue este el trauma psicológico causado por las ametralladoras de seis cañones y las pistolas de vapor de alta presión? Klein no dio una respuesta imprudente; en cambio, sonrió y miró a Leonard.

“El arte del combate sigue siendo una habilidad que un policía debe dominar. La mayoría de los criminales a los que nos enfrentamos no son aquellos que deben ser ejecutados en el acto. Algunos puede que ni siquiera tengan armas. En ese caso, tenemos que confiar en las técnicas de combate”, dijo Leonard, obviamente preparado para la situación.

Con una expresión sombría, Gawain se quedó en silencio durante más de diez segundos antes de decir: “Da un puñetazo”.

Estaba hablando con Klein.

Klein, que no sostenía su bastón, recordó los combates de boxeo que había visto en su vida anterior. Levantó el brazo y lo tiró hacia adelante.

Los labios de Gawain se torcieron imperceptiblemente. Pensó por un momento y dijo: “Patea”.

Inclinándose ligeramente hacia un lado y girando las caderas, Klein tensó los músculos de los muslos y pateó hacia adelante con el pie derecho.

*Tos..*  Gawain se tapó la boca y se aclaró la garganta. Miró a Leonard y dijo: “Cumpliré mi contrato. Pero según su base, necesita venir aquí cuatro veces a la semana, tres horas cada vez, durante el primer mes”.

“Usted es el experto en combate. Usted decide.” Leonard asintió sin dudarlo. Sonrió y le dijo a Klein: “Nos vemos en la cena”.

Después de que Leonard salió por las puertas metálicas, Klein preguntó con curiosidad: “Instructor, ¿cómo debo comenzar a practicar? ¿Golpes o juego de pies?”

Como guerrero calificado del teclado, entendió la importancia del trabajo de pies en un  combate.

Gawain se quedó en jarras mientras sacudía la cabeza lentemente.

“Lo que usted necesita ahora es entrenamiento de fuerza.”

“¿Ve esas? Son dos mancuernas de acero. Ellas serán sus mejores amigas hoy.”

“Aparte de eso, tiene que practicar sentadillas, correr y saltar la cuerda. Tomemos esos una serie a la vez”.

Mientras Klein todavía estaba aturdido, Gawain de repente levantó la voz y dijo con severidad: “¿Entendido?”

“¡Sí señor!” En ese momento, Klein sintió como si hubiera regresado al entrenamiento militar y se enfrentara a un instructor inhumano.

“Cambie su ropa. Hay un juego de ropa de entrenamiento de caballero en el sofá. Gawain suspiró de repente. Se dio la vuelta y caminó hacia las mancuernas de acero negro.

***

Seis de la tarde, en una mesa del rincón del Restaurante Old Will ‘s.

Aparte de Frye, que custodiaba la puerta de Chanis, todos los miembros de la Compañía de Seguridad Blackthorn estaban presentes. Había seis Halcones Nocturnos y cinco empleados civiles.

Un mantel blanco estaba colocado sobre la mesa larga. Los camareros llevaron platos de comida y los dividieron en porciones antes de servirlos a cada invitado individual.

Klein vio filetes empapados en salsa de pimienta negra. Vio tocino, salchichas combinadas con puré de papas, pudines de huevo, espárragos y quesos especiales. Incluso vio champán de color rosa. Sin embargo, no tenía apetito. El entrenamiento de la tarde casi lo había hecho vomitar.

Al notar al pálido Halcón Nocturno de ojos turbios, Dunn levantó la copa de vino tinto que tenía delante y se echó a reír.

“Demos la bienvenida a nuestro nuevo miembro oficial, Klein Moretti, ¡salud!”

La fría e introvertida dama de cabello negro, Royale Reideen, el Insomne Kenley White, el descuidado Leonard Mitchell, así como la poeta de medianoche de cabello blanco y ojos negros Seeka Tron levantaron sus copas y miraron al nuevo miembro de su equipo.

Klein luchó contra la incomodidad del entrenamiento y levantó su copa de champán ámbar. Se puso de pie y dijo: “Gracias”.

Hizo chocar las copas con cada Halcón Nocturno, inclinó la cabeza hacia atrás y terminó la pequeña cantidad de champán.

“¿Nuestra señorita autora no va a decir algo en esta ocasión?” Dunn sonrió mientras miraba a Seeka Tron.

Seeka Tron era una mujer de unos treinta años. Tenía una apariencia promedio, pero tenía un comportamiento excepcional, tranquilo y sereno. Junto con sus pocos mechones de cabello canoso, le añadía un encanto único.

Klein había escuchado al Viejo Neil mencionar que esta Poeta de Medianoche había aceptado un trabajo secundario como autora y había intentado enviar sus obras a periódicos y revistas. Desafortunadamente, solo unos pocos periódicos pequeños los habían aceptado.

Seeka sonrió y miró a Dunn.

“Para hacer realidad el término ‘Señorita Autora’, Capitán, creo que debería darme algunos fondos para autopublicar mi trabajo”.

Dunn se rió.

“Deberías aprender del viejo Neil y darme una razón más adecuada”.

“¡Estoy muy impresionada con el Sr. Neil en ese aspecto!” Rozanne hizo eco entre bocados de cordero asado.

En medio de la charla y las risas, Leonard miró a Klein y dijo con una sonrisa: “¿Estás tan cansado que no tienes apetito para comer?”.

“Sí.” Klein suspiró.

“Si aún no has tocado tu comida, puedo ayudarte”. Leonard actuó como si no quisiera desperdiciar comida.

A Klein no le importó. Él asintió y dijo: “Eso no sería un problema”.

Y con eso, Leonard y el resto comieron una buena porción de la comida que tenía delante.

Casi al final de la cena, los camareros sirvieron platos de budín de carne y helado.

Klein probó el helado y lo encontró frío y dulce. Fue particularmente apetecible.

Antes de que se diera cuenta, había terminado el helado rociado con una salsa de arándanos.

Y como resultado de esto, comenzó a sentir la punzada del hambre. Era un hambre que exigía recargar la comida que llegaba después de un intenso esfuerzo.

Tragando saliva, Klein miró hacia el frente, solo para ver que todos los platos estaban vacíos. No hubo sobras.

“Terminemos la cena aquí y hagamos un último brindis por Klein”, sugirió Dunn.

Antes de terminar su oración, Klein preguntó: “Capitán, ¿puedo pedir otro plato de comida?”

El grupo se quedó en silencio después de escuchar tal pedido, solo para estallar en risas momentos después.

“Jaja, finalmente te has recuperado. No hay problema, pide dos platos si quieres.” Dunn negó con la cabeza y se rió.

Mientras esperaba pacientemente una cantidad de tiempo insoportable, Klein escuchó gruñir a su estómago.

Finalmente, le sirvieron un bistec a la pimienta negra recién preparado.

Su tenedor y cuchillo bailaron cuando Klein terminó el bistec medio hecho en noventa segundos, las lágrimas casi caían de sus ojos. Los jugos de la carne y la fragancia de la salsa permanecieron en su boca.

Algún tiempo después, Klein dejó escapar un suspiro de satisfacción mientras miraba su plato vacío. Dejó el cuchillo y el tenedor y bebió un sorbo de champán.

“Camarero, la cuenta por favor.” Dunn se dio la vuelta y llamó al camarero.

El camarero fue al mostrador y volvió con la cuenta. Dio un desglose completo,

“Cinco botellas de champán Desi, cada botella de doce soli y tres peniques, una copa pequeña de vino tinto de Southville por diez peniques… Cada filete de res a la pimienta negra es un soli dos peniques… Cada porción de budín de res cuesta seis peniques, las porciones de helado serían un sol cada una… El total sería de cinco libras, nueve soles y seis peniques”.

¿Cinco libras, nueve soles y seis peniques? ¡Eso es casi mi salario semanal! ¡Un restaurante es mucho más caro que comer en casa! Klein chasqueó la lengua al escuchar eso. Se sintió afortunado de que el Capitán hubiera dicho que no necesitaba pagar de su propio bolsillo. ¡Tenían algo de dinero para gastos menores de las ganancias de bonificación!

Calculó el costo cuidadosamente y notó que la porción más cara de la comida era el alcohol. ¡Cinco botellas de champán habían costado más de tres libras!

Esto no es diferente de la Tierra…  Klein se frotó el estómago en secreto y se obligó a tragar lo último de su champán.

…

A la mañana siguiente, Klein se sintió hinchado. Trató de levantarse de la cama en su estupor soñoliento.

Justo cuando ejercía fuerza, sus músculos doloridos lo despertaron instantáneamente. Sintió como si su cuerpo no estuviera bajo su control.

“Qué sentimiento tan familiar… Es lo mismo que ese día después de que nos castigaran con saltos de rana en el servicio militar. Hoy es un día de descanso, pero todavía tengo que visitar a mi mentor y ver si puedo tomar prestada la monografía sobre el pico principal de Hornacis de la biblioteca de la Universidad…” Los labios de Klein se torcieron mientras salía con algo de esfuerzo. .

Quería hacer una mueca con cada paso.

“Klein, ¿qué te pasó?” Melissa, que acababa de salir del baño, evaluó a su hermano sospechosamente por su extraña postura y su lento movimiento.